VUELVE LA REINA DE SABA

Puerto con el embarque de la Reina de Saba . Claudio de Lorena. 1648
 

Con esta maravilla del famoso paisajista francés Claudio de Lorena abrimos este añadido a la entrada anterior. En ella, el pintor muestra una visión diferente y muy particular del tema: el inicio del viaje de la reina. Vemos cómo renuncia al momento del encuentro entre ella y Salomón en favor de otro mucho más anecdótico que le permite recrearse en un cautivador y exquisito tratamiento de la luz y del entorno; su especialidad.
Aunque aquí los personajes parecen perder toda importancia frente al lírico amanecer, nosotros volvemos sobre la protagonista de la historia y sobre el tema musical de Haendel con estas otras versiones y adaptaciones que he encontrado y que quería compartir también.  
Feliz Barroco.




  Entrada relacionada: Llegada de la reina de Saba





ARIADNA EN NAXOS

 

Ariadna abandonada por Teseo. Angelica Kauffmann

¡Teseo, mi amor! ¿Dónde estás? 

Me pareció que estabas a mi lado,

pero un agradable y falaz sueño me engañó![...] 

Mísera y abandonada

no tengo quien me consuele,

el que tanto amé ha huído...

¡Canalla e infiel!

(Texto anónimo de Ariadna en Naxos. Hob.XXIb N.2)

Tal y como habíamos prometido continuamos en Naxos en el preciso instante en el que Ariadna despierta y descubre la huida de Teseo. Hoy nos aproximamos al tema de la mano de dos enormes  artistas del siglo XVIII: la pintora y grabadora Angelica Kauffmann y el compositor Franz Joseph Haydn. Ambos quisieron plasmar ese episodio dramático en un momento en el que el Neoclasicismo pictórico y el  Clasicismo musical imperaban en Europa. 

Autorretrato  A. Kauffmann 1784

Kauffmann, que alcanzó gran fama durante su vida,  se aventuró a salir del ámbito del bodegón y del retrato en el que solían moverse las pintoras de su tiempo para frecuentar también los temas históricos y mitológicos tan propios del estilo neoclásico; a Ariadna le dedicó más de una obra tal y como pude comprobarse pinchando aquí y aquí.

Tampoco Haydn permaneció indiferente ante las posibilidades de nuestro personaje. Del compositor, cuya obra instrumental ha eclipsado en gran medida su música vocal, conviene saber que dedicó gran parte de su tiempo a la ópera, especialmente durante los años que pasó al servicio de príncipe Esterhazy, cultivando tanto el drama giocosso como la ópera seria y convirtiendo Esterhaza - el palacio del príncipe - en un centro operístico de primer orden.
Además de las óperas,  la música eclesiástica y de sus famosos oratorios, no faltan en su producción obras vocales de menor envergadura como las canciones o como las cantatas. 
Y una cantata es precisamente esta de Ariadna en Naxos que compuso en  1789 y que hoy nos ocupa. 

F.J. Haydn por Thomas Hardy 1791

 Arianna a Naxos  consta de dos arias precedidas de sendos recitativos y fue escrita en dos versiones diferentes: para voz  y orquesta y para voz  y piano. 

Recitativo: "Teseo mio ben!"
Aria: "Dove sei, mio bel tresoro?"
Recitativo: "Ma, a chi parlo?"
Aria: "Ah, che morir vorrei"

En ella el compositor aprovecha las posibilidades expresivas del personaje y de su situación mostrándonos los diferentes estados de ánimo por los que transita su espíritu: la triste inquietud inicial, la declaración de su amor,  la desesperación posterior y la cólera final. 
El texto, anónimo,  puede leerse en el enlace: Texto completo
Escuchémosla en ambas versiones: en primer lugar Rosanne van Sandwijk y  el Concertgebouw de Ámsterdam.

  

A continuación la versión para voz y piano con Janet Baker como solista vocal acompañada por  el pianista John Constable.

 

Y hasta aquí estas dos  Ariadnas del siglo XVIII. 

Como puede suponerse  no son todas las que fueron ni las que serían; incluso en el siglo XX el mito volvió a ocupar la escena en la famosa y peculiar  Ariadne auf Naxos de Richard Strauss, "una ópera dentro de una ópera" estrenada en 1916;  pero esa ya es otra historia.


Ariadne in Naxos. Joseph Edward Southall (1925)


"LASCIATE MI MORIRE": EL LAMENTO DE ARIADNA

Ariadna abandonada, Casa de Meleagro (Pompeya)

Mirando desde la rumorosa playa de Día, Ariadna, con una incontenible locura en su corazón, observa que Teseo se aleja con su rápida flota, y ni siquiera todavía cree estar viendo lo que ve, porque entonces, nada más despertar de un engañoso sueño, la desdichada se comprende abandonada en la arena solitaria. [...] "¿Así a mí, arrancada de los altares paternos, me abandonaste, traidor, en la playa desierta, Teseo?"
Cayo Valerio Catulo. Poema LXIV. (Poemas)

En un peñasco me senté quedando tan piedra como piedra era mi asiento [...] ¿Qué podían hacer mis ojos mejor que llorarme? ¿Qué haré? ¿dónde sola partir puedo? No hay vestigios de gente y de ganado; todo es horror, asombro, espanto y miedo.

Ovidio. Heroida X. (Las Heroydas)



Así se quedó la pobre Ariadna, sola y abandonada por Teseo en la playa cuando volvían de Creta después de vencer al Minotauro. Según la mayoría de las fuentes, Teseo abandonó a Ariadna en la isla de Naxos mientras dormía; allí la encontraría Dionisos, con el que después se casó. En el fresco pompeyano de arriba podéis verla  llorar desconsoladamente  mientras la nave de su amado se aleja en el mar.

Este conocido episodio mítico ha generado mucha literatura y mucha música, especialmente la parte de la historia en la que nuestra heroína es abandonada, y digo heroína porque sin su inteligente participación en el famoso laberinto, el listillo de Teseo probablemente no hubiese vuelto jamás de su encuentro con el monstruo.

Claudio Monteverdi por Bernardo Strozzi, c. 1630
Hoy vamos a aproximarnos de nuevo a la obra de Claudio Monteverdi para escuchar su célebre  Lamento de Ariadna. Este lamento es el único fragmento musical que se conserva de su segunda ópera, titulada Ariadna (L'Arianna, 1608) y cuyo argumento ya podréis suponer. Afortunadamente, y debido a su éxito,  el autor  decidió publicarlo por separado  con posterioridad en diferentes formas: en versión monódica, en forma de  madrigal a cinco voces y como música sacra - con diferente texto - en  El Pianto della Madonna.

Vamos a escucharlo en su forma monódica y en su forma madrigalística y descubriremos de nuevo un clarísimo ejemplo de cómo el lenguaje musical de Monteverdi persigue - y consigue -  reflejar el texto en una obra conmovedora.
En el momento en el que nos encontramos de transición entre el Renacimiento y el Barroco se estudia y se establece una nueva relación entre música y poesía que influye directamente en el lenguaje musical; los músicos tendrán como objetivo "mover los afectos", conmover al oyente o espectador. A esta Teoría de los afectos que involucró a filósofos, teóricos y músicos y   cuyo más remoto antecedente encontramos en la Grecia Clásica, dedicaremos un capítulo aparte más adelante.

A continuación, la PARTITURA  y el breve texto del madrigal que escuchamos en primer lugar en la interpretación del coro sueco  Svanholm singers  dirigido por Sofia Söderberg.

Lasciatemi morire;                                        Dejadme morir,
e che volete voi che mi conforte                ¿Qué puede confortarme
in così dura sorte,                                          Ante esta dura suerte,
in così gran martire?                                   En este gran martirio? 
Lasciatemi morire.                                        Dejadme morir.




En la monodía el texto es más largo y descriptivo y en él Ariadna se explica, clama e interpela a Teseo (puede leerse completo aquí , en el blog de Jesús Romero Valiente). Veámosla en esta bonita versión del Ensemble La Palatine con la soprano Marie Théoleyre como Ariadna.

 

Pero no fue Monteverdi el único compositor que dedicase a este personaje su atención; como bien sabemos, los temas mitológicos no abandonarían la historia de la música ni de las artes  en lo sucesivo. Ahora nos despedimos con la extraordinaria   pintura de Angélica Kauffmann  que nos conducirá directamente al siglo XVIII y a nuestra próxima obra.

Ariadna abandonada por Teseo, obra de Angelica Kauffmann, antes de 1782.


Para saber más: 






Entradas relacionadas: 

SIRENAS

 

Ulises (Odiseo) atado al mástil escuchando a las Sirenas.
Cerámica ática de figuras rojas. (Museo Británico)

"… Detén tu nave y ven a escuchar nuestras voces. Después de deleitarse con ellas, quienes las escucharon se van alegres conociendo muchas cosas que ignoraban, … sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda".
Homero. La Odisea. Canto XII

Continuamos seducidos por el canto de las Sirenas.
Aunque sabemos que la diosa siria Atargatis era mitad mujer, mitad pez, no parece constar en los escritos que se dedicase a atraer con fines perversos a los marinos intrépidos; sin embargo, como se aprecia en la imagen, aquellas de las que nos habla Homero y a las que Ulises quiso resistirse atándose al mástil de su nave para poder escucharlas sin sucumbir a su fatal canto, eran seres alados con cuerpo de ave y cabeza de mujer. No será hasta la Edad Media cuando encontremos la habitual representación de mujer con cola de pez.
A lo largo de la historia pintores y escultores las representaron en frescos, lienzos, esculturas y relieves  en diversas actitudes y con objetos varios: instrumentos musicales, espejos, peines...

La sirena. J.W. Waterhouse(1900)
Ya en el siglo XX son famosas las de J.William Waterhouse, pintor británico    vinculado al prerrafaelismo y al simbolismo, que las retrató de ambas formas (véanse la imagen superior y  esta otra).  Incluso aquellos revolucionarios movimientos de ruptura que buscaron y desarrollaron nuevos lenguajes, y que   llamamos vanguardias artísticas, se acordaron de ellas mostrándonos, en ocasiones, una inesperada e inquietante visión. Tal es el caso del pintor surrealista  René Magritte, cuya extraordinaria obra puede disfrutarse aún en la exposición "La máquina de Magritte" en el Museo Thyssen de Madrid. 

La invención colectiva. René Magritte (1934)

Lógicamente la música tampoco se sustrajo a la fascinación de estos seres fantásticos y fatales. Vamos a ver algunos ejemplos de ello. 
En primer lugar la preciosa canción anónima del siglo XVII titulada Tres sirenas,  con texto en tres lenguas (napolitano, griego y castellano) interpretada por el conjunto L'Arpeggiata.  Dejamos la traducción del texto (el original,  AQUÍ )

 

Aquello que te dice el mar,
debes guardarlo en la memoria,
así algún día volverás a este puerto
Las olas del mar,
se suceden una a una,
como mis propias penas
Cuan grande es el mar y las arenas,
tan grandes son mis ansias y mis penas,
que no basta mi dicha a defenderlas

De Joseph Haydn esta deliciosa Canción de la sirena (The Mermaid's Song, Hob. XXVIa:25) de 1794 sobre un poema de la también compositora y escritora inglesa Anne Hunter que puede leerse traducido a continuación:


Ahora juegan los rayos del sol danzantes
Sobre el mar verde y vidrioso,
Ven y te guiaré por el camino
Donde están los tesoros nacarados.
Ven conmigo y nos iremos
Donde crecen las rocas de coral.
Sígueme, sígueme, sígueme.
Ven, mira los tesoros que yacen
Muy por debajo de las olas ondulantes
Riquezas, escondidas del ojo humano,
Brillan tenuemente en las cuevas del océano.
Las mareas menguantes no soportan demora,
Los vientos tormentosos están lejos.


El Romanticismo, tan proclive a lo fantástico y misterioso, nos dejó más de un ejemplo de obras relacionadas con  las sirenas; prueba de ello son algunos valses y polkas - tan de moda en los salones -  como estos que enlazamos de   Johann Strauss, Joseph Strauss o Emile Waldteufel.
Pero es un Romance de 1847 compuesto para coro femenino  por  Robert Schumann  el que vamos a destacar, tanto por su originalidad como por constituirse en un claro antecedente de la obra a la que nos referiremos después. El Romance de Schumann se titula Meerfey, Op.69 y forma parte de la colección 12 Romanzen für Frauenchor (Doce romances para coro femenino) editados por Clara Wiek, la compositora y pianista esposa del autor.
El texto de la canción  habla de barcos que navegan en la noche y de la sirena Meerfey que observa el mar desde un arrecife mientras canta y peina su cabello. Al llegar la mañana, ya no hay arrecife ni sirena y el barco y su patrón se han hundido. Puede leerse aquí.


Llegamos a Claude Debussy que, entre  1897 y 1899  compuso tres famosos Nocturnos para orquesta:  Nuages, Fêtes y Sirènes (Nubes, Fiestas y Sirenas). Sobre Sirènes el propio autor escribió:

"representa el mar y su inextinguible movimiento y entonces, entre las olas plateadas por la luz de la luna, se escucha el misterioso canto de las sirenas que ríen y pasan". 

Sirènes está compuesta en un solo movimiento para coro femenino y orquesta y en ella Debussy hace un uso instrumental de las voces fundiéndolas con la masa orquestal en un extraordinario ejercicio de destreza compositiva y sugiriendo además, una atmósfera inestable de movimiento constante, como el del mar.  Escuchemos ese fantástico canto.


Debussy se inspiró en una serie de paisajes marinos  titulados Nocturnos del pintor impresionista James Abbott McNeill Whistler; estos  sedujeron al compositor tanto o más que el famoso canto de las sirenas.

Nocturno en azul y plata: La laguna, Venecia (1880)

Terminamos este recorrido con  La petite sirène, una serie de tres canciones  que el  compositor Arthur Honegger (Grupo de Los Seis) escribió en 1927 para voz y piano y cuyos títulos son: Chanson des sirènes, Berceuse de la sirène y Chanson de la poire. 

   

Solo nos queda desear un muy feliz Año Nuevo a todos los que por aquí se asoman.

Para saber más:

La Odisea. Homero

Nocturnos: Claude Debussy. La Phil. Gustavo Dudamel

Las Sirenas: génesis y evolución de su iconografía medieval. Rodríguez López, María Isabel. UCMRevista de Arqueología 1998

Las SirenasRodríguez Peinado, Laura. UCM. Dpto. Historia del Arte I (Medieval)

Sirenas griegas, los pájaros de la muerteMas, Laura. Historia. National Geographic


Música y arquitectura

Por: Redacción


“La arquitectura es una música de piedras, y la música una arquitectura de sonidos” Beethoven



La música y la arquitectura comparten la intención común de expresar sentimientos y emociones por medio de creaciones que serán apreciadas o valoradas por el público en general.

También, comparten la particularidad de que requieren de una buena dosis de inspiración para descifrar la mejor manera de exteriorizar creaciones artísticas.

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