La postura correcta: los Guitarristas

Una de las claves a la hora de evitar tensiones innecesarias y lesiones es la postura en la que tocamos. Por eso, en Gran Pausa nos hemos decidido a concienciar con una serie de post en los que hablaremos de la postura correcta que hay que mantener según el instrumento que se toque.

Puntos básicos

Una buena postura con la guitarra implica una reducción del esfuerzo que debe hacerse al tocar. Para conseguir naturalidad y relajación en los movimientos al tocar, es de vital importancia mantener las articulaciones en una posición neutral. De esta manera evitaremos mantener durante el tiempo de práctica posturas extremas que dañen nuestros músculos y tendones.

Algunos puntos básicos a tener en cuenta a la hora de sentarnos a tocar:

  • Debemos colocar el peso sobre los huesos de la pelvis (isquiones), con el peso bien equilibrado entre ambos. Con la pelvis centrada, la columna puede estirarse y alargarse en lugar de hundirse y derrumbarse agudizando sus curvas. Así la pelvis mantiene recta nuestra columna, cabeza y cuello.
  • La columna y las piernas deben estar colocados entre los 90º y los 120º, al igual que las rodillas con los pies y caderas.
  • Los pies deben estar ligeramente separados y bien apoyados en el suelo
  • Al estar sentados debemos mantener la espalda recta sin alterar en ningún momento las curvas de la espalda. Para practicar la posición se recomienda un ejercicio muy simple: imaginemos la sensación de que una cuerda que perpendicularmente al suelo nos estira desde la cabeza, a la vez que mantenemos la posición de 90° con los muslos.
  • Hay que sentarse en el centro o en el borde de la silla y sin inclinarse hacia delante. Puede ser útil que la base de la silla tenga una inclinación de 15° a 30° hacia delante.

Posición para tocar la guitarra

La mejor postura para tocar es aquella que nos obliga a mantener una posición simétrica de las caderas. Con técnica actual de la guitarra, necesitaremos hacer uso de alguna ayuda ergonómica con el fin de no cruzar las piernas:

  • Reposapiés o banquillo: nos ayuda a elevar una rodilla sin necesidad de cruza las piernas.
  • Alzador, almohadilla o ergoplay: en definitiva, soportes que se adaptan a la pierna y posicionan la guitarra.

Con respecto a la posición de la guitarra con respecto al cuerpo, es positivo que varíe de perpendicular a paralela, para que con ello evitemos cargar siempre el mismo grupo de músculos.

Mano izquierda
  • Alienación de la muñeca con el mástil.
  • Apoyar el borde lateral del pulgar y no la yema.
  • Colocar el pulgar frente a índice.
Mano derecha
  • Vigilar la muñeca derecha, especialmente en la realización del picado. Es importante que se mantenga en una posición neutral.
  • También las articulaciones de los dedos deben estar relajadas.

Información extraída de las Fichas Informativas del Personal Docente de la Región de Murcia. 05944-15. Rev.00. 02/07/12.

 

Si quieres aprender más sobre lesiones y ejercicios para músicos te recomendamos que leas estos libros

También podéis leer nuestra reseña sobre este otro interesante libro que habla sobre el cuerpo del músico.

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¿De dónde viene el dolor? Tensión, contracturas y puntos gatillo.

Los músicos somos propensos a sufrir sobrecargas musculares y tensiones. El origen de ellos es evidente: sobreesfuerzos, misma postura durante largas horas, poco calentamiento previo, tensiones innecesarias… Muchos músicos se niegan a ver más allá y a comprender que el cuerpo también es nuestro instrumento de trabajo, y que debemos cuidarlo.

Estas sobrecargas musculares nos provocan cierto dolor que en ocasiones puede llegar a ser muy molesto e incluso incapacitante. Es importante descubrir cuáles son sus posibles causas y ponerles remedio antes de que el problema se agrave y nos impida trabajar con normalidad.

Cuando notamos este dolor muscular, suele ser porque el músculo está tenso. La tensión es el primer paso para la formación de contracturas. Una contractura muscular, como su nombre indica, es la contracción involuntaria de un músculo de manera continuada.
Cuando tenemos una contractura en un músculo, tenemos este músculo en constante tensión, lo cual nos provoca dolor e inflamación. Esto significa que nuestro músculo se acorta y se endurece de manera contraproducente.

Pero, ¿qué ocurre cuando una contractura por sobrecarga muscular no se cuida correctamente? Pues que podemos activar uno o varios puntos gatillo.

¿Qué es un punto gatillo?

Un punto gatillo es una zona hiperirritable que se encuentra en un músculo esquelético (músculo estriado unido al esqueleto, como por ejemplo, el trapecio.) El punto gatillo se reconoce como un nudo palpable e hipersensible que produce dolor cuando se presiona. Producen el acortamiento del músculo, lo debilitan y provocan falta de movilidad.

puntos gatillo trapecioEstos puntos pueden clasificarse en dos grandes grupos: activos o latentes. Los puntos gatillo activos implican un dolor continuado. Los puntos latentes no duelen en todo momento, sólo cuando se les aplica presión.

 

Una de los datos más importantes sobre los puntos gatillo es que no solo provocan dolor en el músculo afectado. Normalmente, los puntos gatillo conllevan un dolor referido: afectan a otras zonas del cuerpo. Es por ello que tener el cuello tenso y dolorido nos provoca dolores de cabeza, por ejemplo.

¿Qué hacemos mal?

Hay una serie de factores que favorecen la aparición de los puntos gatillo y que, a pesar de seguir un tratamiento de fisioterapia, pueden provocar que no mejoremos de nuestro dolor:

  • Mala alimentación: Una mala nutrición provoca falta de vitaminas y minerales, necesarios para un funcionamiento correcto de nuestros músculos.
  • La ansiedad: El estrés continuado es un factor clave para que los músculos se tensen y los puntos gatillo se activen.
  • No usar el material adecuado: no usar sillas ergonómicas, o no colocar el atril correctamente, lo cual nos puede provocar posturas forzadas durante horas.
  • Tener malos hábitos posturales.
  • Hacer demasiado esfuerzo, sin descansar.
  • Realizar durante horas movimientos repetitivos.
Tratamiento

Los dolores musculares siempre deben ser tratados por un fisioterapeuta o un médico especializado. El mejor tratamiento que puedes aplicar tú mismo es la prevención y el cuidado del cuerpo.

Uno de los factores más importantes, que perpetúan el dolor y la activación de los puntos gatillo, es la higiene postural. Por ello es muy importante que vigiles continuamente tu postura, no sólo cuando practicas, sino también en tu vida diaria.

También los sobreesfuerzos y las repeticiones pueden significar lesiones de este tipo. Es importante que nuestras sesiones de estudio sean variadas, que pasemos de unas actividades a otras para mantener la cabeza despejada y el cuerpo libre de tensión. Además de esto, por supuesto es muy importante realizar los descansos que sean necesarios y para de vez en cuando para movilizar las articulaciones y estirar.

Por último, el calentamiento previo y los estiramientos después de tocar son esenciales para conseguir que nuestros músculos se mantengan elásticos y evitar así tensiones innecesarias. El calentamiento favorece la circulación sanguínea y nos prepara para tocar. Sin embargo, realizar estiramientos al terminar es casi más importante, ya que gracias a ellos facilitamos que nuestros músculos absorban los minerales y vitaminas necesarias después de realizar ejercicio físico (como es tocar un instrumento o cantar).

Si quieres saber más sobre dolor muscular y puntos gatillo, te recomendamos el Manual: Dolor y Disfunción Miofascial. El manual de los puntos gatillo. 2 Volúmenes.

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La postura correcta: los violinistas

Una de las claves a la hora de evitar tensiones innecesarias y lesiones es la postura en la que tocamos. Por eso, en Gran Pausa nos hemos decidido a concienciar con una serie de post en los que hablaremos de la postura correcta que hay que mantener según el instrumento que se toque.

Puntos básicos en una buena postura con el violín

La parte más sensible y que más usan los violinistas es la superior: brazos, torso y cuello. Dicho esto, las recomendaciones básicas para esta zona son:

  • Espalda recta y relajada.
  • El violín se sujeta entre la clavícula y la barbilla, nunca con el hombro. Lo que queremos evitar es levantarlo y crear tensiones.
  • El brazo izquierdo debe estar en ángulo recto con el cuerpo, y el hombro relajado.
  • Postura natural, sin necesidad de ayudarnos de la mano izquierda para sujetar el violín.
  • El codo izquierdo se mantiene alejado del cuerpo, sin apoyarlo en la cadera.
  • La almohadilla tiene como función mantener el cuello elevado. Es un elemento muy importante a la hora de coger el violín. Tanto si se usa como si no, el cuello no debe estar forzado ni tenso. Para ello, lo más recomendable es probar con distintas marcas hasta encontrar la que más se adecúe a nuestra fisionomía o usar una esponja en su lugar.
  • El mástil debe apoyarse de forma ligera sobre el hueco de la mano izquierda, y ésta debe poder moverse con total libertad arriba y abajo, con el fin de evitar calambres.
  • Respecto a la sujeción del arco, también intentaremos que sea una posición lo mas natural posible:
    • La postura tiene que ser natural, el pulgar relajado y enfrentado al resto de los dedos. El hombro, codo y muñeca deben forman una superficie plana, los tres puntos tienen que estar en el mismo plano.
    • La muñeca derecha debe estar suelta en armonía con el movimiento del antebrazo. Si se mueve en algún punto por encima del codo derecho, la muñeca estará demasiado tensa, causaría dolor en la mano y podría conducir a problemas en articulaciones y huesos.
    • Sostener el arco con suavidad. Agarrarlo con fuerza aumentaría la rigidez de la muñeca y podría provocar dolor en los dedos y en el brazo; además, dificultaría el movimiento del arco innecesariamente.

Recomendaciones generales

Respecto al resto del cuerpo, las recomendaciones básicas en relación a la postura son:

  • Todo el cuerpo es el que toca, no solo las manos, por lo que es esencial una postura relajada, cómoda y natural.
  • La cabeza debe estar erguida.
  • Se debe tocar con la partitura a nivel de los ojos, tanto si se toca de pie o sentado para mantener la postura ergonómica.
Cuando tocamos de pie
  • Una línea imaginaria debe pasar a través de la oreja, el hombro, la cadera y el tobillo.
  • La posición de la cabeza resulta imprescindible para una buena postura vertical. Mantenerla lo más recta posible con respecto al pecho y ladearla solo un poco. Cuando se gira la cabeza se genera tensión y desequilibrio en los músculos y se comprimen las estructuras de la columna vertebral.
  • Los hombros deben estar relajados y simétricos. Ni elevados, ni echados adelante o atrás. Es recomendable mantener las costillas elevadas, se tiene más libertad para respirar y se evita encorvar los hombros. Sin embargo, no debemos tensar en exceso el diafragma, ni los músculos abdominales.
  • Una buena posición equilibrada de la pelvis y las piernas reducirá la tensión sobre la espalda y la sobrecarga muscular. Las rodillas deben estar ligeramente flexionadas sin tensar las piernas.
  • Mantener las piernas abiertas a una distancia similar a la que hay entre los hombros, distribuyendo el peso por igual entre ambas piernas.
  • Los pies deben apuntar ligeramente hacia afuera y estar bien apoyados en el suelo con el peso repartido por igual entre la punta y el talón.
Cuando tocamos sentados

Sentarse de forma correcta aumentará más que cualquier otra cosa, la comodidad y el bienestar general durante la práctica musical y las actividades de la vida diaria. Las pautas a seguir son:

  • La columna y las piernas deben estar colocados entre los 90º y los 120º, al igual que las rodillas con los pies y caderas.
  • Los pies deben estar ligeramente separados y bien apoyados en el suelo
  • Es muy relevante que coloquemos el peso sobre los huesos de la pelvis, con el peso bien equilibrado entre ambos. Con la pelvis centrada, la columna puede estirarse y alargarse en lugar de hundirse y derrumbarse agudizando sus curvas. Se reduce la presión ejercida sobre las vértebras, sobre todo sobre la 3 y 5 vértebra lumbar, y toda la columna queda protegida.
  • Al estar sentados debemos mantener la espalda recta sin alterar en ningún momento las curvas de la espalda. Para practicar la posición se recomienda un ejercicio muy simple: imaginemos la sensación de que una cuerda que perpendicularmente al suelo nos estira desde la cabeza, a la vez que mantenemos la posición de 90° con los muslos.
  • Hay que sentarse en el centro o en el borde de la silla y sin inclinarse hacia delante. Puede ser útil que la base de la silla tenga una inclinación de 15° a 30° hacia delante.

Información extraída de las Fichas Informativas del Personal Docente de la Región de Murcia. 05944-33. Rev.00. 02/07/12.

 

Si quieres aprender más sobre lesiones y ejercicios para músicos te recomendamos que leas estos libros

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¿Tocar a pesar del dolor?

Hoy os traducimos este artículo que habla un poco más sobre la necesidad de que los músicos se conciencien de los problemas de salud que puede acarrea el exceso de estudio y las tensiones. Esperemos que sirva para concienciar y reflexionar.

Publicación: WBUR’S Common Health

http://commonhealth.wbur.org/2015/12/audition-season-injuries-musicians

Autor: Ian Coss

Fecha: 28 diciembre 2015

Título original: Play Through The Pain? Audition Season Means Injury Risk For Young Musicians

 

Caitlin Cawley sólo tenía 15 años cuando desarrolló una tendinitis en ambos codos. La condición se conoce comúnmente como “codo de tenista”, pero Cawley no estaba practicando su saque. Ella estudiaba percusión en un programa pre-universitario.

Conoce más sobre la Tendinitis pinchando aquí.

Hizo caso omiso de las señales tempranas hasta que la sensación de picor creció y se convirtió en un dolor punzante en todo su antebrazo tan insoportable que tenía que dejar de tocar. Tuvo que dejar de tocar durante tres meses para que la inflamación de sus tendones bajara, y ha tenido múltiples brotes desde entonces.

Ahora que tiene 21 y es estudiante de último año en la Escuela de Música de la Universidad de Boston, Cawley se está preparando para una audición para programas de posgrado. Así, mientras que la mayoría de los aspirantes de universidad pueden suspirar aliviados ahora que sus exámenes finales han pasado, ella y otros estudiantes de música se dirigen de nuevo a las cabinas de estudio. Actualmente Cawley ensaya un promedio de seis horas al día, sin incluir los ensayos de conjunto. Según sus palabras: “En este momento estoy trabajando como nunca lo he hecho con la música.” Esa diligencia también significa riesgo de lesiones. Para Cawley y otros músicos jóvenes, la cuestión de esta temporada es: ¿Cuánto puedo tocar hasta que mi cuerpo convierta la perfección en dolor?

Sus probabilidades no son buenas. A mediados de la década de 2000, un médico con sede en Chicago comenzó a examinar a los estudiantes de música de nuevo ingreso en una universidad del Medio Oeste, y después de cuatro años, la tendencia de los datos fue clara: “Casi el 80% de los estudiantes sufrió un episodio de dolor relacionado con la práctica del instrumento” Para los músicos de cuerda, teclado y viento metal el porcentaje fue aún mayor. Para percusionistas como Cawley: el 100%. 

El Dr. Michael Charness, que dirige la Clínica de Artes Escénicas del Hospital Brigham y el Hospital de la Mujer, ha tratado a miles de músicos que tocan de todo, desde gaitas y cítaras hasta violas y trombones. Describe el quid de la cuestión: “Si nos fijamos en un cuarteto de cuerda, es la visión más natural del mundo, pero si les quitas los instrumentos de sus manos y los dejan en el suelo del escenario, no es una postura que debamos mantener mucho tiempo ni para la que estemos preparados. Los brazos se mantienen elevados, la muñeca en extensión, la cabeza inclinada – al mismo tiempo, se realizan rápidos movimientos repetitivos (un movimiento de dos minutos del “Mesías” de Handel incluye 740 golpes de arco en el violín). Es una receta para lesiones por esfuerzo repetitivo, y lo mismo podría decirse de cualquier instrumento cuando se toca intensamente.

” Los eventos de alta presión tales como audiciones y recitales traen mayor riesgo”, dice Charness “empujan a los músicos a tocar entre 8 o 10 horas al día y repetir el mismo pasaje una y otra vez para hacerlo bien – las cosas que la mayoría de los atletas saben que no debe hacer“. A menudo, Charness ve a esos mismos músicos en su clínica una vez que ha pasado la presión.

Pacientes músicos

Todos los sábados hay una fila de músicos en la clínica del Brigham que llevan fundas de instrumentos de todas las formas y tamaños. Dan Snydacker, un clavecinista que viaja desde Connecticut para el tratamiento, describe la sala de espera como un lugar donde se respira tensión: “Todos compartimos este sentimiento de pérdida de potencial.”
Aproximadamente la mitad de los músicos que Charness trata sufren de lesiones por uso excesivo de los tejidos blandos, como la tendinitis. El médico observa la forma de tocar de cada uno, en busca de la tensión en los hombros o un giro innecesario en la muñeca – hábitos sutiles que pueden conducir a la tensión.

Un poco menos comunes son las lesiones nerviosas – a menudo en la muñeca y el codo, donde los nervios pueden llegar a ser comprimidos o atrapado en las articulaciones. En muchos casos la condición es totalmente indolora, sólo afecta a la coordinación del músico. La enfermedad musical más rara y debilitante es la distonía focal, una condición neurológica que tiene sus raíces en el cerebro, pero afecta a una parte específica del cuerpo – los dedos para pianistas y, a veces los labios para los instrumentistas de viento. La condición no se entiende bien a pesar de que afecta a casi el 2% de los músicos profesionales – incluyendo el célebre pianista Leon Fleisher y, posiblemente, el compositor del siglo 19 Robert Schumann..

Conoce más sobre distonía focal leyendo estos post:

 

Snydacker, el clavecinista, sabía que algo andaba mal cuando empezó a notar que “le faltaban notas” al tocar. Entonces se dio cuenta de que sus dedos se arrugaban bajo su palma involuntariamente cuando se ponía a tocar. La distonía estaba interfiriendo con las rutinas de movimiento que había desarrollado a lo largo de años al clave, y ahora recibe inyecciones de botox regulares que relajan los músculos hiperactivos de la mano. Es poco probable que se dé una recuperación total; Snydacker sólo mantiene la esperanza de que pueda tocar el clave para sus nietos.

Charness es también teclista, y comenzó a tratar a músicos después de sufrir su lesión – un nervio atrapado en el codo. Él era médico residente en aquel momento, pero ninguno de sus profesores de neurología podía explicar lo que estaba mal. Sus manos parecían perfectamente bien, pero en el teclado del piano perdían repentinamente su precisión.
Una vez Charness encontró tratamiento, otros músicos que conocía de repente empezaron “a salir del armario” acercándose a él con sus propias heridas. Esto fue a mediados de la década de 1980, y no había ninguna clínica para tratar a los artistas, así Charness los vio en una habitación trasera del laboratorio donde trabajaba. Después de dos años, dice, estaba tratando a los principales músicos de orquesta de todo el país, entre ellos casi una cuarta parte de la local Sinfónica de San Francisco – todo por el boca a boca, todo en secreto.

La lesión está rodeada por el estigma y el secreto, lo cual cuadra a la perfección con la perspectiva de los músicos: Las orquestas no quieren músicos lesionados, al igual que un equipo de béisbol. Incluso los músicos con un empleo estable podrían mantener en secreto sus problemas de salud a sus colegas y al director, por miedo de enfrentarse a un escrutinio adicional. Así Charness tiene cuidado en proteger la confidencialidad de sus pacientes, a sabiendas de que este secreto hace que sea aún más difícil para ellos obtener ayuda.

Practicando el bienestar

La medicina aplicada aplicada a los artistas ha cambiado mucho desde que Charness atendía a músicos en la trastienda. El tema ganó mayor atención en 1987, cuando un estudio realizado por la Conferencia Internacional de Músicos de Orquestas Sinfónicas dio a conocer que el 76% de sus miembros había sufrido una lesión tocando que afectó seriamente su rendimiento. Charness abrió su clínica en Boston dos años más tarde, y ahora es uno de los varios médicos en el país que tratan específicamente a músicos.

Pero en el mundo de la música clásica, los viejos hábitos tardan en morir. En los cursos de música, encuentros de orquestas o campamentos todavía se pide a los niños que toquen durante siete horas al día y muchos profesores están más pendientes de la expresión o la afinación que de los movimientos y la postura.

El estigma de la lesión persiste también. Cawley recuerda haber oído a los 16 años: “Si le dices a la gente que estás lesionado, que no vas a funcionar, la gente no te va contratar.” Y mientras que ninguno de sus maestros hoy volvería a decirle que “toque a pesar del dolor”, la cultura competitiva de la industria de la música empuja a algunos músicos a hacer precisamente eso.

Cawley debe navegar en este terreno contradictorio con cuidado. Durante una sesión de estudio reciente, estaba trabajando en una suite de violonchelo de Bach arreglada para marimba, un instrumento cuyo barras de madera están colocadas como las teclas de un piano, que mide casi 3 metros de punta a punta. Las notas llegan en un flujo constante y Cawley, con poco más de metro y medio de altura, se sostiene en la punta de sus pies mientras se mueve para seguir la melodía.

“Lo que pasa con Bach”, dice ella, “es que no te puedes perder.” Si la baqueta cae un centímetro a la izquierda, todo el mundo lo sabrá. Pero a pesar de su determinación por tocar las notas correctas, está igualmente decidida a no forzar su cuerpo demasiado. Otra lesión ahora podría poner patas arriba todo lo que estaba construyendo.

La audición de Cawley para la escuela de posgrado está a sólo unas semanas de distancia, pero ella conoce sus límites y no los fuerza. Cada sesión de práctica comienza con 30 minutos de estiramientos y calentamientos y no toca más de 90 minutos sin tomar un descanso. Si no puede trabajar más con las manos, Cawley practicará mentalmente con las partituras – una técnica que desarrolló después de su primer combate con la tendinitis cuando no podía tocar más de 15 minutos al día.

La mayor parte de estas estrategias de estudio no las enseñaban en conservatorios cuando Snydacker estudió música en la década de 1970. Él recuerda: “Como todos los de mi generación, practiqué hasta que no pude practicar más. Practiqué demasiado”. Tocó a pesar de la tensión y la incomodidad -. “Lo que los músicos de hoy saben que no deben hacer.” Charness ha trabajado a lo largo de su carrera para extender este conocimiento, y da consejos para la prevención de lesiones en el sitio web de la clínica. Pero incluso con todas las mejores prácticas y la precaución en el mundo, el miedo a la lesión permanece.

Cawley ha visto las cicatrices quirúrgicas en los brazos de sus compañeros que sufrieron de atrapamiento del nervio, y oído las historias de las oportunidades perdidas o carreras que terminaron por problemas de salud. A medida que se toma un descanso en el estudio, Cawley reflexiona sobre la naturaleza tenue de su profesión: “Es difícil pensar que tu cuerpo está tan conectado a tu sustento. La mayoría de la gente, cuando se lesiona de alguna manera, todavía puede seguir alimentando a su familia. Si eres músico de orquesta, sólo tienes una habilidad. Y si desaparece, estás jodido. Es una cosa extraña con la que hay que lidiar”.

Tan pronto como terminamos de hablar, Cawley vuelve a practicar. Las audiciones se acercan, el día estaba acabando, y ella estaba tímidamente lejos de su objetivo de seis horas.

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El violinista Reinhard Goebel habla sobre su adaptación a la distonía focal

Hoy os traducimos esta entrevista hecha al violinista Reinhard Goebel sobre su distonía focal. Si te interesa este tema, visita nuestro post sobre ello pinchando en este link.

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/violinist-reinhard-goebel-adapting-focal-dystonia/

Autor: The Strad

Fecha: 02 enero 2015

Título original: Violinist Reinhard Goebel on adapting to focal dystonia

Su condición obligó a este músico y especialista en música antigua a hacer un cambio radical en su carrera – ahora es director.

¿Cuáles fueron los primeros signos de que algo andaba mal?

En lugar de sonar uniformes y regulares, mis escalas comenzaron a tener “agujeros”. Mis dedos se levantaban en lugar de ponerse sobre la cuerda. En abril de 1990 grabé las Rosary Sonatas de Biber, la música más virtuosa que te puedas imaginar, y en mayo no era capaz de tocar porque mis dedos estaban congelados en el diapasón. Me tomé un año sabático y en diciembre me fui a un médico en Berlín, que me dijo que no había cura.

¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos?

Pensé que lo que tenía que hacer era practicar más de ocho horas al día y fue lo que hice: “Voy a practicar doce horas” Esto fue lo peor que pude hacer. Entonces mi cabeza se vio afectada – me puse nervioso. Una noche te sientas en la cama del hotel pensando, “¿Mis dedos funcionarán mañana?” Lo peor de todo está en tu cerebro – la idea de que la gente sepa que no eres impecable. Mis últimas actuaciones en mayo de 1990 fueron miserables porque sentía que mi carrera había terminado, que tenía que llegar a su fin. Lo dejé, y me senté a copiar música y marcar partes para actuaciones futuras – ninguna para los próximos cinco años.

¿Qué ayuda médica tuviste?

Cuando esto comenzó, no había ni siquiera una palabra para crisis de salud de los músicos. Todo el tema de la distonía focal se estaba desarrollando y no había la ayuda profesional que existe en la actualidad. Fui a la Universidad de Berlín y me dijeron lo que tenía, pero para entonces ya era demasiado tarde. No conozco a nadie que realmente haya superado esto.

¿Cuándo decidiste aprender a usar el arco con la mano izquierda?

Una amiga es bibliotecaria en la Universidad de Harvard y se ocupa de los trabajos de Rudolf Kolisch, el violinista que tocaba a la inversa. Ella me sugirió que probara, así que regresé al Conservatorio, practiqué, estudié y actué durante diez años, tocando de esta manera.

¿Qué le hizo renunciar al violín por completo?

Al final, en 2000, sentí que incluso cuando mis dedos funcionaban adecuadamente y lograba afinar, no podía alcanzar mi antigua destreza con el arco, así que volví a la postura de siempre, a pesar de la distonía. Fui a un médico en Hanover y me dio algo extraño: Tomé medicamentos para la enfermedad de Alzheimer. Increíblemente, pude tocar, porque el medicamento relaja los músculos completamente. Podía trinar; podía tocar cualquier cosa que quisiera. Pero yo no era yo mismo. Mi salud mental y mi personalidad estaban tan afectadas que no podía soportarme a mí mismo. Normalmente soy Mr. Activo, pero cuando tomaba las pastillas “happy violin”, mis colegas tenían que venir a mi casa y arrastrarme fuera de la cama porque estaba muy hastiado. Tenían que subirme al escenario y volver más tarde para sacarme. Podía mover los dedos pero no podía mover las piernas. Esto se prolongó durante días hasta que el medicamento se acabó, y yo no pude soportarlo más. Decidí que tenía que dejar el violín totalmente.

¿Cuál es la perspectiva para alguien que tiene sus síntomas?

Nadie que yo conozca se ha recuperado de la distonía focal. Es la cosa más peligrosa que puede haber. Algunos dicen: “Yo estoy totalmente recuperado”, pero no es así, según mi experiencia. Además la confianza que se pierde por estar enfermo y ya no “ser perfecto” es muy difícil de superar. Pero no hay ninguna ley que diga que las personas tienen que tocar sin dificultades hasta los 65. Mi mejor momento fue a los 32 años y a partir de entonces comencé a sentir que bajaba mi nivel, sin estar enfermo. El hombre está hecho para llegar a los 28 o 32 – que es nuestra esperanza de vida si aún nos comportáramos como animales, si no tuviéramos casas y viviéramos en la naturaleza. Después, el cuerpo se viene abajo.

¿Las cosas hubieran sido diferentes si hubieras tenido acceso a la atención médica que existe ahora?

No, porque soy el tipo de músico que toca hasta que se enferma – ¡me lo merecía! Hice cosas maravillosas con el violín en mis manos, pero fue suficiente. Tocar el violín implica diminutos micromovimientos de milímetros y esto no funciona si practicas durante doce horas al día, así que no me sorprende. Yo soy el tipo de músico que tiene que volverse loco en un momento determinado. Como director he encontrado mi lugar en la música.

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