Al practicar, piensa como un profesional.

En esta ocasión os traigo un artículo que leí en la web violinist.com, escrito por , un violinista y profesor on-line bastante popular.

A veces nos sentimos frustrados porque pasamos mucho tiempo practicando, tocando piezas o estudios una y otra vez y no vemos el progreso que esperábamos. Quizá no estamos enfocando el trabajo de la manera adecuada. Repetir y repetir sin sentido una y otra vez de forma mecánica no es la manera más inteligente de trabajar. Debemos conocernos a nosotros mismos, nuestras debilidades, la técnica que necesitamos dominar, y enfocar nuestros esfuerzos de forma inteligente a ese objetivo, en lugar de ser autómatas que repiten y repiten sin ilusión ni perspectiva.

Es en ese sentido en el que Nathan Cole incide.


 

“Me encanta la fotografía, y cuando era miembro de la Orquesta Sinfónica de Chicago, a menudo le daba la lata a nuestro fotógrafo, Todd Rosenberg, cuando él no estaba estrictamente trabajando. A veces le enseñaba una o dos fotos de las que estaba orgulloso, y otras veces le seguía en su labor (¡con su permiso!), sólo por verle trabajar. En una fiesta se fijó en que me quejaba con mis ajustes de la cámara demasiadas veces, y le dijo: “Mira, trata de pensar como un profesional durante la siguiente media hora ¿tú me ves tontear con la cámara o me ves disparando? tengo que conseguir tantas fotos o si no, no me pagan. ¡Y tienen que ser buenas fotos!…” así que me cogió la cámara y le colocó un diafragma y el obturador. “Ahora ve y toma unas cuantas fotos buenas. ¡Mira a la gente y dispara!”

Tuve una gran media hora, fingiendo ser un profesional, mirando y disparando ¡Y mis fotos tenían un aspecto diferente también! No tan buenas como las de Todd, pero mejores que las de mi antiguo yo. Pienso en esto a veces cuando estoy practicando o enseñando el violín, especialmente para aquellos que no tocan a menudo. Invito a la gente a “pensar como un profesional” la mayor parte del tiempo.

¿Qué significa esto respecto al violín? Bueno, puedes empezar por fingir que te encuentras en una situación desconocida: tienes que aprender un fragmento corto (digamos de uno a tres minutos de largo) para mañana y tocar delante de la gente. Ahora, ¿qué haría un profesional? Él tocaría la pieza de una o dos veces, lentamente. Luego escribiría en la partitura los golpes de arco y las digitaciones que probablemente no pudiera recordar fácil y automáticamente. Después empezaría con las partes más difíciles trabajando cada una  5 o 10 minutos. A continuación, la tocaría de principio a fin de nuevo para comprobar cómo lo hacía. ¿Sería perfecto al final del día? tal vez no, pero tendría que ser lo suficientemente bueno para una ejecución pública.

No sugiero esto como la manera de trabajar siempre, por supuesto. La música que tocamos merece tiempo para la reflexión y la experimentación. Pero algunos estudiantes que conozco reflexionan todo el día, y lo que realmente sale del instrumento es de hecho un pálido reflejo Nunca trabajan con el objetivo que necesitan para presentar una pieza a un auditorio. Está muy bien para ellos tratar de conseguir mejorar un poco cada día, así que..¿qué hay de malo en que lo obtengan a su manera? Y sin embargo muchas personas se sorprenderían al saber que se están limitando su nivel de mejora, estando muy a su alcance.

He tenido el privilegio de ver o escuchar practicar a muchos grandes solistas, y siempre me sorprendo por lo bien que suenan incluso cuando están trabajando lentamente un pequeño pasaje. Suenan como los profesionales que son. Recuerdo a un colega que dijo acerca de uno de estos solistas, “¡se olvidó de tocar fuera de tono!” Me encanta esa expresión. Yo tenía la mala costumbre de golpear mi cuerda con el metal del arco cerca de la nuez, en arcadas grandes hacia abajo  ¡tengo las cuerdas rotas para demostrarlo! Pero después de decidir que no era muy profesional hacer eso, he “olvidado” cómo hacerlo! el resultado me llevó un tiempo, pero la decisión la tomé un día practicando en mi habitación.

Ahora, hay un montón de tareas que requieren más de un sólo día de trabajo. Para ellas realmente debes ser paciente y experimentar los “dos pasos hacia adelante y un paso hacia atrás”. Pero si ha pasado un tiempo, te debes a ti mismo probar una manera diferente de trabajar: dejar de jugar con los “ejercicios”, tales como cuerdas, golpes de arco, digtaciones, etc. Dedica un día entero a algo de principio a fin, y observa cómo te va. Piensa en ello como una instantánea de ti, el violinista. Si te gusta lo que ves en la instantánea, recuerda cómo te sentías al trabajar de esa manera, y concéntrate en ese estado cada día. Si en lugar de eso estás distraído (como yo cuando veo algunas imágenes de mí mismo) entonces elige una de tus debilidades y dale caña duramente hasta el día siguiente. Elija un ejercicio corto diferente, como un estudio, que se base en tu punto débil. Es probable que veas y notes un progreso inmediato. Si no es así, entonces es el momento de consultar tu técnica a un maestro.

Disfruto tocando durante semanas o meses una pieza de música. Pero esas ocasiones son pocas y además me encuentran siempre con grandes ocupaciones! Mientras tanto, agradezco a mis maestros que me enseñaron a trabajar rápida y eficientemente, y a Todd, quien me recordó que su manera de enfocar atraviesa todas las fronteras artísticas.”


 

 Así que, resumiendo,

  • No se trata sólo de tocar y tocar.
  • Debes tener un objetivo y analizarlo bien.
  • Localiza tus puntos débiles.
  • Analiza esas carencias y trabájalas.
  • Si estás con un tema, debes intentar tocarlo igual de correctamente en todas sus partes.
  • Esta no es la única manera de trabajar: siempre tiene que haber momentos para la búsqueda interior y la práctica por puro placer.

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Flamenco para violinistas

A menudo me ha llamado la atención la poca presencia que el violín suele tener en el flamenco tradicional. A pesar de que, en mi opinión (y en la de Ara Malikian por ejemplo), un instrumento tan adecuado tanto para el “lamento” como para la brillante alegría, para la expresividad emocional debería encontrar un lugar protagonista en una música que tanto utiliza el desgarro, el quejío, pero también la fiesta.

Y es que el violín se ha integrado con rapidez y facilidad en innumerables tradiciones musicales: desde el folk americano, el blues (tan afín, como expresión de un pueblo, al flamenco), la música celta, música tradicional india, árabe, judía, incluso los países nórdicos con sus bellas variantes del violín, y como no, las espléndidas influencias gitanas del Este de Europa, de Rusia, etc. En todas ellas se ha convertido en  pieza destacada, convirtiéndose en muchos casos en el instrumento solista desplazando a los cantantes

Y sin embargo, en nuestro país, flamenco y violín han permanecido tradicionalmente en sus mundos separados: el primero en la calle, en el pueblo, en la sabiduría oral, en la fiesta o el acontecimiento religioso; el segundo se quedó en la Academia, la música culta, en la élite y el estudio riguroso. Y aunque a veces la música clásica española tomaba formas y modos del flamenco, para dotar de “color local” a la música de compositores clásicos, pocas veces la relación iba en sentido inverso. Aunque poco a poco se van incorporando cuerdas a los cuadros flamencos, yo me preguntaba ¿nadie se atreve a un cante jondo de violín, o chelo?

Tengo muchos libros de partituras y ejercicios para violín de diversos estilos, blues, folk, música celta, gipsy, etc., pero nunca he conseguido encontrar ninguno enfocado en el flamenco.

Hasta ahora.

Recuerdo que mis primeras relaciones con esta música no fueron muy felices. Cuando era más joven, para mí el flamenco estaba asociado a conceptos del pasado que desdeñaba. El pasado era Franco, la vida rural, los pueblos, el blanco y negro, era lo que escuchaban los viejos, tan diferente a los brillantes y urbanos estilos anglosajones (rock, punk, soul, new age, tecno…) que, como a toda mi generación, seguía casi en exclusiva. Así que, salvo las inevitables excepciones de Paco de Lucía, Camarón, o los inclasificables Pata Negra, siempre le di la espalda, con esa costumbre tan nuestra de admirar lo ajeno y despreciar lo próximo (y también de valorar lo nuevo e ignorar lo antiguo), y hasta que no fui bastante adulto no empecé a apreciarlo.

Pero estaba ya resignado a no probar nunca estos “sabores” con mi violín cuando me encontré con el anuncio de la publicación del libro “Flamenco para cuerdas“, de Ernesto Briceño, que no dudé un momento en comprar para echarle un ojo y probar, aunque sólo fuera para quitarme la espinita clavada,  a flamenquear un poquito.

Ernesto Briceño es violinista, educador en diversas escuelas, director de orquesta, investigador de músicas del mundo y actualmente responsable de la Centro de Estudios Musicales María Grever

Briceño no ha querido, como él mismo dice en la introducción, hacer un libro de teoría flamenca o de “falsetas”. Se trata de una serie de ejercicios rítmicos y melódicos que nos permitan “sentir” lo fundamental en cuanto a ritmo y melodía de los principales palos y poder participar en proyectos flamencos con nuestro violín sin estar fuera de sitio.

Hay que tener en cuenta que el flamenco no se aprende estudiando teoría. Si no has tenido la suerte de interiorizar sus ritmos y peculiaridades desde pequeñito, si no te has ido acostumbrando a acompañar con palmas, a jalear y a participar en el flamenco será muy difícil que puedas participar de forma coherente sólo con estudiar un libro. Como decía Pavarotti “aprender música leyendo teoría musical es como hacer el amor por correo.” Y esto es más cierto que nunca con el rebelde y visceral flamenco. Pero si tienes suerte de conocer gente con quien tocar que lo domine, que te dejen ir metiendo cositas y te orienten un poquito, seguramente podrás pasarlo bien tocando. Desde luego un flamenco auténtico se moriría de risa en tu cara si le decimos que vamos a aprender a tocar bulerías leyendo partituras, pero vaya, a nosotros no nos queda otra, y si no conseguimos hacerlo nuestro, al menos que podamos entenderlo un poco.

Flamenco para cuerdas hace hincapié en los ritmos, porque no hay nada peor que no ir a compás, así que primero se practica la fundamental habilidad de hacer palmas. Las palmas son la columna vertebral de cada palo flamenco, dominarlas bien significa que no te perderás luego tocando el instrumento.

Flamenco para cuerdas

En su experiencia con músicas del mundo, Ernesto Briceño además se vale de la técnica de percusión vocal del sur de la India, Konnakol, utilizada brillantemente aquí para interiorizar las diferentes variaciones rítmicas. Palabras de 2, 3, 4 y 5 sílabas nos ayudarán a ir haciendo nuestro el ritmo.

El libro cuenta numerosos acompañamientos de audio que se pueden localizar cómodamente mediante códigos QR impresos, o bien con un ordenador al lado, conectándonos a la página SoundCloud de la Escuela María Grever.

Posteriormente se practicarán ejercicios rítmicos y melódicos de  tangos, bulería, alegrías, fandangos, rumba, siguiriyas, soleá por bulerías, tanguillos y tientos.  Al principio puede parecer que es un libro muy ligero, apenas 30 páginas pero os puedo asegurar que hay bastante trabajo ahí dentro, y mucha tela que cortar. Y debo reconocer que me ha costado un poco pillar bien algunas frases en su tiempo; en fin, como os dije, no lo escuché hasta que no fui adulto y ahora me resulta refractario.

Flamenco para cuerdas

He de confesar que, en mi entorno, las perspectivas de tocar flamenco con alguien son nulas. Así que mis prácticas con el libro seguramente resultarán estériles a nivel práctico, lo cual no quita para que me hayan servido para atisbar un universo fascinante y me haya familiarizado, siquiera ligeramente, con los misterios de esta música.

Y es que un músico es de alguna manera como un chef: cuantos más olores, sabores y texturas del mundo pruebe, más posibilidades tiene abiertas a la hora de crear su obra. A menudo me he sorprendido a mí mismo metiendo una “blue note”, un pequeño glisando, un poco de swing, en músicas que en principio no deberían llevarlos, matices que quizás son blasfemias o aberraciones, pero a mí me parece que es lo que hace que cada músico sea diferente y enseñe lo que lleva dentro. Antiguamente casi se podían distinguir los violinistas que seguían la “escuela rusa” de la “escuela francesa”; hoy en día la pedagogía se ha estandarizado mucho y se escuchan muchos grandes intérpretes de técnica portentosa pero muy parecidos, y son estas cosas, nuestros posos de la tradición, nuestra experiencia única y personal, los que pueden dar un poco de sabor a la interpretación.

Así que nada, inquietos de los nuevos sonidos, violinistas aburridos de su repertorio, podéis empezar a probar este mundo de la mano de “Flamenco para cuerdas“.

Y También en DVD: recientemente, el C.E.M. María Grever ha publicado también un DVD de “Flamenco para cuerdas”, que puedes adquirir junto al libro AQUÍ

 

 

 

Ilustración de Susana Subirana

Links:

Centro Musical María Grever

Página oficial de Ernesto Briceño

Página Soundcloud de audios “Flamenco para cuerdas”

Link para comprar online el libro

¿Qué debe estudiar un futuro violinista profesional?

Hace poco escribí un artículo que alababa la heterodoxia, la diferenciación, a la hora de enfrentar el estudio del violín. Pienso a menudo que la homogeneización en los planes de enseñanza, la estandarización de las técnicas, conllevan cierto empobrecimiento creativo, cierta pérdida de carácter en el intérprete. Pero también es cierto que hay que tener un plan, una estrategia de estudio, hay ejercicios que se deben hacer para alcanzar un mínimo de calidad musical. Son dos caras de la realidad, ambas tienen algo de razón. Este artículo va encaminado en ese sentido, pues recorre un plan de estudio para el futuro violinista que en teoría abarcaría todo lo necesario para llegar a ser un intérprete profesional con una formación completa y con una técnica impecable, según los estándares clásicos de la música occidental. El autor es Juan Krakenberg, músico de cámara y especialista en pedagogía de violín y viola, tema sobre el que ha escrito numerosos y eruditos artículos, ha colaborado en diversos medios como EL PAIS y páginas web como mundoclasico.com.

Planes de estudio para el futuro violinista

Por Juan Krakenberger

Antes de iniciar nuestro análisis, dejemos una cosa bien clara:

“Nadie puede predecir inicialmente si una criatura joven se convertirá en un profesional, o un aficionado feliz.”

Esto solamente se sabrá después de algunos años de estudios, y aún entonces las cosas se pueden torcer. Una cosa debe ser clara: Si realmente se detecta talento, no debe perderse el tiempo, y las prioridades deben ser definidas sin titubeos. Todo reposará sobre tres pies, como un atril: el profesor, el alumno, y su familia. Si uno de los tres no funciona como es debido, el trípode caerá y las cosas no han de marchar bien. Digámoslo de entrada: aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos. No importa, a esta altura, si de ello saldrá algún día una carrera o no. Conseguir tocar el violín es bueno para la personalidad del ser humano, estimula la inteligencia (¡más neuronas!) y forma el carácter. El filósofo y educador alemán Steiner, quien fue el creador de las escuelas Waldorf, hizo un análisis del asunto. Sus conclusiones aún son válidas hoy día.

“Aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos.”

Comienzos

La edad ideal para iniciar los estudios del violín es de 5-6 años. Todo lo que se haga antes de esa edad es útil, siempre que los chicos no se aburran. El énfasis debe estar en que eso constituya un juego más que un aprendizaje, acentuando aspectos tales como canto, ritmo, soltura del cuerpo y disfrute musical. No nos dejemos cegar por las hordas de niños japoneses tocando juntos al unísono. Su cultura es diferente.

“La edad ideal para iniciar los estudios de violín es de 5-6 años.”

Lo que intento exponer aquí es el camino que yo he seguido, y que me ha dado buenos resultados. Hay variaciones infinitas; no pretendo que este sea el único camino y sólo deseo aclarar dudas, si es que las hay, y proponer posibles respuestas. A los 5-6 años conviene empezar con los movimientos grandes, o sea, el movimiento del arco, y desarrollar la mano y el brazo derecho sobre cuerdas al aire. Una preparación muy minuciosa se halla en el libro Nº 1 de Leopold Auer (editado por Carl Fischer, USA), enteramente dedicado a cuerdas al aire, con una suave progresión de detalles útiles, incluyendo ligaduras sobre diferentes cuerdas, y desarrollando ritmo a través de movimiento, desde notas redondas hasta semicorcheas. Después de tocar este dúo con el maestro, el alumnito comienza a interesarse por la cosa, vuelve a casa y cuenta orgulloso: ¡he tocado a dúo con mi profe! Esto llamo yo una iniciación auspiciosa. Así queda garantizada una buena disposición para cosas menos atractivas que seguirán más adelante. La obra de Auer es muy minuciosa, y no hace falta trabajar todo el libro. Con las primeras quince páginas la destreza de arco tendrá un desarrollo suficiente, para empezar a pisar cuerdas. Hay muchas buenas escuelas para principiantes: Los cuadernos de Sheila Nelson, Eta Cohen, Rolland, y también Suzuki. Yo personalmente prefiero el libro Nº1 de la colección Doflein, debido a la alta calidad de la música seleccionada. Doflein originó los 44 Dúos para dos violines de Bartok, y los más sencillos se hallan en este libro. Que un incipiente músico sienta como suena un intervalo de medio tono, la tensión que ello crea hacia su resolución por un acorde que suena bien, es una aventura musical de tal envergadura que todo el mundo debería tener la ocasión de vivir semejante momento, y cuanto antes mejor. Y más aún en nuestros días, cuando la música contemporánea requiere una mente abierta y un oído acostumbrado a disonancias.

Trataré ahora de un tema delicado, a saber, el método Suzuki. Lo he usado con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.

“He usado el método Suzuki con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.”

Suzuki mismo dijo que su método estaba principalmente concebido para formar la personalidad del alumno, y no para producir violinistas. Siempre habrá un pequeño porcentaje que hará carrera, no importa con qué método, y la única cuestión es si se convertirán en buenos músicos. Mucho temo que para un futuro profesional, las armonizaciones de los acompañamientos de la escuela Suzuki dejan mucho que desear, algunas están sencillamente equivocadas o en el mejor caso, de mal gusto. No conviene que los alumnos se acostumbren a esto – no vaya a ser que sufran deformaciones auditivas que luego son difíciles de corregir. No quiero dejar de mencionar aquí el método que ideó uno de mis maestros, Ljerko Spiller, y que existe en versión española. Comienza en tercera posición, una propuesta muy astuta porque evita lo que tanto ocurre con los principiantes: Quieren cerrar el puño de la mano izquierda. El hecho que Spiller desarrolló su trabajo en la Argentina y no en Europa hace que su obra haya resultado menos accesible, pero no por ello de calidad inferior. Él se sitúa con justicia entre los mejores pedagogos del mundo del siglo 20. La fase elemental termina cuando, con ayuda de alguna de éstas escuelas, el alumno haya asimilado las cuatro posturas de los dedos y pueda tocar, sin pensárselo mucho, escalas de una octava en todas las tonalidades hasta 3b o 3#.

Segunda fase.

¿Qué hacer después¿ Éste es a mi juicio el momento álgido, más delicado, porque ahora comienza también la fase deportiva, o sea, el entrenamiento de los músculos de la mano izquierda y del brazo derecho, o lo que en general entendemos como técnica, y al mismo tiempo la educación musical sobre el instrumento. Es en éste momento en que hay que cuidar que el material sea bueno, accesible (no demasiado difícil), que permita al alumno recrearse, y que prevé tocar a dúo – como recompensa – con el maestro. Yo recomiendo para ello los libros 2 & 3 de Doflein, que se pueden trabajar simultáneamente, con énfasis sobre el Nº 2, y tomando las cosas con más calma con el Nº 3 (3ª Posición). Al terminar el Nº 2 sigue el Nº 4, y si se terminan los libros 2 & 4 más o menos al mismo tiempo que el Nº 3, tanto mejor. Pero – y esto es importantísimo – paralelamente debe trabajarse técnica. Comenzar con dosis modestas de Sevcik op 1 desde el principio, y Sevcik op 2, empezando con el ejercicio Nº 4, y gradualmente aumentando las dosis, a medida que el desarrollo del alumno lo permite.

Sevcik School of Violin Technique Op.1 Book1

“Hay los que prefieren trabajar solamente técnica – generalmente aquellos que tienen pereza mental – y otros hay que se resisten a trabajar técnica. En ambos casos hace falta firmeza para que las cosas se desarrollen orgánicamente.”

Quiero subrayar aquí una vez más: Facilidad no conculca calidad – al contrario! Escalas sobre dos, y más adelante, sobre tres octavas deben ser practicadas durante este periodo. El capítulo anterior ha de durar 3 – 4 años. Ya tenemos un violinista en ciernes, y es ahora que debe decidirse si sigue adelante con el violín o se pasa a la viola. Esto depende antes que nada de la forma como se desarrolló el alumno físicamente. Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido. (Sé que existen ahora violas de tamaño pequeño, pero su sonido – particularmente la cuerda de Do – deja mucho que desear, y por ello prefiero empezar vía el violín El cambio de clave es un ejercicio mental saludable, y nunca tuve problemas con el paso de la clave de sol a la de do.)

“Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido.”

Tercera fase.

A partir de ahora el joven violinista puede dedicarse al libro Nº 5 de Doflein – 4ª posición y más – y comenzar con estudios y obras. Los estudios de Kayser preparan bien para los de Kreutzer que vienen después, y en cuanto a obras, comenzar con Sonatas de Händel, conciertos de Bach y Mozart, Sonatinas de Schubert y Dvorak.

Kreutzer 42 Studies Violin

Cuarta fase

Si hasta aquí el alumno ha desarrollado un buen sonido, vibrato adecuado, y una afinación exacta, lo más delicado ya se ha conseguido. La edad ideal para iniciar esta fase es de 14/15 años, para que hasta los l8 los estudios de Kreutzer, Rode y Dont hayan podido ser dominados, con las obras de repertorio que corresponden a cada etapa estudiadas en paralelo. Y, no olvidar, escalas sobre tres octavas, con asiduidad, y escalas en terceras y octavas, de forma gradual. Las escalas de Flesch, revisadas por Rostal, constituyen un compendio excelente con digitaciones modernas, lo que no impide que el alumno use los ritmos propuestos por Galamian. Y, por fin, empezar con las Sonatas y Partitas de Bach, obras sine qua non para la formación de un músico cabal. De hecho, todo esto se ha convertido mientras tanto en trabajo muy duro, pero a esta altura nuestro candidato ya se halla plenamente sumergido en un camino sin retorno. Caminará por dicho camino y ya nada le ha de parar.

Partita Bach

He aquí un marco de plan de estudios razonable para formar a un violinista útil para la sociedad. Es inútil pretender formar solamente solistas. Si quiere la casualidad – 1 en 1.000.000 – que alguien tiene condiciones para ello, esto se manifestará por sí solo. Embarcar a todos en una carrera hacia el virtuosismo queda reprobado por una cifra: solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante. Los demás serán músicos de buenas orquestas sinfónicas o de conjuntos de cámara.

“Solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante.”

Todo el mundo sabe cuanto cuesta ser aceptado en Julliard. Y aún así, no hay nada de malo con esta realidad. Si los límites de edad arriba mencionados no se cumplen, y los años pasan, aún tendremos violinistas aceptables pero tal vez no de la estatura requerida para ejercer la profesión. Todo depende de la actitud y condiciones físicas del alumno. Es bastante frecuente que algunos violinistas empiecen su carrera profesional a los 25 años de edad. Una carrera de solista queda excluida, pero pueden convertirse en músicos de orquesta eficaces. ¿Porqué subrayo tanto el factor tiempo, si esto es así? La respuesta es sencilla: Cuanto más joven el alumno, tanto más fácil ha de avanzar, con todas las posibilidades abiertas. Perder el tiempo es, en nuestro caso, un lujo. Confieso que he cumplido mis propios límites de tiempo solamente con un puñado de alumnos…!pero les fue bien! Los otros también están felices, algunos serán abogados, otros han de enseñar, y se deleitarán tocando el violín el resto de sus vidas. No hay nada de malo con eso, ¿no es así? Probablemente, los que me leen son o serán miembros de la profesión, lo mismo que yo, y una de las cosas con las cuales tenemos que apechugar es que nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.

“…nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.”

Es verdad, hay jóvenes con gran facilidad pero muchas veces adolecen de seguridad cuando deben pasar un examen o deben competir. Para obtener buenos resultados, el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: Carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más. Un buen profesor de violín es, por naturaleza, un optimista. Si no lo fuera, no haría ese trabajo. ¡Las probabilidades en contra son demasiado grandes! ¡Pero que enorme satisfacción se obtiene cuando emerge un buen violinista! Esto es más que una generosa recompensa por las horas interminables que se necesitan para cumplir con este trabajo.

“…el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más.”

Notas:

Los enlaces a las obras pedagógicas mencionados provienen de dos fuentes: las obras más recientes con derechos de autor se dirigen a la web de venta de partituras Sheetmusicplus, mientras que las obras más antiguas de autores con coypright ya vencido están extraídas de la librería de partituras de dominio público Petrucci, posiblemente la fuente más grande de partituras libres de derechos en internet. Sin embargo, la necesidad de presentar en el artículo algunas de las obras clave me ha llevado a utilizar también al polemico portal Scribd como fuente para la visualización de algunas obras. Sólo he utilizado aquellas que también se pudieran encontrar en dominio público. No obstante todo lo dicho, yo siempre recomiendo, en la medida en que la economía lo permita, comprar obras editadas: es más práctico, se conservan mejor, más sencillo de usar sobre el atril, y teniendo en cuenta el coste de imprimir folios en una impresora, y que ese tipo de impresiones se suelen terminar deteriorando, tampoco hay tanta diferencia de coste. He buscado una forma de contacto con el señor Krakenberg para solicitarle permiso para publicar su artículo. Sin embargo, la dirección de e-mail que conseguí encontrar parece ser errónea, de modo que desde aquí le agradezco su trabajo y quedo a su disposición por si por cualquier razón quisiera que este artículo no se viera publicado.

Ideas para evitar ser un violinista clónico

Cuando escribo artículos con consejos sobre cómo aprender a tocar el violín suelo reflejar las ideas comúnmente aceptadas por profesores y pedagogos, junto con alguna reflexión derivada de mi experiencia personal. Pero esta vez voy a escribir algunas ideas que van un poco por libre, son sólo reflexiones y “ocurrencias” que quiero compartir con vosotros y que podéis probar o desechar directamente, ya que no obedecen a ningún estudio serio, sino a mis propias inclinaciones e intuiciones personales.

Hoy en día hay muchísimos violinistas con un gran nivel técnico. La pedagogía del instrumento, en conservatorios y escuelas de música, está ya bien desarrollada para producir instrumentistas que pueden cumplir perfectamente su papel en cualquier orquesta. Infinidad de buenos solistas pueden enfrentarse al repertorio clásico con solvencia. Y sin embargo, ¿cuántos aportan realmente un carácter nuevo una nueva visión, un estilo?

Antiguamente era fácil reconocer sin verlo a un violinista por su forma de tocar, incluso los melómanos podían intuir a qué escuela violinística pertenecía.

Actualmente en todo el mundo se estudia con los mismos métodos, mismos ejercicios, mismo repertorio, y no es sencillo escuchar intérpretes con una personalidad que defina las obras en las que interviene. Me atrevería a decir que hay muchísimos buenos  violinistas clónicos. Y en base a esa reflexión he escrito estas ideas, ejercicios, sugerencias para probar otras cosas, abrir la mente y mirar con otra actitud que nos haga ver la música de siempre desde otro punto de vista.

Por supuesto todo esto va dirigido a estudiantes que ya tienen un nivel estimable, y deben verse simplemente como pequeños ejercicios, pruebas, experimentos.

1. Imita sonidos;

animales, voces, ruidos de la ciudad…chirridos de puertas, eructos.

Pasad directamente al minuto 4:20, la fuerza bruta de Vengerov dando rienda suelta a su espíritu más radical y “hardcore”, imitando una Harley Davidson.

2. Explora otras músicas:

Música carnática, flamenco, jazz manouche

La música carnática, originaria del sur de la india es una de las culturas más antiguas, complejas y refinadas. Su sistema propio de escalas (ragas), sus microtonos, su predisposición para la improvisación, su simbología… ha hecho que el violín se adapte a ella como si haya sido creado para ella. Quizás no es necesario que viajes a la India, pero probar a interpretar su música te hará sentir de otra manera.

Al flamenco le ocurre lo contrario: aun siendo también una fuente inmensa de inspiración, parece que el violín nunca ha terminado de parecer pertenecer del todo a ese mundo, a pesar de que el flamenco es una música de lamento y el violín el instrumento que llora como ninguno.

http://www.youtube.com/watch?v=rdoFeo0Gqb8

3. Destroza los clásicos

Django Reinhardt, el grandísimo y olvidado Eddie South y el mítico Stephane Grappelli se juntaron un día y, entre humo de tabaco y copas perpetraron este heterodoxo doble concierto de Bach en clave swing. Lo que hoy nos parece ya un clásico del jazz manouche, empezó como una broma irreverente y casi blasfema de un, hasta entonces, casi intocable Bach.

4. Date un tiempo para tocar, sin partitura, mirando hacia dentro.

No estoy hablando de componer, sino de buscar qué música hay en ti en ese momento, de expresar cómo te sientes sin la muleta de otro autor. Puede ser desde un par de notas tenidas hasta unos desquiciados chirridos desafinados.

Este chico, aunque toca a partir de un patrón muy definido (por tanto quizás no es en rigor una improvisación de las que yo digo), y  pesar de algún error de afinación al atacar la nota, desarrolla de forma muy efectiva ideas interesantes con mucha soltura.

5.Toca para que otros bailen

Antes de que los violinistas nos convirtiéramos en divos snobs, nuestra labor era secundaria; tocar en eventos, veladas, fiestas, en los que el objetivo fundamental era bailar (y por tanto emparejar gente). Realmente la función de la música era mayoritariamente esa, y tocar para que otros bailen requiere varias cosas: un ritmo absolutamente perfecto, transmitir la alegría de bailar y captar el carácter del tipo de baile que se trate.

Os dejo este sencillo vídeo que refleja exactamente cómo es posible hacer feliz a cualquiera de esa manera.

7. Conoce la música de tu país.

Cuando tanta gente aprende con los mismos métodos (Suzuki, Sevcik, o lo que sea) y escucha los mismos éxitos internacionales, es fácil perder el carácter del lugar donde vives. Conocer e interpretar la música de tu país es una buena base para adquirir una personalidad musical.

8. Cómprate un Ehru y aprende a tocarlo

La verdad es que esto lo he hecho y ha sido un poco fracaso. Pero la experiencia me enseñó el fascinante sonido de este antiguo instrumento chino y la delicadeza que requiere tocarlo.

9. Coge el violín de otras formas.

Toca el violín como si fuera una guitarra, un chelo, un instrumento de percusión…

Ve al minuto 5 de este vídeo de Paul Giger:

10. Aprende a tocar chops

¿Aún no has aprendido esta técnica rítmica? Dale otra dimensión a tu instrumento y descubre los innumerables patrones rítmicos que se pueden desarrollar.

En este vídeo, el supuesto inventor de este golpe de arco explica cómo se hace:

11. Haz hip hop, o heavy metal

u otro género habitualmente ajeno ajeno al violín

12.Toca el violín eléctrico

Puede que seas de los que se niega a los avances tecnológicos, pero por probar no pierdes nada, al menos así hablarás con conocimiento: si no lo has hecho aún, toca el violín eléctrico (o usa una pastilla) y prueba efectos de sonido. Como esto por ejemplo:

¿Aprender a tocar por internet de forma autodidacta?

Cuando decidí aprender a tocar el violín tenía la intención (dado que era tímido y demasiado mayor) de intentarlo por mi cuenta. Por aquel entonces internet no poseía tantos recursos como ahora y en seguida me di cuenta de que no era una idea muy inteligente. Hoy en día hay más posibilidades para encontrar muchísima información en la red, quizás incluso demasiado, a veces es difícil separar lo útil de la morralla que lo inunda todo.

Así que ¿podría alguien aprender a tocar por sí mismo sólo con los recursos de internet?

Al empezar a escribir este artículo tenía una conclusión previa en mente, y era que rotundamente no. Pero lo cierto es que Internet ofrece tantas herramientas que, si se saben utilizar, ofrecen una ayuda inestimable, y me gustaría matizarlo.

La educación tradicional

La pedagogía típica del violín se asienta, generalizando, y en su dimensión clásica, en métodos muy tradicionales. Seguimos practicando mecánicamente ejercicios desarrollados en siglos pasados, estudiando la misma teoría, los mismos repertorios, de la misma manera.

Aunque no he estudiado en Conservatorio, los comentarios que a menudo me llegan es que, a los estudiantes de instrumentos, se les forma para ser buenos profesionales de la interpretación, miembros de orquesta certeros, precisos, pero también ortodoxos y con poca incidencia de la creatividad y la improvisación.

Como alternativa están las escuelas privadas con otros enfoques más abiertos a otras músicas y otras perspectivas, pero claro, caras, al menos las buenas (Julliard, Berklee…)

Y luego están academias y profesores particulares, que es lo que elegimos muchos como forma de acceder a una formación básica, pero que habitualmente se queda en un nivel de andar por casa y tocar para amigos, o bien si empiezas muy pequeño, te proporciona formación para acceder con comodidad al Conservatorio.

Y la Red ¿qué opciones ofrece para aprender?

Descargar métodos y ejercicios.

Nunca ha sido tan fácil conseguir partituras con escalas, ejercicios, tutoriales, métodos de aprendizaje, etc. Aunque muchas de estas publicaciones tienen derechos de autor y en teoría estarías infringiendo ese copyright si te las bajaras (eso no va a frenar a la mayoría), hay publicaciones antiguas que ya se pueden utilizar. A mí me gusta tener publicaciones originales, editadas y encuadernadas como dios manda, en vez de montones de folios impresos que se terminan deteriorando, se pierden, traspapelan, etc., imprimes más de lo que necesitas y al final no ahorras tanto. Pero vaya, es una forma también de ver todo lo que hay y tomar una decisión y, por supuesto, de conseguir recursos en esta época de crisis.

Podéis encontrar y descargar obras, métodos y ejercicios, (también podéis comprarlos, evidentemente) en sitios como estos:

Proyecto IMSLP

Scribd (un lugar algo polémico puesto que alberga numerosos archivos sujetos a derechos de autor).

Sólamente recordaros algo: tener los libros y discos del, pongamos por ejemplo, método Suzuki, no basta para aprender con él. Los métodos se basan en bastantes más aspectos que simplemente ir tocando una serie de melodías de dificultad creciente. Aspectos que conviene que sean guiados por un profesor.

Teoría

Hace poco descubrí esta página en español, en la que estudiar y practicar teoría de la música, solfeo, etc. Muy interesante.

Teoría

Y por supuesto la wikipedia os informará de cualquier concepto musical sobre el que tengáis dudas.

Video-tutoriales

Youtube ha revolucionado el mundo de los tutoriales. Se puede encontrar gente explicando absolutamente todo, desde cómo arreglar una cisterna de doble émbolo a crear un pesticida ecológico para el pulgón de tu huerto urbano (dos cosas que yo he necesitado el año pasado 😉 )

Y tocar el violín no es una excepción. Bastantes profesores (¡incluso estudiantes primerizos se atreven!) han creado sus propios canales con clases sencillas que explican cómo aprender prácticamente cualquier técnica del violín. Esto es una forma de conseguir alumnos para su propio negocio o incluso de conseguir ingresos mediante las visitas a sus vídeos. Lo malo es que en español no hay demasiados, así que desde aquí, si me está leyendo algún buen profesor español sin miedo a las nuevas tecnologías, le animmo a que realice sus vídeos. Os dejo algunos de los canales que yo a veces sigo para artículos o para ver detalles de técnica:

En inglés:

Todd Ehle

Este afable señor tiene muchos video-tutoriales bien organizados por temas. Se suele expresar de forma tranquila y clara así que con un nivel de inglés medio se le puede seguir. Grabados en plan amateur, pero bien explicados.

Violin-Lab Channel

Una profesora muy agradable con vídeos bastante bien grabados, alguno que otro con subtítulos en español. Mejores vídeos pero menos temas que Todd Ehle.

Fiddlerman

Reconoceréis a este señor por que no se quita la gorra jamás. Hace 2 años comenzó a publicar vídeos sobre diversos aspectos, desde técnica básica, críticas de instrumentos y accesorios, tutoriales para diversos temas, etc. También tiene una tienda on-line donde vende todo tipo de cosas, incluyendo sus horribles gorras.

Grandes Maestros

Algunos grandes violinistas graban de vez en cuando vídeos de clases magistrales que aparecen en youtube. No suelen hacerlo más que esporádicamente pero si entendéis bien el inglés puede ser muy interesante escucharles.

En español:

No sé porqué me convencen un poco menos y apenas los he mirado, pero pueden ser útiles, sobre todo para los que no dominan el inglés:

Otros profesores con canales: Roy Sonne, Irish Fiddle Lessons

Páginas web

Bastantes páginas ofrecen vídeos y métodos previo pago. Os dejo algunas de muestra como ejemplo, pero hay muchas más.

Para descargar lecciones previo pago. Algo caro me parecen.

La página de Geoffrey Fitzhugh Perry, con cuyo método empecé yo a improvisar

Este chico tan joven y de Singapur se ha montado un método de aprendizaje y lo vende en internet él solito. No he podido revisarlo, aunque he hablado con él por Mail y es muy apasionado del instrumento (y afirma que encontró novia gracias al violín…).

Facebook, twitter…

Pues sí, también se puede aprender siguiendo a gente interesante en twitter o visitando alguna página de Facebook. Os dejo como ejemplo la página de mi amigo y profesor de Lucas Bittini, donde se relaciona con sus alumnos, publica vídeos interesantes, informa de eventos, etc.

Acompañamientos

La vida del intérprete solitario es menos dura teniendo acompañantes virtuales. Son implacables y ni te esperan ni parecen tener sensibilidad musical para adaptarse a lo que tocas, eres tú el que tiene que someterse a su mecánica forma de tocar. Pero en fin, siempre es mejor que un metrónomo.

Minusone

El editor más veterano y conocido de partituras con acompañamientos de audio menos el solista.

Practiceyourmusic

Esta genial web no sólo te proporciona el acompañamiento en audio sino también en vídeo, puedes escoger cuántos intérpretes tocarán contigo , qué instrumento del grupo tocas tú, activando y desactivando músicos, viendo la partitura y un montón de opciones más. Todo desde un simple navegador. Y es un proyecto desarrollado en España.


Pero todos estos recursos adolecen de una falta de feedback a la hora corregir nuestros más que posibles errores, errores que sólo un buen profesor sabrá ver y corregirnos. Y es que cualquier iniciativa autodidacta tiene los límites que nos impide calificarnos y corregirnos a nosotros mismos. Por eso es tan interesante esta última opción que os menciono:

Clases on-line vía Skype

Esta es la última modalidad que he visto, en principio sólo he encontrado en profesores anglosajones, pero es seguramente una de las ideas más útiles para aquellas personas que tienen complicado desplazarse, ya sea por falta de tiempo o por vivir lejos. Skype es, como sabréis, un servicio de videoconferencia por internet. Básicamente son clases normales, con la diferencia de que se dan vía webcam por el programa Skype ¡puedes elegir el mejor profesor del mundo (que puedas pagar claro)!

Como escribe Zlata Brower en su blog, las clases vía Skype tienen una serie de ventajas:

  1. Puedes escoger el profesor que te guste sin importar dónde viva.
  2. Podéis escoger más fácilmente día y horas para las clases, incluso aunque sea festivo o sea tarde.
  3. Podéis grabar las clases para repasar y ver fallos.
  4. Aunque el profesor o tú estéis de viaje, podéis seguir dando clase.
  5. El profesor puede mudarse de domicilio o incluso país y conservar sus estudiantes.
  6. El profesor no necesita un lugar independiente de su domicilio para sus clases.
  7. Los vecinos del profesor no oirán el sonido infernal de los alumnos si el profesor usa auriculares.
  8. Puedes tocar más cómodo, con ropa y calzado de andar por casa.
  9. La meteorología ya no será un impedimento para que el alumno no quiera ir a la clase.
  10. Evitas el contagio de la gripe 😉

Os dejo algunos profesores que dan clases por Skype, tened en cuenta que no tengo ni idea de qué tal son como profesores.

En inglés:

Me gustaría haber encontrado algún profesor en español que también las ofrezca en su programa, pero lo que he visto parecía desfasado y no lo incluían como oferta, sino más bien como apoyo. Si algún profesor las imparte y lee esto que no deje de escribirme y le incluiré.

Conclusión:

Puede que hayas leído este artículo buscando consejo sobre tu idea de aprender por tu cuenta de forma autodidacta. Y viendo todas las posibilidades que se ofrecen podrías pensar que voy a decir que sí, que es una buena idea. Pero no lo voy a hacer porque, por más que internet te explique absolutamente todo, no puede sustituir al trato humano directo, al profesor que te corrige una postura, unos dedos, que ve tus fortalezas y tus debilidades; y más aún, a tocar en compañía, tanto de alguien que domine su instrumento como de otros compañeros con los que debes compenetrarte.

Así que sí, usad internet (¿acaso no lo estáis haciendo ya leyendo esta web?) y sed críticos también porque no todo lo que hay en la web ayudará y seguramente incluso os hará perder el tiempo, pero también, si podéis, buscad un guía, que sea un buen guía que corrija vuestro rumbo y os acompañe en el camino.