Un plan para cuando no tienes plan

Cuando estamos en nuestra época de estudiante, con clases semanales en el Conservatorio, exámenes y otras tantas ocupaciones, nuestro estudio mantiene unas rutinas y una dinámica muy activa.

Sin embargo, esa época acaba y podemos encontrarnos en una situación en la que “no tengamos nada que hacer”. Sin conciertos, audiciones, oposiciones o trabajo a la vista, es fácil perder la motivación y las ganas de tocar. De repente nos faltan objetivos a corto y quizás incluso a largo plazo, y muchos músicos tienden a abandonar su estudio diario en esas rachas.

La motivación suele venir acompañada de objetivos. Cuando tenemos que tocar ante un público, hacer alguna prueba o algo similar, nos sentimos lo suficientemente motivados como para practicar todos los días. Sin embargo, la falta de objetivos tangibles no tiene porqué condicionarnos ni frenarnos. En situaciones así, debemos buscar la motivación en la música en sí misma, y en nuestra pasión por ella. En cualquier caso, marcarnos un plan de trabajo diario nos dará una razón para sentarnos a estudiar.

No te guíes por los tiempos

Cuando tenemos unos objetivos tangibles que cumplir, como por ejemplo, un concierto dentro de dos semanas, nos es más fácil determinar cuánto tiempo de estudio al día vamos a necesitar.

Sin embargo, sin objetivos de este tipo, el tiempo de estudio diario que necesitamos se convierte en un concepto más borroso. Mientras que en situaciones de alto rendimiento podemos estudiar de 5 a 7 horas al día, en rachas en las que no tenemos mucho volumen de trabajo, nos cuesta mantener ese ritmo.

¿La solución? En lugar de marcarse un número de horas diario, debemos trabajar por objetivos. Por ejemplo, cada día podemos proponernos trabajar cinco ejercicios técnicos y una página de una obra. Siempre que tengamos en cuenta que no debemos estudiar más de 50 minutos seguidos, podemos dedicar el tiempo que sea necesario hasta que hayamos trabajado los cinco ejercicios y la página que nos hemos propuesto, ni un minuto más ni un minuto menos.

Mantén la base

Si hay un momento en el que es realmente importante mantener la técnica y las escalas, es éste. Ahora que puede que te sientas desmotivado por que no tienes trabajo o pruebas a la vista, es importante que no dejes decaer tu nivel técnico, y que mantengas en tu estudio diario la base: las escalas.

Como ya decíamos en este post, las escalas lo son todo en la música. Son la base y debemos mantenerlas en nuestro planing de manera obligatoria.

Para complementar las escalas, podemos elegir una serie de estudios o ejercicios técnicos de nuestro repertorio. Entre ejercicios y escalas, estaremos manteniendo en forma nuestro cerebro y nuestros músculos, preparados como un deportista se prepara fuera de temporada.

Un buen momento para practicar lo que nunca practicas

Aprovecha esta racha de “tiempo libre” para trabajar los aspectos de tu carrera que sueles dejar más de lado. Por ejemplo, practicar la primera vista, ejercitar tu audición (pronto haremos un post sobre ello), recordar un poco de análisis y armonía…

Como siempre, planifica por escrito

Planificar por escrito es una opción muy buena de organizarse y obligarse en cierta forma a cumplir los planes. Pero es aún más importante hacerlo cuando nos sentimos perdidos o desganados para estudiar.

Cuando planifiquemos, tenemos que acordarnos siempre de dejar 15 minutos de descanso cada 50 minutos, y de descansar y desconectar al 100% al menos un día a la semana.

Podéis ver aquí un ejemplo de un buen plan para cuando no tienes plan.

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Sigue formándote

Algo muy bueno que puedes hacer en estos momentos en los que no tienes planes cercanos es seguir formándote. No es necesario que hagas un máster ni nada parecido. Puedes buscar algunos cursos, academias, o profesores particulares. El mero hecho de tener que asistir de vez en cuando a clase, ya te va a obligar a preparar una obra o algunos estudios, y te animará a ponerte a estudiar.

No pierdas esos años de trabajo por una racha de “tranquilidad”. Si te gusta la música, no te costará nada mantener tu planing de trabajo diario.

 

 
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Cómo tener éxito en las audiciones de orquesta

Traducido de la publicación The Strad

Enlace al original: http://www.thestrad.com/cpt-latests/how-to-be-successful-in-an-orchestral-audition/

Fecha: 1 Mayo 2014

Título original: How to be successful in an orchestral audition


El concertino de la London Symphony ofrece algunos consejos para los futuros candidatos a ingresar en una orquesta.

¿Qué busca un tribunal en la interpretación de los pasajes de orquesta?

Los elementos principales que busco cuando me siento en el tribunal son bastante simples – buen ritmo, técnica y afinación, todo dentro de un hermoso sonido. Estos elementos siempre van a estar en un buen músico de orquesta. Los extractos orquestales pueden percibirse para el candidato como algo inconexo, pero es que eso es lo que son, ¡pasajes cortos! Es importante conocer la pieza en su conjunto, porque lo más probable es que la vayan a tocar en algún momento de su carrera, por lo que tampoco está de más hacer ese trabajo extra.

¿Cómo asesorarías a los candidatos para que estudien los pasajes?

Hoy en día, en la era Internet, es muy fácil e incluso gratis escuchar los extractos. El error más común que he visto durante mis más de diez años como tribunal es que los candidatos no preparan los pasajes correctamente. Puedes acceder fácilmente a Youtube / Spotify y escuchar las piezas, y aún mejor si escuchas grabaciones recientes de la orquesta para la que estás audicionando, si es posible. No te preocupes por digitaciones y golpes de arco; utilízalos como una guía, pero si realmente te sientes seguro de cambiar algo, adelante. Piensa con cuidado acerca de cómo se tocaría en la orquesta. ¿Es este pasaje un acompañamiento? ¿Qué tipo de articulación funcionaría dentro de una sección? Al escuchar la música, estas preguntas se responden fácilmente. Descarga una aplicación de metrónomo gratis y empieza poco a poco. Esto es muy valioso, tener una base rítmica va a ser muy útil en la audición, cuando la mayoría tienen tendencia a precipitarse debido a los nervios.

¿Hay errores comunes en los candidatos?

Lo peor es cuando el candidato obviamente nunca ha escuchado los extractos antes y, por tanto, los ritmos y el estilo están completamente equivocados. No hay excusa para esto y muestra una falta de interés real en tocar en una orquesta. También hay que tener en cuenta que las audiciones se llevarán a cabo en todo tipo de espacios, desde habitaciones del tamaño de armarios de escoba a estar en el escenario en una sala de conciertos. Trata de moderar la dinámica en consecuencia. Lo ideal es que el tribunal se incline hacia adelante en sus asientos, ¡no que se eche sobre el respaldo!

¿Cómo valoran los tribunales la importancia de los extractos frente al concierto?

Nunca se debe subestimar la importancia de los extractos. He oído tantos violinistas a lo largo de los años, que fueron deslumbrantes en sus conciertos, sólo para caer cuando llegó el momento de los extractos. Recuerda que el trabajo en el que te has centrado en estos años es el de tocar solo. Ha habido músicos que no eran tan buenos tocando los conciertos para la audición, pero en los extractos siguieron unas reglas inteligentes y ganaron la competición.

¿Hay ciertos conciertos que impresionan al tribunal y otros que no están tan bien pensados?

No es el momento de tocar conciertos poco conocidos – el tribunal, en lugar de concentrarse en la interpretación, intenta asimilar la nueva pieza. Para los violinistas que oímos sobre todo los conciertos de Tchaikovsky, Sibelius y Brahms, hay mucho para elegir por lo que suele haber un repertorio estándar. Independientemente, asegúrate de preparar siempre la cadencia en el concierto clásico. Algunas orquestas solicitan los conciertos de la memoria; yo personalmente creo que eso es elección del candidato, pero nadie quiere ver a un músico completamente pegado al atril.

¿Pueden ser penalizados los candidatos que hagan interpretaciones excesivamente individualistas de su concierto, si la técnica y el sonido son buenos?

En mi opinión todos tenemos nuestras ideas de interpretación, pero creo que el tribunal debe tratar de dejar las suyas en la puerta. En este caso, si el músico fue excelente en todos los demás aspectos, entonces pensamos si es apto para formar parte de una sección o grupo, o su estilo individual está demasiado reñido con formar parte de una sección.

¿Cómo deben vestir los candidatos para dar una buena impresión?

¡Ponte cómodo! Pero recuerda, si la audición no se lleva a cabo detrás de una pantalla, debes dar una impresión profesional. He visto desde pantalones vaqueros rasgados combinados con camisetas hasta un vestido largo de noche. En el punto medio está la virtud; en caso de duda, no se puede ir mal con pantalones negros y una blusa / camisa.

¿Qué cualidades busca el tribunal en un líder de sección o un papel similar?

Lo más probable es que se exijan un conjunto diferente de extractos para reflejar un rol más alto de trabajo, que incluiría solos de repertorio orquestal. Definitivamente para cualquier posición de liderazgo el tribunal busca a alguien más solista e individual.

¿Le ayudará al candidato dar una clase con un miembro de la orquesta de antemano o esto puede ser éticamente problemático?

No se considera poco ético ya que los miembros del tribunal a menudo tienen amigos en la audición o incluso colegas que tocaron en su misma promoción – por lo que si crees que podrían ayudarte en tu preparación y alguien en la sección está dispuesto a escucharte tocar, trata de contactar con él. Ten en cuenta que los músicos de orquesta pueden estar muy ocupados y están a menudo de gira por lo que no lo dejes hasta el último minuto. También ten en cuenta que las decisiones de los tribunales normalmente se deciden por votación democrática, por lo que a la persona que te escuchó puede haberle encantado tu forma de tocar, pero los otros miembros del grupo podrían estar buscando diferentes calidades.

¿Tiene algún consejo sobre cómo calmar los nervios?

En primer lugar, hay que recordar, que aunque el miedo te puede sugestionar, el tribunal no están ahí para atraparte; ¡quieren que toques bien! Deja tiempo suficiente para llegar al sitio para que no haya tensión añadida por retrasos de transporte, etc. Toma tu tiempo y respira profundamente varias veces para tener una idea del espacio en el que estás. Antes de la audición real, una buena preparación es la clave. Además de tu práctica, asegúrate de que tocas delante de tantas personas como te sea posible y ponte en una situación de audición para que sepas lo que podría desintegrarse bajo presión. Incluso si se trata de miembros de tu familia que te piden extractos en orden aleatorio, ¡todo ayuda!

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Cómo utilizar la práctica aleatoria para mejorar el aprendizaje a largo plazo

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/how-to-use-random-practice-to-help-long-term-learning/

Autor: Christine Carter

Fecha: 7 de Julio de 2016

Título original: How to use random practice to help long-term learning

“Estudiar no debe ser aburrido. Con las técnicas extraídas de la psicología del deporte se puede retener más de lo que se aprende”, dice la experta en psicología del músico Christine Carter.

Aunque un horario de práctica estricto (trabajando en una tarea hasta que acaba, y luego pasando a la siguiente) es intuitivo y conduce a mejoras inmediatas en la sala de estudio, no es la estrategia más eficaz para el aprendizaje a largo plazo. Muchos músicos han experimentado la frustración de estudiar mucho durante todo un día y volver al día siguiente sólo para darse cuenta de que lo trabajado no se recuerda. Estudio tras estudio se ha demostrado que la técnica más eficaz para la retención a largo plazo es la práctica aleatoria. Ello permite tomar las sesiones de estudio más largas y romperlas en tramos más pequeños y periódicos.

Veamos el ejemplo de la natación. La hora se puede dividir, poniendo al nadador cinco minutos braceando A, B y C, volviendo a repetir las mismas brazadas cuatro veces (ABC, ABC, ABC, ABC). El nadador también podría pasar dos minutos en cada una de las tres brazadas, volviendo a cada una diez veces. El resultado neto de estas alternativas es quer todavía quedan 20 minutos para practicar cada brazada, pero con mucha más variedad. Mientras que un cierto orden aleatorio puede ser similar a ACB, CAB, BAC, CBA, una secuencia repetitiva se utiliza a menudo en el deporte para prevenir que la misma tarea aparezca dos veces en la serie, lo que sin querer crea un bloque más largo.

Entonces, ¿cómo puedes aplicar la práctica aleatoria a tu estudio?

En lugar de pasar períodos largos e ininterrumpidos de tiempo con cada fragmento o sección de una pieza, escoge algunos pasajes que te gustaría trabajar y alterna entre ellos. Si quieres pasar un total de 20 minutos en un fragmento en particular, estudia en segmentos más cortos, volviendo continuamente a ese pasaje hasta que hayas alcanzado tu meta de 20 minutos.

Experimenta con períodos de tiempo. Si estás estudiando extractos muy cortos, deberías ser capaz de alternar entre ellos a un ritmo más rápido de lo que necesitarías practicando secciones más largas. Se puede usar un reloj de alarma para medir los intervalos de tiempo, o tomar un enfoque más libre con el tiempo de cada sesión.

Esta programación del estudio también se puede aplicar a la técnica. Muchos músicos completan todas sus escalas y ejercicios técnicos al comienzo de sus sesiones de estudio, y a menudo en el mismo orden. Puedes cambiar entre estos ejercicios técnicos y también intercalarlos con tu trabajo de repertorio. Un ejemplo de una sesión de entrenamiento de una hora podría ser algo como esto (repite esta secuencia de 20 minutos hasta que rellenes una hora de estudio):

DuraciónEjercicio/Pasaje
2Notas largas, escala, notas largas, escala
6Exposición de concierto
2Dobles cuerda, arpegios, dobles cuerdas, arpegios
5Pasaje 1
5Pasaje 2

Las permutaciones son infinitas y la división exacta de tiempo no es lo importante. Lo que es crucial es que te mantengas concentrado variando el material. Esto es más difícil, por supuesto, porque te ves obligado a reiniciar distintas piezas, recuperando secuencias de comandos mentales para la tarea en cuestión. Pero es precisamente esto lo que produce buenos resultados a largo plazo. Además de los aumentos de aprendizaje a largo plazo, tu mente permanece más comprometida y el tiempo parece volar mucho más rápido. Debido a los cortos segmentos de práctica individual, también te ves obligado a centrarte en los objetivos. Cuando sabemos que sólo tenemos 3 minutos para lograr algo, somos más propensos a hacer buen uso de esos minutos.

Hay ocasiones, sin embargo, en las que un estudio más estructurado es útil. Cuando te preparas para un concierto o audición, por ejemplo, pasar todo el programa crítico en las semanas previas al concierto. Puedes seguir utilizando horarios de práctica al azar para resolver cualquier pasaje problemático, pero estas sesiones pueden equilibrarse con simulacros de concierto en el que lo pases todo del tirón.

 

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Conoce lo que tocas, e interpretarás mejor

Cada vez que montamos una nueva pieza, ya sea en solitario, en música de cámara o en orquesta; hay todo un universo histórico y estilístico detrás que debemos conocer. Cada pieza pertenece a un momento dentro de la vida de su autor, a un momento dentro de su estilo musical y a un momento dentro de la historia. Entender y conocer estos datos nos dará una visión mucho más amplia de lo que la pieza significa.

¿Qué debemos tener en cuenta?

La partitura es la primera clave

En la partitura tenemos las primeras pistas sobre el contexto de nuestra pieza. No sólo nos ofrece los datos más obvios, como autor, fecha de composición, título…etc. Si manejamos la edición adecuada, y ésta es fiel a la grafía del compositor; los matices, las direcciones y las articulaciones que indica ya nos estarán ofreciendo una información amplia sobre el estilo en el que debemos movernos.

Crescendos y diminuendo, varias f o p, puntos o líneas, ligaduras… Cada figuración y cada indicativo que incluye la partitura pertenece a un momento musical en la historia, y nos pone enseguida en contexto.

Claves históricas para interpretar con estilo

En el mundo de la música, cada vez se es más fiel al gusto musical de cada época, a las ideas de cada compositor… en definitiva, al estilo. Y tocar dentro de estilo implica conocer el momento histórico en que la partitura fue escrita. Esto no sólo se refiere a conocer e interpretar según la etapa musical de la obra: clasicismo, romanticismo, barroco… Son términos muy amplios para hablar de interpretación. Aunque hablemos de clasicismo, no será lo mismo interpretar una obra de 1756 que una de 1783. Estudiar las características interpretativas que regían en los años de la obra que tenemos entre manos hará nuestro trabajo interpretativo mucho más fino, marcará la diferencia.

Autores distintos con distintas almas

Los compositores que escribían música dentro de un estilo y de una etapa musical también tenían su propia visión del mismo, su propio sonido. Para darle aún mayor profundidad a nuestra interpretación, debemos entender cómo es la música del autor en cuestión. El momento de su vida en que la escribió, qué situaciones pasaba, cuáles eran sus modelos a seguir… etc.

De esta forma, no es lo mismo el Beethoven de la Primera que de la Séptima Sinfonía. Cada autor vive una evolución que se refleja en su música. Todas estas características personales harán que veamos más allá del forte y el piano para dar una nueva calidad interpretativa.

Obras con historia propia

Muchas composiciones están inspiradas en historias literarias, fábulas, mitos, historias reales, poemas… Es un gran error desconocer la trama de estas historias que dan vida a la música que vas a interpretar. Al conocer la historia podremos descubrir qué motivos o temas musicales describen a qué personajes o situaciones: la muerte, el destino, la juventud, tragedia, amor… etc. También nos ayudará a crear el ambiente propicio: una historia inspiró la partitura, y nosotros debemos descodificar esa música para que al público le llegue la historia.

¿Por qué nos puede ayudar?

En general, cada pieza tiene su propia historia detrás, en la que confluyen situaciones políticas, económicas, sociales, culturales, detalles personales del compositor, inspiración, gusto musical de la época… Conocer todo el contexto nos dará una perspectiva más acertada, y unos argumentos más sólidos para defender nuestra interpretación.

Gracias al contexto, le estaremos dotando a nuestra interpretación de un punto de profesionalidad más allá del puro instinto y la estética que cualquier músico pueda tener.

Si quieres tener un libro de referencia sobre historia de la música, te recomendamos Historia de la Música Occidental

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Cómo y por qué debemos estudiar lento

La mayoría de los músicos habrán oído por parte de sus maestros las palabras “estúdialo lento”. Pero la impaciencia a veces nos puede, la práctica lenta nos resulta “fácil”, y tendemos a subir la velocidad demasiado pronto. La razón es que muchos músicos no saben gestionar el estudio lento, no saben qué hacer para beneficiarse de él, y se limitan a poner el metrónomo lento e ir subiendo puntos sin más.

La principal razón por la que debemos estudiar lento es que este tipo de estudio nos ayuda a observarnos. Cuando tocamos a un ritmo rápido, puede parecernos que la obra o el pasaje nos sale. Sin embargo, puede que las apariencias nos engañen y, al tocar a cierta velocidad, no seamos capaces de reconocer pequeños detalles y errores que pueden acentuarse con el tiempo hasta finalmente grabarse en nuestra interpretación, restándole calidad.

¿Cómo identificar el tempo lento con el que debo comenzar a estudiar?

Nos enfrentamos a una nueva pieza, cogemos el metrónomo y lo ponemos a un tempo cómodo. Pero, ¿cuál es el ideal para empezar a trabajar? En el libro Practicing for Artistic Success: The Musician’s Guide to Self-Empowerment, Burton Kaplan  habla de tempo lento y control. El tempo de estudio ideal es aquel en el que podemos controlar todo lo que hacemos: afinación, movimientos, respiración…etc.

Para averiguar cuál es este tempo cómodo, primero ponemos el metrónomo a una medida que pensemos que nos puede servir y probamos. Si ocurre algún error en este tempo, bajamos un poco el metrónomo y volvemos a probar hasta que logremos tocar la pieza sin error alguno. Ése será nuestro tempo cómodo, del que debemos partir.

Ese tempo cómodo es el que nos permitirá digerir cada uno de los componentes de la música, pudiendo atender a todos ellos a la vez sin ansiedad ni descontrol: calidad del sonido, afinación, articulaciones, dirección de la música…etc.

¿Por pasajes o con la obra entera?

Seguramente te preguntarás cuál es la mejor opción, si trabajar pasajes complejos a un tempo más lento que el resto de la obra o trabajar la obra completa al mismo tempo, aunque haya partes que te cueste menos controlar. Cualquiera de las dos opciones puede ser válida.

Por un lado, podemos descubrir dentro de la obra qué pasajes traen más dificultades técnicas o musicales y trabajar sobre ellos lentamente y de manera aislada. Para ello, podemos utilizar diferentes articulaciones, observando con calma cuáles son los problemas que nos impiden tocar ese pasaje cómodamente: ¿hay algún fallo de coordinación? ¿se trata de la afinación? ¿el fraseo no funciona?… Una vez solucionado el problema y trabajado de manera lenta y concienzuda, podemos introducirlo con el resto de la obra.

Sin embargo, también cabe la posibilidad de trabajar la obra por completo a los mismos niveles de tempo. Sobre ello, me resulta muy interesante la forma de trabajar que describe Natalia Lomeiko en The Strad: Toco cada sección lentamente, trabajando en la afinación, el carácter y construyendo mi tempo. Subo la velocidad gradualmente. Algunos pasajes necesitarán más tiempo que otros hasta que salgan a mayor velocidad, pero no subo la velocidad general la pieza hasta que esté lista para tocar todo a esa velocidad. Para mí, esto hace que el proceso de aprendizaje sea mucho más rápido; y me ayuda a estar segura de que no hay secciones de la pieza que me asusten. Si subo la velocidad de toda la pieza, excepto en una sección difícil hasta que me salga como el resto, es más probable que me asuste esa sección cuando tenga que tocar a la velocidad final.

Busca los errores, pregúntate por qué y busca soluciones

Trabajar lento no consiste simplemente en tocar lento, ir subiendo el metrónomo, y esperar que todo mejore por arte de magia. El objetivo de tocar lento es identificar los problemas que te impiden tocar más rápido el pasaje o la obra en concreto.

Una vez identificado, debes entender por qué es un problema, qué estás haciendo de manera incorrecta, o por qué te cuesta más ese pequeño fragmento o nota. Cuando comprendas esto, busca soluciones, maneras de trabajarlo y mejorar solo ese pequeño error que te impide subir de tempo.

Tienes que ser como tu propio profesor, observarte, corregirte y ponerte deberes para mejorar.

¿Cuándo subir el tempo?

Si has tocado un par de veces lento la obra o el pasaje y subes el tempo porque crees que ha sido suficiente, estás equivocado. El aprendizaje necesita su tiempo, necesitas varios días para asumir todo lo que estás corrigiendo, interiorizar cada detalle de la interpretación que quieres que salga de tu trabajo. El cerebro necesita tiempo para comprender, automatizar y utilizar todo el trabajo que estás haciendo.

Según Shelly Trampoosh en The Strad, debes mantener este tempo lento y cómodo durante cuatro días antes de aumentar la velocidad. Para Maxim Rysanov, con tres días es suficiente para que el cuerpo asuma cada movimiento y respiración. Después sube la velocidad poco a poco, hasta que a la semana de estar trabajando, ya puede hacerlo en el tempo final.

Sean dos, tres, cuatro, queda claro que la práctica lenta tiene que mantenerse durante varios días para que sea efectiva.

Recomendamos el libro: Practicing of Artistic Succes

También puedes leer este artículo de The Strad

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