Ejercitación mental para cantantes

Ya hemos hablado en otros post sobre el entrenamiento mental y sus aplicaciones a nuestra profesión. Sin embargo, estos post han estado más centrados en la práctica mental de movimientos, todo desde un punto de vista más mecánico. Esta perspectiva puede ayudar al instrumentista, pero el cantante necesita otro prisma.

¿Qué es?

El entrenamiento o ejercitación mental es una forma de practicar cualquier actividad que conlleve la conjunción de físico y mente a través de la imaginación. Practicar mentalmente no es otra cosa que recrear con el pensamiento los movimientos y el resultado de estos. Esta práctica se usa mucho en el deporte de élite. Sin embargo, está poco extendida entre los músicos.

Sin embargo, la práctica mental no es suficiente por sí sola, es un complemento de la práctica normal. Se necesita el conocimiento previo de cómo se ejecutan los movimientos y cómo sonará la música. Imaginar que uno canta no es más que recordar las sensaciones previamente observadas o practicadas.

Aplicado al canto

Existen muchas técnicas de ejercitación mental para cantantes. Nosotros vamos a ver una de ellas a través del ejercicio mental que propone Renate Köpplel en su libro Ejercitacion mental para musicos

Para algunos cantantes, siempre hay ciertas notas a las que temen, normalmente en el registro más agudo. Esos puntos débiles provocan inseguridad y más miedo, con lo que habrá tensión y el resultado no será el que esperábamos. Para trabajar sobre esas notas agudas más arriesgadas, cantaremos una escala con las vocales u-o-a cuando sea ascendente y a-o-u al descender.

  1. Observación: El primer paso en cualquier ejercicio mental es observar. Por tanto, primero canta la escala ascendente y descendente usando la vocal u para las notas más graves, o para las del registro medio y a para el más agudo. Mientras cantas, observa la actividad en boca, garganta, mandíbula, laringe… También fíjate en tu toráx y abdomen.
  2. Representación mental: Una vez tengas claro qué haces con tu cuerpo en cada nota de la escala, empieza a imaginar que la cantas. Trae a tu mente ese sonido ideal que buscas, las sensaciones en boca, laringe…etc. Y también el apoyo respiratorio. Primero puedes imaginar solo algunas notas, tomándote tu tiempo para poder experimentar mentalmente todas las sensaciones que sabes que harán que la escala suene perfecta.
  3. Realización: Una vez hayas imaginado la escala con todas las sensaciones que conlleva, intenta imitar ese sonido mental perfecto con tu propia voz. Si ves que no te convence o no se parece a lo imaginado, vuelve a representar mentalmente el sonido y busca las diferencias entre lo cantado y lo imaginado para poder imitarlo.

Al principio, será difícil imaginar cada sonido ligado a todas las sensaciones musculares y a la respiración. Puedes empezar imaginando sólo una parte de todos estos elemento y poco a poco ir sumando componentes de la nota imaginada hasta que puedas centrarte en todo lo que conforma el sonido vocal.

Ventajas

  • Ganarás seguridad en esas notas que siempre temes cantar
  • Ahorrarás tiempo de estudio
  • Evitarás tensiones y las consiguientes lesiones
  • Mejora la concentración y la relajación
  • Aprenderás a ser más observador en tu estudio y a no pasar los detalles por alto

 

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¿Influye la orquesta en nuestro sonido personal?

Para todos los músicos, tocar en orquesta requiere de unas habilidades y una manera de tocar distintas a las necesarias cuando se toca solo o en grupos de cámara. Lo primero, es que han de adaptarse al criterio de su director, al sonido de la orquesta y, mas concretamente, de su sección. Tocar en orquesta requiere un dominio del sonido propio, mucha adaptación, rapidez de mente y mimetización con el entorno.

Sin embargo, hay músicos que no se dedican a tiempo completo a la orquesta y compatibilizan varias actividades concertisticas. ¿Es cierto, como se dice, que el tiempo empleado en la orquesta puede influir negativamente en nuestro sonido fuera de ella?

Los músicos de cuerda tendrán una respuesta clara a esta pregunta: Si. Todos hemos sufrido la sensación de descontrol (especialmente en la afinación) tras unas semanas de encuentro orquestal. Cuando un músico de cuerda toca dentro de una sección oye con mucha menos intensidad su propio sonido, por lo que es lógico que la afinación se vea afectada cuando vuelve a su rutina diaria.

Durante un ensayo de orquesta, los músicos están expuestos a sonidos muy fuertes que, a demás de afectar a su oído, provocan que les cueste distinguir su sonido dentro del conjunto. Para los vientos, instrumentos mas potentes y solistas en la orquesta, esto no suene un problema tan grande. Sin embargo, en su caso, la orquesta les afecta en lo que al rendimiento se refiere. Especialmente a los vientos metales, cuyo labio se resiente después de varias horas de ensayo.

¿Qué hacer para evitar estos problemas?

  • Para mantener nuestra afinación, debemos tocar alguna escala antes de empezar cada ensayo.
  • Aprovechar las horas libres del día para tocar unos minutos de escalas y arpegios de forma relajada.
  • Realizar ejercicios de calentamiento y calefacción para evitar el cansancio.
  • No tocar demasiado fuerte o brusco dentro de la orquesta, para evitar ese sonido feo y descontrolado que nos puede salir cuando volvamos a nuestra rutina.
  • Tener los pasajes estudiados antes de los encuentros para conocer la afinación y los matices, y así poder poner el oído en otras cosas antes de los ensayos.

Los músicos de orquesta son versátiles, flexibles y muy preparados frente a la presión de escena. Tienen la suerte de conocer y tocar repertorios muy variados. Sin embargo, no dejes que una forma incorrecta de trabajar en la orquesta estropee tu sonido o afinación. Con unas cuantas escalas y delicadeza al tocar conseguirás conservar tu sonido personal.

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La proactividad en la carrera musical

En la época que vivimos, las palabras como emprendedor, positivismo o proactividad son muy frecuentes. Todas hacen referencia a una forma de pensar y unas actitudes muy concretas. Hoy queremos hablar precisamente de una de ellas: la proactividad.

¿Qué es la proactividad?

La proactividad es una actitud humana que implica que la persona tiene pleno control de su conducta y de sus decisiones. Es una características que tienen aquellas personas con iniciativa y creatividad, que a su vez se hacen totalmente responsables de sus acciones.

Las personas que toman una actitud proactiva se forman una serie de valores sobre los que fundamentan todas sus acciones. Sus emociones no dependen de su entorno, porque no son personas que se preocupen por las situaciones que no pueden controlar.

Por el contrario, las personas reactivas serían personas más pasivas, a las que les cuesta tomar decisiones o coger las riendas. Se dejan llevar más por las emociones que por los valores, y pueden sentirse influenciadas por el ambiente o las circunstancias.

Vamos a verlo con un ejemplo: Tenemos a dos músicos que se examinan ante un tribunal en unos meses. Uno de ellos es más proactivo, el otro es más reactivo. El primero se hará un planing de estudio y lo cumplirá, confiando en que el trabajo duro le va a proporcionar buenos resultados. El segundo estudia todos los días, pero sin objetivos ni organización. Llegado el día del examen ambos actúan ante el tribunal. El músico proactivo se siente satisfecho de su buen trabajo y se despreocupa, pues lo que el tribunal pueda opinar sobre su interpretación no es algo que esté bajo su control. El músico reactivo, por el contrario, entrará en la sala de examen preocupado y saldrá de la misma forma. Si los resultados son negativos, el músico proactivo no se sentirá triste o preocupado, pues es consciente de que ha estudiado, y de que los resultados llegarán tarde o temprano. El músico reactivo se sentirá afectado y triste, y se lo tomará como una afrenta personal.

¿Cómo podemos aplicarlo a nuestra carrera musical?

La actitud proactiva puede ayudarnos a ser músicos más seguros de nosotros mismos. Si somos proactivos, tendremos la capacidad de decidir qué nos afecta y qué no. De esta manera, podemos conseguir un concepto mejor de nosotros mismos y conseguir ser más felices. No podemos cambiar las cosas que escapan a nuestro control: los resultados de una audición, las críticas tras un concierto, los imprevistos que podamos cruzarnos… etc. Si no podemos controlar todo esto, ¿por qué nos debe afectar? Si conseguimos abstraernos de todas estas cosas que escapan a nuestro control, conseguiremos ser más felices y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Una de las principales características de las personas proactivas es la capacidad de iniciativa. Antes de esperar a que los demás nos den lo que queremos, tenemos que encontrar la forma de conseguirlo por nosotros mismos, ser emprendedores y dueños de nuestra propia vida. Si lo que quieres es dedicarte a la música, no tienes que esperar a que otro te ofrezca las oportunidades de hacerlo, también tú puedes crear tus propias oportunidades y conseguirlo. A veces podemos sentirnos mal porque nadie nos ofrece trabajo, pero esa es una actitud reactiva. Esperar a que los demás te proporcionen una felicidad que sólo tú puedes conseguir.

PROACTIVIDADPara conseguir una actitud proactiva debemos primero fijarnos unos valores, y guiarnos por estos valores. Una vez los fijemos, todas nuestras decisiones deben asentarse en estos valores, no en las opiniones o decisiones de otros. 

Otra de las claves de una persona proactiva es la organización y planificación de sus objetivos. Una vez fijados, los objetivos necesitan de un plan para llevarlos a cabo, para conseguirlos. Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo la planificación puede ayudarnos a mantener la motivación y a lograr nuestras metas de una forma ordenada y consecuente.

 

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¿Por qué tenemos que tocar escalas todos los días?

Cualquier músico sabe que tocar escalas es muy importante. Desde que empezamos a trabajar en la música, nuestros profesores se empeñan en hacernos tocar escalas, escalas y escalas. Desde luego, es un trabajo que puede resultar bastante aburrido para la mayoría, sobre todo frente a la tentadora opción de dejar de lado las escalas y trabajar obras increíbles. Incluso es común que algunos músicos olviden pertinentemente estudiar sus escalas cuando ya no están sometidos al control semanal de su maestro. Así lo confiesa el Dr. Noa Kageyama en su artículo sobre la importancia de las escalas:Como cualquier estudiante, yo practicaba obedientemente (aunque a regaña dientes)  todas mis escalas desde muy temprana edad. Por supuesto, una vez tuve la edad para practicar sin supervisión,  con agrado evité tocar escalas tanto como pude. Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí  pero no sabía exactamente por qué.”SCALES-says-batman

¿Qué tienen las escalas que las hace tan esenciales?

Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí  pero no sabía exactamente por qué.

Cuando aún estaba estudiando en grado medio, odiaba tocar escalas. Pero no me quedaba más remedio, porque mi profesor me las controlaba en todas las clases que teníamos. No le importaba que no hubiese estudiado el concierto o la sonata de turno, pero ay de mí como no hubiese preparado al menos una escala. Cuando le decía que tocar escalas me parecía aburrido, él siempre me contestaba igual: Toda la música está formada por escalas y arpegios, si dominas eso, podrás tocar cualquier cosa. Todavía era pequeña, pero más tarde entendí que esa era la clave de la importancia de trabajar las escalas a diario: las escalas son los fundamentos de la música. Es lo más básico que un músico puede tocar. Y dominar la base es determinante en cualquier disciplina.

El Dr. Noa Kageyama ilustra bien esa percepción de dominio de los fundamentos: “La chelista Natalia Gutman […] dió una clase maestra para los chelistas y llegó un momento en el que todos los que estábamos ahí sonreímos y asentimos con la cabeza con admiración. ¿Qué fue lo que hizo? Tocó una escala. […] Cualquiera puede tocar una escala. Pero tocarla con la comodidad y la facilidad que ella demostró,  con tal precisión, distribución, control, uniformidad, suavidad del arco y tan orgánicamente, sin mencionar el sonido destellante y puro, los cambios de arco limpios y la afinación…suspiro…  Nos dejó sin palabras. Puede que las escalas sean la secuencia más básica que toca un músico, pero observar el dominio de los fundamentos de un gran artista fue algo realmente digno de contemplar.  Me di cuenta de que sí; puede que sea capaz de tocar un buen Capricho de Paganini , pero no podría ni siquiera acercarme a esa clase de ejecución en una escala.”  

¿En qué nos benefician las escalas?

  • Son una herramienta perfecta para probar cosas nuevas, estudiar articulaciones, legatos, postura correcta, colores, distintos sonidos… Es un campo de pruebas, el gimnasio de los músicos por así decirlo.Nos permite llegar a límites técnicos que tocando cosas más complejas no podemos alcanzar.
  • Mejoran la afinación. Con cada tonalidad podemos descubrir una afinación mucho más precisa.
  • Nos dan mejor conciencia de la armonía y, por tanto, las direcciones de la música.
  • Nos ahorran tiempo de trabajo con las obras, ya que gracias a su dominio tendremos muchas menos dificultades a la hora de estudiar.
  • Nos hacen conectar con el instrumento o con la capacidad de nuestras cuerdas vocales. Al ser más sencillas de tocar que una obra o estudio, nos permiten relajarnos y centrarnos en la emisión de sonido.

¿Cómo consigo no aburrirme tocando escalas?

Sólo una palabra: experimenta. El Dr. Noa Kageyama compara las escalas con un laboratorio de pruebas, y para mí no puede estar más acertado. Tocando escalas puedes explorar todos los tipos de sonido que se te ocurran para después aplicarlos a las obras que trabajas.

Haz la escala nota por nota, liga de dos en dos, de tres en tres, de doce en doce… Practica las articulaciones cortas y largas, con distintas formas de ejecución, con distintos ritmos… Combina ligaduras, acentos, matices… todo lo que se te ocurre tiene cabida en el laboratorio de escalas.

¡Ya no tienes excusas para no practicarlas! Domina la base para poder dominar todo lo demás.

 

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Artículo invitado: Cómo solucionar un problema técnico o musical

Hoy escribe como invitado para Gran Pausa Jorge Fernández Fernández

Graduado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Valladolid, donde cursa posteriormente un máster de investigación en Música Hispana, obteniendo en ambos el Premio Extraordinario. Estudios de guitarra en el Conservarorio Superior de Castilla y León, y de dirección orquestal en la Escuela Navarro Lara. Puedes visitar su blog en este link.

Jorge nos da en su post algunas claves y pasos a seguir cuando nos encontramos con un problema técnico o musical. Esperamos que disfrutéis de los consejos de nuestro invitado de hoy.

1. Identifica el problema

Tal vez pueda parecerte evidente reconocer un problema o error en la interpretación, pero no siempre es tan sencillo. De hecho, es necesaria una gran habilidad y sutileza para detectar pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos. Se requiere ser perfeccionista, estar atento y partir de la humildad de saber que todos cometemos errores. Afina tu oído y formúlate preguntas del tipo:

  • ¿Estoy realizando los movimientos con el mínimo esfuerzo?
  • ¿Contrasto suficientemente las dinámicas?
  • ¿Cómo está la afinación? ¿Hay precisión rítmica? ¿Y la articulación?
  • ¿Me gusta el color y sonido? ¿Está acorde con el contenido emocional de la música?

2. Define y analiza el problema

  • Señálalo en la partitura. Puedes hacerlo mediante un círculo en las notas o si es un pasaje más largo, aislándolo con corchetes o paréntesis (ejemplo 1). Resulta muy visual asignar un color distinto para cada tipo de problema (por ejemplo: rojo a la digitación, naranja a la afinación, azul al ritmo…).

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Ejemplo 1: Liebesfreud para violín y piano (Friz Kreisler), cc. 1-5.

  • Define el problema:
  1. Se específico: ¿el problema está en el ritmo, la expresividad, la precisión, articulación, afinación, digitación,…? Cuanto más específicos seamos describiendo las dificultades, más fácil resultará buscar soluciones.
  2. Se objetivo: trátalo de manera neutral. En vez de pensar “este compás está horroroso”, sustitúyelo diciendo: “el sol# y el si del compás cuatro están desafinados”.
  • Busca una explicación: Observa todos los elementos implicados en la situación con el fin de analizarlos y pensar sobre sus posibles conexiones. Pregúntate cuantas veces sea necesario por qué y llega siempre que se pueda al problema principal más profundo.

Ejemplo: he fallado el Re del compás 25 porque tenía mucha tensión. ¿Por qué? Porque tenía miedo. ¿Por qué? Porque no había tocado nunca ante tanta gente.

Como ves, a menudo una parte importante del problema suele deberse a una actitud equivocada o aspectos psicológicos que producen una tensión corporal excesiva.

3. Estúdialo muy lentamente

La clave de estudiar muy lentamente es la de ser consciente de qué están haciendo exactamente los músculos implicados en el movimiento en cada momento. La idea es poder pensar, procesar la información y analizar lo que estamos tocando, evitando el “piloto automático”. Es necesario tocar siempre el pasaje igual que lo haríamos a velocidad normal, es decir, con la misma técnica, articulación, dinámicas, etc. En otras palabras, debemos pensarlo como un estudio a “cámara lenta” o “súper lenta”.

El gran golfista Ben Hogan fue uno de los deportistas que más hacía uso de esta técnica, como se puede apreciar en este vídeo casero. A partir del minuto 1:45 se observa cómo ralentiza hasta el extremo el swing con una fluidez y control increíble.

4. Aplica técnicas de resolución variadas

Algunos problemas fáciles se solucionan rápidamente cuando uno se percata de ellos y los define. Por ejemplo, si en un ensayo de cuarteto hay un acorde que no suena como debiera y me doy cuenta que he dado una nota falsa porque he contado mal un silencio, ya sé que tengo que hacer para la siguiente vez. Sin embargo, también existen problemas más profundos que necesitan un estudio riguroso. En esas ocasiones, y dependiendo de la situación y del contexto, puedes utilizar alguna o varias de las 5 técnicas que ejemplifico a continuación:

  • Varía el ritmo

Practicar un pasaje con el que tenemos problemas con distintos ritmos es una táctica muy utilizada. El ejemplo 1 es un estudio de velocidad para guitarra. Para llegar a la velocidad que deseamos, es útil tocarlo con variaciones rítmicas cada vez con grupos de notas más grande, como muestro en el ejemplo 3.

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Ejemplo 2: Estudio no.1 (Emilio Pujol) del libro II de Escuela Razonada para Guitarra, cc. 1-3.

Ejemplo 3: Pasos a seguir.

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  • Trabaja desde el final

Esta técnica nos ayuda a aumentar la dificultad progresivamente. En el ejemplo 4, las semicorcheas que están entre corchetes requieren una atención especial para tocarlas de forma natural.

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Ejemplo 4: II Movimiento de la Sonata K. 33 para piano (Mozart), cc. 1-5.

En el ejemplo 5 se observa como he diseccionado el pasaje en distintos grupos. Comienzo con el último grupo y si lo repito correctamente tres veces, voy sumando otro más.

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Ejemplo 5: Pasos a seguir.

  • Focalízate en los componentes

Divide el problema en partes. En el ejemplo 6 hay un problema de afinación en las notas entre corchetes. En el ejemplo 7 se observa como un violinista puede solucionar el problema, focalizándose en cada una de las voces por separado. Eso sí, siempre manteniendo la misma digitación y golpes de arco del pasaje original.

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Ejemplo 6: Liebesfreud para violín y piano (Friz Kreisler), cc. 1-5.

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Ejemplo 7: Pasos a seguir.

  • Omite primero algunas notas

El ejemplo 8 es un típico pasaje dificultoso debido a las semicorcheas y al tempo rápido. Una buena idea puede ser omitir en un principio algunas notas y luego reinsertarlas pero sin tocar las anteriores (ejemplo 9).

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Ejemplo 8

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Ejemplo 9: Pasos a seguir.

  • Reconstruye el pasaje

Podemos simplificar fácilmente un pasaje musical reduciéndolo a sus elementos básicos. En el ejemplo 10 aparece un fragmento de El Mesías de Haendel, cantado por los bajos con la palabra “rage”. En su libro The Naked Voice, Stephen Smith explica cuál puede ser el proceso para estudiarlo (ejemplo 11).

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Ejemplo 10: El Mesías, Air 2.17B (G. F. Haendel), cc. 50-52.

Ejemplo 11: Pasos a seguir.313235363433

Lectura recomendada: The Musicians Way: A Guide to Practice, Performance, and Wellness

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