Bohemian Rhapsody: Freddie Mercury y el valor de atreverse

Hoy he tenido la ocasión de ver la película Bohemian Rhapsody que narra el desarrollo artístico del gran Freddie Mercury.

Me ha impactado que desde sus inicios ya tenía una determinación férrea, una fuerza mental y una convicción de aquello que quería hacer y decir al mundo increíbles.
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¡Canta! licencia para… emocionar

En el universo del canto y del espectáculo por desgracia, hay tantos perfiles, como seres en el mundo animal. En mi trayectoria he encontrado por el camino demasiados "profesionales" (subrayo las comillas) volcados, parafraseando el título de otra película, en intentar acabar con la vocación de los demás, los profesor@s que podríamos llamar "licencia para matar" (ilusiones)...

Por suerte, la inteligencia suele prevalecer y las personas acaban encontrando una luz que les motiva a luchar por sus sueños, bien en su interior, bien con el apoyo de otros profesionales, estos sin comillas.
No voy a hacer spoiler de la película "¡Canta!". Sólo os animaré a verla si sois de los que no os avergüenza acabar con una lágrima asomando en vuestros ojos y queréis ver al público aplaudir en el cine al final, como presencié, y además buscáis la emoción en vuestro arte. No olvidemos que sin esta motivación intrínseca de la música es difícil mantenerse durante el tiempo en esta conquista personal, en esta carrera de fondo que supone dedicarse profesionalmente al mundo del canto.

La película es un fiel reflejo de algunos de los muchos perfiles psicológicos que abundan en el mundo del espectáculo: las elefantes atrapadas por el miedo escénico (tienen salida, pueden conquistar su espacio), aquellos ratones a los que les vendría bien una dosis de humildad, las puerco espines en busca de su personalidad y expresión propia, los que aprenden otras habilidades artísticas como tocar el piano o bailar...

Emociona! Y como dijo la elefanta mamá, hay muchas oportunidades, aquí otra tuya.

¡Canta! licencia para… emocionar

En el universo del canto y del espectáculo por desgracia, hay tantos perfiles, como seres en el mundo animal. En mi trayectoria he encontrado por el camino demasiados "profesionales" (subrayo las comillas) volcados, parafraseando el título de otra película, en intentar acabar con la vocación de los demás, los profesor@s que podríamos llamar "licencia para matar" (ilusiones)...

Por suerte, la inteligencia suele prevalecer y las personas acaban encontrando una luz que les motiva a luchar por sus sueños, bien en su interior, bien con el apoyo de otros profesionales, estos sin comillas.
No voy a hacer spoiler de la película "¡Canta!". Sólo os animaré a verla si sois de los que no os avergüenza acabar con una lágrima asomando en vuestros ojos y queréis ver al público aplaudir en el cine al final, como presencié, y además buscáis la emoción en vuestro arte. No olvidemos que sin esta motivación intrínseca de la música es difícil mantenerse durante el tiempo en esta conquista personal, en esta carrera de fondo que supone dedicarse profesionalmente al mundo del canto.

La película es un fiel reflejo de algunos de los muchos perfiles psicológicos que abundan en el mundo del espectáculo: las elefantes atrapadas por el miedo escénico (tienen salida, pueden conquistar su espacio), aquellos ratones a los que les vendría bien una dosis de humildad, las puerco espines en busca de su personalidad y expresión propia, los que aprenden otras habilidades artísticas como tocar el piano o bailar...

Emociona! Y como dijo la elefanta mamá, hay muchas oportunidades, aquí otra tuya.