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Es algo que a veces nos da dolores de cabeza… pero como todo en el violín requiere paciencia, requiere constancia y algún que otro juego que nos haga menos arduo el camino.
El truco que os traigo es Jugar al Django Reinhardt ¿qué? ¿que como sois violinistas no conocéis a este tipo porque era guitarrista? pues para propios y extraños os comentaré que Django es considerado el máximo exponente del gypsy jazz o jazz manouche. Un estilo que requiere verdaderas dosis de virtuosismo en sus interpretes solistas pues los fraseos son endiabladamente rápidos.
No os pido que practiquéis la velocidad, de lo contrario no os hubiera pedido jugar al Django sino que os hubiera propuesto alguna inalcanzable obra de Paganini.
Os sigo hablando de Django para que lo entendáis… Una noche, ya de vuelta del club donde tocaba, creyó oír en su caravana las rascaduras de un ratón, tomó una vela y comenzó a buscarlo, pero la mala suerte hizo que la vela prendiese en unos ramos de flores de celuloide (plástico muy inflamable ahora casi en desuso) que su mujer acumulaba para la venta, lo cual originó un incendio que a punto estuvo de matarlo. Todo su lado izquierdo quedó desfigurado y hasta los médicos recomendaron amputar brazo y pierna izquierdos. Django se negó aún a riesgo de su vida. Consiguió sobrevivir tras 18 meses de cuidados y, además de muchas otras secuelas, su dedo anular y meñique quedaron paralizados y encogidos en la palma de la mano.
Con el tiempo no solo demostró que estar lisiado no supondría para él el abandono de la música y el virtuosismo sino que se definió en un estilo tan propio y personal que hoy en día aún lo reconocen como “la figura a imitar”. Django es a la guitarra jazz lo que Grappelli es al violín. No por casualidad tocaron juntos y sus estilos se entremezclan a la vez que los hace inconfundibles.
Para hacer un alto en el camino y que tengáis claro qué buscamos y qué no al jugar al Django con el violín, veamos un trocito de este vídeo para el que han elegido una música desafortunada pues no le dejan mucho espacio como solista, aunque las imágenes ralentizadas no dejan lugar a dudas de cómo usaba su mano izquierda y como en algún momento se ayuda de sus dedos paralizados para completar un acorde; pero se ve que el peso de la melodía la lleva únicamente con el índice y el medio.
(Si os queda la curiosidad de cómo tocaba este fenómeno, al final os pondré un vídeo solo para nuestro deleite).
Nosotros vamos a jugar al Django, vamos a tocar en nuestro violín alguna pieza que ya tengamos dominada y que podamos tocar completa en primera posición sin ninguna extensión ¿ok?… bien, pues ahora imagina que fueses como Django. Tienes tus dedos tres y cuatro atrofiados… ¿cómo tocarías? tendrías que tocar digitando 1-2 1-2. De forma que el dedo 3 será siempre sustituido por el dedo 1 y el dedo 4 siempre por el 2… no vale hacer trampas… jamás tocarás con el 1 cuando bajando la escala pases del hipotético dedo 3 (ahora sustituido por el 1) al dedo 2 con un glisando con el indice. La digitación 1-2-3-4 será siempre 1-2-1-2 y la digitación 4-3-2-1 será 2-1-2-1… no nos vale hacer 2-1-1-1. los únicos glisandos que estarían permitidos podrian ser en las digitaciones 1-3 y 3-1 que ahora serían 1-1, aunque te recomiendo que en principio trates de hacerlo sin arrastrar la nota, sino como notas independientes.
En fin.. si juegas a esto poniendo especial atención a la afinación… cada vez que uses el indice como sustituto de dedo 3 estarás en tercera posición, haciendo continuos cambios de primera a tercera posición cada vez que la pieza requiera que uses el dedo 3 y volviendo a la primera cada vez que la pieza requiera tocar las notas 1 y 2 de cada cuerda. Sin darte cuenta estarás habituado a realizar el cambio de posición cuando una pieza realmente así lo requiera.
Ahora a divertirse jugando a Django, pero para despedirnos, lo prometido es deuda, otro vídeo del monstruo al que hoy utilizamos de ejemplo Django and Grappelli.
Sorprendentes.
Fuente: Violinerías
Es algo que a veces nos da dolores de cabeza… pero como todo en el violín requiere paciencia, requiere constancia y algún que otro juego que nos haga menos arduo el camino.
El truco que os traigo es Jugar al Django Reinhardt ¿qué? ¿que como sois violinistas no conocéis a este tipo porque era guitarrista? pues para propios y extraños os comentaré que Django es considerado el máximo exponente del gypsy jazz o jazz manouche. Un estilo que requiere verdaderas dosis de virtuosismo en sus interpretes solistas pues los fraseos son endiabladamente rápidos.
No os pido que practiquéis la velocidad, de lo contrario no os hubiera pedido jugar al Django sino que os hubiera propuesto alguna inalcanzable obra de Paganini.
Os sigo hablando de Django para que lo entendáis… Una noche, ya de vuelta del club donde tocaba, creyó oír en su caravana las rascaduras de un ratón, tomó una vela y comenzó a buscarlo, pero la mala suerte hizo que la vela prendiese en unos ramos de flores de celuloide (plástico muy inflamable ahora casi en desuso) que su mujer acumulaba para la venta, lo cual originó un incendio que a punto estuvo de matarlo. Todo su lado izquierdo quedó desfigurado y hasta los médicos recomendaron amputar brazo y pierna izquierdos. Django se negó aún a riesgo de su vida. Consiguió sobrevivir tras 18 meses de cuidados y, además de muchas otras secuelas, su dedo anular y meñique quedaron paralizados y encogidos en la palma de la mano.
Con el tiempo no solo demostró que estar lisiado no supondría para él el abandono de la música y el virtuosismo sino que se definió en un estilo tan propio y personal que hoy en día aún lo reconocen como “la figura a imitar”. Django es a la guitarra jazz lo que Grappelli es al violín. No por casualidad tocaron juntos y sus estilos se entremezclan a la vez que los hace inconfundibles.
Para hacer un alto en el camino y que tengáis claro qué buscamos y qué no al jugar al Django con el violín, veamos un trocito de este vídeo para el que han elegido una música desafortunada pues no le dejan mucho espacio como solista, aunque las imágenes ralentizadas no dejan lugar a dudas de cómo usaba su mano izquierda y como en algún momento se ayuda de sus dedos paralizados para completar un acorde; pero se ve que el peso de la melodía la lleva únicamente con el índice y el medio.
(Si os queda la curiosidad de cómo tocaba este fenómeno, al final os pondré un vídeo solo para nuestro deleite).
Nosotros vamos a jugar al Django, vamos a tocar en nuestro violín alguna pieza que ya tengamos dominada y que podamos tocar completa en primera posición sin ninguna extensión ¿ok?… bien, pues ahora imagina que fueses como Django. Tienes tus dedos tres y cuatro atrofiados… ¿cómo tocarías? tendrías que tocar digitando 1-2 1-2. De forma que el dedo 3 será siempre sustituido por el dedo 1 y el dedo 4 siempre por el 2… no vale hacer trampas… jamás tocarás con el 1 cuando bajando la escala pases del hipotético dedo 3 (ahora sustituido por el 1) al dedo 2 con un glisando con el indice. La digitación 1-2-3-4 será siempre 1-2-1-2 y la digitación 4-3-2-1 será 2-1-2-1… no nos vale hacer 2-1-1-1. los únicos glisandos que estarían permitidos podrian ser en las digitaciones 1-3 y 3-1 que ahora serían 1-1, aunque te recomiendo que en principio trates de hacerlo sin arrastrar la nota, sino como notas independientes.
En fin.. si juegas a esto poniendo especial atención a la afinación… cada vez que uses el indice como sustituto de dedo 3 estarás en tercera posición, haciendo continuos cambios de primera a tercera posición cada vez que la pieza requiera que uses el dedo 3 y volviendo a la primera cada vez que la pieza requiera tocar las notas 1 y 2 de cada cuerda. Sin darte cuenta estarás habituado a realizar el cambio de posición cuando una pieza realmente así lo requiera.
Ahora a divertirse jugando a Django, pero para despedirnos, lo prometido es deuda, otro vídeo del monstruo al que hoy utilizamos de ejemplo Django and Grappelli.
Sorprendentes.