Acordes de séptima. Acordes en movimiento o notas de color

 Hace poco hablamos del acorde de 7ª de dominante. Pero no es el único tipo de acorde con séptima que podemos generar a partir de los acordes que surgen de las siete notas de la escala mayor.
Vimos también anteriormente los intervalos y comprobamos que existían principalmente dos tipos de séptimas: Las mayores y las menores. La combinación de estos dos tipos de séptimas unido a la modalidad de los acordes simples triada (de tres sonidos) mayores y menores darán lugar a cuatro tipos de acordes de 7ª diferentes. Veamos los acordes que se forman sobre cada una de las notas de la escala mayor:


El I es mayor séptima, el II menor séptima, el III también menor séptima, el IV mayor séptima, el V séptima de dominante, el VI menor séptima y el VII menor séptima con la quinta disminuida (este último suele ser considerado un acorde de novena con la fundamental omitida).

Como se observa las diferencias se encuentran ntre los intervalos de tercera (M o m) y de septima (también M o m), el intervalo de quinta, salvo en el VII que es disminuido, es el mismo, el de una quinta justa.

La séptima es una disonancia ya que genera una fricción entre dos sonidos consecutivos.
En la escritura musical tradicional, la séptima que al principio no era más que un intervalo contrapuntistico que se formaba verticalmente (acorde) por el movimiento horizontal (melodía) de las voces más o menos independientes, estaba sujeta a unas estrictas normas de preparación y resolución que compensaban la tensión que generaban al producirse.
Las principales normas eran que estas notas descendieran por movimiento conjunto en el siguiente acorde (o ascendiera si la séptima era la nota sensible) o fueran absorbidas por este último. En cuanto a la preparación consistia en que la séptima fuera escuchada en el acorde anterior y prolongada sobre el acorde que la convertía en nota séptima.
Preparación de la séptima


Resolución de la Séptima
En la práctica actual el oído esta acostumbrado a todo tipo de resoluciones por lo que existe una libertad completa al respecto. En todo caso recurrimos a la resolución tradicional si buscamos una sonoridad estilistica concreta o a un mayor control de la disonancia desde el punto de vista horizontal.

Desde hace más de un siglo las séptimas en muchos casos, al igual que otras disonancias, son incorporadas a los acordes para “colorealos”, darles una sonoridad especial y no necesariamente como un elemento melódico. Por lo que una resolución especial, de tipo melódico, no resulta tan recurrente.

Las séptimas pueden utilizarse libremente como notas de “adorno” en nuestros acordes o dotarlas de un movimiento melódico y por consiguiente ser más influyentes en la transición entre acordes. Para muchos oidos resultara casi imposible abstraerse, si no se hace un esfuerzo, de ese movimiento horizontal ya que la música no es un arte estático y esto resulta importante tenerlo en cuenta al hacer uso de ellas. En todo caso el carácter resolutivo de las disonancias puede ser explicito o sutil dependiendo del contexto y arquitectura de la obra. De nosotros depende hacer un uso u otro del lenguaje, y de él dependerá el carácter que cobre nuestra música.



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