Cuentos de Música

La Editorial Clan sacó al mercado en 2011 una serie de colecciones monotemáticas de cuentos sobre diversos temas: Cuentos Terroríficos, Cuentos Detectivescos, Trampantojos, Cuentos diabólicos, Cuentos Fantásticos, Cuentos Populares, Cuentos de amor, 20 Cuentos de Cine, Cuentos Futuristas... Todos de autores españoles. 

También, cómo no, tenemos el tomo dedicado a la Música.

Leemos en la contraportada de los Cuentos de Música: "Se ha afirmado muchas veces la falta de sensibilidad de los escritores españoles frente al arte musical. Reunir una serie amplia, variada y expresiva de cuentos españoles sobre este tema, de autores en cuya vida ha estado presente la música como afición o profesión, ha  sido todo un reto que nos hemos empeñado en superar para conseguir una antología interesante y sensitiva (...)".


Una de las características de la colección es la impecable encuadernación, con ilustraciones interiores de Marina Arespadochaga. Otra, la excelente recopilación de escritores clásicos españoles, donde aparecen cuentos famosos, como El Miserere, de Bécquer, junto a otros de autores más conocidos por otras obras, como el emocionante Las dos cajas, de Clarín, o Música, de Azorín.

Hay lugar para todo en estos cuentos. Por ejemplo, en el cuento titulado El Violín, de José Ortega Munilla, se afirma:
"De entre todos los instrumentos que forman la música ninguno afecta otra forma tan elegante como el violín" (p. 48).

También aparecen informaciones curiosas de carácter histórico, como la que hace Pedro Antonio de Alarcón en La corneta de llaves:
"Los carlistas perdonaban entonces la vida a los músicos, a causa de tener gran falta de ellos en sus batallones..." (p. 15).

El aspecto más divertido de todo el libro se manifiesta en el cuento titulado La Musicófoba, de Juan Pérez de Zúñiga, donde se habla de una mujer que busca una casa donde "no entre el SOL por las ventanas"; que "despidió a varias criadas porque ante su presencia solían mostrarse CON-FUSAS, y, sobre todo, porque al servir la mesa le presentaban los PLATILLOS"; que, para más desgracias, se llamaba Blanca Puntillo de Vals.

Por último, una observación entre curiosa y triste, que encontramos en La Corneta de llaves antes citado. Un personaje le dice a otro, que necesita conocimientos musicales para sobrevivir:
-Y música, ¿sabes?
-Poca, muy poca... ya recordarás la que nos enseñaron en el colegio...
-¡Poco es, o, mejor dicho, nada! ¡Morirás sin remedio! (p. 21).


Esperemos que ésta no sea la opinión que nuestros alumnos guarden de nostros con el paso del tiempo. ¡La educación musical ha mejorado desde entonces, y bastante!







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