Tipos de profesores de canto

Se podría decir que hay dos tipos de profesores de canto: 

1) los que piden de una manera consciente o inconsciente exclusividad de una manera forzada, y

2) los que animan al alumno a aprender  a través de muchas experiencias de una manera abierta.

Por otro lado, es bueno que tanto el profesor como el alumno cuenten con las opiniones de otros profesionales y por tanto siempre aconsejo que se pidan.

En centroeuropa, se considera como una falta de interés en aprender y de respeto, no pedir las opiniones de otros profesores cuando te escuchan, dígase en un examen o en un concierto.

En cambio parece que en otros lugares, incluida España, pedir opinión de otros profesores significa para muchos "que estás traicionando a tu profesor" (?!?!?:) o que te quieres cambiar de profesor o que tu profesor no vale lo suficiente....

Y son los profesores los responsables, muchas veces, de que esto suceda.

Considero que muchos docentes deben cambiar su actitud y aceptar las sugerencias de otros para mejorar el rendimiento del alumno y su propia actividad docente.

Muchas veces no sabemos lo que nos perdemos al no compartir criterios con los colegas de profesión y lo enriquecedor que resulta.

Debemos desterrar ideas preconcebidas procedentes del siglo XIX y empezar a fomentar actitudes del siglo XXI. 

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Y tú, cotilleas en la clase de canto?

Me he encontrado en muchas ocasiones con profesores que me han dado clase que empleaban más tiempo en contarme sus problemas personales, opiniones de otros alumnos, y "marujeos" similares en lugar de dedicar el tiempo al alumno, a centrarse en solucionar sus problemas.

Creo que la crítica constructiva hacia cualquier aspecto de la vida es buena, pero se da en demasiadas circunstancias que esta crítica se vuelve perjudicial. 

No dejes que en tu clase se hable de otros alumnos y de sus problemas puesto que cuando cruces la puerta para ir a tu casa o cierres el Skype sucederá lo mismo muy probablemente con el siguiente alumno, es decir, le contará tus problemas que a nadie incumben.

La clase está para solucionar problemas técnicos y musicales, no para sesión de "terapia psicológica" colectiva o individual. Está claro que el componente emocional es importantísimo a la hora de desarrollar la clase y es necesario que el profesor tenga una cierta sensibilidad a la psicología del alumno, pero la clase no se puede convertir en un consultorio psicológico, para eso ya hay otros profesionales! :)

La confianza es un hilo de oro que se puede romper muy fácilmente.

Es tarea tanto del profesor como del alumno cuidarla, construirla progresivamente, y sobre todo evitar este tipo de actitudes, cotilleos, comentarios que no vienen a cuento, etc... La confianza tiene que circunscribirse a un ámbito profesional y es lógico que la relación profesor/alumno se pueda prestar a cruzar esta frontera pero no es saludable ni para el profesor ni para el alumno.

Huye de aquellos profesores que te dicen "eres para mí como un hijo", "yo siempre voy a ayudarte", y comentarios categóricos, que a la hora de la verdad no son ciertos, puesto que todos tenemos que pasar etapas, pasar por varios profesores para enriquecernos y una dependencia emocional excesiva con el profesor nos impedirá pasar de una etapa a otra. El profesor debe ser lo suficientemente inteligente psicológicamente para saberlo y llevar las riendas en este aspecto.

Considero que la clase de canto está al mismo nivel de profesionalidad que cuando un actor sale a escena habiendo muerto algún familiar suyo. No debe dejarse translucir cualquier aspecto de la vida del profesor y un profesional de la docencia no transmite sus problemas, inseguridades, su falta de competencia a la hora de resolver los problemas de su propia vida a los alumnos y siempre mantiene la actitud correcta, sonriente y positiva. 

Y tú, cotilleas en la clase de canto?

Me he encontrado en muchas ocasiones con profesores que me han dado clase que empleaban más tiempo en contarme sus problemas personales, opiniones de otros alumnos, y "marujeos" similares en lugar de dedicar el tiempo al alumno, a centrarse en solucionar sus problemas.

Creo que la crítica constructiva hacia cualquier aspecto de la vida es buena, pero se da en demasiadas circunstancias que esta crítica se vuelve perjudicial. 

No dejes que en tu clase se hable de otros alumnos y de sus problemas puesto que cuando cruces la puerta para ir a tu casa o cierres el Skype sucederá lo mismo muy probablemente con el siguiente alumno, es decir, le contará tus problemas que a nadie incumben.

La clase está para solucionar problemas técnicos y musicales, no para sesión de "terapia psicológica" colectiva o individual. Está claro que el componente emocional es importantísimo a la hora de desarrollar la clase y es necesario que el profesor tenga una cierta sensibilidad a la psicología del alumno, pero la clase no se puede convertir en un consultorio psicológico, para eso ya hay otros profesionales! :)

La confianza es un hilo de oro que se puede romper muy fácilmente.
Es tarea tanto del profesor como del alumno cuidarla, construirla progresivamente, y sobre todo evitar este tipo de actitudes, cotilleos, comentarios que no vienen a cuento, etc... La confianza tiene que circunscribirse a un ámbito profesional y es lógico que la relación profesor/alumno se pueda prestar a cruzar esta frontera pero no es saludable ni para el profesor ni para el alumno.

Huye de aquellos profesores que te dicen "eres para mí como un hijo", "yo siempre voy a ayudarte", y comentarios categóricos, que a la hora de la verdad no son ciertos, puesto que todos tenemos que pasar etapas, pasar por varios profesores para enriquecernos y una dependencia emocional excesiva con el profesor nos impedirá pasar de una etapa a otra. El profesor debe ser lo suficientemente inteligente psicológicamente para saber esto y llevar las riendas en este aspectos.

Considero que la clase de canto está al mismo nivel de profesionalidad que cuando un actor sale a escena habiendo muerto algún familiar suyo. No debe dejarse translucir cualquier aspecto de la vida del profesor y un profesional de la docencia no transmite sus problemas, inseguridades, su falta de competencia a la hora de resolver los problemas de su propia vida a los alumnos y siempre mantiene la actitud correcta, sonriente y positiva. 

Si los sueños chocan con la realidad…

Los artistas y en particular los músicos y los cantante sienten, en muchas ocasiones, una frustración que les impide avanzar.

La educación artística temprana parece que programe la mente del niño para triunfar, para ser famoso, para ser el mejor y cuando ese niño alcanza la edad adulta y se da cuenta de que no ha cumplido su ideal al 100% suele sufrir una crisis que tan sólo se supera si uno adquiere una verdadera conciencia del lugar que ocupa desde la humildad. 

Nadie nos explica que llegar a hacer una carrera internacional es una tarea ardua y complicada y que, sobre todo, no depende exclusivamente de que seamos excelentes músicos, tampoco nos explican qué pasos hay que seguir, hecho que en muchas ocasiones desanima hasta el mejor y debemos olvidar el factor suerte y las relaciones personales que uno pueda tener o heredar. 

Por mi experiencia, veo que aquellas personas que deciden actuar en su círculo de desarrollo próximo, es decir, se embarcan en experiencias, proyectos y situaciones manejables en cada momento, van desarrollando habilidades y competencias que les llevan obligatoriamente a un desarrollo personal y profesional. En cambio, aquellos que se quedan en sueños vanos de triunfo infantil poco a poco se cierran en si mismos y aumentan sus sentimientos de incomprensión y frustración.


Mi consejo desde estas líneas es que aprendamos a ver en cada momento en qué lugar estamos y qué podemos hacer, aunque sea un pequeño paso para seguir avanzando. Muchas veces lo que más cuesta es dar el primer paso y asumir determinados compromisos con nosotros mismos.

El valor de compartir

El mundo en el que vivimos está cambiando muy deprisa y en el mundo de la música debemos darnos cuenta del valor de compartir experiencias y vivencias si no queremos quedarnos apartados este siglo XXI.

Cuando uno comparte crece, cuando crece se entra en el circulo del todos ganan y se estimulan la creatividad y la autonomía de las personas que deciden interaccionar para enriquecerse, en la interacción siempre hay ganancia.

Lamentablemente el sistema educativo musical fomenta todo lo contrario, fomenta la percepción de que "si se comparte se pierde, si se comparte otro ganará y yo perderé".

Considero fundamental empezar a sustituir este tipo de actitudes y somos los docentes de música los que debemos predicar con el ejemplo para que este cambio se pueda producir abriéndonos a otros compañeros, a otras vivencias, a otras experiencias, a todo aquello, en suma, que permita ampliar nuestra visión del mundo. 

Si nosotros vemos un mundo grande enseñaremos un mundo grande a nuestros alumnos! Debemos enseñar a nuestros alumnos a crecer en todas las dimensiones, a ser generosos para dar y recibir y que sientan placer compartiendo, cómo al repartir e interaccionar con otras personas sus propios límites, su mundo se expande.