Me duele cuando toco – (Pero por favor, no me digas que descanse)

En este post hemos traducido la entrevista de Linda Dessau a la doctora Sarah Mickeler (B.Mus., DC Dr.). Mickeler es una ex músico profesional y una quiropráctica que se concentra en el tratamiento de las lesiones de músicos.

Si quieres aprender más sobre lesiones y ejercicios para músicos te recomendamos que leas estos libros

También podéis leer nuestra reseña sobre este otro interesante libro que habla sobre el cuerpo del músico.

Traducido de la publicación Enzine Articles
Enlace al original: http://ezinearticles.com/?Musicians-Injuries:-OUCH,-It-Hurts-When-I-Play-(But-Please-Dont-Tell-Me-To-Stop!)&id=23252
Fecha: 24 Marzo 2005
Título original: Musicians Injuries: OUCH, It Hurts When I Play (But Please Don’t Tell Me To Stop!)

¿Por qué te especializaste en músicos?

Tengo una conexión muy personal con las lesiones del músico. Yo era músico, clarinetista, y fue durante mi licenciatura cuando empecé a tener todo tipo de problemas por estudiar demasiado y con una mala postura. Por desgracia, me dijeron, como a muchos otros, que tenía que aprender a tocar a pesar del dolor y ¡que tal vez conseguiría mejorar! Por supuesto, no lo hice, y con el tiempo esto me condujo a la desaparición de mi carrera como clarinetista, porque ya era totalmente incapaz de levantar mi instrumento. Por lo tanto, decidí elegir una nueva carrera con la que ayudaría a otros músicos – y con suerte, ayudarles a no llegar al punto en el que yo estaba. La Quiropráctica me atrajo por el paradigma de atención médica que encarna – como quiroprácticos, diagnosticamos y corregimos la causa, en lugar de enmascarar los síntomas.

¿En qué se diferencia tratar a músicos de tratar a otras personas?

A menudo, lo que yo le digo a la gente que no entiende los detalles de las lesiones de los músicos, es que “se necesita ser uno para entenderlo”. Como músico, puede ser muy difícil explicarle a un médico o un fisioterapeuta o incluso otro quiropráctico la mecánica de tocar un instrumento. Pero cuando alguien entra en mi consulta y dice que toca la flauta, o la guitarra, o la tuba, o lo que sea, sé exactamente lo que el componente físico de tocar su instrumento implica. Esto es un primer paso muy importante.

En segundo lugar, no sólo  tienes que ser capaz de tener una buena comprensión de lo que tocar este instrumento implica, hay ver a la persona tocando. Incluso si alguien me dice que toca el violín (yo automáticamente pienso: “ok, por lo que se inclina su cabeza hacia la izquierda y tienen problemas en el hombro derecho, etc …”), a menudo me siento sorprendida al comprobar que después de años tocando se han han crispado a sí mismos,  ¡convirtiéndose en un pequeño pretzel mientras tocan!

Así, en la primera o segunda visita, todos mis músicos traen sus instrumentos y hacemos un análisis a fondo de su forma de tocar para ver qué es lo que están haciendo bien y mal. Podría ser que su postura esté contribuyendo a su lesión. O tal vez hay algo en el instrumento que podíamos cambiar; que sólo podría necesitar un ajuste menor.

Por ejemplo, tengo las manos muy pequeñas y resultaba difícil llegar a algunas de las llaves en mi clarinete – por lo que las había serrado y re-soldado en una dirección diferente para que pudiera llegar a ellas.

En tercer lugar, es importante reconocer que hay algunas razones muy comunes para las lesiones de rendimiento. Las más comunes son un cambio en el repertorio, un cambio en el instrumento (como una nueva boquilla o algo similar), un cambio en el tiempo de práctica o un concierto en los próximos días. Si podemos señalar qué es lo que el artista ha estado haciendo últimamente de manera diferente para contribuir a su lesión, esto ayuda enormemente.

Y, por último, y muy importante a tener en cuenta, sobre todo para los artistas independientes, es que no se puede simplemente decirles que tomen un relajante muscular, y unas cuantas semanas de descanso. Si estas personas tomaran un par de semanas de descanso, no tendrían un techo sobre su cabeza o comida en la mesa. Si bien es ocasionalmente absolutamente imprescindible que se tomen un descanso, la mayoría de las veces se toma un enfoque holístico para el tratamiento de artistas y cambiamos o arreglamos lo que podemos, dentro de las limitaciones obvias de conciertos actuales y próximos eventos.

¿Cuál es la lesión más común que ves en tu consulta?

En mi consulta, hay un empate por la lesión más común. La primera es la espalda / hombros / cuello – Asocio estas juntas porque esos términos pueden significar lo mismo para una gran cantidad de personas – a menudo alguien viene y dice que le duele el hombro y apunta su zona de dolor, pero para mí lo que está apuntando realmente es a la espalda, la parte superior o inferior del cuello. Ésto es a menudo una consecuencia de una mala postura o falta de ergonomía. Si podemos encontrar la manera de mejorar la postura general y la situación ergonómica entonces esto tiende a resolverse rápidamente.

Y la segunda lesión más común es el dolor de manos y brazos. No creerías cuántas personas vienen a mi consultorio con las manos y los dedos entumecidos y con hormigueo – que puede ser asustar mucho si eres tú el que lo experimenta – para descubrir que el problema no es en realidad sus manos y dedos al final, es un poco más arriba en el brazo y puede ser tratado con bastante facilidad una vez diagnosticado correctamente. O que llegan con el codo de tenista – ¡pero nunca han tocado una raqueta de tenis en su vida! En mi consulta, llamo al codo de tenista y al codo de golfista “codo del músico”, porque es una lesión por esfuerzo repetitivo. Es muy, muy común y sorprendentemente fácil de tratar.

¿Qué pueden hacer los músicos para evitar lesiones?

En primer lugar, ¡no ser un héroe! Simplemente, no hay razón para practicar durante horas sin interrupción. Siempre recuerda que debes tomar un pequeño descanso por cada 30 minutos que estás estudiando. En segundo lugar, no tocar a pesar del dolor. La señal del dolor está ahí para decirte que estás haciendo algo mal. Tocando con dolor no vas a llegar a ninguna parte – que no sea de más dolor y en peores condiciones en el camino. En tercer lugar, ser consciente de tu ergonomía. Si te sientas a tocar, ¿se adapta tu silla a tu cuerpo? En el ensayo, ¿tienes que esforzarte para ver tanto el atril como al director? ¿Colocas los brazos de manera poco natural con tal de sacar un sonido? Esto no está bien. Y, por último, buscar la ayuda de un profesional que no sólo te puede ayudar con las lesiones que te estás tratando actualmente, sino que también puede ayudar a evitar futuras lesiones y optimizar tu rendimiento general.

Puedes encontrar más información sobre la Dr. Sarah Mickeler y su práctica de la quiropráctica con sede en Toronto, concentrándose en las lesiones de los músicos en http://www.drsarah.ca

Hazte eco de los consejos de Sara, por favor, ¡presta atención a cualquier señales de dolor que tu cuerpo te esté enviando! Admitir que estás teniendo un problema físico no te hace menos músico – ¡¡significa que eres un músico muy inteligente con años de tocar por delante de usted!!

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Yoga para músicos, posturas fáciles para iniciarse

Como ya indicábamos en otro post, el Yoga es una de los mejores deportes que un músico puede practicar. Obliga a tener conciencia del cuerpo junto con la mente, relaja y fortalece nuestra musculatura, nos ayuda a controlar la respiración, libera tensiones, es difícil lesionarse practicándolo…

Sin embargo, el yoga más que un deporte es una disciplina física y mental que no debemos tomarnos a la ligera. Este post es sólo para que os entre el gusanillo, pues recomendamos que si realmente estáis interesados en practicarlo de manera asidua, acudáis a algún gimnasio con profesionales que lo impartan. El Yoga tiene beneficios de todo tipo, así que os animamos a probar.

Lo primero, unas pautas para realizar cualquier asana o postura:

  • Respira de manera conjunta con los movimientos que haces. No contengas la respiración en ningún momento.
  • Realiza los movimientos de manera fluida y lenta, para evitar que te dé algún tirón. Imagina que se trata de hacer un bonito ballet
  • Mantén los hombros y el cuello relajados, concéntrate en ello mientras realizas las posturas
  • ¡Aprieta el culo! aunque te suene a tontuna, es importante que las piernas y en especial los glúteos se mantengan firmes
  • Intenta realizar los ejercicios frente a un espejo, igual que cuando tocas el instrumento
  • Chequea tu cuerpo y observa si los músculos que no están trabajando durante la asana están tensos
  • Al final cada sesión de yoga, túmbate boca arriba, cierra los ojos y relájate
  • Realiza las asanas con ropa cómoda que permita el movimiento y descalzo
  • Utiliza una Esterilla, una alfombra o cualquier otra superficie blanda pero firme para estar más cómodo
  • Puedes aumentar el tiempo que mantienes la postura conforme se te vaya dando mejor.

Y ahora, 6 asanas facilitas, que te explicaremos paso a paso (pincha en la imágenes para verlas más grandes)

1

 

Sentado como observas en la primera figura (postura sentada básica), siéntate sobre tus talones y estira tus brazos al frente. Siente cómo se estira tu espalda. Mantén la postura (tercera figura) durante 40 segundos. Incorpórate lentamente vértebra a vértebra hasta que estés de nuevo sentado sobre tus talones. Vuelve a la postura básica sentada.

2

Desde la postura sentada básica, colócate sobre tus manos y rodillas. Las manos a la altura de los hombros y las rodillas a la de las caderas. Estira el brazo derecho desde el hombro. Estira el brazo y pásalo por debajo de tu cuerpo, apoyándo el hombro derecho en el suelo y cargando el peso de tu cuerpo sobre él. Estira el brazo izquierdo hacia delante a la vez que giras la cabeza hacia la izquierda (deberías quedar como se ve en la cuarta figura). Aguanta la postura durante 30 segundos. Vuelve a colocarte sobre tus manos y rodillas y realiza el mismo proceso pero esta vez con el brazo izquierdo. Vuelve a colocarte sobre tus manos y rodillas. Siéntate en la postura básica.

3

 

Colócate en la postura de pie básica, con los pies juntos, la espalda recta, hombros y cuello relajados y mirada al frente. Levanta lateralmente ambos brazos hasta que queden por encima de la cabeza. Bájalos y flexiona el tronco al máximo, llevando la cabeza a las rodillas. Manteniendo las manos en el suelo (si no eres suficientemente elástico, puede flexionar un poco las rodillas), levanta la cabeza y mira hacia delante. Mueve la pierna derecha hacia atrás y colócala en el suelo detrás de ti. Expande el tórax y extiende ambos brazos hacia delante por encima de la cabeza. Baja los brazos y apoya las palmas en el suelo, delante de ti. Con los brazos estirados, mueve la pierna derecha hacia atrás y mantén brazos y piernas rectos, eleve y baja el cóxis. Flexiona los brazos y estíralos, arqueando la espalda. Eleva el coxis y mantén la postura 30 segundos. Siente cómo se estiran espalda y hombros. Acerca la pierna derecha a las manos y apoya la rodilla izquierda en el suelo. Expande el tórax y extiende los brazos por encima de tu cabeza. Apoya las palmas en el suelo y alinea la pierna izquierda con la derecha, eleva y baja el cóxis. Flexiona los brazos y estíralos, arqueando la espalda. Flexiona los brazos y acerca tus piernas a tus manos, incorporándote lentamente. Con la cabeza entre las rodillas, mira hacia delante, alza los brazos a ambos lados mientras te incorporas. Levanta el torso, eleva los brazos sobre tu cabeza, bájalos y vuelve a tu postura básica.

4

 

Desde la postura básica de pie, abre las piernas lo máximo que puedas. Coloca las manos en las caderas. Rota los pies hacia tu derecha y coloca los brazos en cruz, con los hombros relajados. Expande el tórax y flexiona tu rodilla derecha. Dirige tu mirada a tu mano derecha. Mantén esta postura 30 segundos. Estira la pierna derecha y pon los pies de nuevo mirando al frente. Coloca tus manos en las caderas y repite la misma operación pero hacia la izquierda, mantén 30 segundos. Vuelve a la postura básica.

5

 

Desde la posición sentada básica, colócate boca abajo. Apoya los antebrazos en el suelo. Eleva el tronco manteniendo el cuello recto y los hombros relajados. Mantén la postura 20 segundos. Siéntate sobre tus talones y eleva tu tronco vértebra a vértebra. Siéntate en la posición básica.

7

 

Desde la posición sentada básica, dobla tus rodillas. Eleva los pies hasta que tus piernas estén en paralelo al suelo. Extiende los brazos delante de ti. Mantén la postura durante 20 segundos, concéntrate en el abdomen, mantén la espalda recta y los hombros relajados. Lleva los pies al suelo, baja los brazos y vuelve a la postura básica.

6

 

Desde la postura sentada básica, colócate sobre tus manos y rodillas. Las manos a la altura de los hombros y las rodillas a la de las caderas. Lleva las piernas atrás y mantén brazos y piernas estirados. Estira el brazo derecho hacia arriba, girando el cuerpo y depositando tu peso sobre la mano izquierda. Mira hacia arriba. Forma una línea recta desde la coronilla hasta los pies y desde ambos brazos hasta la punta de los pies. Mantén la postura 20 segundos. Baja el brazo derecho lentamente y haz el mismo proceso con el brazo izquierdo, sosteniéndote en la mano derecha. Colócate sobre tus manos y rodillas y regresa a la postura básica.

Esperamos que os haya servido para iniciaros y que os animéis a practicar esta magnífica y ancestral disciplina.

Para los que tenéis Wii o Nintendo Ds, hay unos juegos que os ayudarán con la práctica del yoga.