Por primera vez en este blog os traigo una presentación interactiva, que es una manera amena y divertida de aprender.
Uno de los temas que más repercusión e interés suscitan entre los lectores es la historia de la tuba moderna y los instrumentos que la precedieron, especialmente los dos más importantes: el serpentón y el oficleido.
Aunque la idea original era confeccionar una presentación que abarcase toda la historia de la tuba y sus antecesores, he considerado más práctico separarla en varias partes, de manera que llegado el caso se puedan utilizar independientemente. En esta presentación se exponen los precedentes más importantes hasta la aparición de la tuba moderna.
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La Joven Orquesta de Cataluña (JONC) abre audiciones para formar parte de sus orquestas. Aunque en principio está dirigida a residentes o estudiantes en territorio catalán, también pueden presentarse personas de otras zonas, que podrían optar a formar parte de la orquesta en condición de invitados.
Existen tres orquestas a las que se puede optar mediante las audiciones: JONC Alevins (para estudiantes hasta 18 años), JONC (hasta 25 años) y JONC Filharmonia, que es la orquesta profesional.
La JONC es uno de los proyectos de orquesta joven más potentes del España, con más de 20 años de existencia.
Desde su nacimiento, los objetivos principales de la JONC han sido facilitar una formación orquestal integral a los jóvenes músicos catalanes, colaborar activamente en la inserción de los jóvenes músicos en la vida laboral y contribuir a la formación y enriquecimiento de nuevos públicos.
La JONC ha participado en los festivales y salas de conciertos más importantes del país, bajo la dirección de maestros del prestigio de Josep Pons, Guy van Waas, Ernest Martínez-Izquierdo, Jordi Mora, Manel Valdivieso, Barry Sargent, Jan Caeyers, Robert King, Paul Goodwin, Andrew Parrott, Antoni Ros-Marbà, Lutz Köhler, Salvador Mas, Edmon Colomer i Karl Anton Rickenbacher.
Toda esta actividad se lleva a cabo a base de encuentros de trabajo, clases, conferencias, conciertos, programas de radio y televisión, edición de materiales educativos pensados para diferentes públicos y otras producciones.
Preparar audiciones para orquestas jóvenes como ésta es un gran reto para ponerse a prueba y conocer cuánto podemos dar de sí.
El plazo de inscripción está abierto hasta el 8 de octubre, así que todavía quedan unos cuantos días para mentalizarse y lanzarse a ello.
Audiciones JONC’14, publicado en el blog de Eduard Ruano. Blog sobre la tuba, la técnica en los instrumentos de viento metal y la interpretación musical.
Esta claro que los meses de vacaciones cambian las rutinas, y cada cual se busca la manera de seguir en forma con el instrumento lo más amenamente posible. Es el caso de mi alumno Jorge, que durante las vacaciones ha estado experimentando con la tuba y el bombardino y las nuevas tecnologías, y aquí os dejo los montajes que ha hecho.
Primero se atrevió con un dúo para tuba y bombardino y el tema principal de la saga Zelda:
Cuando ya le cogió el tranquillo se atrevió con más voces, como en este de Super Mario Bros. Los arreglos son de Tubapeter.com, una web donde encontraréis un montón de partituras fáciles para diversas formaciones.
Durante el verano tengo por costumbre no publicar artículos nuevos (y así aprovechar para preparar materiales de cara al curso y hacer un poco de mantenimiento al blog), pero no podia dejar pasar la ocasión. ¿No os parece?
No voy a hablar de cine, aunque reconozco que este artículo viene motivado por un vídeo que me llegó ayer a través de las redes sociales y me hizo caer en la cuenta que el asunto de los efectos sonoros a través del instrumento siempre me ha interesado. Tanto como para haberle dedicado el trabajo de fin de carrera al tema. El vídeo en cuestión era este:
En clave de humor, el protagonista del video nos enseña como con algo tan sencillo como un patito de goma podemos crear efectos muy impactantes. La imaginación de cada uno es el arma más poderosa a la hora de inventar estos juegos que pueden añadir mucho interés a nuestras interpretaciones, sobretodo cuando tenemos muchas opciones de añadir una fuerte carga escénica a la actuación. De hecho, desde hace varias décadas y cada vez más, los compositores incluyen sonidos y efectos que van más allá de las notas.
Los efectos básicos
Muchos de estos efectos surgen en el mismo momento en que cogemos el instrumento por primera vez y vienen propiciados por la propia curiosidad humana. ¿Quien no ha probado alguna vez?:
Soplar a través del instrumento sin emitir notas, creando un efecto de viento.
Tocar la boquilla sola.
Hablar o emitir sonidos a través del instrumento como si fuese un megáfono.
Retirar una o varias bombas de afinación y combinar -o no- ambos timbres.
Tocar con las válvulas a medio recorrido.
Otros efectos habituales
Confesemos: todos lo hemos hecho. Además de estos “clásicos básicos” hay otros efectos que no son tan evidentes pero sí aparecen con frecuencia en multitud de composiciones. El ejemplo más claro son los multifónicos que se consiguen combinando el sonido propio del instrumento y la voz. Otros efectos que se usan con frecuencia en la composición contemporánea:
Bending: que consiste en variar la afinación de una nota, ascendente o descendentemente.
Frullatto: se consigue pronunciando la letra /r/ al mismo tiempo que emitimos la nota, y provoca una vibración similar a un picado extremadamente rápido.
Glissando: si, vale, si hablamos de este efecto nos viene un trombón a a cabeza, pero no por no tener vara no podemos hacerlo. Para facilitar su ejecución se pueden mover rápidamente las válvulas o dejarlas a medio recorrido.
Tuba preparada
¿Os suenan las obras para piano preparado popularizadas por John Cage? ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestro instrumento? De hecho, el video que sirve de introducción a este artículo muestra una preparación y extraer las bombas otra. Las posibilidades de preparar nuestro instrumento son infinitas:
Añadiendo elementos similares al silbato del patito de goma, como matasuegras o trompetillas.
Nos podemos poner en plan más pro y utilizar boquillas de saxofón, clarinete, contrafagot, fagot u oboe. ¡Los sonidos emitidos son muy, muy extraños!
Con una bolsa de plástico o un parche de instrumento de percusión adecuadamente colocado sobre la campana conseguiremos un kazoo.
Verter agua en una de las tuberías también puede crear un efecto muy sorprendente.
Y si en lugar de preparar el instrumento utilizamos elementos externos:
Colocando un barreño con agua, introducir y sacar la campana.
Enfocando la campana hacia un ventilador en marcha.
Podemos unir varios instrumentos y conectarlos con mangueras a las distintas válvulas del instrumento base.
Toc, toc
Los percusionistas lo saben: cualquier cosa, percutida con gracia, se convierte en un instrumento de percusión. Así:
Con la palma de la mano sobre la boquilla conseguimos un efecto similar a un bombo.
Si en lugar de la palma de la mano usamos una lámina de plástico rígido sobre la boquilla convertimos nuestro instrumento en algo similar a una darbuka.
El vacío que resulta de extraer repentinamente una bomba provoca un pop.
Y al extraer lentamente la bomba provocamos un sonido de aspiración.
Podemos percutir distintas partes del instrumento, como el borde de la campana, la propia campana, el cuerpo…. Con el dedo desnudo o con objetos como anillos, dedales, etc…. O directamente con baquetas de diversas caracterírticas.
Podemos raspar el borde de la campana como si de una copa de cristal se tratase. Distintos materiales (cerámica, metal, pizarra, cristal…) producirán distintos sonidos. Este efecto requiere bastante tiempo de entrenamiento para aprender a producir el sonido.
Esta es una muestra de la variedad de efectos que se pueden conseguir de nuestro instrumento sin recurrir a la tecnología, algo que por otro lado nos abre las posibilidades hacia un universo paralelo de combinaciones. Por supuesto, todos estos efectos son aplicables a cualquier instrumento de viento-metal, y animo a quienes habéis llegado hasta aquí a experimentar con ellos y buscar vuesro propio lenguaje interpretativo.
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Los artistas en general y los músicos en particular somos peculiares: Toda nuestra actividad gira en torno al hecho de hacer Arte, algo que en un mundo tan obsesionado con que todo lo que hacemos sea útil resulta superfluo, absurdo e irracional; incluso habrá quien dirá que es -directamente- una pérdida de tiempo.
¿Para qué sirve el Arte, entonces? ¿Qué función cumplimos los artistas en la sociedad? Estas y otras muchas preguntas similares nos golpean (o deberían golpearnos) al plantearnos cuál es la finalidad de nuestra actividad artística, especialmente si hemos hecho de ella nuestra profesión. A este respecto debo recomendar encarecidamente La utilidad de lo inútil, un breve ensayo que pone de manifiesto la agresividad de nuestra cultura hacia todo aquello que no sea productivo. Abro fuerte, lo admito, pero la propia inercia de nuestro entorno nos empuja a una rutina en la que obviamos la finalidad de lo que hacemos, y cuando eso ocurre podemos llegar a la paradoja de convertirnos en autómatas, máquinas que hacen las cosas sin pensar para qué las hacen.
La técnica: un medio, no un fin
Tal vez la música sea el arte en el que la capacidad técnica (o la falta de ella) sea más evidente y menos excusable, especialmente cuando tocamos en conjunto, algo que ocurre con bastante frecuencia. Por este motivo, cualquier buen músico que se tenga por ello o quiera llegar a serlo intentará mejorar sus habilidades técnicas, primero recibiendo consejos y/o sugerencias de profesores y posteriormente bajo su propio criterio.
La técnica instrumental es, como la mayoría de habilidades manuales, una actividad ilimitadamente perfectible, es decir, que siempre podremos tocar mejor de lo que estamos tocando ahora. Esta característica hace que los músicos seamos perfeccionistas por naturaleza. Y críticos, ya que sin sentido crítico sería imposible identificar los aspectos técnicos que necesitamos mejorar. Por estos motivos, la necesidad de perfeccionarnos técnicamente suele centrar -incluso monopolizar- nuestra atención cuando nos ponemos a estudiar con nuestro instrumento. A menudo la meta de nuestras sesiones de estudio es llegar a tocar más notas, más rápido, con mejor sonido y con más facilidad.
La búsqueda de la perfección técnica es un objetivo necesario y loable. Cuanto más depurada sea nuestra técnica menos tendremos que preocuparnos de ella, tocaremos con mayor seguridad y confianza en nosotros mismos, podremos acometer obras más exigentes (que no por ello más difíciles) y nos podremos permitir el lujo de utilizar nuestra energía a otras cosas cuando tocamos.
¿Otras cosas? ¿Qué otras cosas? Música
La Música, en mayúsculas, va mucho más allá de una técnica depurada. Vuelvo al principio: la música es un arte, uno de esos medios creativos que tenemos los seres humanos para transmitir todo aquello que sentimos, que nos ocupa y nos preocupa. Nosotros, músicos, tenemos la oportunidad de expresarnos a través de ella, haciendo que quien nos está escuchando sienta lo mismo que nosotros. Y todos y cada uno de nosotros estamos capacitados para ello, tenemos en nosotros mismos los recursos necesarios
Lo que diferencia a un gran músico del que no lo es no es tanto la técnica como la capacidad de “hacer música”, de transmitir algo con su interpretación; muchos grandes cantantes fuera del ámbito clásico carecen de técnica y sin embargo son muy capaces de emocionarnos. Cuando ese algo está se nota, el espectador puede sentirlo, la música los intérpretes y el público se funden en una “piel de gallina colectiva” y el ambiente se vuelve tan denso que casi se puede palpar; se produce algo ancestral, casi mágico. Esa sensación la he sentido muchas veces personalmente, tanto como espectador como desde el escenario. Eso, para mí, es hacer música.
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