El Método de Mark O’Connor

Creo que no hay duda de que, a día de hoy y fuera de los Conservatorios oficiales y de los clásicos y duros años de árido aprendizaje de técnica violinística, el método de enseñanza de violín más utilizado y popular es el Método Suzuki. Un método que tiene grandes partidarios y grandes resultados en general, pero que también ha sido acusado de tener carencias en algunos aspectos, de que sólo es eficaz en los primeros libros pero que después hay que volver a métodos “más fiables”.

No voy a entrar en esa discusión, el método Suzuki es con el que yo me he formado y carezco de experiencia para juzgarlo al no poder compararlo con otros.

Pero hace un par de años que el violinista folk Mark O’Connor ha decidido emprender la ingente tarea de crear una alternativa pedagógica al método Suzuki; una alternativa basada en su propia experiencia como gran violinista y una figura de la música popular americana, un tipo de música en la que el violín o “fiddle” ha dado grandes frutos musicales, al menos desde mi punto de vista.

Mark O’Connor es un “fiddler” de fama mundial, compositor y un gran divulgador de las tradiciones musicales norteamericanas.

Mark O'Connor

“Tengo el gusto de presentar el método del violín  O’Connor para los profesores y alumnos de violín. Esta serie de 10 libros está diseñada para guiar a los estudiantes poco a poco a través del desarrollo de las técnicas pedagógicas y musicales necesarias para convertirse en un experto, a través de una sucesión de piezas cuidadosamente estudiada. El desarrollo gradual de la técnica de la mano izquierda, de los golpes de arco y el entrenamiento del oído, a través del estudio de música bella, fomenta el amor por la música de una forma constante y natural.”

Método O'ConnorLos libros del Método O’Connor están llenos de ilustraciones y se centran en conocidas canciones tradicionales norteamericanas, como Oh! Susanna, Amazing Grace, Appalachia Waltz y Soldier’s Joy. Uno de los objetivos es inculcar una apreciación profunda de la historia musical de Estados Unidos con historias de todos aquellos que contribuyeron a la formación de ese patrimonio cultural: los inmigrantes, los esclavos afroamericanos, los soldados, quienes crearon lo que ha acabado convirtiéndose en la nueva música clásica americana. Una característica diferente de este método es que, mediante el desarrollo progresivo de las obras inicialmente simples, O’Connor fomenta que haya más de una manera de tocar una pieza, añadiendo improvisaciones, variante que no se encuentra en otros métodos.

Hasta este momento, están disponibles los volúmenes 1, 2 y 3 de una serie de 10. Con cada volumen se incluyen los CDs con todas las canciones interpretadas por el propio O’Connor, además de los acompañamientos de piano.

“La música que he recogido para el Método de violín O’Connor incluye algunas de las melodías más entrañables de la música americana, así como algunas de las grandes melodías de violín folclóricas que han perdurado a lo largo de 400 años de historia del violín. Es una característica específica de este método  incluir la literatura musical que representa a todos las Américas: México, Canadá y todas las regiones de los Estados Unidos – y todos los estilos musicales – clásicos, folk, latino, jazz, rock y ragtime. He escogido y arreglado material que será a la vez instructivo y enriquecedor artísticamente, y ayudará a crear el violinista del futuro: violinista clásico, violinista popular, músico de jazz… ¡o las tres cosas!”

Además, este Método se ha extendido a la viola y al cello (como sucede con el Suzuki), y tiene también libros dedicados a grupos orquestales.

“Mis viajes de los últimos 30 años me han convencido de que se está desarrollando una nueva música clásica estadounidense. Me he encontrado con miles de estudiantes de todas las edades y habilidades en los conciertos, talleres, seminarios de la universidad / conservatorio / institutos y los campus de violín y he encontrado en repetidas ocasiones que los estudiantes no quieren ser “excluidos” de los grandes sonidos y la energía de tocar el violín y el jazz por culpa de ser formados para ser sólo músicos clásicos. Es mi firme creencia que la nueva música clásica americana abarcará la totalidad de nuestra rica historia musical, y es mi sincera esperanza que mi método va a avanzar en este proceso y perpetuar el amor por el violín.”

En fin, desde mi punto de vista, este proyecto es muy interesante por cuanto se basa en las formas populares, un tipo de música que toda persona debería dominar antes de profundizar en formas musicales más complejas. Además, la guía y estímulo que ofrece para formas de interpretación propias de otros estilos musicales como el jazz y la improvisación (una carencia lamentable en muchos métodos pedagógicos) lo convierten en una opción muy recomendable para empezar para estudiar en niveles de principiante y seguramente también para profundizar hasta un nivel medio, sobre todo para aquellos a los que (como yo) les encantan los estilos folk, blues, bluegrass, cajun, etc… típicos de Estados Unidos. Sólo se han publicado los tres primeros volúmenes de este método, así que quizás es algo aventurado prever en qué acabará este proyecto, aunque creo que, al menos en Estados Unidos tendrá bastante apoyo.

Método O'Connor

O’Connor, junto a un principiante rezando su plegaria.

¿Y las pegas? Fundamentalmente una, y además, absolutamente ridícula (al menos desde mi punto de vista) y es el Juramento de Lealtad que según el Método ha de realizarse antes de cada clase. Efectivamente, según el Método O’Connor, y antes incluso de que los alumnos toquen un violín, deben memorizar una Promesa de Lealtad a valores musicales americanos, escrita por el propio O’Connor, y este compromiso se debe recitar todos los días antes de comenzar a practicar. Según los defensores del método, el Juramento promueve la disciplina, la lealtad, el orgullo y la devoción por la herencia musical nacional de América, que son muy importantes para convertirse en un músico con determinación y deseos de éxito. Sin embargo, muchísimos padres se oponen a esta ceremonia pseudoreligiosa y semejante a un rito sectario, que parece obedecer más a caprichos de la personalidad de O’Connor que a cualquier consideración seria.

O’Connor, como casi todos los grandes, comenzó brillando de niño con un talento descomunal, participando en concursos de “fiddle” estilo Texas y derrotando y humillando a adultos uno detrás de otro, -“esas cosas te producen sed de sangre”- comentó O’Connor. En resumen, un carácter especial, típico de la América profunda, y de sus rincones más conservadores, pero que alguien tan brillante debería haber eludido.

El Método O’Connor sólo puede adquirirse en el distribuidor Sharmusic, especialista en productos relacionados con los instrumentos de cuerda, que sólo posee 2 tiendas físicas en Estados Unidos, de modo que hay que comprarlo on-line. Aunque no hay duda de que terminará propagándose por la red, como ha sucedido con el Método Suzuki.

Fuentes:

Sharmusic.com

Mark O’Connor web oficial

Los 8 principios del Método O’Connor

Manifiesto (descarga)

El Método Suzuki

Origen

La Educación del Talento, el método de enseñanza desarrollado desde 1945 por el Dr. Sinichi Suzuki, se ha convertido en un movimiento internacional que ha contribuido a la evolución de muchas de las teorías sobre la educación infantil.

El Dr. Suzuki nació en Japón en 1898 en una familia de luthiers. No empezó a estudiar violín hasta la edad de 17 años. Completó su formación en Alemania con Karl Klingler. Allí conoció a grandes músicos europeos; la cultura occidental le influyó profundamente.

Lengua materna

El método de enseñanza del Dr. Suzuki se basa en una sola idea, que él llamó de la “Lengua Materna“. Observó que todos los niños aprenden a hablar su propia lengua con gran exactitud, reproduciendo hasta los acentos locales, para lo cual, se necesita una gran capacidad.

Los niños están impregnados por los sonidos de su lengua desde su nacimiento, lo que le hizo intuir que si los niños estuvieran envueltos por los sonidos musicales del mismo modo, desarrollarían una habilidad tan extraordinaria en la música como en la lengua.

Es el concepto de la “Lengua Materna”. La idea del Dr. Suzuki, no es solamente un método de educación, sino también una Filosofía fundada en el respeto al niño como persona y en el concepto de que la habilidad no se hereda sino que se aprende y se desarrolla.

Empezar el aprendizaje a edad precoz.

Los niños pueden empezar mucho antes de lo que estiman adecuado los educadores tradicionales. Este arranque precoz (alrededor de 3 o 4 años) les ayuda a obtener una gran habilidad a una edad en la que, tradicionalmente, no son considerados como capacitados para empezar.

Otra implicación de la idea de “Lengua Materna” es que el ritmo de avance viene dictado por el niño y no por la edad o por otros factores. Un niño empieza a andar cuando está preparado para ello, es imposible hacerle andar antes. Por eso, los comienzos con los más jóvenes son muy lentos; sin embargo se observa un mejor desarrollo a largo plazo.

Si en este terreno el niño es respetado y alentado, pero no forzado, saldrá de ello con una realización personal más equilibrada, además de la habilidad musical que habrá desarrollado.

Los niños que empiezan muy temprano llegan a aprender más profundamente y tocan con más gusto y soltura.

La repetición del repertorio tiene una doble implicación. Por un lado el desarrollo de la memoria en una etapa fundamental del desarrollo de la vivacidad del espíritu y la naturalidad de la expresión. Por otro lado -y en consecuencia- el niño que tiene una memoria entrenada aprende y asimila más rápidamente. De este modo se logra una excelente conexión entre la escucha y la producción de sonido.

Desarrollar la memoria y la concentración.

Una de las ventajas de este método es el desarrollo de la capacidad de retener fácilmente. Desde el principio los niños aprenden a memorizar y a reproducir ritmos y melodías, gracias a la escucha.

Comienzan por retener piezas cortas que gradualmente se alargan, manteniendo todas las piezas anteriores que contribuyen a un entrenamiento constante de la memoria.

El entrenamiento de una buena memoria genera una buena concentración y la interpretación surge de por si. Una mala memoria llena de obstáculos al intérprete.

Este desarrollo de la memoria en los niños repercute hasta en su trabajo escolar, a menudo basado en esta capacidad.

Lenguaje musical: solfeo.

Al principio no se les pide a los niños conocer solfeo para reproducir sus piezas.

La música es un medio sonoro, como la lengua materna. No se espera de un niño que sepa leer antes de enseñarle a hablar.

Así la noción de solfeo propiamente dicha interviene más tarde, cuando el niño tiene ya desarrollada naturalmente su habilidad para escuchar y reproducir los sonidos musicales.

En poco tiempo los niños aprenden a leer y escribir los sonidos que reconocen fácilmente tras sus años de instrumento.

Papel de los padres.

Uno de los padres tiene la obligación de asistir a las clases del niño.

El profesor le enseñará a proseguir en casa la acción emprendida en la clase, por lo que será iniciado antes que el niño en los rudimentos del estudio del instrumento.

La influencia más considerable en el entorno del niño proviene de sus padres, cuya responsabilidad mayor es la de influir seguridad en sus hijos. Si los padres manifiestan su amor y lo centran en los esfuerzos y logros de su hijo, aprender música o cualquier materia constituirá una feliz experiencia.

En la “Educación del Talento” los padres tienen el papel primordial de crear un buen entorno musical; hacer escuchar buena música al niño con discos y llevarle a menudo a conciertos.

Es importante que los padres trabajen en un sentido positivo con el niño: la manera de hablarles, de premiarles, de regañarles, de tocarles.

Se trata de enriquecer el papel educador de los padres a través de la música, para desembocar en una relación padre/hijo más completa y más humana que les ayudará siempre en la vida.

Grupo e individualidad.

Todos los alumnos en el Método Suzuki reciben una clase particular cada semana. El contacto de la clase individual que recibirán de su profesor permitirá asegurar la evolución y el desarrollo de su personalidad.

Por otra parte, las clases de grupo y manifestaciones tales como conciertos, audiciones, etc. le ayudarán a afirmarse en presencia de los demás, aceptándoles al tocar con ellos.

En todo caso los alumnos se benefician cada semana de una clase particular y otra de grupo. Estas dos clases, diferentes por su estilo, constituyen un equilibrio importante permitiendo ayudar mejor al niño y viéndole evolucionar en dos situaciones distintas.

La clase particular atiende a su evolución interior, mientras que la clase de grupo le permite más independencia y compromete su responsabilidad.

Importancia de la escucha y de la repeticion.

En la “Educación del Talento” se hace hincapié en la repetición. Los niños escuchan una y otra vez las grabaciones y tocan sus piezas muchas veces.

La experiencia nos demuestra que entre dos niños que estudian lo mismo, el que más oye y escucha en casa, termina por obtener una mayor facilidad de aprendizaje y más musicalidad.

El número de repeticiones que un niño necesita durante el aprendizaje es desconocido y variable de un niño a otro. No contamos nunca cuantas veces decimos mamá antes de que el niño conozca al fin esta palabra. Estamos dispuestos a repetirla tantas veces como sea necesario. Incluso cuando el niño esté listo para decir esta palabra, se repetirá múltiples veces, haciéndola así parte integrante de su lengua.

En la aproximación musical del Dr. Suzuki los niños procederán del mismo modo con las piezas que aprenden. Estas serán oídas y tocadas repetidamente con el fin de permitir la integración de su ritmo y melodía, así como las dificultades técnicas de estas para el niño.

El profesor.

El profesor forma parte del entorno del aprendizaje y debe tener una actitud de amor, de apoyo y de motivación hacia el niño.

A este efecto es necesario que él haya entendido perfectamente que el “Método Suzuki” no es un simple método del que se compran los libros para seguir la enseñanza de algunas piezas como con cualquier otro método tradicional. Desgraciadamente este tipo de actitud se encuentra a menudo en cada país donde aparece como nuevo el Método Suzuki por culpa de la falta de información sobre su filosofía, su funcionamiento y su aplicación.

Asi, es corriente oír hablar de clases “Suzuki” donde se estudia cada pieza sin saber que se debe escuchar la grabación correspondiente; donde las clases dadas no se dan en grupo sino solamente en clases individuales sin tener en cuenta la importancia y necesidad coexistente de las dos; donde se evita tal o tal pieza sin darse cuenta de que se quita mucha eficacia a una progresión larga y minuciosamente pensada y probada; donde se ejerce una presión sobre el niño para que aprenda rápidamente las piezas con vistas a llegar a un nivel preciso en un momento preciso.

Tocar correctamente un instrumento y amar a los niños no es suficiente para ser un buen profesor Suzuki. La incapacidad de un profesor para enseñar puede llevar consigo presiones sobre el niño así como desalientos y frustraciones.

No se debe calificar demasiado pronto a un niño de dotado o no dotado. Esta falta de comprensión del material técnico y psicológico necesario por parte del profesor, en el caso de ser persistente, puede conducir hasta terminar por generar una explicable aversión en el niño.

Es preciso insistir en que enseñar a niños requiere métodos a menudo muy diferentes a la manera en que el mismo profesor fue enseñado.

Los libros del método no dan ninguna indicación sobre la manera de enseñar; se da por supuesta la necesidad de una formación, impartida por especialistas en el método.

Los profesores del método Suzuki acuden regularmente a seminarios, lugares de intercambios y de nuevas ideas. Es una de las condiciones esenciales que les permite hacer evolucionar una enseñanza que pretende contribuir al desarrollo de los niños.

Cada profesor deberá tomar sus responsabilidades en cuanto a una formación en profundidad y de acuerdo con este tipo de enseñanza. Del mismo modo se da por supuesto que deberá haber asimilado la filosofía y el alcance humano así como las técnicas pedagógicas nuevas y precisas.

Sensibilidad y experiencia emocional.

El objetivo de todo arte es la expresión de una cierta sensibilidad que se traduce bajo diversas formas.

A lo largo de su estudio, el niño entra en contacto con sus modelos musicales, al principio simples y luego cada vez más elaborados exigiéndole un desarrollo y un dominio de la expresión de su sensibilidad, llegando hasta su más alto nivel.

Por ello el adiestramiento de su experiencia emocional regulada a través de la interpretación en grupo, en los conciertos y los pequeños recitales, estimularán mucho la sensibilidad del niño y le darán buen número de ocasiones de conocerla, de desarrollarla y de dominarla.

A esto aspira el ser humano cada vez que intenta hacer o crear algo bello y bueno. Con la ayuda del “Método Suzuki” se pretende hacer nacer y desarrollar estas cualidades humanas y musicales.

 

Shinichi SuzukiShinichi Suzuki

(Nagoya, 11 de octubre de 1898 – Matsumoto, 26 de enero de 1998) fue un violinista y pedagogo musical japonés, creador del Método Suzuki para aprendizaje musical.

Su padre era luthier y aunque su vocación musical no fue precoz, el hecho de una infancia rodeada de instrumentos musicales fue decisivo. En 1915 inicia sus estudios de violín en el Conservatorio de Tokio, cuando la música occidental era considerada algo exótico. Amplió sus conocimientos en Europa y en 1924 se marcha a Berlín, donde es nombrado discípulo de Karl Klinger.

Durante su estancia en París conoció al violoncelista español Pau Casals, cuya técnica asumió rápidamente. Regresó a su país de origen en 1932 y comenzó con su carrera como pedagogo en su primer lugar de enseñanza. En 1945 se funda el Instituto de Investigación, entidad destinada a descubrir jóvenes talentos en los diversos campos de la cultura y allí pudo desarrollar unos métodos pedagógicos que llegarían a ser incluso adoptados por conservatorios occidentales, apuntando a la enseñanza de piano, violín y violonchelo.

Suzuki apoyó —junto con el premio Nobel de la Paz Linus Pauling (1901-1994) y la actriz Liza Minnelli (1946–)— al controvertido Instituto para el Logro del Potencial Humano, una organización sin ánimo de lucro que pretende mejorar el desarrollo neurológico de niños que han sufrido una lesión cerebral.

Su etapa como concertista fue entre 1930 y 1948. Publicó un libro, Hacia la música con amor, en 1969.