La educación es un arte, ¿la tecnología actual tiene algo que ver con ésto?

Enseñar es un arte. Adaptarse a cada estudiante, a sus características, a su peculiar proceso de aprendizaje, y a su situación personal cada día –un océano de emociones cambiantes– para “conducir al hombre a donde puede y debe ser llevado” (Goethe). Con los sistemas educativos surgidos a raíz de sociedad industrial, cada profesor se encargaba de ejercer esta habilidad con un número más o menos limitado de alumnos en su aula. A su disposición tenía su experiencia y los diferentes recursos educativos que encontrara o diseñara personalmente.

Con la creación de la internet, y la normalización de su uso en nuestra sociedad, el alcance de la enseñanza de un profesor o institución puede adquirir, literalmente, ámbito planetario. La variación en el alcance de las acciones y las decisiones didácticas hace necesaria una planificación cuidadosa, que optimice el uso de los procesos y los recursos –materiales educativos, tiempo y dinero. Dentro de esta planificación efectiva, capaz de aunar la experiencia humana de los docentes y con la eficiencia técnica de los expertos en tecnología –el llamado diseño tecnopedagógico o Learning Design­–, es donde se sitúan los Objetos de aprendizaje (OA) y los Diseños de aprendizaje (IMS LD).

La idea base que subyace a esta planificación podría identificarse con la célebre cita de A. C. Clarke: “Any teacher that can be replaced by a machine should be!” (Electronic Tutors, 1980), en el sentido de automatizar todas aquellas tareas que puedan serlo –la gestión del aprendizaje–, con el objetivo de centrar la tarea del docente en el aspecto más humano y creativo de su arte –la gestión de las personas y el diseño de experiencias de aprendizaje– y poniendo a su disposición recursos de docentes de todo el planeta, tanto Objetos de aprendizaje, como los Diseños de aprendizaje donde éstos puedan integrarse.

Para hacer posible esta premisa, se hace necesaria:

  • Una estructuración clara que posibilite la estandarización –de los contenidos (OA) y de los procesos de aprendizaje (IMS LD), entre otros–, que permita tanto la usabilidad, como la reutilización en diferentes contextos.
  • El uso de metadatos –información asociada a los OA y IMS LD– que permitan la gestión de los mismos.




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