Las normas de comportamiento en una jam

En la imagen, compañeros de la Jam de Americana en Madrid.

Cuando se menciona la palabra jam session mucha gente se imagina a varios músicos de jazz con diversos instrumentos improvisando y haciendo solos por turnos sobre una serie de standards bien conocidos. Pero, aunque es cierto que el jazz se presta mucho a la improvisación y a la libre expresión de la música, se puede hacer jams con casi cualquier estilo. Yo suelo participar en una de americana pero también las hay de música celta, de blues, rock, etc. Solo es necesario un tema con una estructura rítmica y armónica conocida y común para todos y ganas de compartir y experimentar.

Explicado así podría parecer que tocar de esa manera es dejarse llevar y hacer cada uno lo que le venga en gana, impulsado por la inspiración, el capricho y la anarquía, y nada más lejos de la realidad: si quieres que una jam tenga momentos memorables, debes conocer y seguir unas normas muy estrictas. Estas normas pueden variar de grupo a grupo: hay gente que solo quiere pasar el rato divertido tocando y tomando una cerveza con amigos, dejan tocar a cualquiera y buscan más las risas que el virtuosismo, mientras que en otras reuniones reina la seriedad y la concentración, se exige un nivel alto de interpretación y no se permiten actuaciones o experimentos extemporáneos.

En cualquier caso siempre viene bien tener en mente una serie de pautas a seguir para que una jam no se convierta en un guirigai insufrible. Las hay de muchos tipos y, como diría Clint Eastwood, son como los culos, cada uno tiene las suyas, pero como esta es mi página web, yo pongo las mías, que he denominado «los diez jamdamientos»:

Los Diez Jamdamientos:

1. Escucha a los demás.

Seguramente la más importante para mí y por eso la pongo la primera. Es frecuente ver a músicos totalmente ensimismados en su propio instrumento, haciendo experimentos personales sin apenas escuchar al resto de músicos o prestar atención al solista. Parecen simplemente estar preparando su propio solo para cuando les llegue el turno, luego lo hacen y después vuelven a su cueva. Pues no, hay que escuchar más y tocar menos, respetando sobre todo a los solistas y a los instrumentos con menos sonoridad. Incluso puedes no tocar durante un buen rato. De hecho así tu aparición será más notoria.

2. El ritmo es el rey

Puedes fallar notas, equivocarte de acorde, hacer más vueltas de las que te tocaba, pero nunca, nunca, debes abandonar el ritmo general del grupo. Quizás puedas darte alguna licencia haciendo la goma cuando te toque hacer un solo, pero siendo consciente en todo momento de que tienes que volver a encajar. Aunque si eres músico de formación clásica llevar el ritmo con la pierna, la cabeza, o cualquier otro miembro (ejem) te pueda parecer pecado, es un recurso perfectamente válido y útil.

3. No interrumpas

Las jams son entes imperfectos, como la vida misma. Probablemente se junten personas con diferentes niveles de pericia y escucharás cosas que no te gusten o directamente te molesten. Pero lo que no puedes hacer es dejar de tocar y ponerte a regañar y a explicar a alguien que lo está haciendo mal en medio de la canción. Lo que hay que hacer es adaptarse a los errores o sucesos inesperados y, ya que todos se están escuchando, sincronizarse a la nueva situación. A veces hay personas tóxicas incapaces de adaptarse a los demás que solo buscan soltar su mercancía. Cuando acabe la canción es el momento de decir, de buenos modos, lo que habría que corregir y cómo se debería hacer la próxima vez.

4. Esto no va de lucirte tú, sino de que suene bien en conjunto

Deja tu ego a un lado. Si eres un virtuoso y buscas destacar como el más talentoso y e impresionante músico del grupo intentando sacar todo tu catálogo de trucos, no estás ayudando al equipo. Puede que solo hagas sentirse mal a los que no alcanzan y a los que empiezan. Por otro lado, si eres de estos últimos, libérate de verguenzas y toca lo que sepas sin compararte con los demás; acuérdate de los puntos anteriores: estará bien si vas a tempo y encajando con el grupo, sin intentar parecer lo que no eres.

5. Sigue al líder o mira los gestos de los demás

A veces uno de los músicos con más experiencia ejerce de jefe de ceremonias y va indicando, no solo los temas que se van a ir tocando, sino quién va entrando a hacer sus frases, otras veces simplemente se sigue un orden en círculo según dónde está ubicado cada músico, y otras un músico que está terminando su parte puede hacer un gesto a otro músico para que le tome el relevo. A veces los más nuevos o que no conocen el tema pueden declinar el ofrecimiento (no debería ser obligatorio hacer solos) y pasar el testigo a otro, así que hay bastante comunicación no verbal, y por eso hay que estar atentos a los demás, no solo a tu instrumento.

6. Prepara la jam

Esto sería más un consejo que un mandamiento, pero un consejo casi obligatorio. Conocer el repertorio que se va a tocar y prepararlo todo lo que se pueda es importante para ir más tranquilo y relajado y no verte cada dos por tres sin saber qué hacer. También puede ser una jam abierta a la que acude gente que no sabe qué se va a tocar ni cómo, en esos casos conviene ser discreto en tu participación.

7. Anima a los demás

Las muestras de apreciación del trabajo de los demás crean buen ambiente y dan confianza, a todos nos gusta que nos escuchen y aprecien así que hazlo tú también. Sonrisas, gritos, asentimientos, la complicidad es un gran arma entre los músicos.

8. No des la turra cuando no estáis haciendo un tema.

Esto es algo que me molesta bastante y se hace mucho. Se termina un tema y todo el mundo se pone a hacer arpegios, a probar frases y escalas y armar un follón bastante desagradable. Eso se hace en casa, aquí hemos venido a tocar en grupo, no a practicar.

9. Disfruta

Las jams son para hacer música y pasarlo bien, aunque no haya espectadores. Si por cualquier razón (miembros que no aguantas, temas que no te gustan, que no te sientas apreciado, que el ambiente sea malo…) no estás a gusto, déjala y busca otra en la que te sientas bien. Esto no es como ir a ensayar con la orquesta, la responsabilidad y el stress no deberían aparecer más que en su justa medida para no estar demasiado relajado.

10. No te pases con la cerveza

Nadie dice que no te tomes una o dos. Pero reconócelo, a partir de ahí, sabes que te pones muy mal.

músicos de banjo y un violinista

Ir a una jam de Americana y que te quedes solo contra 5 banjistas.

Cuando la Jam es en un bar, un poco de caos y locura están asegurados.

Si alguno os queréis pasar por la jam a la que a veces acudo apuntad: casi todos los domingos a partir de las 8:30h en Collins Tavern, Calle Sagasta 26. Se admiten violines, guitarras, mandolinas, armónicas y contrabajos. Banjos con reparos.

Seguidnos en instagram:

Nuevos libros de ejercicios basados en la Biomecánica del violín, de Tomás Cunsolo

Tendemos a pensar que los violinistas somos «artistas» y que por tanto nuestros esfuerzos deben estar orientados a objetivos más bien «espirituales», de expresión, de emociones, tal vez de técnica musical, conocimientos, presuponiendo que los ejercicios importantes son los que fortalecen y nutren nuestra mente.

Personalmente, aunque comparto este orden de prioridades (la interpretación y la música en general como desarrollo espiritual y humano, como expresión), no debemos olvidar que, para avanzar en nuestra aventura musical necesitamos una base física adecuada, que nos ayude a sortear dificultades a la hora de dominar la música y tocar como realmente queremos tocar, no solo como podemos tocar.

Nuestro instrumento es el violín y nos conviene tener el mejor posible y en buen estado. Pero también nuestros brazos, manos, dedos, nuestro cuerpo en general son instrumentos que debemos controlar y tener en buenas condiciones para desempeñar la tarea que la mente ordene. Sin llegar al extremo de exigencia de, por ejemplo, un bailarín, cuyo cuerpo y  movimientos son a la vez instrumento y objeto expresivo en sí mismo, el estado físico de un violinista, la propiocepción, la psicomotricidad y el desarrollo biomecánico, en especial los miembros más implicados en la interpretación, son un recurso valioso para afrontar los desafíos musicales buscados.

Ese criterio es el que ha utilizado Tomás Cunsolo en la concepción de sus libros de técnica para estudiantes de violín: su enfoque es eminentemente biomecánico, desarrollado tras un exhaustivo y pormenorizado estudio de todos los factores fisiológicos que intervienen en la interpretación.

Ya publiqué un artículo hace poco sobre su primera publicación, «Biomecánica del violín», en el que podréis profundizar un poco más en cómo el autor llegó a idear y culminar este trabajo, pero retomamos el tema porque acaba de lanzar nuevos títulos que, junto con sus anteriores publicaciones, complementan y desarrollan aquel volumen. En su conjunto se trata de libros de ejercicios que brindan un soporte práctico a algunos de los conceptos y desafíos biomecánicos que más dificultades pueden interponer en el estudio del violín:

  • Escalas
  • El cuarto dedo
  • Cambios de posición
portada libro learning scales

Aprendiendo Escalas

Un enfoque biomecánico para estudiantes de violín

Ya hay infinidad de publicaciones con escalas para violín, es un recurso clásico y omnipresente, pero lo que diferencia esta publicación es su enfoque.

Mi objetivo es priorizar los aspectos mecánicos de tocar las escalas, permitiendo a los violinistas aprenderalas por oído y patrones de dedos en lugar de depender en gran medida de la comprensión teórica.»

Las escalas están organizadas por nivel de dificultad, comenzando con ejercicios que se enfocan en los movimientos más fundamentales y fáciles de ejecutar, seguidos de combinaciones progresivamente más desafiantes.

portada libro cambios de posición

Cambios de posición

Un enfoque biomecánico de la primera y tercera posición

Con los mismos principios que el resto de publicaciones del autor, aunque orientado a un nivel de estudiante más temprano, se abordan con un enfoque holístico las técnicas y automatismos para el cambio de posición partiendo de las investigaciones sobre psicomotricidad y biomecánica previos para optimizar los movimientos y minimizar la tensión.

La motivación detrás de la escritura de este libro fue crear una colección accesible de piezas originales para mis estudiantes que están comenzando a explorar los cambios de posición. 

Compuse canciones sencillas que se centran en la práctica de la técnica del dedo guía, facilitando a los estudiantes la comprensión de los fundamentos del cambio de posición.

portada libro cuarto dedo

Ejercicios para el desarrollo muscular del cuarto dedo

Todos sabemos que el cuarto dedo puede convertirse en uno de los eslabones débiles en la ejecución de cualquier pieza. En una situación ideal para el violín, nuestros dedos serían todos de la misma longitud, o incluso los exteriores más largos, para poder extenderlos más allá del ámbito de acción sobre el que descansan. Pero no es así, el meñique es precisamente el más corto y débil, y si queremos que realice un desempeño tan competente como el de sus vecinos no queda más remedio que ejercitarlo. Como en las anteriores obras, el enfoque de Tomás Cunsolo para este desafío técnico parte de unas premisas muy concretas.

Tomando como recurso los conocimientos de educación física, los ejercicios de este libro están clasificados de un modo no realizado anteriormente. Se realizarán ejercicios isométricos e isotónicos para abarcar todos los niveles de dificultad. Esto quiere decir que se ejercitarán los músculos de manera estática, manteniendo el dedo en una posición determinada mientras los otros realizan diversos movimientos.

Con este libro se ejercitarán todos los músculos del cuarto dedo para adaptarlos a cualquier tipo de situación.

Mientras en su primera publicacion «Biomecánica del violín» se exponían y desarrollaban los fundamentos biomecánicos de la interpretación, con diversos ejercicio orientados en los cambios de posición, en estas nuevas publicaciones se extienden la cantidad de herramientas de que disponemos para fortalecer esos determinados conceptos que a menudo presentan más dificultades técnicas.

Así, Tomás Cunsolo continúa llevando a cabo un trabajo muy interesante y particular, con un enfoque fisiológico que puede resultar de gran utilidad a profesores y pedagogos que identifiquen problemas físicos o errores motrices en sus alumnos. Puede que este enfoque se les haga duro a algunas personas que solo buscan pasar ratos disfrutando tocando el violín, pero sí puede ser valioso para los más perfeccionistas o aquellos que buscan el trasfondo fisiobiológico en el arte de tocar el violín.

Si queréis haceros con ellos de momento podéis adquirir versiones impresas o kindle de estos títulos en Amazon. Además, comprando el primer volumen de Biomecánica del violín Tomás envía gratuitamente el volumen de escalas.

Biomecánica del violín:

portada biomecánica del violín

Escalas:

portada libro learning scales

Cambios de posición:

portada libro cambios de posición

Cuarto dedo:

portada libro cuarto dedo

Probando Biomecánica del violín, de Tomás Cunsolo

Explicaba Dominique Hopenot, en su famoso libro «El violín interior» que, en su carrera profesional como violinista y pedagoga había conocido dos tipos de estudiantes de violín:

Por un lado se encuentran los intuitivos, los que trabajan siguiendo su instinto, sus sensaciones, sin pararse demasiado a pensar o racionalizar, esperando simplemente estar ese día «inspirados» o «en forma» y dejándose llevar por la emoción.

Por otro lado estaban los racionales, aquellos que racionalizan el proceso de aprendizaje y de interpretación de un instrumento mediante el análisis lo más objetivo posible de factores concretos y mensurables: buscan la perfección en una postura exacta, una almohadilla o barbada específica, un método, una falange en una posición adecuada, etc.

Pero ambos vivirían según Hopenot atrapados en una frustración ante algo que se les escapa.

¿No os recuerda esta situación a la fábula de los tres hermanos de Silvio Rodríguez?

Pero todos tendemos a alguna de estas actitudes. Y es que nuestro carácter debería casar con la forma en la que se nos enseña. A cada persona le gusta un tipo de práctica, de trabajo, y se siente cómodo con un acercamiento diferente a la música y al estudio. Alguien muy concienzudo y metódico no soporta carecer de unas guías, unas pautas seguras sobre las que construir sus aptitudes; por el contrario, una persona impulsiva y emocional probablemente se vea agobiado por un exceso de reglas, pautas y análisis que coarten sus impulsos y sus ganas de simplemente dejarse llevar. Y si no tenemos en cuenta esas tendencias naturales es cuando surgen los problemas ¿Acaso no hay infinidad de estudiantes que abandonan por, o bien no soportar el exceso de reglas o, en otros casos, por la ausencia de unas explicaciones detalladas sobre técnica?

Me han venido a la cabeza estas reflexiones a raíz de la lectura del trabajo que he estado leyendo estos últimos días: Biomecánica del violín, de Tomás Cunsolo.

De Tomás Cunsolo, profesor de violín, ya publiqué un artículo hace un tiempo en el que analizaba al detalle el vibrato de Vengerov. Por lo que le conozco, por haber seguido con interés su actividad, siempre ha sido un exhaustivo investigador y analizador de todos los factores, de todos los pequeños detalles que intervienen en la interpretación de violín. A menudo me llegaba a sorprender el nivel de profundidad en los análisis fisiológicos, la infatigable sistematización de cada músculo, movimiento, distancia o acción. Frente a cierta visión mística de los violinistas, poseídos y guiados por el genio la musa, Tomás Cunsolo nos muestra las cuestiones puramente racionales, con una minuciosidad de relojero.

Y es en el prefacio de la obra donde el autor explica el porqué de esa obsesión analítica. Quizás hasta podría considerarse spoiler lo que me dispongo a contar del libro así que, si prefieres no saber detalles mejor salta el siguiente párrafo.

Tomás Cunsolo vivía con una obsesión, una obsesión que le hacía creer que en sus dedos había algún tipo de deformidad que le impedía tocar bien el violín. Vivió muchos años con esta idea que le angustiaba y le hacía tocar con tensión y desazón hasta que un día un médico le diagnosticó trastorno obsesivo compulsivo, el famoso TOC, uno de cuyos síntomas es precisamente pensar que se posee una deformidad en uno de los miembros del cuerpo. A raíz de este descubrimiento, el autor se liberó de su complejo, al tiempo que aprovechó su tendencia al análisis obsesivo para «analizar exhaustivamente cada movimiento que se realiza al tocar el violín». Recurrió a expertos en anatomía y física, indagó e investigó, dejando fluir su obsesiva meticulosidad para desarrollar una teoría y una práctica del violín desarrollada desde cero con el único apoyo y guía del análisis científico.

«…deberíamos empezar a tratar el arte como una extensión de la ciencia, no sólo en lo que concierne al análisis de los sonidos sino también a la anatomía y la mecánica.»

De modo que de este planteamiento parte este trabajo, cuyo inicio incluye diagramas, músculos aductores, extensores, lumbricales, flexores, movimientos de supinación o pronación que pueden resultar abrumadores en un primer acercamiento.

gráficos para tocar el violín

Pero no hay que dejarse impresionar porque son sólo unas pocas páginas, aunque muy densas. Hay que reseñar este manual, aunque incluye sus propios ejercicios, está concebido para utilizarlo como preparación y en combinación y con el libro Estudios para violín, op. 8 de Otakar Ševcík, obra que se puede descargar libremente desde ISMLP, y si no, aquí abajo también lo podéis leer:

A partir de aquí se incluyen una buena cantidad de  ejercicios muchos de ellos basados en trabajos de viejos conocidos de los estudiantes de violín como Dounis, Wholfhart, Galamian, Fischer y Auer. Ejercicios de inicio para cambios de cuerda que hay que afrontar solamente una vez hayamos interiorizado y estudiado exhaustivamente los movimientos correspondientes de los músculos de la mano explicados al inicio.

Conclusión

Para ser sinceros creo que no debería opinar sobre un método de aprendizaje sin haberlo realmente probado a conciencia. Pero confieso que no es posible en mi situación vital y creo que tampoco esta orientado a una persona mayor como yo que ya lleva muchos años tocando mal y sólo busca seguir pasándolo bien tocando con amigos y haciendo algunos eventos.

Pero sí lo recomiendo a diversos tipos de público: profesores que quieran buen tener material pedagógico y deseen saber rigurosamente que los consejos técnicos que dan son científicamente exactos; alumnos ambiciosos que no se conformen con las cuatro recetas sencillas de toda la vida y quieran profundizar en el porqué y el cómo (y que dominen al menos la primera posición); estudiosos e interesados como yo a los que les apasiona todo enfoque nuevo sobre la pedagogía del violín. Eso sí, es conveniente que estos materiales se desarrollen con supervisión o ayuda de un profesor.

A todos ellos creo que les será útil este nuevo trabajo, un primer volumen al que, imagino, seguirán otros orientados a otras cuestiones técnicas de la interpretación del violín.

Y es que hay que tener en cuenta que en este volumen se trata solamente el brazo y mano izquierdos. Pero tocar el violín es una actividad que inmiscuye el cuerpo entero, un cuerpo que debe estar en armonía y equilibrio en toda su extensión, desde los pies a la cabeza, de tal manera que no hay movimiento en una parte del cuerpo que no repercuta en otra.

Por eso, y conociendo al autor, estoy seguro de que vendrán más capítulos de esta investigación: por supuesto el brazo derecho y la sujeción del arco, pero también el cuello y los hombros, la columna, cómo asentarse en el suelo, la relajación, las dinámicas corporales y equilibrio general, etc.

Estaremos atentos para hacernos con sus siguientes trabajos.

El libro se podía comprar en físico en la Editorial de Música Boileau, pero debo avisar que las últimas veces que he visitado su web, esta había sido hackeada, de modo que visitad la página con cuidado, intentadlo en persona en tienda, o bien comprad la partitura para descargar en ePartituras.

Probando cursos online: Fiddlenautics

Soy muy asiduo a cursos y talleres de violín alternativos, esos que ponen el foco de atención en estilos o técnicas que no siempre se asocian de forma natural a nuestro instrumento. Sobre todo en España es llamativo el poco apego que los frotadores de cuerda dedicamos a nuestro patrimonio musical: es más fácil encontrar gente que sepa tocar una giga irlandesa que una jota castellana.

Por eso me alegró mucho encontrar esta nueva iniciativa que se centra precisamente en eso: estilos alternativos que probablemente no visitarás mucho en el conservatorio.

Fiddlenautics es una plataforma que ha decidido precisamente desarrollar una serie cursos online temáticos enfocados a esos estilos alternativos de violín, principalmente del ámbito hispano.

Así se presentan ellos:

«El equipo de Fiddlenautics está formado por personas apasionadas por el mundo de la cuerda frotada.  

Abordamos este mundo con una mirada amplia y creativa que traspasa fronteras.

Por eso hemos creado nuestra escuela online, Fiddlenautics. A tu ritmo, accesible, diferente.

En esta búsqueda de inspiración y conocimiento, estamos descubriendo músicos enormemente creativos que exploran tradiciones y estilos diversos, poco comunes y cuya sabiduría aspiramos a compartir con vosotros. 

Nuestro objetivo es saciar la curiosidad de las mentes musicalmente despiertas, abrir nuevos horizontes a músicos de todo el planeta.

¡Bienvenidos, apasionados de lo poco común!»

Y empiezan con una bien elegida batería de profesores y temas: Blanca Altable con violín castellano; Begoña Riobó con violín gallego; Simón García con violín flamenco; y Gabriel Vieira con violín brasileño.

Curiosamente he recibido estupendas clases presenciales de todos ellos así que me alegré mucho cuando vi este elenco, y no pude dejar de apuntarme a alguno. En esta ocasión decidí probar el de violín flamenco, estilo que me tiene intrigado desde hace un tiempo y del que no termino de conocer ni una ínfima parte, por su complejidad y por su amplitud.

De Simón García ya había recibido un taller de live looping hace tiempo, y conocía su gran versatilidad como músico (participa en infinidad de proyectos, desde el clásico al jazz, el konnakol indio, folk nacional, kpanlongo de Ghana, folk brasileño… y por supuesto flamenco), así que sabía que estaba en buenas manos.

¿Y cómo es este curso online?

Pues se estructura en tres ramas principales, cada una de las cuales está dedicada a aprender un tema de un palo específico del flamenco:

Cada uno de los temas que aprenderemos se tratan en unas diez o doce video-lecciones en las que se tratará brevemente un aspecto técnico importante del palo flamenco que estamos estudiando, y de cómo tratarlo al violín: estructura rítmica y su ejecución en el violín, estructura armónica, tono, cómo imitar el cante, la guitarra u otros instrumentos, fraseos, falsetas, etc.

Los vídeos son muy breves, apenas de entre uno y dos minutos la mayoría, pero lo cierto es que, dado el carácter heterodoxo y a la vez estricto del flamenco, interiorizar estos ritmos y estructuras requiere dedicar mucho tiempo de estudio a estas pequeñas píldoras técnicas: compases de amalgama, armonía modal, acentuaciones y síncopas inesperadas y difíciles de asegurar si no estás acostumbrado a escuchar flamenco.

Y eso es algo a tener en cuenta para los que estén interesados en adentrarse en el flamenco pensando que en este curso: Simón te enseña muchas de las claves que hacen al flamenco tan especial, pero es que cada uno de esos aspectos tratados en, tal vez, un minuto y medio de vídeo, pueden llevarte muchos días de trabajo por tu cuenta tener dominados.

Y es que probablemente una de las dificultades de este estilo viene de no ser aficionado y no tener interiorizados por tanto de forma natural los diferentes palos y sus caracteres, porque esa es la mejor manera de aprender flamenco: escuchándolo y participando donde se produce desde muy joven.

Pero vaya, no es ese mi caso y aun así sigo interesado en este endiablado y fascinante mundo, de modo que me ha gustado mucho el curso porque, aunque no voy a poder dedicarle el tiempo que requeriría, sí he conocido detalles y técnicas interesantes que enriquecen como intérprete.

¿Recomendaría este curso?

Antes que nada avisar de que el público objetivo es de estudiantes o intérpretes de nivel medio o alto y preferiblemente con buenos conocimientos teóricos. Si no, se te va a hacer un poco frustrante. Y sobre todo, tendrás mucho ganado si has escuchado flamenco por gusto y tienes en tu subconsciente esos ritmos y maneras.

Si no, lo que Simón García te proporcionará es un montón de piezas de un puzzle que deberás conocer, dominar e investigar después más allá para realmente llegar a familiarizarte con este estilo. El curso podría ser un hall de entrada, pero el camino luego tendrás que recorrerlo por ti mismo.

Para los que quieran simplemente aprender tres temas flamencos, decir que el curso proporciona partituras de las tres lecciones, aunque ya os aviso que es más aconsejable aprenderlas antes de oído que intentar reproducir directamente de las partituras.

Pero bueno, también hay otros cursos, probablemente más accesibles, que pueden interesarte.

Otros cursos disponibles:

Blanca es una referencia en su instrumento en el ámbito de la música tradicional castellana. Si estás interesado en este estilo no encontrarás mejor guía. Y con el acompañamiento de Chuchi Alcuadrado a la guitarra.

Lo mismo que decíamos de Blanca Altable en Castilla, podemos afirmarlo de Begoña Riobó en Galicia. Sin querer desmerecer a los muchos buenos violinistas que hay por allí, la profesionalidad y talento pedagógico de Begoña la hacen ideal para este curso. Y también tenemos a Chuchi Alcuadrado en esta ocasión.

Tuve la suerte de recibir una clase sobre violín brasileño en persona de Gabriel Vieira, y tengo que decir que fue una gran experiencia, no sólo por su conocimiento de la materia sino también su gran amabilidad y empatía. En esta ocasión con el refuerzo del no menos talentoso João Silva.

La plataforma web.

Fiddlenautics está alojado bajo la plataforma Hotmart, que ofrece una sencilla interfaz para ir simplemente viendo un vídeo tras otro y descargar alguna partitura. Realmente no se necesita mucho más, pero he echado en falta, por ejemplo, muestras en partitura de los ejercicios rítmicos y ejemplos armónicos a realizar para poder tenerlos y no sólo hacerlos de memoria o en el momento de ver el vídeo. 

El coste de los cursos es de 55€, con una supuesta garantía de devolución de 15 días si finalmente no te convence. Los vídeo-cursos están profesionalmente grabados e impartidos. Quizás son muy cortos (aunque intensos), podrían parecer faltos de contenido si lo que buscas es un curso amplio e intensivo, pero son un buen combustible para comenzar a conocer en serio esos estilos a los que nunca nos hemos atrevido a acercarnos.

¿Has hecho algún otro de los cursos de la plataforma? Si es así, no dejes de comentar qué te ha parecido.

Nuevo Método para cuerdas basado en música tradicional latinoamericana

Vivimos en una realidad en la que los referentes culturales y artísticos provienen en su inmensa mayoría del mundo anglosajón. Ya sea a través del omnipresente cine y televisión estadounidense, de la música pop y rock, de las series, incluso de las artes visuales, gran parte de nuestros referentes son creaciones suyas. La facilidad de su industria para crear productos que todo el mundo quiere comprar es fascinante. Y en el ámbito del que trata esta nuestra/vuestra web, la música de violín, sucede lo mismo.

Porque no sorprende que, si buceamos entre el gran catálogo actual de publicaciones pedagógicas no relacionadas con la música clásica para nuestro instrumento, comprobamos que una gran cantidad tratan estilos anglosajones: música celta, música country, música folk, bluegrass, blues, rock, podemos encontrar muchos libros con temas de cualquiera de esos estilos. Pero si intentamos encontrar otros estilos tradicionales de otros países con tradiciones tan ricas o más que la anglosajona, el panorama es bastante desolador: la fantástica música india, la rica tradición árabe y persa, los estilos asiáticos y, por supuesto, los innumerables ritmos y melodías hispanas y latinoamericanas.

Porque ¿qué hace un violinista cuando quiere aprender a tocar flamenco con su instrumento, o una cumbia, una raga, un maqam persa? Hasta ahora estas tradiciones se han transmitido de forma oral, de maestro a alumno, o simplemente escuchándolo mucho en nuestro entorno, pero con muy poco material pedagógico moderno.

Por eso es siempre una gran noticia la aparición de un nuevo material que cubre uno de esos espacios tan poco tratados, como es en este caso: la música tradicional latinoamericana.

«…todas las obras que aprendía a tocar eran de compositores europeos y mi aspiración era que me enseñaran con música venezolana, por su profusión de ritmos y métricas; una variedad impresionante para hacer técnicamente todo lo necesario para un violinista”

Este es un pensamiento que Mark Contreras Gómez tuvo cuando, con trece años, se encontraba estudiando violín con su maestro en San Cristobal, Venezuela. Una idea que comunicó a su profesor y que guardó consigo a lo largo de una creciente carrera musical en Venezuela primero, y en España después, donde desarrolló una intensa labor musical y pedagógica.

Y es aquí donde finalmente se animó a intentar materializar su sueño. Hizo una lista de treinta ritmos latinoamericanos: salsa, mambo, cueca, bambuco, gaita, cumbia, tonada, joropo y un largo etcétera, a partir de los cuales desarrolló temas propios nuevos que ilustraban los diferentes estilos.

“Una vez que tuve los treinta ritmos con su pequeña reseña de por qué se llamaba así, empecé a crear canciones nuevas, pero que suenaran al ritmo. De allí salieron tangos, sambas, choros, ska, música norteña, tonadas, cumbia, mariachi, bambucos, bossa nova y una infinidad de música típica de cada país de América Latina”.

En un verano había conseguido crear los treinta temas con sus respectivos acompañamientos e inició la labor de buscar una editorial interesada en publicar una obra tan singular. Decidió centrarse en Estados Unidos donde hay un mayor público potencial.

“Envié alrededor de 25 correos diarios durante un mes, y solo obtuve respuestas negativas. Respondían las editoriales más grandes, me decían que el proyecto era interesante pero que no tenían previsto nueva música. Llegó un momento en que se me acabó la lista y no continué buscando”.

Pero el trabajo honesto e inteligente nunca cae en saco roto, y meses después, mientras el proyecto aguardaba aparcado en un cajón, una editorial le contactó para llevarlo adelante. Pero estaban interesados en algo de mayor envergadura, que incluyera además versiones para viola y cello, con lo que tuvo que rehacer y transportar el material a los nuevos instrumentos, tarea que le llevó otros tres meses.

“haber logrado la publicación de esta obra me produce una alegría enorme, porque es algo que no existía, no hay una metodología que empiece desde cero para estos instrumentos de cuerda con música latinoamericana. Y ahí es donde está lo innovador, pues para los latinoamericanos es aprender a tocar el violín con música que sienten como propia y en Estados Unidos es aprender con música que les suena muy interesante y les gusta”.

Así que finalmente ya tenemos disponible un método de aprendizaje del violín desde el inicio basado en la rica cultura musical tradicional latinoamericana. Un pequeño hito que espero que tenga mucho éxito y que sea ejemplo y acicate para nuevas iniciativas, nuevas aventuras que exploren otras músicas, otros estilos, otros lugares que esperan a ser descubiertos y valorados.

Algunos ejemplos de audios del Método de Mark Contreras:

Tom & Vini (Bossa nova)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Violín)

Got salsa (Salsa)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Viola)

Barú (Cumbia)

por Mark Contreras | The Latin American String Collection (Cello)