Vive la música

El pasado 30 de mayo los alumnos y alumnas de 4º participamos en la jornada musical “Vive la música” que se desarrolló en el Palacio de la Audiencia de Soria. En él, varios colegios de la provincia nos reunimos e hicimos un homenaje a la música de los años 80.
El grupo elegido fue Tequila. Interpretamos su canción “Salta” con percusión corporal.

Enhorabuena chicos y chicas, lo hicisteis fenomenal, el esfuerzo durante los ensayos tuvo su recompensa. Disfrutasteis en el escenario y lo supisteis transmitir a vuestro público. 👏👏👏


Vive la música

El pasado 30 de mayo los alumnos y alumnas de 4º participamos en la jornada musical “Vive la música” que se desarrolló en el Palacio de la Audiencia de Soria. En él, varios colegios de la provincia nos reunimos e hicimos un homenaje a la música de los años 80.
El grupo elegido fue Tequila. Interpretamos su canción “Salta” con percusión corporal.

Enhorabuena chicos y chicas, lo hicisteis fenomenal, el esfuerzo durante los ensayos tuvo su recompensa. Disfrutasteis en el escenario y lo supisteis transmitir a vuestro público. 👏👏👏


De María Zambrano

Antes de la ocultación
     Comencé a cantar entre dientes por obedecer en la oscuridad absoluta que no había hasta entonces conocido, la vieja canción del agua todavía no nacida, confundida con el gemido de la que nace; el gemido de la madre que da a luz una y otra vez para acabar de nacer ella misma, entremezclado con el vagido de lo que nace, la vida parturiente. Me sentí acunada por este lloro que era también canto tan de lejos y en mí, porque nunca nada era mío del todo. ¿No tendría yo dueño tampoco?
     La música no tiene dueño, pues los que van a ella no la poseen nunca. Han sido por ella primero poseídos, después iniciados. Yo no sabía que una persona pudiera ser así, al modo de la música, que posee porque penetra mientras se desprende de su fuente, también en una herida. Se abre la música sólo en algunos lugares inesperadamente, cuando errante el alma sola, se siente desfallecer sin dueño. En esta soledad nadie aparece, nadie aparecía cuando me asenté en mi soledad última; el amado sin nombre siquiera. Alguien me había enamorado allá en la noche, en una noche sola, en una única noche hasta el alba. Nunca más apareció. Ya nadie más pudo encontrarme.



Zambrano, M.: Diotima de Mantinea en 
Hacia un saber sobre el alma, Madrid, 

Ed. Alianza, 1989, p. 196





De María Zambrano

Antes de la ocultación
     Comencé a cantar entre dientes por obedecer en la oscuridad absoluta que no había hasta entonces conocido, la vieja canción del agua todavía no nacida, confundida con el gemido de la que nace; el gemido de la madre que da a luz una y otra vez para acabar de nacer ella misma, entremezclado con el vagido de lo que nace, la vida parturiente. Me sentí acunada por este lloro que era también canto tan de lejos y en mí, porque nunca nada era mío del todo. ¿No tendría yo dueño tampoco?
     La música no tiene dueño, pues los que van a ella no la poseen nunca. Han sido por ella primero poseídos, después iniciados. Yo no sabía que una persona pudiera ser así, al modo de la música, que posee porque penetra mientras se desprende de su fuente, también en una herida. Se abre la música sólo en algunos lugares inesperadamente, cuando errante el alma sola, se siente desfallecer sin dueño. En esta soledad nadie aparece, nadie aparecía cuando me asenté en mi soledad última; el amado sin nombre siquiera. Alguien me había enamorado allá en la noche, en una noche sola, en una única noche hasta el alba. Nunca más apareció. Ya nadie más pudo encontrarme.



Zambrano, M.: Diotima de Mantinea en 
Hacia un saber sobre el alma, Madrid, 

Ed. Alianza, 1989, p. 196