Javier López Pineda, fisioterapeuta especializado en músicos: una buena alianza entre la técnica y la salud

Hoy tenemos el placer de conversar con Javier López Pineda, fisioterapeuta especializado en las lesiones de los músicos. Seguro que sus reflexiones son reveladoras para muchos de vosotr@s.

Javier, estás especializado en fisioterapia para músicos. ¿Qué puede aportar la fisioterapia a los procesos de aprendizaje? 
El fisioterapeuta es el especialista en el análisis del movimiento. Los fisioterapeutas tenemos herramientas para evaluar la postura y el movimiento del músico. Yo concretamente utilizo sistemas de evaluación biomecánica como la electromiografía de superficie, la electrogoniometría, grabación en video sincronizado y otros sistemas para valorar la actividad muscular, la posición, los ángulos, etc., que permitan detectar, junto con la exploración física, algún déficit que podamos luego trabajar para disminuir dolor y/o mejorar el rendimiento. 
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Capsulitis, “hombro congelado”

*Artículo posible gracias a la colaboración de la violinista Sara Álvarez-Borbolla Arce, en su trabajo “Patologías del violinista.”*

¿Qué es?

La capsulitis adhesiva del hombro es una enfermedad que se da cuando el tejido que rodea la articulación se inflama. Cuando esto ocurre, se pierde la capacidad de mover el hombro en todas las direcciones sin dolor. Los médicos a veces se refieren a este problema como “hombro congelado” porque el hombro puede volverse rígido.

Incluso puede llegar al punto en que el hombro deje de moverse. Esto sucede porque, al dejar de mover el hombro con naturalidad a causa del dolor, se desarrolla un tejido cicatricial que impide que se mueva con facilidad. Es posible que el hombro pase por varias etapas a medida que se forma el tejido cicatricial y puede mejorar por sí solo.

  • La etapa dolorosa. Al principio, es posible que el hombro duela y se sienta rígido. Luego puede volverse muy doloroso. Esta etapa podría durar alrededor de 3 a 8 meses.
  • La etapa adhesiva. Durante la segunda etapa, es posible que no sienta tanto dolor, pero que el hombro se vuelva cada vez más rígido. Por lo general, esta etapa dura alrededor de 4 a 6 meses.
  • La etapa de recuperación. La etapa final que, por lo general, dura alrededor de 1 a 3 meses, no es muy dolorosa. Se vuelve muy difícil mover incluso un poco el hombro. Luego, después de un tiempo, la rigidez desaparece poco a poco. En esta etapa comienza a moverse de nuevo el hombro. Aunque es posible que no se recupere por completo el movimiento del hombro, se debería poder hacer muchas más actividades. A medida que aumenta el movimiento del hombro, es posible que aún aparezcan dolores de vez en cuando.

¿Cuáles son sus causas? ¿Cómo prevenir?

La capsulitis adhesiva se desarrolla cuando el tejido conjuntivo de la articulación del hombro se tensiona y restringe el movimiento de la articulación. A menudo, esto se produce después de un período de menor actividad debido a otra lesión, como una lesión del manguito de los rotadores, un sobreuso de la articulación, o un mal uso.

Las personas de, al menos, 40 años tienen un riesgo más alto de desarrollar capsulitis adhesiva, en especial las mujeres. Determinadas afecciones de la salud, incluida la diabetes, también pueden hacer que el riesgo sea más alto.

El estudio que realiza un músico a lo largo de su vida es muy intenso y repetitivo y también puede verse afectado por esta enfermedad. Es en estos casos cuando el tejido de la articulación se tensa, después de un período de duro trabajo.

Para prevenir, debemos tener en cuenta:

¿Qué hacer?

El médico informará sobre los ejercicios que se pueden hacer para ayudar a romper el tejido cicatricial del hombro. Es posible que debamos ver a un fisioterapeuta para que nos ayude con los ejercicios. Para afrontar el dolor, colocar una almohadilla térmica o una compresa de hielo en el hombro durante algunos minutos antes de hacer el ejercicio también podría ayudar.

Ejercicios

Existen algunos ejercicios que se suelen recomendar para prevenir y tratar. Advertimos que para cualquier tipo de lesión hay que acudir al médico antes de tratarse.

No es aconsejable autodiagnosticarse, ni buscar la solución a un problema de este tipo en la red.

Siempre recuerda hacer un precalentamiento de 5 a 10 minutos antes de empezar a hacer cualquier ejercicio. Este precalentamiento constará de ejercicios muy suaves y pequeños movimientos con el hombro. No olvides precalentar y estirar otras partes del cuerpo también (cuello, espalda, manos y codo):

  • Trepar la pared: Pon la mano plana sobre una pared delante de ti. Usa los dedos para “trepar” la pared (como una “araña”). A medida que avanzas con los dedos hacia arriba, debes hacer pequeñas pausas durante 30 segundos. Avanza con los dedos hacia arriba en la pared tan alto como puedas.
  • Ejercicio Codman: Siéntate de costado en una silla con respaldo derecho. Apoya la axila en el respaldo de la silla. Ahora mueve el brazo lentamente en círculos. Haz pequeños círculos al principio, y luego círculos más grandes. Haz los círculos en ambas direcciones.
  • Alcance: Coloca cosas que usas todos los días (calzado, taza de café, cepillo de dientes) en un estante alto. De esta manera, te obligas a estirarte hacia arriba más a menudo para alcanzar las cosas. El alcance es un buen estiramiento para el hombro.

Recomendamos siempre acudir al médico o al rehabilitador y no dejar pasar nunca este tipo de lesiones.

Si quieres aprender más sobre lesiones y ejercicios para músicos te recomendamos que leas estos libros

También podéis leer nuestra reseña sobre este otro interesante libro que habla sobre el cuerpo del músico.

 

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Importante: Aclaramos que en Gran Pausa no se da ningún tipo de consejo médico ni tratamiento para problemas físicos o mentales sin el consejo de un médico, sea directa o indirectamente. En el caso de aplicar con ese fin alguna información de este sitio, Gran Pausa no asume la responsabilidad de esos actos. La intención del sitio es solamente ofrecer información sobre lesiones y otras afecciones del músico para que estos problemas se conozcan y comprendan un poco mejor.
 

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¿De dónde viene el dolor? Tensión, contracturas y puntos gatillo.

Los músicos somos propensos a sufrir sobrecargas musculares y tensiones. El origen de ellos es evidente: sobreesfuerzos, misma postura durante largas horas, poco calentamiento previo, tensiones innecesarias… Muchos músicos se niegan a ver más allá y a comprender que el cuerpo también es nuestro instrumento de trabajo, y que debemos cuidarlo.

Estas sobrecargas musculares nos provocan cierto dolor que en ocasiones puede llegar a ser muy molesto e incluso incapacitante. Es importante descubrir cuáles son sus posibles causas y ponerles remedio antes de que el problema se agrave y nos impida trabajar con normalidad.

Cuando notamos este dolor muscular, suele ser porque el músculo está tenso. La tensión es el primer paso para la formación de contracturas. Una contractura muscular, como su nombre indica, es la contracción involuntaria de un músculo de manera continuada.
Cuando tenemos una contractura en un músculo, tenemos este músculo en constante tensión, lo cual nos provoca dolor e inflamación. Esto significa que nuestro músculo se acorta y se endurece de manera contraproducente.

Pero, ¿qué ocurre cuando una contractura por sobrecarga muscular no se cuida correctamente? Pues que podemos activar uno o varios puntos gatillo.

¿Qué es un punto gatillo?

Un punto gatillo es una zona hiperirritable que se encuentra en un músculo esquelético (músculo estriado unido al esqueleto, como por ejemplo, el trapecio.) El punto gatillo se reconoce como un nudo palpable e hipersensible que produce dolor cuando se presiona. Producen el acortamiento del músculo, lo debilitan y provocan falta de movilidad.

puntos gatillo trapecioEstos puntos pueden clasificarse en dos grandes grupos: activos o latentes. Los puntos gatillo activos implican un dolor continuado. Los puntos latentes no duelen en todo momento, sólo cuando se les aplica presión.

 

Una de los datos más importantes sobre los puntos gatillo es que no solo provocan dolor en el músculo afectado. Normalmente, los puntos gatillo conllevan un dolor referido: afectan a otras zonas del cuerpo. Es por ello que tener el cuello tenso y dolorido nos provoca dolores de cabeza, por ejemplo.

¿Qué hacemos mal?

Hay una serie de factores que favorecen la aparición de los puntos gatillo y que, a pesar de seguir un tratamiento de fisioterapia, pueden provocar que no mejoremos de nuestro dolor:

  • Mala alimentación: Una mala nutrición provoca falta de vitaminas y minerales, necesarios para un funcionamiento correcto de nuestros músculos.
  • La ansiedad: El estrés continuado es un factor clave para que los músculos se tensen y los puntos gatillo se activen.
  • No usar el material adecuado: no usar sillas ergonómicas, o no colocar el atril correctamente, lo cual nos puede provocar posturas forzadas durante horas.
  • Tener malos hábitos posturales.
  • Hacer demasiado esfuerzo, sin descansar.
  • Realizar durante horas movimientos repetitivos.
Tratamiento

Los dolores musculares siempre deben ser tratados por un fisioterapeuta o un médico especializado. El mejor tratamiento que puedes aplicar tú mismo es la prevención y el cuidado del cuerpo.

Uno de los factores más importantes, que perpetúan el dolor y la activación de los puntos gatillo, es la higiene postural. Por ello es muy importante que vigiles continuamente tu postura, no sólo cuando practicas, sino también en tu vida diaria.

También los sobreesfuerzos y las repeticiones pueden significar lesiones de este tipo. Es importante que nuestras sesiones de estudio sean variadas, que pasemos de unas actividades a otras para mantener la cabeza despejada y el cuerpo libre de tensión. Además de esto, por supuesto es muy importante realizar los descansos que sean necesarios y para de vez en cuando para movilizar las articulaciones y estirar.

Por último, el calentamiento previo y los estiramientos después de tocar son esenciales para conseguir que nuestros músculos se mantengan elásticos y evitar así tensiones innecesarias. El calentamiento favorece la circulación sanguínea y nos prepara para tocar. Sin embargo, realizar estiramientos al terminar es casi más importante, ya que gracias a ellos facilitamos que nuestros músculos absorban los minerales y vitaminas necesarias después de realizar ejercicio físico (como es tocar un instrumento o cantar).

Si quieres saber más sobre dolor muscular y puntos gatillo, te recomendamos el Manual: Dolor y Disfunción Miofascial. El manual de los puntos gatillo. 2 Volúmenes.

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¿Tocar a pesar del dolor?

Hoy os traducimos este artículo que habla un poco más sobre la necesidad de que los músicos se conciencien de los problemas de salud que puede acarrea el exceso de estudio y las tensiones. Esperemos que sirva para concienciar y reflexionar.

Publicación: WBUR’S Common Health

http://commonhealth.wbur.org/2015/12/audition-season-injuries-musicians

Autor: Ian Coss

Fecha: 28 diciembre 2015

Título original: Play Through The Pain? Audition Season Means Injury Risk For Young Musicians

 

Caitlin Cawley sólo tenía 15 años cuando desarrolló una tendinitis en ambos codos. La condición se conoce comúnmente como “codo de tenista”, pero Cawley no estaba practicando su saque. Ella estudiaba percusión en un programa pre-universitario.

Conoce más sobre la Tendinitis pinchando aquí.

Hizo caso omiso de las señales tempranas hasta que la sensación de picor creció y se convirtió en un dolor punzante en todo su antebrazo tan insoportable que tenía que dejar de tocar. Tuvo que dejar de tocar durante tres meses para que la inflamación de sus tendones bajara, y ha tenido múltiples brotes desde entonces.

Ahora que tiene 21 y es estudiante de último año en la Escuela de Música de la Universidad de Boston, Cawley se está preparando para una audición para programas de posgrado. Así, mientras que la mayoría de los aspirantes de universidad pueden suspirar aliviados ahora que sus exámenes finales han pasado, ella y otros estudiantes de música se dirigen de nuevo a las cabinas de estudio. Actualmente Cawley ensaya un promedio de seis horas al día, sin incluir los ensayos de conjunto. Según sus palabras: “En este momento estoy trabajando como nunca lo he hecho con la música.” Esa diligencia también significa riesgo de lesiones. Para Cawley y otros músicos jóvenes, la cuestión de esta temporada es: ¿Cuánto puedo tocar hasta que mi cuerpo convierta la perfección en dolor?

Sus probabilidades no son buenas. A mediados de la década de 2000, un médico con sede en Chicago comenzó a examinar a los estudiantes de música de nuevo ingreso en una universidad del Medio Oeste, y después de cuatro años, la tendencia de los datos fue clara: “Casi el 80% de los estudiantes sufrió un episodio de dolor relacionado con la práctica del instrumento” Para los músicos de cuerda, teclado y viento metal el porcentaje fue aún mayor. Para percusionistas como Cawley: el 100%. 

El Dr. Michael Charness, que dirige la Clínica de Artes Escénicas del Hospital Brigham y el Hospital de la Mujer, ha tratado a miles de músicos que tocan de todo, desde gaitas y cítaras hasta violas y trombones. Describe el quid de la cuestión: “Si nos fijamos en un cuarteto de cuerda, es la visión más natural del mundo, pero si les quitas los instrumentos de sus manos y los dejan en el suelo del escenario, no es una postura que debamos mantener mucho tiempo ni para la que estemos preparados. Los brazos se mantienen elevados, la muñeca en extensión, la cabeza inclinada – al mismo tiempo, se realizan rápidos movimientos repetitivos (un movimiento de dos minutos del “Mesías” de Handel incluye 740 golpes de arco en el violín). Es una receta para lesiones por esfuerzo repetitivo, y lo mismo podría decirse de cualquier instrumento cuando se toca intensamente.

” Los eventos de alta presión tales como audiciones y recitales traen mayor riesgo”, dice Charness “empujan a los músicos a tocar entre 8 o 10 horas al día y repetir el mismo pasaje una y otra vez para hacerlo bien – las cosas que la mayoría de los atletas saben que no debe hacer“. A menudo, Charness ve a esos mismos músicos en su clínica una vez que ha pasado la presión.

Pacientes músicos

Todos los sábados hay una fila de músicos en la clínica del Brigham que llevan fundas de instrumentos de todas las formas y tamaños. Dan Snydacker, un clavecinista que viaja desde Connecticut para el tratamiento, describe la sala de espera como un lugar donde se respira tensión: “Todos compartimos este sentimiento de pérdida de potencial.”
Aproximadamente la mitad de los músicos que Charness trata sufren de lesiones por uso excesivo de los tejidos blandos, como la tendinitis. El médico observa la forma de tocar de cada uno, en busca de la tensión en los hombros o un giro innecesario en la muñeca – hábitos sutiles que pueden conducir a la tensión.

Un poco menos comunes son las lesiones nerviosas – a menudo en la muñeca y el codo, donde los nervios pueden llegar a ser comprimidos o atrapado en las articulaciones. En muchos casos la condición es totalmente indolora, sólo afecta a la coordinación del músico. La enfermedad musical más rara y debilitante es la distonía focal, una condición neurológica que tiene sus raíces en el cerebro, pero afecta a una parte específica del cuerpo – los dedos para pianistas y, a veces los labios para los instrumentistas de viento. La condición no se entiende bien a pesar de que afecta a casi el 2% de los músicos profesionales – incluyendo el célebre pianista Leon Fleisher y, posiblemente, el compositor del siglo 19 Robert Schumann..

Conoce más sobre distonía focal leyendo estos post:

 

Snydacker, el clavecinista, sabía que algo andaba mal cuando empezó a notar que “le faltaban notas” al tocar. Entonces se dio cuenta de que sus dedos se arrugaban bajo su palma involuntariamente cuando se ponía a tocar. La distonía estaba interfiriendo con las rutinas de movimiento que había desarrollado a lo largo de años al clave, y ahora recibe inyecciones de botox regulares que relajan los músculos hiperactivos de la mano. Es poco probable que se dé una recuperación total; Snydacker sólo mantiene la esperanza de que pueda tocar el clave para sus nietos.

Charness es también teclista, y comenzó a tratar a músicos después de sufrir su lesión – un nervio atrapado en el codo. Él era médico residente en aquel momento, pero ninguno de sus profesores de neurología podía explicar lo que estaba mal. Sus manos parecían perfectamente bien, pero en el teclado del piano perdían repentinamente su precisión.
Una vez Charness encontró tratamiento, otros músicos que conocía de repente empezaron “a salir del armario” acercándose a él con sus propias heridas. Esto fue a mediados de la década de 1980, y no había ninguna clínica para tratar a los artistas, así Charness los vio en una habitación trasera del laboratorio donde trabajaba. Después de dos años, dice, estaba tratando a los principales músicos de orquesta de todo el país, entre ellos casi una cuarta parte de la local Sinfónica de San Francisco – todo por el boca a boca, todo en secreto.

La lesión está rodeada por el estigma y el secreto, lo cual cuadra a la perfección con la perspectiva de los músicos: Las orquestas no quieren músicos lesionados, al igual que un equipo de béisbol. Incluso los músicos con un empleo estable podrían mantener en secreto sus problemas de salud a sus colegas y al director, por miedo de enfrentarse a un escrutinio adicional. Así Charness tiene cuidado en proteger la confidencialidad de sus pacientes, a sabiendas de que este secreto hace que sea aún más difícil para ellos obtener ayuda.

Practicando el bienestar

La medicina aplicada aplicada a los artistas ha cambiado mucho desde que Charness atendía a músicos en la trastienda. El tema ganó mayor atención en 1987, cuando un estudio realizado por la Conferencia Internacional de Músicos de Orquestas Sinfónicas dio a conocer que el 76% de sus miembros había sufrido una lesión tocando que afectó seriamente su rendimiento. Charness abrió su clínica en Boston dos años más tarde, y ahora es uno de los varios médicos en el país que tratan específicamente a músicos.

Pero en el mundo de la música clásica, los viejos hábitos tardan en morir. En los cursos de música, encuentros de orquestas o campamentos todavía se pide a los niños que toquen durante siete horas al día y muchos profesores están más pendientes de la expresión o la afinación que de los movimientos y la postura.

El estigma de la lesión persiste también. Cawley recuerda haber oído a los 16 años: “Si le dices a la gente que estás lesionado, que no vas a funcionar, la gente no te va contratar.” Y mientras que ninguno de sus maestros hoy volvería a decirle que “toque a pesar del dolor”, la cultura competitiva de la industria de la música empuja a algunos músicos a hacer precisamente eso.

Cawley debe navegar en este terreno contradictorio con cuidado. Durante una sesión de estudio reciente, estaba trabajando en una suite de violonchelo de Bach arreglada para marimba, un instrumento cuyo barras de madera están colocadas como las teclas de un piano, que mide casi 3 metros de punta a punta. Las notas llegan en un flujo constante y Cawley, con poco más de metro y medio de altura, se sostiene en la punta de sus pies mientras se mueve para seguir la melodía.

“Lo que pasa con Bach”, dice ella, “es que no te puedes perder.” Si la baqueta cae un centímetro a la izquierda, todo el mundo lo sabrá. Pero a pesar de su determinación por tocar las notas correctas, está igualmente decidida a no forzar su cuerpo demasiado. Otra lesión ahora podría poner patas arriba todo lo que estaba construyendo.

La audición de Cawley para la escuela de posgrado está a sólo unas semanas de distancia, pero ella conoce sus límites y no los fuerza. Cada sesión de práctica comienza con 30 minutos de estiramientos y calentamientos y no toca más de 90 minutos sin tomar un descanso. Si no puede trabajar más con las manos, Cawley practicará mentalmente con las partituras – una técnica que desarrolló después de su primer combate con la tendinitis cuando no podía tocar más de 15 minutos al día.

La mayor parte de estas estrategias de estudio no las enseñaban en conservatorios cuando Snydacker estudió música en la década de 1970. Él recuerda: “Como todos los de mi generación, practiqué hasta que no pude practicar más. Practiqué demasiado”. Tocó a pesar de la tensión y la incomodidad -. “Lo que los músicos de hoy saben que no deben hacer.” Charness ha trabajado a lo largo de su carrera para extender este conocimiento, y da consejos para la prevención de lesiones en el sitio web de la clínica. Pero incluso con todas las mejores prácticas y la precaución en el mundo, el miedo a la lesión permanece.

Cawley ha visto las cicatrices quirúrgicas en los brazos de sus compañeros que sufrieron de atrapamiento del nervio, y oído las historias de las oportunidades perdidas o carreras que terminaron por problemas de salud. A medida que se toma un descanso en el estudio, Cawley reflexiona sobre la naturaleza tenue de su profesión: “Es difícil pensar que tu cuerpo está tan conectado a tu sustento. La mayoría de la gente, cuando se lesiona de alguna manera, todavía puede seguir alimentando a su familia. Si eres músico de orquesta, sólo tienes una habilidad. Y si desaparece, estás jodido. Es una cosa extraña con la que hay que lidiar”.

Tan pronto como terminamos de hablar, Cawley vuelve a practicar. Las audiciones se acercan, el día estaba acabando, y ella estaba tímidamente lejos de su objetivo de seis horas.

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Síndrome de Satchmo, una patología exclusiva de los músicos.

¿Qué es?

El síndrome de Satchmo es una patología que consiste en la elongación o rotura del músculo orbicular de la boca. En ocasiones, se producen microroturas del músculo que pueden pasar desapercibidas. Se siente cierto dolor, se reposa y poco a poco el dolor va desapareciendo. El problema es que estas microroturas se van cicatrizando solas, formando uno o varios quistes fibrosos en el músculo orbicular que impedirían llevar una carrera profesional normal.

Músculo-orbicular-de-los-labios

Exclusivo de músicos

Este síndrome es propio de los instrumentistas de viento metal y está directamente relacionado con el uso de la boquilla. Cuando adaptamos nuestra boca a la boquilla para hacer sonar el instrumento, el músculo orbicular es clave. El doctor F. Maneiro nos lo explica de esta manera en su descripción de una caso clínico, que podéis leer pinchando aquí:

“En estos [instrumentos de viento metal], el sonido se produce después de que el músico adapte sus labios a la forma de la boquilla del instrumento herméticamente y haciendo vibrar los mismos dentro de la boquilla se produce un sonido que luego es amplificado por el propio instrumento.

Este proceso de adaptación de la boca a la boquilla del instrumento es es crítico en estos instrumentos. Afecta tanto a los labios, a la forma de los mismos, a la capacidad de contracción del orbicular, y a los dientes que están por detrás y producen el apoyo. La presión ejercida por un lado por la columna de aire generada contra los labios que sólo deben dejar de pasar una mínima cantidad, al tiempo que vibran y presionan con fuerza contra la boquilla metálica es muy importante, especialmente en las notas agudas, produciéndose incluso movilización de dientes, fisuras en los labios y, cómo no, elongaciones o roturas musculares. La llave de todo el proceso es [el músculo orbicular].”

La primera vez que se habló de este síndrome fue en 1982, gracias a los estudios del Dr. Planas. No es que no se hubiera dado antes ningún caso, pero al tratarse de un síndrome tan ligado a la actividad laboral de un solo sector de los músicos, había sido poco estudiado. El nombre de la lesión, Satchmo, lo toma prestado del apodo que recibía el trompetista Louis Armstrong. Este famoso músico la sufrió, y según dicen, tuvo que estar un tiempo apartado de la trompeta. Aunque para algo bueno, ya que fue un detonante para que comenzara a cantar.

El síndrome es bastante desconocido en la comunidad médica. Tanto que muchas de las publicaciones que existen sobre él están escritas por músicos y no médicos.

Los síntomas de esta patología son:

  • Dificultad para tocar las notas más agudas
  • Fatigarse fácilmente
  • Dolor en la zona

¿Cómo prevenir?

Como siempre, debemos estar muy pendientes y dejar de tocar a la mínima molestia. El calentamiento específico para los músculos de la cara es esencial en músicos de viento, y este debe realizarse primero sin el instrumento. Necesitamos comenzar la práctica con unos músculos calientes y elásticos para evitar esta y otras lesiones.

El calentamiento previo es algo que pocos músicos de viento metal obvian hoy en día. Sin embargo, sí se suelen dejar más de lado los estiramientos posteriores a la práctica. Hay que tener en cuenta que son igual de importantes, ya que su función es relajar la zona con la que hemos estado trabajando.

Como último consejo, debemos tener siempre presentes los descansos, ya sea estudiando o trabajando. Son muy importantes para no forzar la musculatura.

¿Qué hacer?

Si sientes un dolor leve, debes dejar de practicar y reposar durante unos días. Aplicar hielo en la zona puede ayudarte. Si crees que sientes el labio cansado, tampoco debes forzar, ya que este puede ser el comienzo de una lesión de rotura orbicular. Cuando el dolor sea intenso, debes acudir al médico y explicarle con detalle qué instrumento tocas, y qué tipo de molestias tienes.

Lectura recomendada: EL CUERPO DEL MÚSICO. Manual de mantenimiento para un máximo rendimiento