CONVERSACIONES CON… JAUME SANCHIS

Bienvenidos a la primera de las “Conversaciones con…” del verano.

Estoy muy contenta de poderos presentar a Jaume Sanchis. Desde mi perspectiva,  uno de los clarinetistas de mi generación más interesantes y, por desgracia, poco conocido en España. Tenaz, trabajador y honesto, actualmente ocupa la plaza de clarinete solista de la Orquesta del NCPA (National Center of the Performing Arts) de Pekín.

Conozco a Jaume desde mis estudios en Valencia con José Vicente Herrera, cuando de vez en cuando iba a tocar con la Banda que este último dirigía. Luego coincidimos seguramente en algún curso de clarinete, tanto en Valencia como en la Sommerakademie del Mozarteum en Salzburg (Austria) y, pasados algunos años, nos reencontramos en Viena, donde él finalizaba su estancia y yo la iniciaba, relevándolo tanto en el apartamento que él había ocupado, como en la clase de Horst Hajek en la por aquel entonces Hochschule für Musik (ahora Universität). Más tarde, tuvimos algún encuentro en Barcelona y desde entonces no habíamos estado en contacto.

Me alegro mucho de que esté aquí en mi blog.

 

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Nombre completo: Jaume Sanchis Carretero

Lugar de nacimiento: El Puig (Valencia)

Fecha de nacimiento: 08 Septiembre 1973

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Mis inicios en la música, al igual que la mayoría de músicos de viento procedentes de Valencia, estuvieron estrechamente ligados al mundo de las bandas de música de instrumentos de viento, las cuales tienen una fuerte presencia en cada localidad de la región. Hace ya muchos años que se dio para mí aquel momento tan emocionante de la elección de instrumento y que aún recuerdo de manera muy vívida. Supongo que decidirme por el clarinete de una forma tan visceral se debió a su versatilidad, su riqueza tímbrica o la elegancia de su diseño, y aunque en aquel momento de mi niñez no era plenamente consciente de ello sí he podido posteriormente darme a mí mismo una explicación de lo que motivó mi elección.

Hacer música con más gente y amigos a una edad temprana y tener la referencia de algunos compañeros más avanzados fue muy estimulante y supuso a la vez tanto una fuente de aprendizaje como un acicate para practicar más e intentar llegar al nivel que ellos tenían.

En un principio no era especialmente aplicado. Contaré una anécdota. Recuerdo una ocasión en la que me dio por sacar el clarinete del estuche para practicar pero me extrañó no encontrar el instrumento por ningún lado. Pregunté a mi madre contrariado, que me respondió que, como no practicaba, lo había devuelto a la banda para que alguien que lo aprovechara mejor lo utilizara (las bandas suelen tener instrumentos disponibles que dejan prestado a los músicos en las primeras etapas). ¡¡¡No me lo podía creer!!! ¡Fue tal el susto que prometí y di palabra de estudiar y practicar a diario para que me devolvieran mi precioso clarinete! Y así fue que a partir de ese día mi práctica diaria se convirtió en una realidad, digamos que más consistente…  A todo esto mi clarinete nunca había salido de casa, pero este engaño benévolo fue un recurso que funcionó muy bien conmigo.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Inicialmente no tenía una idea clara de a qué quería dedicarme en la vida, ni una vocación especial por la música. Ésta vino con la agradable sensación que causa sentirse identificado con algo en lo que se alcanza cierto dominio; esos pequeños logros que año tras año te van motivando y fue durante mi temprana adolescencia cuando la idea de dedicarme plenamente a la música fue afianzándose de forma definitiva. De hecho, en aquellos tiempos de inicio, mi única referencia musical era el entorno de la banda; los pasodobles, la música de zarzuela, alguna que otra transcripción de música sinfónica para banda, los pasacalles, los festivales y concursos provinciales de la Federación Valenciana de bandas de música. El acercamiento a la música sinfónica vino más tarde de la mano de José Vicente Herrera, quien siendo clarinete solista de la Orquesta de Valencia, dedicándose él mismo paralelamente a la dirección de bandas, fue director de la banda de mi localidad durante unos 10 años que fueron muy significativos.

 

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Las dos personas que mencionaría en primer lugar y que han estado omnipresentes durante toda mi trayectoria son mis queridos padres, que con su esfuerzo y dedicación, ánimos en los momentos de flaqueza y disfrutando con orgullo de padres en los momentos de logro, de manera incondicional me han apoyado durante toda mi vida.

En cuanto a la mera cuestión musical sí ha habido muchas personas que han supuesto una influencia favorable en mi carrera, pero para no extenderme demasiado, por orden cronológico nombraré a los más significativos.

Jesús Martí Correa me animó muchísimo con sus consejos, tanto clarinetísticos como para la vida, y aunque la relación profesor alumno se dio de manera extraoficial, de su mano terminé los estudios en el conservatorio.

José Vicente Herrera, a quien he mencionado anteriormente, llegó en un momento crucial durante mi adolescencia en el ámbito de la banda como director; donde cada ensayo era para mí como una clase. Terminados los estudios en el conservatorio él fue para mí la inspiración y referencia que me llevó a continuar en la Universidad de Viena, donde Horst Hajek (Solista de la Orquesta Filarmónica de Viena) me guió en la línea de lo que José Vicente Herrera ya me había transmitido hasta que volví a España para trabajar.

Una vez de vuelta tuve el privilegio de conocer a Josep Fuster, clarinetista de la OBC y profesor de la ESMUC de Barcelona, cuya ayuda fue inestimable a la hora de preparar audiciones y concursos, y a quien además considero un gran amigo.

 

Has estudiado fuera de España: ¿qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Al margen de que hay músicos excelentes que sólo han estudiado en España, ir al extranjero es una experiencia que, si se toman las decisiones correctas, aconsejo encarecidamente. Para mí supuso no sólo un aprendizaje musical, por darse durante la juventud; cuando las sensaciones parecen más intensas, fue toda una experiencia de vida. Vivir con otras costumbres, aprender y desenvolverse en un nuevo idioma, conocer a gente de otras partes del mundo… me proporcionó una apertura de miras y una riqueza para mí inestimable. Y por supuesto vivir en Viena me dio acceso todas la semanas a escuchar a las grandes figuras del panorama internacional tanto en la Ópera Estatal como en el Musikverein o el Konzerthaus, entre otras salas, lo que me permitió aprender de primera mano, por mimetismo, tanto si cabe como en el contexto de las clases.

Horst Hajek me transmitió la importancia que tiene la disciplina en la práctica de la técnica, a la vez que, con su estilo elegante, una concepción de lo que es correcto y coherente musicalmente sin imposiciones ni extravagancias, dejando de manera muy sabia el espacio necesario para que cada alumno desarrollara su propia personalidad y desplegara su intuición a partir de esas premisas.

En las salas de concierto viendo a los grandes de la música me impregné de lo que es la gran música y cómo debe sonar y sentirse; cómo fluctúa la energía; la maestría con la que los grandes artistas manipulan las sensaciones de la audiencia.

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Musikverein de Viena

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Desde que entré en contacto con la música sinfónica para orquesta, bien por medio de la audición en un principio de  aquellas grabaciones en cassette y más tarde en CD, bien asistiendo a conciertos en directo o viéndolos por televisión, mi ilusión fue poder tocar yo mismo aquellas grandes obras sinfónicas dentro de la orquesta.

La etapa en la orquesta del conservatorio con sus giras internacionales y por España fue muy reveladora para mi vocación profesional como clarinetista de orquesta.

Dar conciertos es una alternativa atractiva pero a pesar de haberlo intentado por medio de competiciones internacionales donde en algunas de ellas fui galardonado, no es fácil conseguir hacer una carrera de concertista. En su lugar sí he mantenido cierta actividad haciendo música de cámara y recitales y, a pesar de que la crisis económica que sufre España desde hace ya bastante tiempo ha influido negativamente en la producción artística en general, siempre hay posibilidades de llevar a cabo algún proyecto; aunque no es tan fácil como lo fue durante la pasada década, que se caracterizó por una extraordinaria bonanza económica.

En España he trabajado en varias orquestas como miembro integrante como lo fui de la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares en Mallorca y la Orquesta del Gran Teatro del Liceo de Barcelona; la primera de carácter sinfónico, aunque también cubría unas pocas producciones de la temporada lírica de Palma de Mallorca y Mahón en Menorca, y la segunda de marcado carácter operístico, así como invitado en otras tantas.

Más tarde y por casualidades de la vida, tras prepararme de nuevo durante un tiempo para posibles audiciones, se dio la oportunidad en China. Lo gracioso del caso es que yo había ido de vacaciones para visitar el país y tuve que hacer la audición con unos clarinetes prestados y sin partituras. Menos mal que llevaba conmigo mi boquilla y cañas. Esto fue para la orquesta de la Ópera Nacional. Un año más tarde pasé a formar parte de la orquesta en la que trabajo actualmente. Esta vez sí que hice la audición con mis propios instrumentos. Moraleja: llévate boquilla y cañas hasta para ir de acampada, ¡¡¡nunca sabe uno en qué se tiene que ver!!!

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Vives y trabajas fuera de España, aunque también trabajaste aquí. ¿Cómo es tu trabajo? ¿En qué se parece y en qué se diferencia de tu experiencia en España?

China es en estos momentos un país con una economía boyante donde la apuesta por la música clásica es patente y aunque originalmente ésta no formaba parte de su cultura, sí es cierto que han producido algunas figuras de fama internacional. Por todo el país se llevan a cabo proyectos faraónicos y como no puede ser de otra manera en el terreno del arte; al menos en el contexto más institucionalizado, las producciones en muchos casos emulan a los portentos de ingeniería, arquitectura e infraestructuras.

El público chino aún se deja llevar en cierto modo por el sentimiento megalómano que desprenden las grandes figuras que desfilan ahora tan a menudo por las grandes capitales de China y aunque se nota poco a poco un mayor interés por las manifestaciones musicales de menor rango como la música de cámara o producciones alternativas producidas en salas de menor aforo fuera del marco institucional, aún queda un largo trecho para llegar a tener la repercusión que este tipo de eventos tiene en países de occidente.

Trabajar en el Centro Nacional de Artes Escénicas de China supone para mí formar parte del equipo artístico más importante de este país y poder desarrollar mi actividad en una ciudad cosmopolita como Pekín, en uno de los complejos a nivel arquitectónico más impresionantes del mundo. Mi trabajo en la orquesta en este momento es muy dinámico comparado con la actividad profesional que desarrollé en España. Las producciones se suceden de forma vertiginosa. Ópera, sinfónico, música de cámara. El hecho de que la ópera se produce con un límite de 5 y en algún caso especial 6 representaciones por producción hace que quede mucho más espacio para la programación de repertorio sinfónico, con lo que la actividad en la orquesta no llega a alcanzar ese carácter prosaico que se da en orquestas donde la repetición hace que se caiga con frecuencia en la monotonía. Directores y artistas de primer nivel internacional son invitados asiduamente para trabajar con nosotros. Es muy enriquecedor en este aspecto. Por otra parte y paradójicamente por tratarse China de un país de ideología política popular, las condiciones laborales de los músicos no están tan consolidadas como en España, donde existen convenios, asociaciones, sindicatos, etc, que si bien no siempre suponen una protección real para los trabajadores, sí dan la ilusión de cierta autonomía.

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Centro de Artes Escénicas de Pekín

Otra de las diferencias remarcables es la forma de planificar. En España normalmente se dan agendas laborales anuales bastante cerradas y con pocas posibilidades de cambios. En China tienen un plan de temporada a largo plazo pero dejan muchos aspectos (plan de ensayo, programas, eventos especiales, etc.) para la planificación a corto plazo. Aunque desde nuestra mentalidad occidental la manera china de organizarse y gestionar el trabajo pueda parecernos abandonada a la improvisación, en realidad responde a unos principios que son profundamente coherentes con su idiosincrasia.

En mi opinión la concepción que se tiene en esencia del trabajo; aunque no siempre en la práctica, diferencia a China de otros países por su antigua filosofía del Confucianismo que remarca el enaltecimiento del espíritu por medio del trabajo. En occidente se trabaja por una recompensa material o para merecer un descanso; normalmente el fin de semana y las vacaciones, fenómeno que en China se da recientemente por compatibilidad con el resto del mundo a cuenta de la globalización. En China se tiene una vida para trabajar, mientras en occidente se tiene un trabajo para tener una vida. En este sentido el chino medio pasa muchas horas de su tiempo en el trabajo y puede que éste haya sido en parte el secreto del éxito económico del país. Digo en parte porque pasar mucho tiempo en el lugar de trabajo no necesariamente implica el aprovechamiento del tiempo empleado. En China, un sistema fuertemente burocratizado en lo que a las instituciones respecta, en ocasiones puede entorpecer el resultado y por el contrario en otros ámbitos los chinos pueden llegar a ser muy pragmáticos. No dudan en aprovechar el talento cuando está a disposición, lo que se traduce en más dinamismo en los puestos de trabajo, lo cual es impensable en España, donde en ese aspecto el sistema ofrece una mayor seguridad laboral pero también por su agarrotamiento una mayor permisividad con la obsolescencia.

 

¿Tienes oportunidades de mostrar tu trabajo aquí? ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Actualmente las posibilidades de mostrar mi trabajo en España se limitan a las plataformas de vídeo de internet dado que cada vez estoy más enfocado en mi trabajo aquí. Se pueden ver vídeos en mi canal de YouTube “Jaume Sanchis“. Próximamente lo actualizaré con vídeos más recientes.

La visión de España por parte de los chinos en general se limita por desgracia a la Liga de Fútbol, el Flamenco y parte de nuestra gastronomía. La música clásica española no está ciertamente valorada en China, donde cuenta más la tradición de las potencias centroeuropeas e Italia. Sí se tiene en gran consideración a unas pocas figuras como Plácido Domingo o José Carreras por la repercusión que han tenido especialmente en el repertorio lírico italiano y su enorme trascendencia mediática.

Curiosamente, aunque España no deja de ser parte de Europa con nuestra idiosincrasia propia del viejo continente, es en muchos aspectos similar al temperamento chino. El carácter más abierto y espontáneo de los españoles y los países latinos en general comparado con el de los ciudadanos de centroeuropa o los países nórdicos, el talento innato, un sentido más marcadamente individualista en contraposición a la educación estructural y corporativa de aquéllos, la riqueza gastronómica y otros factores hacen que, como sociedad, nos podamos sentir bastante identificados con China. Hay muchos músicos chinos trabajando en China que se han formado íntegramente en su país, pero, aún con honrosas excepciones, la mayoría de los que ocupan las posiciones de mayor relevancia en el panorama nacional se trata de músicos formados también en el extranjero. Un fenómeno similar al que ocurre ahora en España.

También clarinetísticamente sucede algo parecido en cuanto al hecho de no tener una escuela propia; y aunque el nivel clarinetístico de España es muy superior al de China, al igual que ellos, en España, lejos de potenciar una escuela de clarinete propiamente española, que más bien sí pudimos tener en la primera mitad del siglo XX, actualmente se ha producido una coexistencia de diferentes escuelas foráneas dada la diáspora de estudiantes desde los años 80.

Y hablando de diáspora, en lo que sí hay una marcada diferencia es en la capacidad de China en estos momentos de ofrecer trabajo a gente cualificada. Es penoso ver a tanta gente con enorme valía y talento que en lo mejor de su potencial tienen que hacer las maletas y marcharse a otros países en busca de salidas laborales por la negligencia e incompetencia en la gestión a tantos niveles, especialmente político y económico, que se ha dado en España.

Para finalizar y para dar un toque de optimismo, personalmente espero que la situación mejore y si bien mucha de la gente que ya se ha montado la vida en el extranjero no volverá, al menos que las próximas generaciones lo tengan más fácil en su propio país.

 

¿Algún proyecto que quieras compartir aquí?

En Noviembre estaré de gira con la orquesta por algunas ciudades de la zona este de los Estados Unidos; Chicago, Filadelfia, Nueva York y San Francisco en la costa oeste. Si coincidimos será un placer veros por allí.

Gracias por pensar en mí para una entrevista para tu blog y felicidades por el magnífico trabajo de difusión del clarinete que estás realizando tanto en internet como con tus cursos y conciertos.

Gràcies a tu, Jaume! Fins aviat!
 

¡Gracias a todos por leer! ¡Hasta la próxima!

 

Cecilia

 


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CELEBRANDO EL 6º ANIVERSARIO DEL BLOG

¡6 años desde que abrí mi página en WordPress!

Quizá no sea una cifra tan redonda como 5, 10, 15… pero seguramente hace un año tenía otras cosas en la cabeza y no celebré los 5 como se merecían, así que lo hago ahora, en el sexto aniversario.

Especialmente durante los últimos dos años, y gracias al blog, que divulgo principalmente a través de las redes sociales, he contactado con otros músicos con intereses parecidos a los míos, con los que he tenido ocasión de intercambiar impresiones, aprender y colaborar.

Por eso, en esta “mini celebración”, me gustaría tenerlos en cuenta para que los conozcáis y para agradecer la motivación que, en gran parte, me han ayudado a mantener durante todo este tiempo.

Ana María Pérez Martínez

Ana María es profesora de clarinete en el Conservatorio Profesional de Música de Gijón, donde por cierto dirige un grupo de clarinetes muy especial. En el mismo Conservatorio lleva a cabo el proyecto “Postura Sana”, además de ser actriz, coach… También tiene un blog (al que podéis acceder en el link) del que se puede aprender muchísimo.

David Muñoz Velázquez 

David es profesor de tuba en el Conservatorio Profesional de Música de Gijón. En su blog se dedica, entre otros cosas interesantes, a la respiración aplicada a los instrumentos de viento, tema que me interesa especialmente.

José Antonio Millán García

José Antonio es profesor de clarinete en el Conservatorio Elemental de Música “Leopoldo Torrecillas Iglesias” de Vélez Rubio. Lleva el blog de la clase de clarinete, una herramienta para hacer de ella algo todavía más dinámico y próximo a las generaciones que van introduciéndose en el mundo del clarinete.

David Jiménez Ramos

David es profesor de clarinete en la Escuela Municipal de Música de Ávila. Además lleva su blog dedicado al clarinete y preside la Asociación Filarmonía, para la difusión de conciertos y la música en directo.

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Regalo de mis alumnos al finalizar el curso académico en el que enseñé en el Conservatorio Profesional de Música de Alcalá de Henares, que cuelga ahora a la entrada de mi estudio.

Además, os dejo aquí un listado con enlaces a los artículos de pedagogía sobre el clarinete que he escrito en los últimos meses.

BENEFICIOS DE APRENDER A TOCAR UN INSTRUMENTO DE VIENTO EN LA INFANCIA

ÁLBUMES DE REPERTORIO PARA CLARINETE ELEMENTALES

MIS MÉTODOS DE CLARINETE FAVORITOS PARA PRINCIPIANTES

MIS LIBROS DE CLARINETE FAVORITOS PARA ESTUDIAR TÉCNICA

ESTUDIAR CLARINETE MUCHAS HORAS, SÍ, PERO… ¿EL QUÉ?

RESUMEN DE ARTÍCULOS SOBRE LA ENSEÑANZA DEL CLARINETE

Además, en este último año ha nacido también la sección “Conversaciones con…”, donde he podido entrevistar a amigos y conocidos del mundo del clarinete a los que quiero, respeto y admiro profundamente:

Marino Delgado, Juncal Diago, Luis Fernández Castelló, Mónica Campillo, Carelys Carreras, Christian Álvarez, Beatriz López, Antonio Lapaz y Santiago Comesaña

Gracias a todos y a cada uno de ellos, las visitas a mi blog se han visto multiplicadas en el último año.

Próximamente, publicaré la entrevista “6º Aniversario”, muy especial para mi, y el curso terminará con dos “Conversaciones con…” muy interesantes.

A todos los que estáis leyendo esto, muchísimas gracias, porque me consta que sois muchos.

¡Gracias por leer!

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CONVERSACIONES CON… SANTIAGO COMESAÑA ÁLVAREZ

En este mes de mayo, y habiendo faltado a mi cita de abril, os presento la siguiente de las “Conversaciones con…”. En esta ocasión conversamos con Santiago Comesaña, clarinetista gallego, profesor en el Conservatorio de Ourense, y con mucho que aportar al mundo del clarinete, en especial a la enseñanza, a través de la edición de partituras.

Conocí a Santiago en el ClarinetFest de Madrid, en 2015. Enseguida me llamó la atención que una editorial “del país” tuviera una oferta tan amplia dedicada al clarinete, y en concreto a la enseñanza.

Recuerdo que las partituras que compré fueron los “Caprichos para clarinete solo” de Stadler y el álbum “Short Clarinet Pieces”, del que ya he hablado en otro de mis post. Pero mucho más se quedó en el tintero, como el “Álbum de Clari“, dedicado al repertorio de los más pequeños, cuadernos de escalas… todo editado con mucho gusto y con vistas a ser un material práctico para el estudio, ya que tanto los cambios de página como la calidad de la impresión hacen que sea fácil y cómodo de leer.

Vamos allá.

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Nombre completo: Santiago Comesaña Álvarez

Fecha de nacimiento: 25.10.1980

Lugar de nacimiento: Vigo (Pontevedra)

 

 

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué personas fueron decisivas para ti en esta primera etapa?

Como muchos niños de diez años por aquel entonces, mi primer contacto con la música fue gracias a la Banda de mi pueblo. Recuerdo como si fuese hoy mismo que un día de verano un grupo de personas se acercaron hasta mi casa para presentarnos el proyecto de la futura Escuela de música. Una vez finalizada la presentación del proyecto cogí el secador de pelo del baño y me puse “a tocar” el saxofón.

Como mi abuelo había sido trombonista en el ejército y músico aficionado en varias bandas populares, creo que eso también influyó para decidirme a probar un instrumento. Tal vez el saxofón era mi primera opción, la verdad es que no lo recuerdo, pero al ir a la escuela no me dieron muchas opciones ya que necesitaban clarinetes. Allí alguien me comentó que si llegaba a ser un buen clarinetista podría ser un buen saxofonista, pero no al revés, así que me imagino que ese fue el último empujoncito que necesitaba para decantarme definitivamente por el clarinete.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Digamos que me dejé llevar. Comencé mi primera etapa de aprendizaje en la escuela de música de la Agrupación Musical Atlántida de Matamá. No tenía realmente claro hasta dónde llegaría, ya que muchos de mis compañeros acababan abandonando la música por el solfeo (hacíamos un año de preparatorio de lenguaje musical y después se elegía el instrumento).

Una vez superado ese primer “obstáculo para muchos”, empecé con las clases de clarinete. Recuerdo que mi profesor me tuvo un mes haciendo sonidos largos con la boquilla y el barrilete. Yo estaba loco por empezar a tocar alguna nota, pero he de decir que gracias a eso forjé una embocadura estable y todo fue mucho más fácil en mi aprendizaje con el instrumento.

Después de un par de años en la escuela y la banda de música, decidí hacer la prueba de acceso al conservatorio y fue inmerso en aquel ambiente musical donde me di cuenta de que eso era lo a que me quería dedicar en un futuro.

¿Quién ha marcado para bien tu etapa formativa?

La verdad es que tanto en la Escuela de mi banda como en el Conservatorio de Vigo he tenido la posibilidad de aprender con varios profesores y cada uno de ellos ha aportado aspectos positivos a mi carrera formativa, pero quien más me ha marcado y ayudado ha sido Roberto Noche.

Además de esta formación, he asistido a diversos cursos que me han dado da la posibilidad de conocer a diferentes profesionales del clarinete. Uno de esos cursos que destacaría fue en Castellón, organizado por la Fundación La Caixa con Lorenzo Coppola, Gili Rinot y Carles Riera. Y lo destaco por el buen ambiente musical y la oportunidad de hacer música de cámara con el resto de compañeros.

También he asistido a varios cursos con Joan Enric Lluna, Vicente Alberola, Walter Boeykens, Vienna Clarinet Conection, Wenzel Fuchs… con los que me he enriquecido musicalmente.

 

¿Cómo fue tu profesionalización? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Pues la verdad es que he ido optando un poco a lo que se me ofrecía en cada momento, aunque me he dedicado a dar clases de clarinete desde que estudiaba el Grado Medio de LOGSE en el Conservatorio, hace ya 18 años.

También he sido miembro de la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, finalista en Juventudes Musicales de España (en la edición de solistas y en música de cámara), pero lo que más me gustaba, y todavía me fascina, era la faceta de docente y especialmente la música de cámara.

 

Eres profesor en el CMUS de Ourense. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Aparte de mi experiencia como profesor de clarinete en la Escuela de música de la banda de mi pueblo, en cuanto se convocaron las oposiciones me apunté a una academia para preparar las unidades y la programación didáctica. Al mismo tiempo elaboré mis propios temarios con muchísimo esfuerzo, ya que prácticamente toda la bibliografía que he utilizado estaba en inglés, como los libros de Albert Rice, Colin Lawson, Eric Hoeprich, etc. Di mucha importancia al apartado de los temas debido al gran peso que tenía en la nota final de la oposición (suponían un 40%). Al mismo tiempo, me parecía una buena forma de diferenciarse de otros candidatos. En cuanto al programa de concierto preparé obras de Johann Stamitz, Brahms, Debussy, Brotons y Stravinsky.

El actual sistema de oposiciones es cierto que tiene varias carencias, pero la fundamental en mi opinión es que una de las pruebas no consista en dar una clase a un alumno. Es evidente que un aspirante tiene que dominar perfectamente su instrumento, la historia y el análisis entre otros aspectos, pero no podemos obviar que si superamos dicha prueba, nuestro principal trabajo diario consistirá en dar clase a niños, y ahí no todo el mundo es válido, al margen de lo buen músico que uno pueda ser.

Además de tu faceta docente, has editado varios libros, métodos, obras y recopilatorios para clarinete. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Cómo la llevaste y la estás llevando a cabo?

Sobre el año 2009 comencé a introducirme en el mundo de la edición de partituras. De ese primer contacto nació mi primer trabajo publicado en el año 2010, el libro “Cuaderno de Escalas”, en el cual había trabajado codo con codo con Nicanor Domínguez Cid, colega del Conservatorio. Por aquel entonces yo no dominaba ningún programa de edición musical y Nicanor tenía experiencia de más de veinte años. Poco a poco me fue enseñando el funcionamiento del programa de edición Sibelius y mis primeros trabajos los realicé como herramienta didáctica, ya que comencé editando la parte de piano del Concierto op. 36 de Krommer para que mis alumnos pudiesen estudiar el primer movimiento a diferentes tempos y con una buena base armónica y rítmica. Posterior a este trabajo llegaron Mercadante, Stamitz y Weber, y así llevo casi nueve años de manera continuada.

Actualmente edito con la editorial Armonía Universal, cuyo dueño es compañero de flauta en el CMUS de Ourense (Carlos Núñez Deza), y ambos hemos diseñado la colección Selected Clarinet Music. Durante mi etapa como estudiante y después como profesor, he invertido bastante dinero en partituras nada baratas con las que no estaba del todo satisfecho con su edición. Por ello, mi idea principal con esta Colección es ofrecer un producto final con una muy buena relación calidad de edición – precio, es decir, hacer un producto de calidad y asumible por la gran parte de estudiantes de clarinete tanto de Escuelas de música como de Conservatorios. Como cada libro de la colección consta de una media de 4 ó 5 obras y su precio ronda los 30€, estaríamos hablando en torno a unos 6€ por obra.

Otro de los objetivos de la colección Selected Clarinet Music es que cada alumno, adquiriendo un libro por curso, pueda finalizar el grado profesional teniendo la literatura principal de nuestro instrumento por un precio más que razonable. Y en este campo tengo que reconocer que todavía tenemos mucho que recorrer en España, ya que son demasiadas las personas que no valoran la importancia de tener libros originales y en nuestro día a día seguimos tendiendo más a la fotocopia. Aunque confío y espero que esto cambie en un futuro no muy lejano.

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Galicia? ¿Cómo lo ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Pues desgraciadamente muy similar a lo que se puede ver desde cualquier comunidad autónoma – con pequeñas excepciones -. Quizás lo que más pena me da es ver tantísimo talento y ninguna oferta de empleo para toda esta generación que está muy bien formada, al igual que ocurre con otras muchas titulaciones que nada tienen que ver con lo que nos ocupa pero que por desgracia sufren el mismo proceso.

Creo que desde el Gobierno no se fomenta el estudio de las Artes y Humanidades, como si fuesen secundarias, y así nos luce el pelo. Pero como suelo decir, cada uno tendremos que aportar todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años y ponerlo en práctica en nuestro círculo más cercano, y poco a poco se irán notando los resultados, estoy convencido.

¿Algún proyecto que quieras compartir con nosotros aquí?

Actualmente sigo trabajando en mi colección “Selected Clarinet Music” y también estoy muy comprometido e ilusionado como organizador del Concurso de Clarinete “Cidade de Ourense”, del cual se ha celebrado recientemente la tercera edición en la que se han presentado clarinetistas de un gran nivel. La intención es que el Concurso siga evolucionando y creciendo con el tiempo y algún día poder llegar a celebrar un mini Congreso con conciertos, conferencias y masterclass. Así que, si el próximo año en la cuarta edición lo consigo, estaréis todos invitados a participar.

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Muchas gracias por la entrevista.

Muchísimas gracias a ti, Santiago, por todo tu trabajo y dedicación, que hace que otros profesionales que nos dedicamos a la enseñanza del clarinete tengamos unas herramientas de esta calidad.

¡Gracias a todos por leer!

¡Hasta la próxima!

Cecilia


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CONVERSACIONES CON… ANTONIO LAPAZ

¡Ya está aquí la entrevista del mes de marzo!

Tengo el gusto de presentaros a Antonio Lapaz, solista de clarinete de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid.

Antonio y yo coincidimos en nuestros “años mozos”, asistiendo a la academia de verano del “Mozarteum” de Salzburg, en la masterclass del conocidísimo y mítico clarinetista vienés Alfred Prinz. Pero cuando realmente nos conocimos con más profundidad fue en Viena, cuando yo estudiaba con Horst Hajek y Antonio con Reinhard Wieser, solista de la Orquesta Sinfónica de Viena.

Quién hubiera dicho que de ahí pasaríamos a vivir en el mismo entorno, en Madrid, cada uno por diferentes motivos… y también por el mismo, por el clarinete.

Desde mi punto de vista, Antonio es un músico independiente, con metas claras, muy trabajador y tenaz (como podréis comprobar en esta conversación) y que disfruta mucho de todo lo que hace. Y por cierto, ¡además toca muy bien el clarinete!

 

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Nombre completo: Antonio Lapaz Lombardo
Lugar de nacimiento: Madrid
Fecha de nacimiento: 21-2-1976

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete?

 

Bueno, aunque nací en Madrid, desde pequeño residí y me crié en Requena, Valencia. Mis padres a los 7 años me apuntaron a la Banda, la “Santa Cecilia” de Requena, donde comencé mis estudios de clarinete y solfeo con Daniel Martínez Marín. Al principio no acudía muy convencido, ni a solfeo, ni a clarinete. No se puede decir que tuviera una gran vocación, la verdad. Se me daba bien, pero no destacaba especialmente. El solfeo era una asgniatura muy, digamos, “árida”, y el clarinete pues… era una instrumento bastante complejo, al menos para mí. No me motivaba nada estudiarlo. Afortunadamente, mis padres insistían todos los días en que tocara un poco. Media hora todos los días…acaban sumando muchas horas.

¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Daniel Martínez Marín, Don Daniel para todos, era el Director de la Banda Sinfónica, la Banda Juvenil, el profesor de solfeo, el profesor de clarinete… el alma de la Sociedad Musical en definitiva. Fue quien me puso el clarinete en la boca y con quien aprendí todo lo básico que se debe aprender, incluido el saber tocar en atril dentro de una agrupación. Todos sabemos que no es una cosa tan banal como suena el conseguir eso. Luego, dentro de mi Banda, había (y hay) grandes músicos un poco más mayores que me influyeron bastante. Destaco a Pedro Salinas, cuyos consejos y clases fueron decisivos para mí, aún hoy. Actualmente somos grandes amigos. Por supuesto, la perseverancia de mis padres fue clave.

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Pues lo mío, como he comentado antes, fue una vocación tardía. Digamos que con el tiempo me fui dando cuenta de que se me daba bien tocar el clarinete. Por otra parte, en mi entorno no estaba tan claro que tocar el clarinete fuera una forma solvente de ganarme la vida. Era buen estudiante -más o menos- por lo que tenía posibilidades más allá de la música. Me gustaba la Historia, las Ciencias Naturales, los idiomas, por lo que no estaba cerrado a dedicarme a cualquier cosa. Fue por un proceso de decantación natural la manera en la que me di cuenta de que lo único que de verdad me llenaba era la Música. No había mayor satisfacción que dar un buen concierto, esa sensación tan difícil de explicar… ; lo que no estaba tan claro es que eso fuera suficiente para poder alimentarme en el futuro.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Pues, además de a los citados Daniel Martínez y Pedro Salinas, destacaría a Álvaro Albiach (actual director titular de la Orquesta de Extremadura, que fue Director de la Banda de Requena varios años durante mi juventud) quien, sospecho que sin saberlo, influyó en muchos músicos que en aquella época estábamos dudando sobre qué hacer con nuestras vidas. Su pasión, su manera de afrontar la Música, los conciertos, su sensibilidad, nos abrieron los ojos. Él nos enseñó que la Música era muchísimo más de lo que hay escrito en una partitura.

También quiero destacar a Wenzel Fuchs. Hace unos años, ya estando en la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, realicé estudios de Postgrado en Zaragoza con varios profesores, siendo él el más destacado. Es un músico increible, un clarinetista excepcional -claro que no estoy descubriendo nada: está de solista en la Filarmónica de Berlín tantos años por algo- pero de lo que más aprendimos todos los que estuvimos estudiando con él fue de su forma de ser. Es una persona tremendamente humilde, traslada toda su flexibilidad y elegancia de ser a su forma de tocar. Todo lo consigue hacer fácil y todo adquiere sentido cuando él lo toca. Siempre he pensado que hay dos tipos de profesores, los que hacen que toques mucho mejor al acabar la clase y los que hacen que salgas hecho un lío al salir de ella y sin saber cómo tocar, típico cuando un profesor da demasiadas instrucciones a la vez. Wenzel Fuchs conseguía, dando precisas instrucciones, que salieras de la clase tocando muchísismo mejor.

Has estudiado fuera de España. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Pues sí, he tenido la suerte de poder estudiar fuera un tiempo. Primero un par de veranos maravillosos en Salzburg con el mítico Alfred Prinz, el que fuera el gran solista de la Filarmónica de Viena. Estaba recién retirado de la Orquesta y de sus clases en la Universidad de Viena, pero tenía intacta toda su clase y toda su elegancia. Nunca he conocido a nadie tan elegante tocando un clarinete. Tenía un fraseo y un sonido simplemente únicos, inimitables. La pianista era su mujer, Maria Prinz, que es una pianista de primerísimo nivel. La verdad es que era bastante impresionante tocar un Gran Dúo Concertante o un Brahms con ella.

Por cierto, conocí en el primer curso a una joven clarinetista de Tarragona, que hablaba pese a su juventud un alemán muy convincente, y tocaba el clarinete de maravilla. Enseguida llegamos a ser grandes amigos, ¿la conoces quizá?

Esos dos años con Prinz, sobre todo el primero, fueron una cura de humildad bastante importante. ¡¡Había gente que tocaba el clarinete una barbaridad!! Aprendí un montón. Dediqué el invierno entre uno y otro a ponerme a la altura, ví en otros músicos cómo quería tocar yo, y también cómo no quería tocar yo. Supongo que es la gran utilidad de los cursos. A nivel musical, pues, fue un antes y un después, y a nivel personal, salir fuera, aunque estos dos cursos fueran estancias cortas, te hacen dar cuenta, sobre todo, de lo importante que es saber idiomas y también te aporta soltura y amplitud de miras. No hace falta salir de España para conseguir eso, pero sí que es una experiencia que merece la pena vivir.

Al poco me fui un año a estudiar a Viena. En el año 2000 para ser precisos. Estudié con Reinhard Wieser, solista de la Orquesta Sinfónica de Viena. Esa sí fue una experiencia fundamental en mi vida. Me empapé de todas las clases, todos los ensayos, conciertos y óperas que pude. Intenté aprender de todo y de todos. Conocí a los estudiantes españoles que estábais por allí… hice buenas amistades que aún conservo, y sobre todo, aprendí mucha Música. El dinero no faltaba, pero tampoco sobraba, así que ganaba algunos chelines trabajando de acomodador en el Musikverein o repartiendo propaganda a la entrada de la Volksoper. Conforme acababa, me iba a mi casa y me ponía con aún más ganas a estudiar.

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Pues es una buena pregunta. Fue un proceso gradual pero imparable. Al año que pasé en Viena le iba a seguir otro estudiando en Graz, también en Austria, con Bela Kovacks. Pero me llamó Pascual Osa para grabar una serie de “Conciertazos” para TVE con su Orquesta Filarmonía, en Madrid. Me dije: “Muy bien, grabo en Enero, gano un dinero que me va a venir muy bien, en Febrero me voy a Graz y a seguir estudiando”. Pero la vida es muy curiosa a veces. La grabación de los programas, dos por semana, iba avanzando, yo me fui afianzando en la Orquesta, y me gustó el hecho de vivir en Madrid, notar el espíritu de la ciudad, sentir toda la animación musical que había… La Orquesta tenía trabajo discontinuo durante la temporada, pero algo era, y bueno, conocí a Enrique Pérez, otro gran referente para mí, y tomé una decisión. Me quedaría en Madrid, seguiría formándome con él y empezaría a buscarme la vida por mi cuenta. El peligro de irse muchos años fuera de España a formarse -y querer volver, claro- era perder la red de contactos (bueno, por lo menos antes de la aparición de las redes sociales), por mucho que uno valga todos sabemos lo importante que es en este país conocer y, sobre todo, que te conozcan. Yo no quería volver siendo un perfecto desconocido, ¡bastante poco conocido era ya! Ojo, yo creo en la meritocracia. Creo que quien más vale y quien más se lo merezca, más arriba debe estar, por encima de amistades y por encima de enchufismos varios. Pero claro, una cosa es que yo piense que eso deba ser así, y otra bien diferente es que las cosas funcionen así… seguro que todos saben de lo que hablo.

Bueno que me disperso. En Madrid vi una oportunidad de crecer y de empezar a trabajar en lo que me gusta. Empezaron unos años de mucha actividad, muy mal pagada claro, a la vez que seguía estudiando e intentando mejorar. Así pasé, poco a poco, a valerme por mí mismo. Tendría 24 años cuando llegué a Madrid.

Eres solista de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid: ¿cómo llegaste a ella? ¿Qué tipo de preparación hiciste para las pruebas? ¿Qué te ha aportado tanto la preparación como el trabajo en la banda?

Bueno, pues durante esos primeros años en Madrid seguí estudiando mucho a la vez que trabajando. Entré en la Orquesta Sinfónica de Gijón, llamada por aquel tiempo “Millenium”. Compaginé mi trabajo allí con lo que tenía en Madrid y una escuela de música en Valencia. Vamos, ¡kilómetros a mi Citröen AX por un tubo!

Continué haciendo audiciones para Orquestas, estando cada vez más cerca de conseguir una codiciada plaza. Es difícil hacerlo, ¡vaya si lo es! Pero hay que perseverar si uno cree que lleva la razón…

Al final aprobé como interino en la Banda Municipal de Madrid. Estoy muy orgulloso de pertenecer a tan prestigiosa institución, la verdad. Con los años conseguí , prueba interna mediante, ser Clarinete Solista; y posteriormente, ser funcionario de carrera. Ser el Clarinete Solista es, ante todo, una enorme responsabilidad ante la que tanto mi compañero Juan Carlos Felipe como yo intentamos estar a la altura. Solo hay que pensar en algunos ilustres que estuvieron sentados allí antes que nosotros, Menéndez, Yuste, Talens… nombres que da respeto sólo nombrarlos.

¿Qué te ha aportado el trabajo con la Banda Sinfónica Municipal de Madrid?

 

Realmente yo tenía mucha experiencia en banda como clarinete principal antes de llegar a la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. Tanto en mi Banda, la de Requena, como en varias
valencianas de primera fila, ya tenía camino hecho. De hecho, yo creo que es más comprometido tocar en la Banda de tu pueblo que en cualquier otro sitio, ¿verdad? Pero aún así, me ha aportado muchísima experiencia y muchísima sangre fría el hecho de tocar asíduamente en el Auditorio Nacional y el Teatro Monumental con la exigencia -también autoimpuesta, claro- de dejar el pabellón bien alto. Y claro, estamos hablando de una agrupación profesional.

A la hora del trabajo diario, he aprendido a sintetizar mucho: hay pocos ensayos y poco tiempo para trabajar obras muy difíciles. Así que he aprendido a ir al grano y dejarme de retóricas a menudo inútiles. En la música y en la vida. Hay directores -y profesores de instrumento… y de todo- a los que les encanta escucharse, hablar muuuucho rato y sentir que lo que están diciendo es realmente importante. De lo que no se dan cuenta es de que, quizá, lo que el ensayo necesita en ese momento es un gesto más eficaz de su mano y menos palabras vacías. O, en el caso de un profesor de instrumento, menos cháchara y más soluciones. Y así con todo en la vida, ¿no?

Sé que también haces mucha música de cámara ¿qué significa para ti y cómo combinas estos conciertos con tu trabajo?

 

Hago toda la música de cámara que puedo, sí. ¡Es fundamental! A mi me aporta muchísimo, es como la base en la que uno realmente crea su sonido, en la que uno aprende a escuchar, a tocar en conjunto, a transmitir, mil cosas que realmente son el núcleo de todo lo que venga después. ¿Qué es tocar en Orquesta para un clarinetista sino tocar en un doble quinteto de viento acompañado de un quinteto de cuerdas muy grande, y de un grupo de metales y de percusión gigantes? O,  ¿qué hay más difícil que tocar una Sonata de Brahms con piano? Bueno, a mí me parece que es difícil.

En los últimos años me estoy especializando en música contemporánea. Siempre que mi trabajo con la Banda me lo permite, colaboro con el Plural Ensemble, que tiene un ciclo de conciertos en el Auditorio Nacional y realiza frecuentes conciertos por toda España, y giras por todo el mundo. En los últimos años hemos viajado a Corea y a China, por ejemplo. El repertorio de este grupo es realmente enriquecedor. Tocamos desde transcripciones para 20-25 músicos de grandes sinfonías como las de Mahler, a estrenos de jóvenes compositores, pasando por todos los “clásicos” de la música contemporánea: Lachennman, Donatoni, Carter, Boulez… es un reto continuo, aparte de que me permite tocar con grandes músicos, con lo que ello supone de enriquecedor.

Formo parte del Trío Syrah, junto con mi hermano Enrique Lapaz al piano y Mayte García Atienza al violoncello. Grandes músicos de sobra conocidos. Tenemos un disco, “DE 3 en TRES”, con “Las Estaciones Porteñas” de Piazolla, 4 piezas de Bruch y el Trío de Brahms. Es una maravilla poder tocar con ellos porque, lo primero, son unos musicazos, y porque tocar con piano y con cuerda es siempre una bocanada de aire fresco para un clarinetista.

Y por último, ¿cómo ves desde Madrid el panorama musical y clarinetístico en España?

Pues… el panorama musical… en España la música nunca ha sido una de las artes más mimadas ni apreciadas quizá. Nos gusta mucho la música pero… todos los que nos dedicamos a ella hemos oído en alguna ocasión eso de… “Bueno, estudias música y…qué más? de alguna forma tendrás que ganarte la vida!” Después de unos años espantosos en las que muchas Orquestas vieron peligrar su existencia, parece que la situación vuelve a ser un poco más normal. Ojalá algún día nos normalicemos con Europa y la Música sea parte fundamental de la Educación Primaria y Secundaria y esa cultura musical nos permita crecer en todo lo demás.

A nivel clarinetístico, creo que España está llena de grandísimos profesionales. Herrera, Enrique Pérez, Estellés, Alberola, Espejo, Balaguer, Beatriz López… la lista de apellidos es larga, hay mucha gente que toca de maravilla el clarinete y que ejerce el magisterio de manera ejemplar. Y eso hablando de la gente que vive/trabaja en España. Hay grandes profesionales trabajando fuera, por elección o por obligación. Desgraciadamente no hay sitio para todos, está visto. Esperemos que la cosa mejore. Los buenos, cuanto más cerca, mejor.

 

Bueno Cecilia, un placer hablar contigo, como siempre, mucho éxito con tu Blog y con todo lo que te propongas. Un saludo a todos y, ¡¡¡hasta la próxima!!!

 

Pues eso, ¡hasta la entrevista del mes de abril!

 

Gracias por leer,

 

Cecilia


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CONVERSACIONES CON… CHRISTIAN ÁLVAREZ

Ya tenemos aquí la entrevista del mes de enero.

Se trata del clarinetista y profesor Christian Álvarez.

Arriesgándome a parecer una “abuela cebolleta”, como siempre os cuento cómo conocí al entrevistado. Casualmente, él también ha querido reseñarlo en la entrevista, así que tendréis las dos versiones!

Conocí a Christian de una manera casual, en un concierto del “Trio di Clarone” en la Konzerthaus de Viena, donde presentaban, junto con Michael Riessler, su proyecto “Bach in 1 hour”. Por casualidad nos tocaron entradas contiguas, y así nos conocimos, junto con otros compañeros que por aquel entonces también estudiaban por allí. Tener como nexo común el clarinete y a nuestro Profesor José Vicente Herrera, nos hizo congeniar enseguida. Es por esto que esta entrevista me hace especial ilusión.

Christian es un clarinetista con una técnica solidísima, que sólo pasa desapercibida cuando la Música que hace la relega a un segundo plano.

Escuchad: KÓVACS, HOMENAJE A RICHARD STRAUSS

Nombre completo: Christian Álvarez Patón

Lugar de nacimiento: Cuenca

Fecha de nacimiento: 26-11-1974

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¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete?

Desde muy pequeño he tenido una atracción incontenible hacia la música y lo que ella me hacía sentir. Me fascinaba el hecho de escuchar cualquier pieza y que ésta me pudiese hacer sentir alegre, triste o lleno de energía. Escuchaba música bien en “casets”, televisión o radio y antes de iniciar estudios ya reproducía de oído lo que escuchaba, bien con la típica flauta del cole o en teclados “Casio” tan populares del momento, dando en casa unas “tabarras” de cuidado a mi familia, que me sufría con cariño. Agradezco hablar contigo sobre esto porque me hace recordar y traer de vuelta el cariño y la paciencia que mis padres me prestaban. Veo el reflejo en mis hijos, que me sorprenden cuando escuchamos música en el coche y a Eva, que tiene dos añitos, la encuentras en su sillita con lágrimas en las mejillas diciéndote “toy tiste”, ante una preciosa pieza como  “Goodbye” de Jan A. P. Kaczmarek de la Banda Sonora “Siempre a tu lado Hachiko”.

A los 8 años mis padres me matricularon en la “Academia de Música del Ayuntamiento de Cuenca”. Elegí el Clarinete porque en el pueblo de mi familia paterna, Benaguacil (Valencia), tenía dos tíos clarinetistas (uno en la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla y otro profesor de Conservatorio en Valencia) y por ellos ya conocía el precioso timbre de nuestro instrumento.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

            Al comenzar de manera tan temprana siempre supe que formaría parte de mi vida. No sabía de qué manera, pero era indiscutible que iba tan pegada a mí como mi piel. Con trece años y ya en el “Instituto” dije a mis padres que iba a ser clarinetista. Ellos siempre me apoyaron. Entendía necesario tener una amplia cultura y conocimientos sobre los que sustentar mi carrera musical, pero como todos los de mi época sabéis, la comprensión a los músicos en la Enseñanza Obligatoria era nula, por ignorancia y desconocimiento. Una frase muy recurrente de mis profesores de Instituto era: “Deja de perder el tiempo con esa flauta negra. De eso no vas a vivir”. Anecdóticamente os cuento con qué cara de estupefacción me encontré años después a algunos de ellos recibirme con aplausos desde las butacas del Auditorio de Cuenca para escucharme de solista con orquesta, conciertos como los de Mozart, Weber, etc. O recibiéndolos en el Conservatorio con la intención de matricular a sus hijos en tu propia asignatura. Siento que no conociesen y disfrutasen la música como nosotros. No lo concibo.

 

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Aquí te lo puedo establecer por etapas. Desde la perspectiva que te dan los años ves más nítidamente quién realmente estuvo ahí. Y te lo voy a explicar con algunos valores que están por encima de la propia enseñanza, aprendizaje o transferencia de conocimientos, estos valores son la “ayuda”, el “compromiso”, la “responsabilidad”, la “honestidad” y la “dedicación”. Para mí un “profesor” debe cumplirlos.

En mi etapa en la Academia del Ayuntamiento de Cuenca y hasta mi paso al Conservatorio Profesional de la misma ciudad, recuerdo con cariño a tres personas por su profesionalidad y atención: José Tello (actualmente En la Banda Municipal de Valencia); Fernando Romaguera (actualmente Catedrático en Conservatorio Superior de Música de Valencia) y José García Llopis (Profesor de Clarinete, Director de la Escuela Municipal de Música de Cuenca y gran amigo).

En la etapa de Conservatorios, ya en el Conservatorio Profesional de Música de Cuenca me tutorizó Miguel López Torres (profesor de la Banda Municipal de Madrid), del que observé la organización de aula, seguimiento del alumno, disciplina, hábito de estudio y compromiso con el alumno.

En el Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de Valencia fue mi tutor Luis Sanjaime Meseguer, del que agradezco mucho su amabilidad, dedicación y orientación profesional. Durante esta etapa conocí a Francisco Perelló (Solista entonces de la Orquesta de Córdoba y actualmente en la Banda Municipal de Valencia), que me impresionó por su dominio del instrumento, carácter y seguridad, acogiéndome en su casa con total generosidad como uno más y surgiendo una gran amistad entre nosotros desde entonces. Fue un aporte fundamental en mi carrera y crucial para ese momento en concreto. Metafóricamente me ayudó a abrir la ventana y mirar hacia fuera.

A pesar de que en estas etapas mi cabeza (como la de la mayoría de instrumentistas) sólo pensaba en ser concertista, solista de orquesta y todo lo referente a tocar y pisar escenarios, todos estos profesores lograron hacerme apreciar la “Enseñanza” y verla como una respetable opción profesional. Tras la etapa de Conservatorios continué formándome. Un consejo, habiendo conocido bien a los profesores en cursos o clases magistrales y nunca pisando a ciegas.

Tras la etapa de Conservatorios continué con Joan Enric Lluna (Actualmente solista de la Orquesta de la Comunidad Valenciana), con el que estudié tres años. De él aprendí (sintetizando mucho) a expresarme de forma correcta, fundamentada y creativa a la vez, e interpretar y descifrar todo lo que el compositor nos quería hacer llegar a través de esos mágicos grafismos.

Cuando terminé los estudios con Joan quise conocer a José Vicente Herrera (Solista de la Orquesta de Valencia). No conocer a Jose en el mundo del clarinete sería como venir a Cuenca y largarte sin conocer las “Casas Colgadas”. Acerté de pleno. Desde el primer momento congeniamos. Es cercano, generoso hasta la médula, comprometido, honesto y dedicado con sus alumnos. Con Jose estuve cinco años y seguiría estando si me alquilase una habitación en su casa. Él me aportó rigor técnico en todos los sentidos y sin fisuras, perfilando mi interpretación y ensamblándola a esa técnica depurada. Me animó a conocer Austria y los grandes clarinetistas que allí proliferan. Tuve el placer de conocer a su profesor Alfred Prinz (solista de la Orquesta Filarmónica de Viena, ya fallecido) y de certificar que Jose no había dejado gota sin beber de esa fuente. También conocí a Alois Brandhofer (solista por aquel entonces de la Orquesta Filarmónica de Berlín) en Salzburgo, en la Academia de Verano de la Universidad Mozarteum y que a modo de anécdota puedo contar que tras seleccionarme para tocar en representación suya en los recitales de verano de la Universidad en la “Wiener Saal”, me invitó a ser alumno suyo en dicha Universidad. Tuve que declinar dicha invitación por razones profesionales y personales. Muy a pesar mío.

Y por último en esta etapa austríaca conocí a Reinhard Wieser (Solista de la Orquesta Sinfónica de Viena) en una Clase Magistral. Tras terminar la clase me dijo que le gustaba mucho cómo tocaba y quería que fuese alumno suyo en Viena. Como anécdota contar que me agradó enormemente que me invitase a cerrar esa primera clase Magistral que daba en Valencia tocando a dúo con él el dúo para dos clarinetes de F. Poulenc. En ese momento sí estaba en disposición de aceptar y estuve recibiendo clases suyas en Viena. Reinhard, con quien guardo una buena amistad, fue muy generoso ofreciéndome sus clases, enseñándome Viena, sus Orquestas, ensayos, conciertos y su vida musical en general. Con él ratifiqué que el camino andado hasta entonces fue el correcto.

No puedo dejarme por contar que en Viena y asistiendo a un concierto de Sabine Meyer en la Konzerthaus, con un lleno a rebosar y en el medio del patio de butacas, me senté al lado de una persona desconocida que hablaba español, que era clarinetista como yo y que era alumna de mi profesor en España Jose V. Herrera, una casualidad podríamos describir de “increíble”. Era Cecilia Serra Bargalló. Y nos hicimos muy buenos amigos. No íbamos a despreciar esa “increíble” casualidad, ¿no?

Siempre estaré enormemente agradecido a todas estas personas que me ayudaron a subir cada uno de los escalones en mi carrera musical.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías claro qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza ….) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Decidí pronto dedicarme de pleno a la música por lo que para mí significaba, al tiempo que era consciente de que era para lo que estaba hecho. En una ciudad tan pequeña y no habiendo tenido como referencia a nadie que hubiese obtenido la Titulación Superior en Cuenca, me tocó abrir ese camino sólo con la ayuda de mis padres. Aun con todo esto terminé obteniendo el Premio Fin de Carrera en Grado Profesional en el Conservatorio de mi ciudad y el Premio Fin de Carrera en el Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de Valencia, con un tribunal de excepción, pues conocí a D. Lucas Conejero, D. Rafael Talens y D. Roberto Fores. Esta fue la recompensa al esfuerzo de mi padre que por entonces me llevaba dos días en semana a Valencia durante dos años a todas las clases que precisaba. Quiero decir que estoy muy satisfecho de haber normalizado esa situación en mi ciudad, teniendo ya trece alumnos con estudios superiores a día de hoy.

Terminé con 20 años los Estudios Superiores y un año después gané la plaza de Profesor de Clarinete en el Conservatorio de Cuenca por Concurso-Oposición. Pero estos momentos, lejos de ser alegres como lo serían para cualquiera en dichas circunstancias, para mí fueron lo peor que he vivido jamás, pues mi padre murió de manera inesperada antes de dichas pruebas. No puedo describir cuánto me costaba preparar las oposiciones con el corazón hecho jirones. Quien me conoce sabe que mi medio de expresión es mi instrumento. Y tener que expresar sentimientos que estaban tan lejos de mí, como la alegría, me hacía sentir terriblemente mal. Tenía 21 años.

Esta desgracia que me jugó la vida claro que sí condicionó mis elecciones. Opté por terminar de formarme en España con los profesores con mejor prestigio y que mejor sintonizaban conmigo. Y doy gracias porque elegí bien.

Desde que comencé en el Conservatorio fui solista en la Orquesta Filarmónica de Cuenca (14 años), agrupación profesional que ofreció conciertos y giras hasta que la famosa crisis la devoró como a tantas otras. Y lo he compatibilizado con recitales de clarinete y piano, conciertos con diversos grupos de cámara, Cursos y Clases Magistrales. De esta manera nunca he echado en falta ninguna faceta como músico. Al tiempo me seguía formando como te he contado. Siempre he tenido la necesidad de aprender. Y que no se me olvide, he aprendido y aprendo mucho escuchando muchísima música. Eso sí. Buena. Es algo que no dejo de recomendar a mis alumnos.

 

Eres profesor en el Conservatorio Profesional de Música de Cuenca. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio? ¿Qué podría cambiar o mejorar según tu experiencia?

Tuve la suerte de tener a Luis Sanjaime como tutor en los estudios superiores, él me orientó sobre la preparación de este tipo de oposiciones. Me guió en la realización de mi propio Temario y la elaboración de la Programación Didáctica. Gracias a ello pude presentarme recién salido del Conservatorio Superior “Joaquín Rodrigo” de Valencia. La parte instrumental estaba perfectamente cubierta pues tenía un repertorio amplísimo, recién salido del horno y avalado por los Premios. En esa preparación no sólo estuvo Luis Sanjaime, además Francisco Perelló y Joan Enric Lluna. El presidente de mi Tribunal fue Adolfo Garcés (actualmente Catedrático en el Real Conservatorio de Madrid) quien me felicitó por la solvencia en las pruebas.

El sistema actual de oposiciones es mejorable. De momento incluiría, al menos, escuchar una clase de los opositores. Hay entrevistas de trabajo más complejas para puestos con menos responsabilidad que el nuestro. Y hay maneras de saber si la persona a elegir es la ideal. Dejaría de homologarlas a las pruebas de Secundaria y a su funcionamiento. No tenemos mucho en común. Y la realización de Evaluaciones de Centro “REALES” en los Conservatorios daría muchas ideas positivas a la hora de confeccionar las pruebas, midiendo, entre otras cosas, la productividad en los mismos. Se deben poner en práctica las herramientas precisas para que los alumnos tengan como ejemplo al mejor profesor, al más completo y profesional. Debemos obtener profesionales que sean comprometidos, responsables, honestos y dedicados. Por supuesto excelentes instrumentistas, pero ser profesor requiere mucho más. La libertad para desarrollar nuestra labor de intérpretes nunca debe ir en perjuicio del alumno. Debe ir de la mano de éste. El alumno necesita a su profesor comprometido a su lado. Donde tiene que escucharlo y tenerlo como ejemplo es a su lado, en el aula. Y claro que está muy bien que lo pueda escuchar en diferentes situaciones, pero esto es complementario para su formación. No debe ser una excusa para volver loca la rutina del alumno con cambios constantes de clases, por poner un ejemplo. Comento esto porque es una queja recurrente de los alumnos, que se sienten “platos de segunda mesa”.

 

Has escrito varios métodos para clarinete, solo y en colaboración con otros profesores. Cuéntanos algo sobre su contenido, para qué o quién están pensados y qué te ha aportado este trabajo.

            Me he preocupado mucho siempre por mejorar en mi trabajo y esto ha sido uno de los pasos que me ha tocado dar. Junto a mi amigo José García Llopis y coordinando su programación en la Escuela Municipal de Música de Cuenca con la del Conservatorio, decidimos realizar juntos la bibliografía de Enseñanzas Elementales. Realizamos cuatro libros que la Editorial “Si bemol” acogió de muy buen grado y que de hecho están sirviendo de ayuda a muchos colegas en sus Escuelas o Conservatorios. La razón es que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, legislaciones, temporalizaciones y generaciones. La colección de libros es “El Clarinete. Técnica de inicio” de la Editorial “Si bemol”. Nos ha aportado todo el material pedagógico necesario para esos cuatro años de Enseñanzas Elementales sin tener que utilizar libros a “retales”.

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De manera individual he terminado este año otra colección de seis libros que necesitaba de manera imperiosa para la temporalización de Enseñanzas Profesionales. Venía echando en falta libros de estudios diarios de escalas que sirviesen para todo el grado, que fuesen progresivos y tratasen todas sus variantes básicas y necesarias para este nivel. Los libros que veníamos usando, al no estar pensados para nuestros seis años de duración, bien quedaban cortos o bien el nivel no era el apropiado. Esta colección se llama “Ejercicios diarios de Escalas”, editados por la Editorial “Si bemol”.

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¿Cómo se ve el panorama musical del país desde Cuenca? ¿Cómo lo ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

            Actualmente las opciones profesionales que ofrece el país son tremendamente escasas para la cantidad de músicos que generan los alrededor de ¡25 Conservatorios Superiores! que tenemos. Procuro, desde el aula, orientarles de manera realista y hacer músicos que puedan ganarse la vida con la música (si ese es su propósito) de la mejor manera posible y aprovechando lo que cada momento les ofrezca. Como he comentado, tengo 13 alumnos con Titulación Superior trabajando en Escuelas, Conservatorios y Orquestas, pero tengo más de 10 que con Grado Profesional son Profesores de Educación Primaria con plaza propia y algunos, de la misma manera, en Educación Secundaria. Sé que todos son muy felices con lo que hacen, porque trabajan en lo que más les gusta, la MÚSICA.

 

¿Hay algún proyecto del que quieras hablarnos?

Tengo casi 20 proyectos. Son Diego, Lucía, Jaime, Miguel, Julián, Candela, María, Marta, Andrea, etc….. mis alumnos. Todo lo demás es accesorio, complementario. Lo que me compensa de mi trabajo es sembrar con generosidad y dedicación y recoger la cosecha como “satisfacción del trabajo bien hecho”, sin esperar agradecimientos porque ese es mi trabajo. Ahora tengo dos alumnos en el Conservatorio Superior de Valencia, dos alumnas en el Superior de Madrid y una en el Superior de Zaragoza, y mantienen el contacto conmigo para orientarles en todo lo que puedan necesitar.

Si en nuestra profesión haces las cosas “bien”, la recompensa en inmensa, pues obtienes la amistad y reconocimiento de personas a las que has servido de ayuda en sus vidas, que no es algo efímero como ocurre con dar un concierto, con el que obtenemos una gran satisfacción el día que por fin lo damos y poco a poco el tiempo lo diluye como azúcar en agua. Ellos (tus alumnos) siempre estarán ahí, no se diluyen, sino que con la perspectiva del tiempo sabrán reconocer si hiciste lo que debías o no.

 

No words.

¡Mil gracias por compartir tu tiempo con nosotros!

 

Y a los lectores, gracias por llegar hasta aquí.

¡Gracias por leer!

 

Cecilia

 

 


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