TOP 7 maravillosas canciones con ukelele

 Por: Redacción


El ukelele​ (un instrumento de origen hawaiano cuyo nombre literalmente se traduce como “Pulga saltadora”)


Es un instrumento de cuerda tensada que se utiliza como instrumento principal, en la producción y ejecución de la música de las Islas “Hawái, Tahití y la Isla de Pascua”. Originalmente el ukelele tenía cinco cuerdas, pero en su evolución se quedó con sólo 4, además según expertos este instrumento es una adaptación del “cavaquinho portugués” que se  creó en los años 1880 en Hawái, sus creadores fueron varios inmigrantes portugueses.

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Analizar partituras: la clave de un estudio eficiente

Muchos estudiantes de Conservatorio, y también profesionales, toman la lectura de una nueva pieza sin una estructura de trabajo definida y sin unas pautas claras. Lo cierto es que, aunque se nos den las herramientas para trabajar de manera correcta, muchos no las usamos. Ya sea por pereza, por prisas o por falta de costumbre, solemos tomar las partituras nuevas de forma desordenada y sin objetivos claros.

El primer y principal punto que debemos tener en cuenta para trabajar cualquier pieza nueva es el análisis de la misma. Este análisis nos facilitará el trabajo y nos situará para que podamos empezar a meternos en la nueva obra que vamos a trabajar con un contexto claro.

Cómo realizar el análisis

Lo primero que debemos saber cuando comenzamos a trabajar una nueva pieza o estudio es el autor, la época y el estilo al que pertenece. Parece obvio, pero no todos los alumnos piensan en ello. Identificar y conocer el contexto histórico de la obra nos ayudará a encontrar el modo de tocarla: expresividad, vibrato, articulaciones, legatos… Todo ello depende del contexto, y es por eso que es lo primero que debemos conocer y trabajar.

El análisis de forma

Después de este primer paso, vendría el análisis de forma. Para ello, nos ayudará escuchar una grabación de la obra o cantarla. Debemos ir respondiendo una serie de preguntas:

  • ¿Qué tipo de composición es? ¿Cuál es la forma típica de esta composición?
  • ¿Cuántos temas hay? Identificarlos con letras (A, B,…)
  • ¿Cuántos subtemas hay? Identificarlos también con letras (a, b,…)
  • ¿Qué frases contiene cada tema? ¿Dónde están las cadencias?
  • ¿Están compuestas las frases por otras más pequeñas?
  • ¿Qué motivos hay? ¿Cuándo y cómo se repiten o varían?
  • ¿Hay alguna progresión?
  • ¿Hay puentes?
  • ¿Hay codas?
  • ¿Dónde están los puntos culminantes? ¿Y los puntos más bajos?

El análisis de forma es muy importante, ya que nos ayudará a pensar cómo debemos tocar cada frase, las direcciones de la música, las pausas, el movimiento, la expresividad, los momentos más enérgicos, los puntos más bajos y altos de la obra… Si hacemos un buen análisis, comprenderemos mejor cómo tenemos que tocar. Además, desde fuera se notará que hemos hecho un trabajo exhaustivo y que entendemos la partitura.

El análisis armónico

También es importante realizar un análisis armónico, aunque nos puede costar un poco de más trabajo que el análisis formal. Para ello, debemos responder estas cuestiones:

  • ¿Qué tonalidades aparecen en la obra? ¿Cuál es la principal?
  • ¿Qué acordes son más tensos?
  • ¿Qué acordes relajan la música?
  • ¿Qué tipo de cadencias hay? ¿Son más o menos conclusivas?
  • ¿Hay alguna “sorpresa” armónica?

Cuando se toca en grupo de cámara o en orquesta, el análisis armónico cobra mayor importancia: es esencial que cada instrumentista sepa qué nota del acorde lleva en cada momento para tocarla con la intensidad correcta y así ayudar a que la afinación sea óptima.

Como regla general, la tónica debe ser el sonido más intenso, seguido de la quinta, después la tercera y por último la séptima.

Cuando tienes dudas sobre la dirección de una frase o melodía, normalmente podrás encontrar la clave de la interpretación en el análisis armónico.

 Qué ventajas tiene analizar las obras que se estudian

  • Ganas tiempo, ya que comprendes antes la obra y desechas interpretaciones erróneas o poco ortodoxas.
  • Trasmites seguridad y conocimientos sobre la obra.
  • Creas argumentos para tu interpretación, con los que puedes explicar porqué lo tocas de un modo y no de otro.
  • Consigues que tu interpretación sea más clara y amena para el público.
  • Amplías tus conocimientos musicales.
  • Aprendes a estudiar sin el instrumento en las manos.
  • Te obliga a activar el cerebro de manera distinta en que lo haces cuando tocas, por lo que fijas mejor lo que aprendes.
  • Te ayuda a memorizar partituras.
  • Le das sentido a lo que interpretas.

Para conocer más sobre el análisis de partituras, recomendamos leer: Análisis Musical. Claves para entender e interpretar la música.

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La relación del profesor con el alumno

La clase de instrumento o de canto no es una clase como cualquier otra. La música es una enseñanza personalizada, cuyas lecciones son siempre cara a cara con el alumno. Desde el primer minuto, profesor y alumno establecerán una relación personal-profesional que probablemente continuará a la largo de toda su carrera.

Primeros pasos

La edad a la que un niño suele empezar a estudiar música se sitúa entre los 6 y los 9 años. Los niños de estas edades ya llevan unos años yendo al colegio y recibiendo un tipo de enseñanza más generalizada para toda su clase. La personalización que experimentan en el Conservatorio es nueva para ellos. Como profesores debemos ser pacientes. Estos niños probablemente no estén acostumbrados a mantener la concentración durante toda la clase. Hay que reconducirlos hacia la actividad que estemos realizando de manera inteligente, sin frustrar al alumno. Estas primeras clases serán determinantes para que el alumno venga motivado y empiece a construir un vínculo con su profesor.

El equilibrio en esta primera fase de la relación profesor-alumno es muy importante. El exceso de confianza transformará al profesor en una mala niñera que tiene que lidiar con un niño revoltoso. Hay que encontrar el balance perfecto entre la buena relación con el niño y la disciplina propia del aula. Nunca asustarle siendo demasiado estricto, pero sí mostrarse exigente.

Alabar las buenas prácticas más que castigar las malas lo conducirá a que potencie estas buenas prácticas para sentir el orgullo de su profesor. Pero cuidado con este deseo de agradar al profesor, hay que conseguir que el alumno toque para su propio disfrute. Si no, estará confundiendo la función de ir a clase (aprender) con agradar a su profesor.

Cuando el alumno ya no es un niño

La etapa pre-adolescente y adolescente es complicada tanto para el profesor como para el alumno. En estos años, el profesor debe reforzar la disciplina, exigir más del alumno y mantener un poco más de distancia emocional. Pero, como siempre, debemos cuidar el binomio buen rendimiento=aceptación, mal rendimiento=no aceptación. Si empezamos a actuar así, la relación profesor-alumno puede estropearse. Acabaremos creando miedo en el alumno, miedo a decepcionarnos. Su preocupación se situará en el profesor y no en lo que tiene que aprender y en la música.

educacion musical

De adulto

Siendo ya adulto, el alumno ya habrá forjado un vínculo con su profesor. En esta época, si continúa estudiando música es porque le gusta lo suficiente como para dedicarse a ella. El vínculo con el profesor es más fuerte, pues éste es un guía indispensable en la carrera del alumno. La relación ya no sólo se basa en el aula, muchas veces llega a los aspectos personales de la vida de ambos, tanto profesor como alumno.

Debemos cuidar siempre esta relación, no permitir que los alumnos se hagan dependientes de nosotros por completo, pero sí ser un apoyo y una guía para ellos. A veces hay ser un poco psicólogo, y no sólo limitarse a los aspectos técnicos y musicales. Para nuestro alumno, somos un ejemplo de músico exitoso, debemos darle las herramientas adecuadas para que alcance su máximo potencial, con disciplina y cercanía al mismo tiempo.

Recomendamos este otro artículo:

La relación alumno maestro

Y este libro:

El Músico Adicto. La Musicorexia


La actitud en el escenario

Como en todos los ámbitos de la vida, la interpretación musical está conformada por aspectos diferentes que se combinan entre sí. Talento, trabajo, fuerza, creatividad, presencia, carisma, técnica…

palabras

 

Casi siempre nos centramos en los aspectos más técnicos y creativos cuando estudiamos. Buscamos nuestra interpretación más “musical”, con colores, matices, buena ejecución técnica… Pero a veces olvidamos un aspecto muy importante de la interpretación: la actitud en el escenario. Un músico una vez que se sube al escenario debe cambiar su modo de actuar, pasar de ser la persona a ser el artista. Igual que un actor que asume su papel. Debe dejar a un lado sus preocupaciones cotidianas, sus sentimientos reales y mostrar lo que la música pide que muestre.

La actitud como solista o en grupo de cámara

Cuando tenemos que tocar en un concierto, ya sea en el auditorio del conservatorio o en un gran escenario, nuestra presencia ha de ser impecable.

  • Vestimenta: Una actuación es algo serio e importante en nuestra vida. Con nuestra manera de vestir debemos transmitir al público nuestro respeto por la situación y por ellos. Depende de la actuación, pero en general debemos vestir para presentarnos ante los demás como músicos seguros y profesionales.
  • Entrada al escenario: Siempre con paso seguro, demostrando entereza (por muy nerviosos que estemos). La cabeza alta, los hombros rectos. Nada de andar encogidos o dubitativos. En el caso de los grupos de cámara, guardad un orden de entrada al escenario. Toda esa coordinación dirá mucho de vosotros como grupo.
  • Gestos y respiraciones al tocar: Una buena forma de demostrar el control sobre la partitura es acompañar nuestra manera de tocar de gestos y movimientos naturales. Respirar (para pianistas, guitarristas, instrumentistas de cuerda en general…) es también un indicativo de seguridad y concentración.
  • Saludo al público: Siempre con humildad, aceptando todos los aplausos que vengan y saludando las veces que sea necesaria. Por poco satisfecho que te hayas quedado con tu actuación, si el público está contento debes agradecerlo. Si alguien se te acerca para darte la enhorabuena, acéptalo y da las gracias, aunque tú sepas que algunas cosas no hayan ido bien. Si tocáis en grupo, saludad de manera coordinada.

La actitud dentro de la orquesta

Las orquestas tienen su propia forma de funcionar. Para dar una buena sensación de conjunto, cada individuo tiene que mostrarse implicado en la actuación.

  • Vestimenta: Respeta siempre el protocolo para vestir de la orquesta en la que toques. ¡Usa los mismos tonos de negro en tu ropa! Cuida detalles como calcetines. Cuida la elegancia, ya que estás trabajando y durante el concierto eres parte de la imagen de tu orquesta.
  • Levantarse y sentarse: Sé disciplinado y hazlo sólo cuando el concertino lo haga. Cuando te levantes, si tu posición en la orquesta no es de frente al público, colócate de esa manera. Cuando la orquesta se pone en pie está saludando al público y recibiendo sus aplausos, no los recibas de lado.
  • Actitud activa: No toques recostado en la silla, no cruces las piernas, no te distraigas en los tacet… Debes demostrarle al público y a tus compañeros tu respeto por la orquesta y por tu trabajo.

La actitud en un examen o prueba

Aunque no te lo parezca, tener una actitud de “comerse el mundo” en un examen o prueba te da muchos puntos. Hay que creérselo para que se lo crean los demás.

  • Vestimenta y aspecto: Intenta transmitir mediante tu imagen que el examen o prueba te importa. Ten en cuenta, si vas a una prueba u oposición, que el jurado no va a entrevistarte. Toda la información que tienen sobre ti se la vas a dar mientras toques, y no sólo juega el sentido del oído. La vista también tendrá mucho que ver.
  • Entrada al escenario: Demuestra seguridad, como ya hemos dicho antes.
  • Actitud tocando: Haz un poco de “teatro”. Muévete, libera tu interpretación, haz ver el control que tienes sobre lo que tocas (aunque no sea cierto). ¡Aparéntalo!