Como cantantes, muchas veces nos centramos en conseguir notas agudas, más potencia, poder aguantar las notas durante más tiempo, ... aunque a veces no sabemos muy bien cómo.
¿Has probado alguna vez a aguantar una nota más o menos aguda y has empezado a sentir como los músculos de tu cuello se van tensando poco a poco? Bueno... y no tan poco a poco. Centrarse en utilizar tu voz de cabeza de forma relajada desde todos los ángulos posibles es necesario, pero sólo es una de tantas herramientas disponibles para este fin. A veces, por sorprendente que parezca, el vibrato puede ayudarnos.
El problema es que tenemos tensiones innecesarias que impiden a nuestras cuerdas vocales vibrar libremente. Lo difícil es saber detectar qué tipo de tensión es, aislarlas con ejercicios y saber cómo quitarlas.
Ya hemos hablado antes acerca del vibrato, explicando un poco de dónde nace, pero no dijimos cómo utilizarlo para, a veces, ayudar a liberar tensiones. Si te encuentras a ti mismo haciendo notas cómodas y no eres capaz de añadir un vibrato estable, lo más probable es que incluso en ese punto ya tengas esas tensiones. A veces va bien mirar el problema a la inversa, por lo que hacer el vibrato de forma deliberada puede aportarnos relajación muscular.
Técnicamente el vibrato no es más que la oscilación entre dos semitonos, de forma más o menos rápida ( entre 4 y 6 veces por segundo ). Sabiendo esto no tenemos más que empezar en la nota más cómoda de nuestro rango, mantenerla un par de segundos y empezar a movernos entre esa nota y un semitono por debajo. Primero hazlo de forma muy lenta, oscilando unas 2 o 3 veces por segundo.
Debes darte tiempo para acostumbrarte a lo que es esta sensación de oscilación. Poco a poco, ves aumentando la velocidad de tu vibrato. Como siempre digo, no quieras correr demasiado, porque no te va a aportar nada. Acostúmbrate de verdad a la sensación, poco a poco, siempre en notas muy fáciles. Utiliza un reloj para asegurarte de que vas a una velocidad estable y cómoda. Poco a poco podrás ir moviéndote por más notas de tu rango, pero de nuevo, con calma.
Después de un tiempo acostumbrándote a la sensación de lo que es un vibrato relajado, tu cuerpo debería responder de forma mucho más automática cuando quieras hacerlo. Es en este punto cuando puedes añadir tu vibrato a las notas sostenidas que te causan esa tensión. Prácticamente siempre el resultado es un sonido mucho más bonito y más libre.