Aprende técnica vocal para reforzar tu personalidad musical

Dudo que los espectadores le dijeran a Paco de Lucía que no estudiara técnica no fuera ser que "perdiera su personalidad". Es más, a más competencia, a mayor número de recursos y calidad de los mismos, a mayor facilidad en la ejecución... mejores resultados expresivos tiene un artista.

En cambio, he escuchado más de una vez (se escucha de todo, lamentablemente, la ignorancia es muy atrevida) que hay cantantes "que no irían nunca a clase de canto porque piensan que perderán su personalidad". Cuando oigo frases semejantes pienso que quizá para ellos es más importante cantar de una manera determinada, en muchas ocasiones incorrecta, que conservar su voz a lo largo de toda su carrera.

Conservar la estilística musical no está en absoluto reñido con la mejora de la técnica vocal. Por mi clase han pasado cantantes de todos los estilos y ninguno ha perdido su "esencia" vocal, su manera de expresar, su emoción. Añado, con el trabajo técnico vocal lo que han ganado es seguridad y mayores recursos vocales para ponerlos al servicio de la interpretación.


Sí que es cierto, y me espanta como profesional docente, que existen algunos profesores de canto (y muchos de ellos verdaderos intrusos de la profesión) que consideran que los gustos de los alumnos son secundarios en el aprendizaje y se atreven a decir públicamente que los alumnos vienen a estudiar canto moderno y esos profesores "se encargan de enseñarles canto clásico". Esto es, de entrada, una falta de respeto al alumno intolerable.

Si el profesor no sabe enseñar lo que el alumno quiere aprender lo honesto es decirle que vaya a quien se lo pueda enseñar. La mayoría de los cantantes que están desarrollando una carrera a lo largo del tiempo, que están triunfando, es decir, que no son "flor de un día" o no se convierten en "juguetes rotos" han estudiado técnica vocal basada en los principios de la anatomía y fisiología humanas, que hunden sus raíces en el corpus de conocimiento de la pedagogía del canto atesorada desde hace siglos y se adapta a la vocalidad de los diferentes estilos. 


La voz no lo es todo

Generalmente todas las personas nos asomamos al maravilloso mundo de la música en la infancia, cantando, bailando, aprendiendo a tocar un instrumento... esas experiencia dejan una impronta en la psique y en el cuerpo tanto para bien como para mal. Un buen profesor/a de música en la escuela puede despertar a los niños, como si de un mago se tratara, al mundo de la emoción y de la fantasía sonora. De la misma manera, una mala experiencia puede cerrar esa ventana para siempre. En aquellos niños en los que se enciende la llama es importante que los docentes sepamos avivarla y cuidarla. 

Sin embargo, una llama intensa, que se traduciría en tener unas buenas condiciones físicas y musicales, no son suficientes para poder desarrollar una carrera musical. Los músicos somos como los corredores de fondo, deben entrenar tanto su cuerpo como su mente para transcurrir por un camino que les lleva toda su vida y para ello es necesario cultivar una buena actitud hacia el aprendizaje y mucho amor hacia la música así como grandes dosis de humildad. 


Tener una buena actitud es en la mayoría de los casos tan importante como tener una buena voz. Siempre digo, que de nada sirve tener un piano de cola si no se sabe tocar, o es absurdo poseer un Ferrari si no se tiene siquiera el carnet de conducir. En el caso de los cantantes se piensa a menudo que un buena voz será garantía de éxito, nada más lejos de la realidad

Grandes voces se han malogrado por falta de técnica y preparación. Mientras uno es joven parece (un creencia falsa) que la voz no tiene límites. Eso no es así, si uno no conoce su instrumento, sus límites y cómo cuidarlo, con el transcurso de los años se encontrará que de la noche a la mañana no le responde y no sabrá qué hacer. A cantar se aprende, a conocer los límites de la voz se aprende, a desarrollar todo el potencial musical y vocal se aprende... es cuestión de tener una buena guía y ser perseverante. 

Desde esta bitácora me gustaría animar a todos aquellos que estén en un momento de desánimo, porque es necesario que sepan que el aprendizaje musical se produce "de rellano a rellano de escalera", quiero decir que se alternan épocas en las que los avances son rápidos y evidentes con otras en las que parece que uno se queda estancado. Si se tiene una buena guía y se trabaja consistentemente estos periodos no son otra cosa que un momento de re-estructuración neuronal tras los cuales se podrá acceder a otro nivel de competencia. Y para ello es necesaria la confianza y la actitud de superación.

Cómo lograr el éxito en nuestros objetivos

En el camino al éxito profesional, muchos músicos abandonan por las trabas que se les van presentando. El miedo al fracaso, el paso del tiempo sin lograr los objetivos, la dureza y la exigencia de la carrera y la falta de motivación son algunas de las razones.

Libros recomendados:

El nivel de exigencia

Para poder librarnos del miedo o la desmotivación, debemos tener en cuenta dos cosas:

  • Fijarnos unos objetivos plausibles
  • Aceptar que podemos cometer fallos

Como ya comentaba en este otro post sobre motivación, es muy importante que el objetivo que nos marcamos sea realizable. ¿Cómo podemos saber que no nos estamos exigiendo demasiado? Cualquier objetivo que te marques tienes que poder empezar a cumplirlo desde ya. Los objetivos demasiado lejanos en el tiempo o inalcanzables a nivel técnico o académico no nos ayudarán. La falta de perseverancia o de ilusión por lo que se hace a menudo viene como consecuencia de la falta de objetivos por los que trabajar: son demasiado altos, poco concretos, o son objetivos poco atrevidos.

Es importante saber medir la dificultad de la meta que nos marcamos. Si subestimas la complejidad del camino que has elegido puedes llevarte un buen chasco: pensabas que iba a ser más fácil y te has caído con todo el equipo.

Por otro lado, debemos tener la capacidad de perdonarnos los fallos y entender que siempre van a estar ahí, puesto que no somos perfectos. Esto no quiere decir que tengamos que ser permisivos con nosotros mismos y dejarnos caer en el “todo vale” o la mediocridad. Hay que tener exigencia y ganas de superación, pero machacarse por los fallos cometidos no nos llevará por el camino correcto.

De la misma manera debemos actuar con nuestros alumnos si somos profesores. Para alguien que está aprendiendo, la motivación viene de la superación. Y uno se supera si va alcanzando objetivos cada vez más difíciles, con esfuerzo pero sin frustración. Para nuestros alumnos, será sin duda mucho más interesante trabajar obras con una dificultad técnica que vaya en aumento. Por otro lado, si tocan estudios o ejercicios técnicos, lo harán con mucha más motivación sabiendo para qué los hacen y cuál es el objetivo de los mismos.

La perseverancia

Cuando uno tiene un objetivo claro y sabe con detalle el camino que quiere andar, la perseverancia vendrá de la mano. Si estás convencido de que quieres lograr algo concreto, casi al punto de la obsesión, no habrá nada que no seas capaz de hacer, ningún esfuerzo que te suponga demasiado para conseguirlo.

Pocos pueden lograr este estado de perseverancia y a menudo se quedan en el camino. Muchas veces, hay variables externas que nos torpedean nuestros objetivos. Como, por ejemplo, la situación actual de falta de puestos de trabajo en el mundo cultural, que puede mermar mucho la voluntad del músico más decidido. A pesar de todas las circunstancias ajenas a nosotros debemos mantenernos firmes en nuestros objetivos y seguir perseverando y luchando.

En la perseverancia, son clave:

  • La ambición
  • La ilusión

Para no cesar en nuestros objetivos es importante tener ambición real por ellos, apostar con todo lo que tenemos y dejarnos de medias tintas. El que no arriesga no gana, y para lograr lo que ambicionamos debemos arriesgar y volcar todo el corazón.

Mantener la ilusión por lo que queremos es igual de importante. Tenemos que visualizarnos consiguiendo nuestros objetivos con todos los honores. Imaginar aquello que queremos lograr y lo bien que nos sentará conseguirlo nos ayudará mucho más que visualizar nuestro objetivo como algo lejano y difícil de alcanzar, aunque lo sea. Recuerda: el esfuerzo ilusionado conduce a la excelencia.

El camino no será recto, tendrá muchas y muchas curvas, pero debemos continuar esforzándonos siempre, porque después de una de esas curvas, podremos ver el final. Si trabajas, lo lograrás.

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¿Qué es para ti el éxito?

Creo que todos deberíamos hacernos esta pregunta en diferentes momentos de nuestras vidas porque si no lo hacemos corremos el riesgo de que otros contesten a esta pregunta o que un determinado contexto familiar o académico marque nuestro rumbo.

Está bien mirarse en otros para identificar aquello que despierta nuestro deseo, nuestra curiosidad, nuestro afán de superación pero deberíamos pensar si lo que tienen o desean otros es lo que deseamos nosotros.

Para algunos el éxito estará en hacer una carrera internacional y cantar o tocar en grandes teatros o auditorios, para otros estará en inculcar el amor por la música a otras personas, para otros investigar y aquí no debemos cometer el error de juzgar a los demás puesto cada cual tiene derecho a desarrollarse en el ámbito que le haga más feliz.

Entre los músicos se tiende a medir el éxito por las calificaciones obtenidas, por los conciertos que se hacen, los discos que se graban, los contactos que se tienen, los concursos que se ganan... Los logros marcan una trayectoria y una voluntad de trabajo pero sólo tienen valía en la medida en que mejoran a las personas y aquello que logran ayuda a los demás. 


En el caso de la enseñanza musical, por ejemplo,  se tiende a desmerecer la labor de los maestros de música o de los docentes encargados de la formación inicial de los músicos. Sinceramente creo que son la base del sistema y de ellos depende que las personas amen la música y encuentren placer en conocerla y escucharla.

Para ayudar a definir la propia definición de éxito y por tanto enfocarse en lo que uno realmente quiere podéis hacer el ejercicio de visualizaros al final de vuestra vida y preguntaros:

¿Cómo me gustaría que me recordaran los demás?

¿Qué diría mi familia de mí?

¿Quiénes estarán a mi lado?

¿Qué hice que me hizo feliz?

Seguramente las respuestas no os dejarán indiferentes.  Mi consejo: poneros manos a la obra y empezad a construir vuestro éxito.