Métodos para componer canciones: una forma diferente

componer-cancionesComponer canciones no es para nada una tarea fácil.

No todo es tener una buena técnica, conocer mucha teoría musical e incluso tener buen oído.

Aunque tengas todo esto y aptitudes naturales para la música, los grandes artistas nos lo demuestran día a día: triunfar se compone de un 10% de talento y un 90% de esfuerzo.

Por otra parte, también podemos esforzarnos muchísimo en algo y no obtener los resultados que queremos, ya que esos esfuerzos no están dirigidos.

Esto también se puede aplicar cuando quieres componer una canción ya que, aunque la música es arte, tiene su buena parte de orden y disciplina, y gracias a esto podemos aprovecharnos de los métodos de trabajo que existen en otros campos como el cine o la informática.

En una serie de dos artículos te voy a explicar algunos de los métodos que he aprendido de grandes profesionales para que los puedas añadir a tu caja de herramientas.

Cómo componer una canción con la teoría de la montaña rusa

Voy a ser sincero: no recuerdo cuándo fue la primera vez que conocí esta teoría, pero sí recuerdo que me gustó un montón y creo que es muy buena.

Recuerdo la primera vez que me subí al Dragon Khan.

Lo primero que me viene a la mente era la larga espera en la cola para entrar.

Era pleno verano y hacía calor, tenía bastante sed pero no quería dejar la cola para poder subir a la atracción.

Podrás imaginarte lo que me costó aguantar ahí… pasó una hora, dos horas, … y al fin pude subirme después de esperar tres horas.

Me siento en una vagoneta, se ajustan los cierres de seguridad y empieza la fiesta.

Durante los primeros segundos es como un paseíto en barca: el cacharro arranca tranquilamente, empezamos a movernos sobre una vía más bien llana, pero justo al momento ves que se acerca una subida muy pronunciada, y a los dos segundos de verla ya la estás subiendo, sin posibilidad de volver atrás.

En ese momento te empiezas a imaginar la que te viene encima y la adrenalina va subiendo.

Llegas a la cima de la subida y ves la increíble bajada que tienes delante tuyo.

El miedo ahí es bastante fuerte, y para aumentarlo paran los vagones unos segundos más de los que serían necesarios, hasta que no puedes más y… BLAM, los vagones quedan libres y empiezas a caer a mucha velocidad, cada vez mayor.

Empiezas a sufrir loopings y rizos bastante salvajes durante unos segundos para justo al momento encontrarte en una recta tranquila… tranquila en comparación de lo que acabas de pasar.

Te tranquilizas durante unos segundos y ya ves la que te viene a pocos metros ( en estos momentos es probable que empieces a llamar a tu madre ), y empieza de nuevo la chicha con más piruetas y velocidades, por no decir la cantidad de metros de altura a la que te encuentras.

Seguro que te has dado cuenta del patrón: paz extrema, ajetreo, un poco de paz para relajarte un segundo, ajetreo extremo, más tranquilidad pero con ganas de volver a sentir ese miedo, etc.

Lo que están haciendo es generarte emociones muy fuertes y muy dispares, de forma que te descoloquen y te quedes con ganas de más ( me parece que me subí tres veces seguidas después de esa primera… )

La idea de todo esto es extrapolarlo a la hora de componer una canción.

Lo que quieres es que el oyente no se aburra ni un segundo.

Con la cantidad de música que tenemos a tan sólo unos pocos clicks de distancia necesitas capturar la atención del oyente y conseguir mantenerla, porque si no lo vas a perder.

Utiliza este concepto para componer una canción, la próxima que hagas.

Empieza de forma tranquila pero interesante, ves subiendo la intensidad, relaja un poco para no saturar al oyente pero vuelve a darle fuerza al tema, y así hasta el final.

Esta teoría se utiliza mucho en el cine y en videojuegos.

¿Por qué no podemos aprovecharla para la música?

Ingeniería del software aplicada: componer una canción iterando

Iterar es un concepto que tiene origen en la ingeniería del software, popularmente conocida como programación.

Sigue conmigo, que te prometo que esto tiene sentido para componer una canción.

Sé por experiencia propia que componer puede ser difícil porque siempre quieres hacerlo perfecto, quieres crear la mejor canción que el mundo haya escuchado.

A mi modo de ver es un objetivo buenísimo, pero hay que saber no dejarse atrapar por la propia trampa que ello supone: la parálisis del análisis ( en inglés hay más información acerca de esto ).

La parálisis del análisis también viene de la ingeniería del software, y resumiendo se refiere a que no puedes pasarte toda la vida pensando en hacer algo de forma perfecta, porque nunca vas a encontrar esa fórmula mágica.

Lo peor es que aunque creas que la has encontrado, lo que tienes en la cabeza puede ser muy diferente a cómo suena en realidad.

Al componer una canción pasa exactamente lo mismo.

Puede ser que hayas hecho la introducción a lo largo de 2 meses y estés contentísimo, pero al continuar ves que no sabes cómo por la complejidad de la introducción, o porque no te parece lo suficiente bueno.

Incluso puede que la continuación te guste más que la introducción y ahora quieras cambiarla.

Y ahora volvemos al principio de este tema, donde todo cobra sentido.

La clave está en iterar.

Esto no es más que, en vez de quedarte paralizado mientras intentas encontrar el Santo Grial, lo que debes hacer es empezar a mover el culo y a convertir tu idea inicial en una canción, por sencillo o malo que te parezca.

Compón toda la canción de principio a fin aunque no estés contento del todo con lo que hayas hecho.

Una vez tengas ese primer boceto, itera sobre la canción, es decir, vuelve a repasar toda la canción mejorando cada parte de ésta como creas conveniente.

Puede parecer obvio, pero casi nadie lo hace ( antes de conocer este método yo también pecaba de ello ).

Esta forma de trabajar te da una perspectiva totalmente diferente cada vez que haces una iteración, porque tienes la canción como referencia al completo.

Ya no son piezas sueltas que intentas encajar con calzador para componer una canción, si no que trabajas con ella como una entidad, como un todo, lo cual le da mucha más coherencia.

¿Te ha parecido útil esta nueva forma de ver la composición? ¡Eso espero! Si te ha gustado, ¡compártelo! Y no te pierdas la segunda parte :)

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