Algunas cosas que aprendí sobre violín flamenco con “Batio”

En el país del flamenco es más fácil encontrar clases de blues, de jazz manouche, o de música irlandesa que de flamenco. Quizá esto es así porque realmente los flamencos hasta hace poco no habían estudiado en academias, es difícil de enseñar como una disciplina musical más, antes hay que haberlo vivido y sentido, hay que haber estado en reuniones flamencas, en tablaos, empapándote de los ritmos, las cadencias, los diferentes sabores de cada palo, habiendo pillado antes que nada cómo llevar el compás con las palmas, porque de otra manera, y aunque seamos unos maestros en nuestro instrumento, va a ser muy complicado que nos entre en la cabeza y lo más seguro es que nos convirtamos en esa típica persona que no sabe ir a compás, no sabe cuando entrar y salir y lo fastidia todo.

Por eso no me perdí la clase que hace unas pocas semanas impartió Barnabás Hangonyi “Batio” en la nueva sala Chalura, en Santa Eugenia, Madrid, donde parece que podremos empezar a disfrutarse flamenco en vivo de forma habitual. Y aunque fue intensa se nos hizo muy corta, apenas un entrar a vislumbrar en este género tan cercano, inmenso y a la vez tan dejado de lado.

El ritmo

Probablemente lo más importante y lo más complicado de interiorizar.

En la clase de Batio hablamos del ritmo en los palos de 4 tiempos, como los tangos, la rumba, los tientos o la zamba. La principal particularidad es que en los ritmos se remarcan el segundo tiempo y, sobre todo, el cuarto, aunque luego la melodía pueda tener los acentos en su lugar habitual.

Un modo de sentirlo es hacer palmas en las partes 1, 2 y 3 del compás y marcar el 4º tiempo sólo con el pie. A partir de ahí, se pueden hacer muchas variaciones.

 

Pero lo mejor es escuchar. Aquí tenéis una base rítmica de tangos en la que se aprecia ese destacado de la cuarta nota, en el que las palmas, que hacen 2 corcheas-negra-negra, omiten el cuarto tiempo, que se deja para el bombo.

Escalas

La escala frigia.

Aprendimos algunas de las escalas que mejor se adaptan al flamenco. Entre ellas la escala frigia es probablemente una de las más populares para sonar “con aire español”.

Su estructura es esta (en el ejemplo, escala de La frigia):

Hay que tener en cuenta que a menudo los flamencos no nombran la escala con el nombre de la nota raíz. Por ejemplo, en el pentagrama anterior tenemos una escala de La (en modo frigio). Pero además, las notas corresponden exactamente con las de una escala de Re menor natural, y así a la escala anterior también se la llama “escala de Re flamenca”. El sistema para hallar la correspondencia es que la escala frigia estaría a un intervalo de quinta de la escala flamenca (aunque en realidad sean la misma escala) Así, la escala de La frigia se llamaría también escala de Re flamenca.

Escala zíngara.

La escala zíngara, o escala hispano-árabe es otra estructura que encaja muy bien en los palos flamencos. Se caracteriza por tener dos intervalos aumentados (entre las notas 2-3 y entre las notas 6-7) que le dan un aire muy exótico, de reminiscencias árabes.

Ésta es su estructura:

Escala octatónica o “de Bartok”.

Esta escala, llamada así porque consta de 8 notas en una sola octava, en lugar de las 7 habituales, es bastante utilizada por los músicos de  jazz, donde también la llaman escala disminuida, ya que también equivale a tener dos acordes de séptima disminuida unidos. Su peculiaridad principal, aparte de eso, es que tiene una estructura de tono/medio tono alternados, comenzando con el medio tono, como las otras escalas mencionadas.

Es una escala moderna y elegante, con la que quedarás bien en cualquier circunstancia.

Ésta es su estructura:

Armonía: cadencia flamenca

Después de practicar un poco las escalas y los ritmos probamos a improvisar un poco con una típica progresión de acordes flamenca, lo que se suele llamar “una cadencia”.

Para encontrar acordes que nos sirvieran partimos de la escala frigia, y construimos los acordes que se forman apilando las notas en intervalos de terceras, de modo que obtenemos:

 

Notaréis que he usado la nomenclatura anglosajona, que utiliza las primeras letras del alfabeto, para los nombres de los acordes, ya que es lo más habitual en contextos no clásicos.

Para más información, podéis leer este artículo sobre escalas e intervalos.

Una cadencia flamenca habitual la forman los grados I, II, III y IV de la escala, a menudo tocados en formato descendente, y con esa base y esos acordes es como nosotros estuvimos improvisando un rato:

Lo ideal es trabajar sabiendo siempre en qué acorde estamos. Aunque estemos improvisando sobre la escala flamenca, debe sentirse el acorde sobre el que estamos en cada momento, para que se sienta el movimiento armónico.

El cierre

El cierre en flamenco es el remate de una sección, que puede ser final o un punto de reposo para empezar otra vuelta. Se caracteriza porque no es exactamente igual que el resto de la pieza, terminando sin finalizar el último compás, ya sea rematando en la parte 1, 2 o 3 del compás.


Y aquí la clase llegó a su fin. Ya sólo quedó tocar con un guitarrista que nos invitó a acompañarlo mientras tocaba y cantaba un bonito tema propio con el que terminar la jornada.

Es posible que estas clases se empiecen a realizar de forma periódica, en Deviolines estaremos atentos para ir informando, porque es una experiencia que no deberíais dejar pasar.

Si queréis más material, no dejéis de leer este artículo sobre un libro que publicó el maestro Ernesto Briceño hace un par de años.


Más información sobre Batio: http://uflamenco.com/docente/batio-hangonyi/




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