Centenario de Django

DjangoHoy celebramos el centenario del nacimiento de Jean Baptiste Reinhardt, más conocido como Django, guitarrista extraordinario y personaje realmente impresionante. Sus cualidades musicales saltan al oído y se pueden comprobar y disfrutar gracias a su extensa discografía, de la que tenemos una muestra en el reproductor de la columna de la derecha a partir de hoy y durante los próximos días.

Su música, paradigma del jazz manouche, desborda virtuosismo y creatividad, demostrando el grandísimo nivel de Django tanto en la ejecución como en la composición e improvisación musicales. Hasta aquí nos encontramos delante de un músico de altísimo nivel, lo cual es indudablemente fascinante. Pero lo que es realmente sorprendente, hasta rozar lo increíble, es que tocaba sus deliciosas melodías, hasta en los pasajes más endiabladamente rápidos, con sólo dos dedos de su mano izquierda.

En efecto, cuando sólo tenía 18 años salvó  su vida de un incendio del que salió con la mitad de su mano izquierda gravemente quemada. Los médicos eran partidarios de su amputación, así como de la de una de sus piernas, también seriamente afectada. Sin embargo, a pesar del alto riesgo de gangrena y del consiguiente peligro por su vida, Django se negó rotundamente.

Felizmente su organismo pudo recuperarse, eso sí, tras una larga convalecencia durante la cual estuvo buscando sin cesar la manera de seguir tocando. Así desarrolló una técnica prodigiosa en la que usaba índice y medio para los solos dejando anular y meñique, cicatrizados juntos, para los acordes rítmicos, como podemos ver en algunos fragmentos del siguiente vídeo.

La más interesante unión artística de Django fue con el violinista Stéphane Grappelli, que también aparece en el vídeo y del que hablaremos un poco más dentro de unos días. Junto con Grappelli, en 1934 Django fundó el Quinteto del Hot Club de Francia, el primer grupo de jazz no americano de importancia mundial.

Hablando de Django Reinhardt no puedo evitar recordar y aconsejar una película de Woody Allen, Acordes y desacuerdos (Sweet and Lowdown),  con la que el director estadounidense homenajea al guitarrista de una manera muy curiosa. El largometraje es una comedia con forma de falso documental sobre un personaje ficticio, el guitarrista Emmet Ray (Sean Penn), excelente músico y desastrosa persona, quien se autodefine como el segundo mejor guitarrista del mundo, claro está, después de Django. La banda sonora recrea las sonoridades propias del jazz gitano de Reinhardt y de su quinteto.

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Happy birthday, Nigel Kennedy

Hoy es el cumpleaños de Nigel Kennedy, uno de mis (muchos) violinistas favoritos. Obviamente me gusta sobre todo por como toca, pero también me gusta su personaje, que, al contrario de lo normal hoy en día, no está construido por las discográficas, sino que es un sincero reflejo de su personalidad. No tengo el placer ni el honor de conocerlo personalmente (ya quisiera yo), pero estoy convencido de lo que acabo de afirmar: su cercanía al público y el calor humano que desprende cuando sube al escenario, tan diferente a la frialdad de muchos conciertos “clásicos”, son palpables. E indudable es también su respeto e interés por todo tipo de música, lo que ha provocado su acercamiento a géneros tan diferentes como el jazz, el rock y el folclore de otros países y culturas, por ejemplo el klezmer en el álbum East Meets East, que grabó en 2003 con el grupo polaco Kroke.

No obstante ese interés por otros géneros, en la mayor parte de su actividad concertística y de su discografía ofrece un repertorío “clásico” que contiene los más importantes conciertos para violín y  orquesta, desde Vivaldi o Bach, hasta Sibelius o Bartok, pasando por Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Chaikovsky, Brahms, etc. Y siempre con orquestas de primer orden, como la Filarmónica de Berlín o la de Londres.

A veces interpreta de manera algo heterodoxa, lo que puede provocar el rechazo de algunos puristas. A mi me gustan mucho las interpretaciones historicistas, no lo puedo negar, así como me encanta la sonoridad de los instrumentos de la época para reproducir la música antigua. Pero también me gustan las ejecuciones con carácter, que buscan entre las notas de la partitura para encontrar algo que refuerce las probables intenciones del compositor. En el vídeo siguiente, con el último de los conciertos de Las cuatro estaciones de Vivaldi, el Invierno (muy apropiado por la estación recién empezada), tenemos varios ejemplos: el empleo del efecto sul ponticello, acercando el arco al puente, donde la cuerda ofrece mayor resistencia, para producir un sonido frío y casi escalofriante; el uso del golpe de arco spiccato, que todavía no había sido inventado en los tiempos de Vivaldi debido a las limitaciones de los arcos de la época, que permite producir notas muy picadas y rapidísimas; o las acentuaciones exageradas (pero ¿estamos seguros de que eso no se hacía también cuando vivía Vivaldi? Al fin y al cabo el barroco es el período histórico-artístico de la exageración).

También es muy curiosa la introducción al segundo movimiento, que parece improvisada sobre el aria escrita en partitura, casi una cadenza ante litteram, precediendo, en vez de seguir, al movimiento al que se refiere.

Resumiendo, Kennedy nos ofrece una interpretación estudiada hasta el más mínimo detalle, sin por eso renunciar a la fascinación de la improvisación.

En fin, vayan para Nigel Kennedy mis mejores deseos de un feliz cumpleaños con mucha alegría y mucha música, y para los lectores de educacionmusical.es la posibilidad de escucharle en los próximos días en el reproductor de Grooveshark de la columna de la derecha.

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Rhapsody in Blue

GershwinHace un par de meses vimos Pinos de Roma, un fragmento de la película Fantasía 2000, de la factoría Disney. Hoy volvemos a la misma película con la ocasión del 111º aniversario del nacimiento del autor de otra de las 8 piezas musicales que conforman el filme: el estadounidense George Gershwin.

La obra de este compositor que inspiró los dibujos es Rhapsody in Blue, un episodio ambientado en la Nueva York de los años 30, una de las épocas más esplendorosas del jazz. Gershwin supo integrar habilidosamente algunos elementos de este género musical (trinos y glissandi del clarinete, trompeta con sordina, swing, ritmos sincopados, notas de blues, etc.) en la música clásica, transcribiendo para orquesta sinfónica una pieza que inicialmente había sido pensada para dos pianos y luego arreglada para piano y big band.

El mismo título nos sugiere esa fusión entre los dos mundos musicales, hasta el momento bien separados: la rapsodia es una composición típica del romanticismo en la que el flujo de la música, y de las emociones que la estética de la época ligaba a ella, brotaba de manera libre y continua; por otro lado, blue (literalmente azul), termino empleado para definir, además del color, la tristeza o la nostalgia, en este contexto se refiere claramente al blues, género musical nacido de los cantos de trabajo y espirituales de los afroamericanos, en los tiempos de su esclavitud, y forma musical del jazz y, posteriormente, del rock ‘n’ roll.

Con los dibujos realizados bajo la supervisión de Al Hirschfeld, este fragmento del largometraje de Disney nos muestra un día cualquiera en Manhattan y los sueños de algunos de sus habitantes.

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Leonard Bernstein, músico y educador

BernsteinWest Side Story nació en 1957 como musical para el teatro de Broadway, el santuario de este género, pero, en vista del éxito que estaba cosechando, en 1961 se rodó la versión cinematográfica, que fue galardonada con diez premios Óscar.

Tal como ocurría a Romeo y Julieta, los protagonistas de la tragedia de Shakespeare, María y Tony sienten un recíproco pero imposible amor, obstaculizado por la rivalidad de las diferentes bandas a las que pertenecen, los puertorriqueños Sharks y los blancos Jets. Ambientados en la Nueva York de mediados del siglo pasado, el musical y la película están basados en una banda sonora muy variada, que aúna ritmos latinos y de jazz con unas bellísimas e inolvidables melodías, como las que cantan los personajes principales en el balcón, momento en que es imposible no pensar en Verona.

Esta innovadora partitura fue galardonada con una de las diez estatuillas doradas conquistadas por la película, la que se otorga a la mejor banda sonora original.

Hoy es el aniversario del nacimiento de su autor, Leonard Bernstein (1918-1990), un músico que destacó tanto en su faceta de compositor como en la de intérprete (director de orquesta y pianista) y también como educador.

En efecto, al mando de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, en los años 60 Bernstein grabó una serie de Conciertos para jóvenes para la televisión, 53 programas divulgativos sobre la música en los que alternaba explicaciones teóricas con ejemplos musicales, que ejecutaba al piano o al frente de la orquesta, y con anécdotas. El resultado fue tan exitoso como para que esos conciertos fueran transmitidos en las televisiones de más de 40 países, incluyendo España. Hoy en día quizás puedan resultar menos atractivos que entonces, por el blanco y negro y la poca calidad sonora, sin contar con el problema añadido del idioma para los que no somos angloparlantes,  pero siguen siendo unos documentos interesantísimos.

El capítulo siguiente, titulado ¿Qué es la melodía?, es en inglés con subtítulos en español. Está disponible en YouTube gracias a Marian Domínguez, la autora de Nos vemos en el blog, bitácora educativa muy interesante en la que podéis encontrar, entre otras cosas, los enlaces a otros 16 de los Conciertos para jóvenes de Bernstein (en la columna lateral).

ACTUALIZACIÓN (14/10/2012, 22º aniversario de la muerte de Leonard Bernstein): los propietarios de los derechos de explotación económica de estos vídeos han forzado el cierre de la cuenta de YouTube de nuestra compañera.

Es realmente lamentable esta actitud, pues la codicia de estas personas nos está privando del acceso a unos documentos de gran valor histórico y didáctico de los que no sólo ya se ha recuperado con creces la inversión inicial, sino que además les han aportado grandes ganancias gracias al cobro de los derechos de más de 50 años de emisiones televisivas ofrecidas en todo el mundo.

Actualmente estos vídeos no están disponibles para su compra o alquiler, ni en DVD ni tampoco en VHS, y es prácticamente imposible verlos en televisión. Por eso la única manera de que nuestros alumnos y alumnas (entre otros) puedan disfrutarlos es mediante los servicios online tipo YouTube, y estoy bastante convencido de que tal visionado no sólo no comporta ningúna pérdida económica, sino tampoco ningún lucro cesante a la empresa que tiene el poder de comercializar estas grabaciones, una firma llamada The Leonard Bernstein Office, Inc. que, tal como se puede ver en las últimas imágenes de cada vídeo, reservó los derechos en 1990, el mismo año de la muerte de Leonard Bernstein.

Desconozco cuánto tiempo falta para que esas obras pasen a ser de dominio público. Mientras, tendremos que asistir a esta absurda práctica que se puede resumir así: es mío y no te dejo verlo porque no me da la gana.

Afortunadamente no se pueden poner puertas al campo ni se puede frenar la difusión de la cultura, aunque sí se puede hacer un poco más difícil su acceso: actualmente el vídeo está disponible, aunque sin los subtítulos en español, con licencia estándar de YouTube. Lo insertamos a continuación y quedamos atentos para reemplazarlo con una versión útil también para quienes no dominen el inglés en el momento en que la encontremos nuevamente disponible.

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La Leyenda del Pianista en el Océano

Maravillosa película en la que, de diferente manera, participan tres de los mejores exponentes de la cultura italiana actual: el monólogo teatral Novecento (1994) de Alessandro Baricco (Seda, City)  ha servido a Giuseppe Tornatore (el director de Cinema Paradiso, filme con el que ganó el Óscar y el Globo de Oro en 1989) para escribir el guión de la película, que él mismo dirigió. Dulcis in fundo, la música de Ennio Morricone, Óscar a la carrera en 2007, tras cinco nominaciones no premiadas. Morricone, que a sus ochenta años sigue en activo, es mundialmente famoso por algunas de sus más de 500 bandas sonoras, especialmente por las que le lanzaron a la fama: los spaghetti-western de Sergio Leone, con Clint Eastwood, rodadas en Almería. Pero no nos olvidemos de otras obras maestras de este compositor, como por ejemplo  Érase una vez en América, La Misión, Los intocables de Eliot Ness o Malena (estas últimas tres, nominadas para el Óscar).

Novecento, el protagonista de la película, nace y es abandonado en el transatlántico Virginian en la nochevieja entre los siglos XIX y XX. Adoptado por un maquinista y, a la muerte de éste, por el resto del personal del barco, demuestra desde muy pequeño una increíble e inexplicable habilidad como pianista. Al crecer, se une al resto de los músicos para tocar en la sala de fiestas y, siempre que puede, en tercera clase, donde tiene más libertad musical.

Estrecha una gran amistad con Max Tooney, trompetista, que, sin más ayuda que su instrumento, convence al capataz del barco para que le contrate (¡Cuando no sabes lo que es, entonces es Jazz!).

Novecento no desembarca nunca del Virginian, ni cuando llega a América, ni de vuelta a Europa. Sin embargo, su fama crece en todo el mundo, hasta el punto de que el gran Ferdinand Jelly Roll Morton, el “inventor del jazz”, se embarca para desafiarle a un duelo pianístico que Novecento, personaje tierno y cándido, no logra entender, aunque termina ganando.

Max intente convencerle de que baje, que la fama alcanzada en tierra firme le permitirá tener una vida estupenda. Sin embargo sólo consigue convencerle para grabar un disco, en el que toca inspirado por una muchacha que ve a través de una escotilla.

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Años después, Max tendrá una tarea bastante más difícil: retrasar la explosión que demolerá el Virginian, encontrar a Novecento y convencerle de que baje del barco.

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