¿Cómo influye la percepción en nuestro estudio de la música?

Cuando estudiamos música entra en juego la percepción visual, auditiva y táctil. La manera en que nuestro cerebro percibe la información tiene una máxima: simplificar. Esta forma de percibir el mundo puede sernos de ayuda en ocasiones, pero a veces también puede inducirnos a engaño.

La agrupación

Nuestro cerebro tiende siempre a agrupar lo que percibe para simplificarlo. Para nosotros es más sencillo agrupar las cosas en función de su semejanza. Por ejemplo, mirando la imagen de abajo, nuestro cerebro tenderá a hacer grupos en función del color de las figuras.

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En el estudio musical, este principio perceptivo puede aplicarse tanto desde el punto de vista visual como auditivo. Cuando vemos una partitura, lo fácil o difícil que nos resulta leerla por primera vez depende mucho de la manera en que está escrita y de cómo esta manera facilita a nuestro cerebro la agrupación. También entran en juego variables como nuestra experiencia previa y nuestro aprendizaje. Veamos un ejemplo:

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Nos es mucho más fácil leer y tocar el compás de arriba que el de abajo, a pesar de tratarse de la misma música. El de arriba guarda un orden, además, con la forma de agrupar las corcheas de cuatro en cuatro nos ayuda a relacionar la escritura con la métrica que nuestro cerebro ha aprendido previamente. El desorden y la colocación de las notas en el de abajo nos complica la agrupación por lo que nuestro cerebro tarda más en percibirlo.

Este principio de agrupación explica porqué algunos pasajes nos son más difíciles de “pillar” a primera vista que otros y necesitamos detenernos en ellos, a pesar de que no presentan dificultades técnicas. Como vemos en este otro ejemplo,

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los dos primeros compases son fáciles de agrupar. Reconocemos las figuraciones como arpegios, y la simetría y similitud de los compases nos ayudan a percibirlos rápida y fácilmente. Sin embargo, el siguiente compás rompe esa simetría y nos descoloca, obligándonos a mirar dos veces.

La continuidad

Otro principio perceptivo nos dice que nuestro cerebro tiende a completar o formar un todo a partir de detalles más pequeños. Veamos la imagen de ejemplo.

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En ella, si lo pensamos fríamente, sólo hay una serie de trazos inconexos. Sin embargo, no podemos evitar ver un círculo y un rectángulo. Esto también es aplicable a la música. Nuestra tendencia a la continuidad junto con nuestras  convenciones musicales nos ayudan a entender frases musicales y a prever qué nota será la siguiente. Sin embargo, esta necesidad de “completar” lo que percibimos puede perjudicarnos cuando nuestra mente nos engaña y cambia lo que hay en la partitura por lo que “debería” sonar. Veamos el ejemplo para aclarar esto.

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Donde nuestras convenciones y nuestra necesidad de completar nos piden tocar un DO, debe sonar un MI.

La saturación y la reiteración

Los bajos sabrán bien lo que es un ostinato. Cuando una figuración se repite mucho en el tiempo, tendemos a relajar nuestra percepción y a seguir repitiendo sin prestar atención. Y ahí es cuando nuestro cerebro nos traiciona. Viendo el ejemplo, entenderemos que es posible que al tocar esto casi ni veamos el MIb.

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La reiteración juega un papel importante en la música. Cuando se reitera un modelo quiere decir que se repite el mismo modelo varias veces en una composición, sin embargo, éste puede sufrir ligeras modificaciones. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en las reexposiciones de los temas principales. Nuestro cerebro, acostumbrado a un modelo que ya ha percibido con anterioridad, tiende a repetirlo de la misma forma y a ignorar los cambios pequeños, con lo que acabamos por equivocarnos.

Te hemos contado algunos principios perceptivos que influyen en nuestra forma de entender la música, las partituras, el ritmo…etc. El mundo perceptivo es muy complejo, pero esperamos que este post te ayuda a comprenderlo un poco mejor.

Sobre percepción y música, puedes leer el libro:Emoción y significado en la música (enlace a Amazon)

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6 cosas que también son estudiar

¿Qué haces cuando estudias con tu instrumento? Escalas, ejercicios, técnica, repertorio… Hay mucho que trabajar. Sin embargo, ¿sabías que hay otras cosas que deben formar también parte de la práctica? Te contamos algunas…

  • Escuchar música: Por supuesto, esta es la mejor y más importante de las prácticas. Si no escuchas música, no sabrás interpretarla. Hay muchas variantes, de estilo, de época, formas de interpretar, versiones con distinta instrumentación… Hay muchas cosas que sólo puedes aprender escuchando música. Es bueno escuchar las piezas que vas a interpretar antes de trabajarlas, pero también escuchar otro tipo de repertorio que no sea específico de tu instrumento. Es también muy positivo conocer cada día música que no has escuchado nunca, descubrir nuevos estilos (aunque sean muy antiguos) y formar tu oído con otro tipo de sonoridades.
  • Ver vídeos: La observación es una forma de aprendizaje. Ver vídeos de grandes intérpretes de tu instrumento (y de otros), puede ayudarte a solucionar problemas técnicos o interpretativos que te rompen la cabeza. Debes observar cómo solucionan los problemas que cada obra presenta, cómo consiguen “ese sonido” bonito con el que tu sueñas y diseccionar lo que hacen para imitarlo de la mejor manera posible. Además, observando a los grandes pueden poner en práctica el estudio mental: mientras observas cómo tocan, imagina que eres tú el que lo hace y trae a tu mente los movimientos que realizas para ello.
  • Practicar lenguaje musical: Tanto la entonación como el ritmo son aspectos de la vida musical que nunca nos abandonan. Practicar el lenguaje musical no debe dejarse sólo para los primeros años de aprendizaje. Puedes usarlo para leer a primera vista nuevas partituras o solucionar problemas rítmicos o melódicos de partituras que ya trabajas. Siempre sin instrumento y dirigiendo con tu mano el compás, ¡tal y como lo hacías en clase!
  • Entrenar el oído: Nunca está de más, para mejorar la afinación y comprender mejor la música, entrenar nuestro oído en el reconocimiento de intervalos y armonías. Para ello podemos pedir ayuda a un compañero para hacer dictados a varias voces, o usar algún programa informático o CD ideado para entrenar el oído. Aquí tenéis algunas aplicaciones y programas.
  • Analizar las partituras: Siempre que vayas a tocar un estudio o pieza susceptible de ser analizado, hazlo. Analízalo desde el punto de vista formal y también armónico, o al menos inténtalo. Te ahorrarás tiempo de estudio y comprenderás de un golpe toda la partitura. ¡No nos enseñan a analizar partituras en el Conservatorio para tenernos entretenidos!
  • Improvisar: Esto es algo que muchos músicos temen (especialmente clásicos), y que otros ven como algo fácil y normal. Como con casi todo, hay que “lanzarse”. Antes de decir que no se te da bien, prueba y entrénate en ello. Verás que después te costará menos memorizar partituras, reconocer armonías, mejorarás tu oído y tu capacidad para tocar en grupo.

Esperamos que pongas en práctica alguno de estos consejos. ¡No todo es técnica!

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Cómo lograr el éxito en nuestros objetivos

En el camino al éxito profesional, muchos músicos abandonan por las trabas que se les van presentando. El miedo al fracaso, el paso del tiempo sin lograr los objetivos, la dureza y la exigencia de la carrera y la falta de motivación son algunas de las razones.

Libros recomendados:

El nivel de exigencia

Para poder librarnos del miedo o la desmotivación, debemos tener en cuenta dos cosas:

  • Fijarnos unos objetivos plausibles
  • Aceptar que podemos cometer fallos

Como ya comentaba en este otro post sobre motivación, es muy importante que el objetivo que nos marcamos sea realizable. ¿Cómo podemos saber que no nos estamos exigiendo demasiado? Cualquier objetivo que te marques tienes que poder empezar a cumplirlo desde ya. Los objetivos demasiado lejanos en el tiempo o inalcanzables a nivel técnico o académico no nos ayudarán. La falta de perseverancia o de ilusión por lo que se hace a menudo viene como consecuencia de la falta de objetivos por los que trabajar: son demasiado altos, poco concretos, o son objetivos poco atrevidos.

Es importante saber medir la dificultad de la meta que nos marcamos. Si subestimas la complejidad del camino que has elegido puedes llevarte un buen chasco: pensabas que iba a ser más fácil y te has caído con todo el equipo.

Por otro lado, debemos tener la capacidad de perdonarnos los fallos y entender que siempre van a estar ahí, puesto que no somos perfectos. Esto no quiere decir que tengamos que ser permisivos con nosotros mismos y dejarnos caer en el “todo vale” o la mediocridad. Hay que tener exigencia y ganas de superación, pero machacarse por los fallos cometidos no nos llevará por el camino correcto.

De la misma manera debemos actuar con nuestros alumnos si somos profesores. Para alguien que está aprendiendo, la motivación viene de la superación. Y uno se supera si va alcanzando objetivos cada vez más difíciles, con esfuerzo pero sin frustración. Para nuestros alumnos, será sin duda mucho más interesante trabajar obras con una dificultad técnica que vaya en aumento. Por otro lado, si tocan estudios o ejercicios técnicos, lo harán con mucha más motivación sabiendo para qué los hacen y cuál es el objetivo de los mismos.

La perseverancia

Cuando uno tiene un objetivo claro y sabe con detalle el camino que quiere andar, la perseverancia vendrá de la mano. Si estás convencido de que quieres lograr algo concreto, casi al punto de la obsesión, no habrá nada que no seas capaz de hacer, ningún esfuerzo que te suponga demasiado para conseguirlo.

Pocos pueden lograr este estado de perseverancia y a menudo se quedan en el camino. Muchas veces, hay variables externas que nos torpedean nuestros objetivos. Como, por ejemplo, la situación actual de falta de puestos de trabajo en el mundo cultural, que puede mermar mucho la voluntad del músico más decidido. A pesar de todas las circunstancias ajenas a nosotros debemos mantenernos firmes en nuestros objetivos y seguir perseverando y luchando.

En la perseverancia, son clave:

  • La ambición
  • La ilusión

Para no cesar en nuestros objetivos es importante tener ambición real por ellos, apostar con todo lo que tenemos y dejarnos de medias tintas. El que no arriesga no gana, y para lograr lo que ambicionamos debemos arriesgar y volcar todo el corazón.

Mantener la ilusión por lo que queremos es igual de importante. Tenemos que visualizarnos consiguiendo nuestros objetivos con todos los honores. Imaginar aquello que queremos lograr y lo bien que nos sentará conseguirlo nos ayudará mucho más que visualizar nuestro objetivo como algo lejano y difícil de alcanzar, aunque lo sea. Recuerda: el esfuerzo ilusionado conduce a la excelencia.

El camino no será recto, tendrá muchas y muchas curvas, pero debemos continuar esforzándonos siempre, porque después de una de esas curvas, podremos ver el final. Si trabajas, lo lograrás.

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Pautas para una buena lectura a primera vista

En muchas ocasiones, para una prueba de acceso al Conservatorio, en audiciones para puestos de trabajo, exámenes de la carrera… se nos exige leer a primera vista. Muchos piensan que este es un talento con el que no cuentan, que se nos puede dar mejor o peor. Pero la verdad es que, como casi todo en esta carrera, se puede trabajar y mejorar.

¿Qué pasos has de seguir en una lectura a primera vista?

Normalmente, cuando un tribunal te exige leer a primera vista, te da un tiempo antes de presentarte a tocar, unos 5 o 10 minutos. En ese caso, una vez que entres en el aula de estudio esto es lo que debes hacer:

  • Identifica obra y autor: Lo más normal es que te lo indique la partitura. Piensa en el estilo del autor, y en si conoces la obra o la has escuchado alguna vez. Si no aparece esta información (a veces el tribunal nos complica las cosas), intenta identificar por ti mismo al menos el estilo: clásico, romántico, barroco… De esta formas te harás una primera idea de las articulaciones que debes usar, el fraseo, el vibrato y demás características de tu interpretación.
  • Tonalidad y alteraciones accidentales: Observa en qué tonalidad está el fragmento o la pieza e identifica si en algún momento cambia o si hay alteraciones accidentales que tengas que tener en cuenta. Incluso puedes tocar la escala de la tonalidad si te han dado tiempo suficiente.
  • Compás y tempo: Identifica en qué compás está, y las indicaciones de tempo, si hay algún cambio en ellas, si cambia el compás, o si hay ritardando/accelerando.
  • Mídelo, y si puedes, cántalo en voz alta antes de tocarlo: Mide con una mano el compás y lee el pasaje o pieza para ti o en voz alta si puedes.
  • Tócalo lentamente: Siendo muy estricto con el ritmo, toca (o canta) el fragmento lentamente para reconocer bien la afinación, ver la articulación que vas a hacer, matices…etc.
  • Repítelo varias veces hasta que el tribunal te llame a tocar: Una vez tomadas todas las decisiones, elige un tempo que no sea demasiado lento ni demasiado rápido para ti y repítelo para fijarlo todo.

Otros consejos útiles

  • Si no te dan tiempo para mirar el pasaje, respira hondo y observa antes de empezar a tocar: compás y tempo, tonalidad, autor y obra.
  • Lee siempre por delante de lo que tocas o cantas.
  • No olvides el ritmo, llévalo internamente, o incluso ayúdate del “pietrónomo” de manera discreta.
  • La lectura a primera vista se puede ensayar. Escoge obras o pasajes que no hayas interpretado nunca una o dos veces en semana y trabájalos siguiendo las pautas que te hemos indicado antes.

 

12 formas de animar a los niños a estudiar

Traducido de la publicación The Strad

Enlace al original: http://www.thestrad.com/cpt-latests/12-ways-to-encourage-children-to-practise/

Autor: Oliver Gledhill

Fecha: 5 Mayo 2015

Título original: 12 ways to encourage children to practise

Conseguir el nivel adecuado de participación en la práctica instrumental de un niño puede ser muy difícil. Oliver Gledhill nos ofrece alguna orientación estratégica.
1. Practicar tiene que ser visto como parte esencial de una valiosa actividad a largo plazo. Tiene que ser regular, preferiblemente todos los días, pero en las primeras etapas no más de 12 a 15 minutos por día.

2. Practicar después de descansar es más productivo.

3. La práctica distribuida, por ejemplo en dos partes más cortas durante el día en lugar de hacer una sesión larga; o regularmente durante toda la semana y no intentar hacer todo el día antes de la lección, es mucho más eficaz.

4. La sala de práctica debe ser tranquila, libre de distracciones y adecuadamente equipada.

5. Para los padres que tengan la intención de supervisar la práctica en casa se aconseja también participar en las clases, con el fin de recoger sugerencias y estrategias ofrecidas por el profesor.

6. Para ser eficaces, el nivel de control parental y la participación en las clases debe ser activo, en actitud de entendimiento e implicación con el profesor, en lugar de permanecer simplemente sentado escuchando. La participación de los padres en la práctica de manera presencial debe ir abandonándose entre los 11 y los 13 años.

7. Animar el estudio por pequeñas secciones en lugar de practicar toda la pieza.

8. Fomentar la memorización y la analítica será muy beneficioso, buscando patrones de memorización por fragmentos.

9. Usar distintos enfoques en la práctica y distintos materiales puede ser beneficioso para el aprendizaje de la mayoría de los niños, pero a veces limitar la esfera de la actividad, con un enfoque más holístico, puede adaptarse mejor a la forma de aprendizaje de ciertos niños.

10. Proporcionar un ambiente tranquilo y no amenazante para la práctica ayudará a la imaginación – gracias a los vínculos asociativos – a florecer.

11. Asumir riesgos en cada paso del aprendizaje, especialmente para los niños más “indefensos”, puede ayudar a animarlo a estudiar.

12. Los elogios deben orientarse hacia los aspectos específicos que salen bien (fomentando las metas de aprendizaje y trabajo) en lugar de provocar que el niño trate de complacer en busca de recompensas (metas de orientadas al resultado final y al ego).

Lecturas recomendadas: