Pavarotti, Caruso y Dalla

Luciano PavarottiA finales del siglo XIX, un muchacho napolitano -hijo de una limpiadora y un obrero al que tuvo que ayudar en su trabajo con tan sólo 10 años para contribuir a la maltrecha economía familiar- empezó una carrera musical que transformó totalmente su vida. Entre 1895 y 1920 Enrico Caruso pisó el escenario de los teatros de ópera más importantes del mundo, además de entrar en millones de hogares gracias a sus discos, una tecnología que acababa de empezar a popularizarse. En el siguiente vídeo podemos oír una de esas grabaciones, en la que, a pesar de la baja fidelidad de esa tecnología primitiva, podemos apreciar la maravillosa voz del tenor interpretando (según el gusto de la época) una de las arias más conmovedoras de toda la historia de la ópera, E lucevan le stelle. El personaje de esta romanza es Mario Cavaradossi -preso político tras la caída de la República Romana, en 1800- en su última hora de vida. Muy pronto le llevarán delante del pelotón de ejecución y en ese momento, junto con su vida, le arrebatarán el amor de su Floria Tosca.

E lucevan le stelle
e olezzava la terra,
stridea l’uscio dell’orto
e un passo sfiorava la rena.
Entrava ella, fragrante,
mi cadea fra le braccia.

Oh! dolci baci, o languide carezze,
mentr’io fremente
le belle forme disciogliea dai veli!
Svanì per sempre il sogno mio d’amore…
l’ora è fuggita,
e muoio disperato!
E non ho amato mai tanto la vita!

Y brillaban las estrellas,
Y olía la tierra,
chirriaba la puerta del huerto,
y unos pasos rozaban la arena.
Entraba ella, fragante,
caía entre mis brazos.

¡Oh, dulces besos! ¡Oh, lánguidas caricias,
mientras yo, tembloroso,
liberaba sus bellas formas de los velos!
Se desvaneció para siempre mi sueño de amor…
el momento ha huido,
¡y muero desesperado!
¡Y no he amado nunca tanto la vida!

A su vez, Lucio Dalla, cantautor italiano fallecido a principios de este año, compuso una canción sobre el mismo tema cuyo título es Caruso. En ella cuenta los últimos días del famoso tenor en su Nápoles natal. Caruso falleció con sólo 48 años por una enfermedad pulmonar que arrastró durante varios meses. Su muerte prematura, ocurrida mientras estaba en el ápice de su carrera, conmocionó al mundo entero y contribuyó a transformar su figura en auténtica leyenda.

La desesperación del Cavaradossi pucciniano se diluye en resignación en el Caruso dalliano: los paisajes, los recuerdos, las metáforas, los gestos, el grito de amor del estribillo, todo en esta poesía es pura melancolía, nostalgia anticipada de lo que se le está escapando junto con la vida, algo que sólo se puede aceptar viviendo más intensamente el presente, disfrutando de los abrazos y miradas de la persona amada (la muchacha a la que abraza en la canción es su mujer Dorothy, veinte años más joven que él) y de la música.

Qui dove il mare luccica
e tira forte il vento
su una vecchia terrazza
davanti al golfo di Surriento
un uomo abbraccia una ragazza
dopo che aveva pianto
poi si schiarisce la voce
e ricomincia il canto.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai.

Vide le luci in mezzo al mare
pensò alle notti là in America
ma erano solo le lampare
e la bianca scia di un’elica.
Sentì il dolore nella musica,
si alzò dal pianoforte
ma quando vide la luna uscire da una nuvola
gli sembrò dolce anche la morte.
Guardò negli occhi la ragazza,
quegli occhi verdi come il mare,
poi all’improvviso uscì una lacrima
e lui credette di affogare.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai.

Potenza della lirica
dove ogni dramma è un falso
che con un po’ di trucco e con la mimica
puoi diventare un altro.
Ma due occhi che ti guardano
così vicini e veri
ti fan scordare le parole,
confondono i pensieri.
Così diventa tutto piccolo,
anche le notti là in America,
ti volti e vedi la tua vita
come la scia di un’elica.
Ma sì, è la vita che finisce,
ma lui non ci pensò poi tanto
anzi si sentiva già felice
e ricominciò il suo canto.

Te voglio bene assaie
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint’e vene sai

Aquí donde el mar reluce
y sopla fuerte el viento
en una vieja terraza
frente al golfo de Sorrento
un hombre abraza a una muchacha
después de que había llorado
luego se aclara la voz
y reempieza el canto.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Vio las luces en el mar,
pensó en las noches allí en América
pero sólo eran las luces de los barcos
y la blanca estela de una hélice.
Sintió el dolor en la música,
se levantó del piano
pero cuando vio la luna salir detrás de una nube
le pareció dulce incluso la muerte.
Miró a los ojos a la muchacha,
esos ojos tan verdes como el mar
luego de repente salió una lágrima
y él creyó ahogarse.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Fuerza de la lírica
donde cada drama es mentira,
y con un buen maquillaje y con la mímica
puedes llegar a ser otro.
Pero dos ojos que te miran
tan cercanos y sinceros,
te hacen olvidar las palabras,
confunden los pensamientos.
Así todo se vuelve tan pequeño,
también las noches allí en América
te das la vuelta y ves tu vida
como la estela de una hélice.
Mas sí, es la vida que se acaba
pero él no se lo pensó mucho
al contrario, ya se sentía feliz
y reempezó su canto.

Te quiero mucho,
pero mucho, mucho, sabes
ya es un cadena
que derrite la sangre en las venas, sabes.

Todo el mundo habrá reconocido al cantante que compartía escenario con Lucio Dalla en el vídeo anterior, otro tenor que, al igual que Caruso, pervive en la leyenda de la ópera: Luciano Pavarotti. Hoy hace 5 años de su muerte.

Pocos años antes, en su última ópera volvió a dar vida a Mario Cavaradossi, uno de sus personajes favoritos. Después de esa Tosca, que tuvo lugar en 2004 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, sólo apareció en ocasiones muy especiales, como por ejemplo la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 en Turín, donde cantó otra aria muy conocida de Puccini, Nessun dorma, cuyo apoteósico final era muy apropiado para la ocasión.

Y así es como queremos recordar a Pavarotti el día del aniversario de su muerte, proclamando con su grandiosa voz los últimos y triunfales versos de esta aria.

Dilegua, o notte! Tramontate, stelle!
Tramontate, stelle! All’alba vincerò!

¡Desvanece, o noche! ¡Ocultáos, estrellas!
¡Ocultáos, estrellas! ¡Al alba venceré!

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Salieri y la justicia divina

Antonio SalieriHace 262 años en Legnago, un pequeño pueblo en la región de Venecia, nacía Antonio Salieri.

A ver, que levante la mano quien al leer Salieri no ha pensado inmediatamente en Mozart. Muy comprensible, pues los nombres de estos dos compositores están unidos para siempre: primero una tragedia de Pushkin, luego una ópera de Rimski-Korsakov y, finalmente, una película de Forman se han encargado de calar hondo en el imaginario colectivo la convicción de que Salieri asesinó a Mozart.

Sabemos muy bien que eso no ocurrió en absoluto y ya hablamos en su momento de los más que probables orígenes de este bulo. Pero, tal como decía Don Basilio (en este vídeo Ruggero Raimondi), La calunnia è un venticello, y una vez que se levanta es muy difícil cancelarla. Así que, de la misma manera en que al nombrar a Salieri es inevitable  evocar a Mozart, al escribir sobre él es igualmente inevitable asumir un tono de defensa, frecuentemente acudiendo al argumento de que el italiano era tan famoso e influyente como para resultar ridícula la acusación de tenerle a su colega una envidia tan furiosa como para inducirlo a tan horrendo crimen.

Cederé a esta tentación sólo por un instante para comentar que la fama de Salieri en la corte austríaca (de la que entonces dependía también el norte de Italia) era tan grande que con 28 años de edad recibió el encargo de una ópera para inaugurar uno de los más importantes teatros líricos del mundo, el Teatro alla Scala de Milán. L’Europa Riconosciuta fue así estrenada el 3 de agosto de 1778 y, tras un larguísimo olvido, fue recuperada para reinaugurar ese mismo teatro tras unas labores de restauro, con Diana Damrau en el rol de Europa y bajo la batuta de Riccardo Muti.

Seis años después, en el Teatro de la Ópera de París, se estrenó otra ópera de Salieri, la tragédie-lyrique Les Danaïdes. En ese contexto, con un género musical y un teatro tan conservadores como esos, no nos debe extrañar que el nombre del joven Salieri apareciera en el cartel de las primeras representaciones al lado del del famosísimo Gluck como colaborador de éste, ya mayor. Sólo cuando la aceptación del público era irreversible, ambos compositores revelaron que el único autor de la música era el italiano.

Uno de los números más bonitos de esta ópera es el aria Par les larmes de votre fille, el llanto de Hipermnestra, la única de las 50 danaides que, desobedeciendo al padre Dánao, se negó a asesinar a su marido, una melodía realmente preciosa.

Cuenta el mito la rivalidad entre Egipto, rey del homónimo territorio, que tenía 50 hijos, y su hermano Dánao, que a su vez tenía 50 hijas. Éstas huyeron con su padre a Argos para evitar el matrimonio con sus primos. Pero éstos las alcanzaron y obligaron al matrimonio. Dánao ordenó entonces a sus hijas llevar una daga para matar cada una a su marido en la noche de bodas. Todas obedecieron la orden del padre menos Hipermnestra, que por eso fue juzgada, salvándose de la condena sólo gracias a la intercesión de la diosa Afrodita.

La justicia divina actúa de nuevo tras la muerte de las 49 hermanas asesinas a manos de Linceo -el hijo supérstite de Egipto y marido de Hipermnestra, que venga así la muerte de sus hermanos- las cuales son condenadas por su crimen en el Averno. Por su parte, la rebelde Hipermnestra, que no respetó la ley impuesta por su padre, quedará absuelta tras su muerte.

Moralejas:

  • no siempre las leyes (de los padres o de los políticos) son justas;
  • desobedecer las leyes injustas evita la perpetuación de la iniquidad;
  • las injusticias tarde o temprano se pagan.

A buen entendedor no le hacen falta más palabras.

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Cantantes del Siglo XXI. Alexandra Elzinga


Iniciamos la colección de entrevistas "Cantantes del siglo XXI" con la soprano Alexandra Alexandra Elzinga, que posee una voz limpia, clara, ductil y con una enorme facilidad para afrontar roles como Marie de la "Hija del regimiento" de Donizetti, Adele de Die Fliedermaus de Strauss, Gilda de Rigoletto de Verdi. Su voz purísima es perfecta para cantar la música de Mozart y los grandes oratorios del barroco y del clasicismo.   

Ha tenido la amabilidad de compartir con los seguidores de "La brújula del canto", sus experiencias y reflexiones. 
¿Cuál es la primera experiencia que recuerdas con la música? 
En mi casa siempre ha habido música, pero lo que más recuerdo de cuando era pequeña eran las cintas de Shirley Bassey, Barbara Streisand, Diana Ross, Duke Ellington, Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, y algunas cosas de sinfónica. Eso siempre en los largos viajes en coche para ir de vacaciones desde los Paises Bajos hacia el Oeste de Francia.   

¿En que momento decidiste que querías ser cantante?
Supongo que ha sido una cosa natural de cantar. Recuerdo a mi hermano quejándose de cuando cantaba yo por encima de la tele cuando hacían el Top 50, en Francia. Me odiaba por eso, pero yo seguia... Empecé a tomar clases a los 15 años. Pero no pensé realmente en hacerme cantante hasta mucho más tarde.
¿Qué personalidad musical crees que te influyó más en tu carrera? 
Ninguna idea, hay mucha gente a quien me gusta eschuchar, pero nadie en particular que me influyera realmente. Tal vez sentí un poco de celos escuchando a Nathalie Dessay durante un tiempo, me fascinaba su facilidad en los agudos. 
  
¿Cuáles son tus cantantes o músicos favoritos? 
Si tuviera que dar un solo nombre, para la ópera podría ser tal vez Diana Damrau, pero tengo un gusto particular para el grupo Queen... Mercury siempre me ha interesado vocalmente.
¿Cuál era el estilo o el compositor que más te gustaba estudiar de joven? 
Creo que ha sido Mozart, pero más porqué me lo "imponían" en el conservatorio que por elección propia.
¿En qué repertorio te sientes más a gusto en la actualidad? 
La ópera hasta ahora, aunque ahora tenga mis dudas por haber tenido a mi hijo...
Cuéntanos, por favor, alguna experiencia o anécdota que te venga a la memoria que tenga que ver con tu voz o tu experiencia profesional (en algún curso, o concierto...) 
El año pasado, durante los ensayos de Le nozze di Figaro, de Mozart, que hice en Mallorca, estaba embarazada de poco tiempo, y siempre tenía un sueño incontrolable, además de tener unos horarios bastante pesados, por el poco tiempo que teníamos para preparar la obra. Me acuerdo que durante la pausa del mediodía, me ponía en la cama de la escena, y me dormía profundamente. Era terrible, porque no me tenía en pie del cansancio.
¿Qué opinas de la situación actual de los músicos y los cantantes? ¿Que crees que debería cambiar?
Uf, esto es una pregunta muy difícil. En efecto, creo que esta muy mal la cosa para todo lo que se refiere al arte escénico. Me sabe mal que las subvenciones vengan recortadas en toda Europa. Todo el mundo sufre de la situación económica, los grandes también (aunque por ellos no me preocupo, porque piden cachés tan altos, que con un poco menos tambien vivirán!). Hay que trabajar mucho para recibir poco, y la verdad es que los cantantes y músicos en general no son valorados a su nivel, ya que la gente que no conoce el medio tiende a pensar que somos siempre muy caros, cuando en realidad estamos casi regalando el trabajo teniendo en cuenta el esfuerzo que se tiene que hacer para llegar a cantar de manera profesional en tiempo y dinero. Lo que debería cambiar? En la política habría que cambiar cosas para que nosotros podamos continuar trabajando honrada y honorablemente.
Por otro lado, otra cosa que podría cambiar es que el limite de edad en concursos o audiciones... Siempre quieren jóvenes, bonitos y guapos, para roles que a veces son hecho para mayores. Hay tanto que discutir sobre estos temas... Cualquier sector clamaría al cielo si impusieran un límite de edad para ejercer la profesión, hasta se podría considerar fuera de la ley.
¿Qué proyectos musicales tienes en mente realizar? 
Pues, dependiendo de como me vaya retableciedndo del parto, quiero empezar aquí en la zona de Gaillac, un tipo de festival de música en el futuro museo del vino que está realizando mi familia. Hay un patio que sería muy adecuado, y también, según la tradición local, realizar en paralelo aperitivos-conciertos. Aun no está muy clara la idea de qué tipo de músicos pero al menos tenemos el sitio!
¿Qué consejo o recomendaciones darías a los que empiezan ahora a estudiar canto? 
Les deseo mucho coraje y fuerza de voluntad, ya que hay mucha competencia y la gente hará todo para que abandones, y dejes el sitio para otros más fuertes. Nunca abandones si tu sueño es cantar, porque pase lo que pase, cantarás de una forma u otra. El ejemplo más bonito que conozco yo es Isabel Villagar, porque nunca ha dejado de luchar para llegar dónde quería y aun más, cuando muchos han querido verla caer! Pero no! actualmente es una cantante hecha a si misma, aporta muchas cosas positivas con este blog y con el programa de radio que va a hacer a mucha gente. Escucha tu corazón, siempre!

Elvis y la Barcarola de Offenbach

Jacques OffenbachA Jacques Offenbach, compositor francés nacido en Colonia (Alemania) hace exactamente 193 años, se le recuerda sobre todo por su gran aportación al género de la opereta, un teatro musical ligero en el que se alternan partes recitadas con otras cantadas, además de danzas. De hecho se le suele considerar como el padre de este género, que llegará a su máximo esplendor en la Viena de fin de siglo y que de alguna manera podemos considerar como el precursor más importante del moderno musical.

SIn embargo hoy aprovechamos su aniversario para recordar las dos únicas óperas (utilizando este término en sentido estricto) que compuso: Die Rheinnixen (Las hadas del Rin) y Los cuentos de Hoffmann. Tal como sugiere el mismo título, el libreto de esta última se basa en varios cuentos de uno de los más importantes exponentes del romanticismo negro, el escritor alemán E.T.A. Hoffmann, incluyendo su relato más famoso, El hombre de arena. Aquí Hoffmann explora uno de los temas del imaginario romántico muy presente también en la literatura fantástica posterior y en el cine: el del autómata, o los intentos de la ciencia y la tecnología de construir un ser humano. Este mismo cuento sirvió de inspiración a Paul Berry para la realización de un cortometraje de animación con la técnica stop motion que obtuvo una nominación al Óscar en 1992.

El número más famoso de Los cuentos de Hoffmann y, junto con el cancan de la opereta Orfeo en los infiernos, de todo el repertorio de Offenbach es sin duda la barcarola Belle nuit, ô nuit d’amour.  Curiosamente, el compositor francés no lo escribió para esta ópera, sino para la otra que citamos arriba, Die Rheinnixen, en la que era la canción de los elfos. Offenbach murió sin poder terminar Los cuentos de Hoffmann, tarea que llevó a cabo Ernest Guiraud, quien, además de completar la orquestación y escribir los recitativos, incluyó en la partitura este dúo para soprano y mezzosoprano, en el vídeo siguiente interpretado por Anna Netrebko y Elina Garanča.

En la representación de la ópera, la mezzosoprano tiene que caracterizarse de hombre, pues el personaje que interpreta es el de Nicklausse, un amigo de Hoffmann (el protagonista de la ópera de Offenbach es el mismo poeta que la inspiró), quien canta la barcarola junto con Giulietta, una cortesana veneciana, en un palacio a orillas del Gran Canal.

Esta pieza tiene un carácter melancólico y ensoñador, muy similar al carácter de la ciudad lagunar al atardecer, al que sin duda contribuyen tanto el compás binario compuesto (6/8) como la reiteración de prácticamente todas las frases. Posiblemente ese carácter sea la razón por la que Roberto Benigni la eligió para que sonara en dos momentos de su película La vida es bella (tres Óscars, uno de los cuales fue para la mejor banda sonora): en el momento 24:17, cuando Guido, el protagonista, va al teatro donde representan Los cuentos de Hoffmann para encontrar e intentar conquistar a Dora y en el momento 1:32:08, en el que Guido aprovecha un descuido de los nazis para poner la barcarola por la megafonía y transmitir así a Dora el mensaje de que tanto él como el pequeño Giosué están bien. De todas formas, lo ideal es ver la película completa, si todavía no lo habéis hecho.

En el cine hay también una curiosa versión en clave de rock and roll, nada menos que del rey de este género, Elvis Presley. Se titula Tonight is so Right for Love y pertenece a la banda sonora de G.I. Blues, la primera película que protagonizó Elvis tras volver de los dos años que pasó en Alemania prestando el servicio militar.

Para finalizar, a continuación tenemos la partitura del arreglo que he preparado para flauta dulce soprano, alto y piano.

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Verdi y el canal de Suez

Canal de Suez con el Ferdan Railway Bridge

Hay una creencia muy extendida según la cual en la inauguración del canal de Suez se habría representado la ópera de Giuseppe Verdi Aida. Esta información, aún siendo totalmente errónea, está presente en innumerables sitios web, sobre todo blogs y foros, lo que facilita su redifusión por parte de cualquier usuario de la red que la tome por buena. A veces también caen en la trampa los periodistas profesionales, que demasiado frecuentemente se documentan de manera inadecuada, como es el caso del autor de este especial de Antena3 Noticias, que, hablando del canal de Suez, dice textualmente:

En un mes de noviembre de 1869, el día 17, se inauguró esta obra faraónica con la interpretación de ‘Aida’, de Verdi, compuesta para la ocasión.

Lo único cierto de esa afirmación es que efectivamente ese día se inauguró esa vía de 163 kilómetros de longitud que permite navegar de Europa al sur de Asia y viceversa sin tener que rodear África, pero la música que acompañó ese evento no fue la ópera de Verdi, sino la Egyptian March Op. 335 de Johann Strauss II.

Probablemente el equívoco se debe no a una sola sino a varias causas. En primer lugar, inicialmente Verdi recibió un encargo para componer un himno (no una ópera) para la inauguración del canal, pero lo rechazó. Otra razón es que, coincidiendo con ese acontecimiento, tan sólo un par de semana antes, también se inauguró el Teatro Real de la Ópera (Khedivial Opera House) de El Cairo con la representación de una ópera de Verdi. Pero no se trataba de Aida, sino de Rigoletto. Finalmente, Aida fue estrenada en ese mismo escenario, pero eso no ocurrió hasta el 24 de diciembre de 1871, cuando ya habían pasado más de dos años desde la inauguración de ambas obras. Así lo cuentan en la página oficial del teatro:

Contrary to general belief, Aida was not commissioned for the inauguration of either Opera House or Suez Canal. In fact, the Opera House opened with Rigoletto, an earlier masterpiece by Verdi. Aida was first performed in 1871.

El edificio del cual trata el párrafo citado fue totalmente destruido por un incendio hace más de 40 años. La plaza en la que estaba situado mantiene el antiguo nombre de Plaza de la Ópera, aunque el nuevo Teatro de la Ópera, construido en 1988, esté en otro lugar.

Además de esos hechos históricos, la ambientación de Aida en el antiguo Egipto sin duda ayudó y sigue ayudando a la propagación de este equívoco.

El título de la obra es el nombre de su protagonista, una princesa etíope capturada en una expedición militar de los egipcios, que ignoran su identidad. En su cautiverio se enamora, correspondida, de Radamés, un comandante del ejército del faraón, lo que pone a ambos en un dilema, teniendo que elegir entre la persona amada y su patria.

Este conflicto interior se acentúa cuando, de vuelta de una nueva ofensiva a Etiopía, Radamés trae prisionero al padre de Aida, desconociendo que se trata del rey enemigo, que cree muerto en la batalla. El faraón, para premiar a Radamés por el éxito, le ofrece a su hija como esposa y le invita a pedir cualquier deseo. Por amor a Aida, Radamés pide la liberación de los prisioneros, que se le concede con la excepción de la misma Aida y de su padre, quienes son retenidos como garantía de que los etíopes no intentarán organizar una venganza. Sin embargo el rey etíope obliga a su hija a sonsacar a su enamorado la posición del ejército egipcio y, una vez conseguida esa información, a huir con él.

La traición involuntaria de Radamés es descubierta y castigada severamente: será enterrado vivo, pena que acepta con resignación por el consuelo de saber que Aida está a salvo. Pero cuando sus verdugos lo abandonan en el sótano que será su tumba y sellan su única vía de salida, Radamés se da cuenta de que no está solo: Aida se ha escondido allí para morir entre sus brazos.

En la larga lista de arias famosas de esta ópera destacan Celeste Aida (Celeste Aída), Qui Radames verrà (Radamés vendrá aquí) y Ritorna vincitor (Vuelve victorioso). El vídeo siguiente contiene una versión bastante curiosa de esta última aria, perteneciente a la versión cinematográfica rodada en 1953 en la que Sophia Loren interpreta a Aída con la voz de Renata Tebaldi.

Sin embargo el número más popular de esta ópera no es un aria sino una sección coral, Gloria all’Egitto, que contiene a su vez la marcha triunfal que acompaña la entrada en la ciudad del ejército victorioso de Radamés a final del segundo acto.

El tema principal de la marcha triunfal está pensado para un instrumento construido expresamente para esta ópera: una trompeta natural a la que se le añadió un solo pistón. A diferencia de las trompetas modernas, que gracias a sus tres pistones pueden tocar todas las notas incluidas en su extensión, las que podemos observar en el vídeo son muy limitadas en este sentido por lo que, en el momento en que hay una modulación a un tono lejano (lo que se da en el minuto 0:49), es necesario utilizar otro instrumento similar de diferente longitud. En este caso concreto, las dos secciones no suelen estar a cargo del un mismo instrumentista que cambia de trompeta, sino de dos músicos distintos, no sólo porque no da tiempo a realizar el cambio, sino por exigencias teatrales pues estos músicos de la orquesta no tocan en el foso como sus compañeros sino en el escenario, donde actúan como figurantes contribuyendo también visualmente al exotismo de la obra. Esta última función de este instrumento debe haber sido la razón principal del su uso, ya que esa melodía se puede realizar con una trompeta moderna sin que se note mucho la diferencia evitando múltiples desventajas, como por ejemplo la dificultad de transporte y de manejo en el espacio destinado a la orquesta, además del coste añadido.

Ya sea con trompetas naturales o modernas, este fragmento musical suena muy brillante y solemne, un carácter que obviamente no se puede conseguir con una flauta dulce. Aún así, he arreglado esta marcha para este instrumento de manera que mis alumnos y alumnas puedan disfrutar tocándola. La sección central tiene bemoles, en sentido literal, por lo que, si todavía no se tiene un nivel suficiente para tocarla, es preferible permanecer en silencio y retomar cuando se vuelve a la tonalidad principal (compás 38).

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