¡Llegó el momento! En unos días dan comienzo las clases y, para celebrarlo, he decidido compartir con vosotrxs la primera publicación de una nueva sección. Personalmente me gusta mucho relacionar la música con otros ámbitos y disciplinas, creo que resulta muy enriquecedor a la vez que favorece la interacción entre áreas y potencia una visión más cercana y completa de la música, es por esto que he decidido inaugurar un apartado denominado “La música y…”, en la que las actividades musicales girarán en torno a una temática concreta: la música y la literatura, la música y las emociones, la música y las matemáticas, la música y la educación física, la música y el cine… ¡y un larguísimo etcétera! En este caso he decidido comenzar por la música y las artes plásticas, ¡qué menos que conceder el honor a la asignatura con la que compartimos área! Así que… ¡vamos allá con algunas propuestas!
1. Musicalizamos cuadros.
Esta actividad consiste, como su propio nombre indica, en que el alumnado ponga una banda sonora a determinadas obras pictóricas que le serán propuestas, para lo cual podemos emplear los siguientes métodos:
El más rápido y sencillo, en el que únicamente deben buscar una obra musical que les evoque a la obra que les hemos plateado.
El intermedio, en el que utilizarán los instrumentos escolares para crear la banda sonora del cuadro, representándola en una partitura no convencional basada en símbolos y dibujos que reflejen lo que hace cada instrumento.
Uno un poco más complejo, quizá más apropiado para los últimos cursos, en el que el alumnado compondrá una obra para el cuadro a través de una aplicación web como SOUNDATION.
El proceso en todos ellos es el mismo: dividimos al alumnado en pequeños grupos, adjudicando a cada uno de ellos la imagen del cuadro que debe musicalizar, y entre los diferentes miembros deberán poner el común qué les transmite la pintura y por qué, fijándose en los colores, las líneas, los diferentes elementos que aparecen… una vez hecho esto debatirán en cómo debe ser la músicaque acompañe al cuadro (triste, relajada, alegre, lenta, rápida…), siendo recomendable que vayan anotando sus ideas para posteriormente seleccionar en consenso las que consideren más apropiadas para la obra.
Una vez decidido lo que quieren, comenzarán o bien a buscar la música que la acompañará o a componerla, en función del método que hayamos escogido para realizar la actividad. Llegados a este momento es muy importante llevar unos tiempos concretos para que los grupos terminen más o menos a la par. Cuando hayan terminado realizaremos una pequeña “exposición” proyectando los diferentes cuadros con su banda sonora en la PDI y, tras un rato observando y escuchando, debatiremos sobre si la música se adapta bien a la obra, qué habríamos hecho nosotros, etc.
Es una actividad que les suele resultar muy divertida, y es una forma de acercarlos al mundo pictórico, un poco (bastante) abandonado en la educación primaria. Aquí os pongo algunos ejemplos de los cuadros que yo suelo utilizar, pero cualquier otro es perfectamente válido:
"La persistencia de la memoria", de Salvador Dalí.
"La noche estrellada" de Van Gogh.
"Composición VIII", de Wassily Kandinsky.
2. Esculturas y dibujos musicales.
Es una actividad muy sencilla que también tiene varias vertientes. Consiste en crear una escultura o dibujo inspirados en una obra musical propuesta por el docente.
-En cuanto a las esculturas: las podemos realizar con plastelina, arcilla o cualquier otro material moldeable. Personalmente a mí me gusta que realicen la actividad con los ojos vendados, para así centrarse más en la música y no tener distracciones visuales. Respecto a los dibujos, podemos hacerlos individualmente o en grupo (a la vez o rotando), e incluso podemos hacer dos de obras musicales muy contrastantes para ver cómo han cambiado el trazo, las formas y los colores, intentando que nuestros compañeros/as adivinen qué dibujo corresponde a cada obra.
Una vez finalizada la actividad, podemos crear una pequeña exposición en un rincón de aula o en los pasillos, explicando qué obra musical tratan de representar las esculturas y/o dibujos y adjuntando información sobre la misma (autor, época, estilo, un código QR para poder escucharla en nuestros dispositivos…).
Es sin duda una actividad muy asequible para todos los cursos, incluso para nuestros renacuajos de infantil. Los resultados serán muy abstractos... ¡pero interesantes!
3. Construyendo una orquesta.
Una actividad de cortaypega pura y dura que nos puede servir para repasar los instrumentos de la orquesta, su clasificación y su colocación. Se trata de construir nuestra propia agrupación en papel o cartulina con la ayuda del fantabuloso descargable de la Orquesta Sinfónica de St. Louis que podéis descargar haciendo clic aquí o aquí. La idea es crear una base para cada sección con cartulinas de diferentes colores e ir pegando los músicos donde correspondan.
Imagen de la web "Color in my piano"
4. Audición: Cuadros de una exposición.
Tenía que aparecer esta suite sí o sí, ¿no? Y vamos a proponer varias actividades alrededor de ella.
- El ballet de los polluelos: hace un tiempo encontré por casualidad un recurso que me encanta y he utilizado repetidas veces en muchos cursos de primaria. Se trata de un videomusicograma para acompañar la pieza con percusión corporal creado y compartido por el profe Enrique Cerezo del blog Musygaunas(¡gracias!). El vídeo ya se explica por sí solo, únicamente puntualizar que podemos regular la velocidad para practicar o para utilizarlo con alumnado menos experimentado.
Como extra de la actividad, podemos proponer otra sección de la obra y que el alumnado de cursos superiores elabore un acompañamiento con percusión corporal, lo más sencillo en este caso sería dividir la pieza en partes (A, B, C…) y que compongan por equipos, juntando así toda la obra. - Promenade: sin duda una de las partes clave de la suite. En este caso la utilizo para trabajar el pulso y diferenciar los timbres de las familias instrumentales. Entrego a cada alumno una tarjeta con un instrumento, o bien de cuerda, o bien de viento (madera y metal). Cuando suenen instrumentos de metal, los alumnos/as que tengan las tarjetas correspondientes comenzarán a caminar al pulso, y lo mismo sucederá con los de cuerda y los de viento madera. Cuando suenen al unísono, todos/as caminarán a pulso, y cuando no esté sonando un instrumento de nuestra familia, nos paramos. No suelo apoyarme en recursos visuales para esta actividad, pero de todos modos aquí comparto un musicograma de la pieza (desconozco su autoría) por si resulta de utidad:
- La cabaña sobre patas de gallina: esta parte es sencillamente fantástica para utilizar como inspiración a la hora de hacer una historia ilustrada inspirada en la obra, creando tanto el texto como las imágenes.
Y hasta aquí las primeras propuestas para “La música y… las artes plásticas”, próximamente iré incluyendo algunas más para esta y otras disciplinas. Espero que tengáis un fantástico inicio de curso y, como siempre, ¡que la música os acompañe!
¡Llegó el momento! En unos días dan comienzo las clases y, para celebrarlo, he decidido compartir con vosotrxs la primera publicación de una nueva sección. Personalmente me gusta mucho relacionar la música con otros ámbitos y disciplinas, creo que resulta muy enriquecedor a la vez que favorece la interacción entre áreas y potencia una visión más cercana y completa de la música, es por esto que he decidido inaugurar un apartado denominado “La música y…”, en la que las actividades musicales girarán en torno a una temática concreta: la música y la literatura, la música y las emociones, la música y las matemáticas, la música y la educación física, la música y el cine… ¡y un larguísimo etcétera! En este caso he decidido comenzar por la música y las artes plásticas, ¡qué menos que conceder el honor a la asignatura con la que compartimos área! Así que… ¡vamos allá con algunas propuestas!
1. Musicalizamos cuadros.
Esta actividad consiste, como su propio nombre indica, en que el alumnado ponga una banda sonora a determinadas obras pictóricas que le serán propuestas, para lo cual podemos emplear los siguientes métodos:
El más rápido y sencillo, en el que únicamente deben buscar una pieza musical que les evoque a la obra que les hemos plateado.
El intermedio, en el que utilizarán los instrumentos escolares para crear la banda sonora del cuadro, representándola en una partitura no convencional basada en símbolos y dibujos que reflejen lo que hace cada instrumento.
Uno un poco más complejo, quizá más apropiado para los últimos cursos, en el que el alumnado compondrá una obra para el cuadro a través de una aplicación web como SOUNDATION.
El proceso en todos ellos es el mismo: dividimos al alumnado en pequeños grupos, adjudicando a cada uno de ellos la imagen del cuadro que debe musicalizar, y entre los diferentes miembros deberán poner el común qué les transmite la pintura y por qué, fijándose en los colores, las líneas, los diferentes elementos que aparecen… una vez hecho esto debatirán en cómo debe ser la músicaque acompañe al cuadro (triste, relajada, alegre, lenta, rápida…), siendo recomendable que vayan anotando sus ideas para posteriormente seleccionar en consenso las que consideren más apropiadas para la obra.
Una vez decidido lo que quieren, comenzarán o bien a buscar la música que la acompañará o a componerla, en función del método que hayamos escogido para realizar la actividad. Llegados a este momento es muy importante llevar unos tiempos concretos para que los grupos terminen más o menos a la par. Cuando hayan terminado realizaremos una pequeña “exposición” proyectando los diferentes cuadros con su banda sonora en la PDI y, tras un rato observando y escuchando, debatiremos sobre si la música se adapta bien a la obra, qué habríamos hecho nosotros, etc.
Es una actividad que les suele resultar muy divertida, y es una forma de acercarlos al mundo pictórico, un poco (bastante) abandonado en la educación primaria. Aquí os pongo algunos ejemplos de los cuadros que yo suelo utilizar, pero cualquier otro es perfectamente válido:
"La persistencia de la memoria", de Salvador Dalí.
"La noche estrellada" de Van Gogh.
"Composición VIII", de Wassily Kandinsky.
2. Esculturas y dibujos musicales.
Es una actividad muy sencilla que también tiene varias vertientes. Consiste en crear una escultura o dibujo inspirados en una obra musical propuesta por el docente.
-En cuanto a las esculturas: las podemos realizar con plastelina, arcilla o cualquier otro material moldeable. Personalmente a mí me gusta que realicen la actividad con los ojos vendados, para así centrarse más en la música y no tener distracciones visuales. Respecto a los dibujos, podemos hacerlos individualmente o en grupo (a la vez o rotando), e incluso podemos hacer dos de obras musicales muy contrastantes para ver cómo han cambiado el trazo, las formas y los colores, intentando que nuestros compañeros/as adivinen qué dibujo corresponde a cada obra.
Una vez finalizada la actividad, podemos crear una pequeña exposición en un rincón de aula o en los pasillos, explicando qué obra musical tratan de representar las esculturas y/o dibujos y adjuntando información sobre la misma (autor, época, estilo, un código QR para poder escucharla en nuestros dispositivos…).
Es sin duda una actividad muy asequible para todos los cursos, incluso para nuestros renacuajos de infantil. Los resultados serán muy abstractos... ¡pero interesantes!
3. Construyendo una orquesta.
Una actividad de cortaypega pura y dura que nos puede servir para repasar los instrumentos de la orquesta, su clasificación y su colocación. Se trata de construir nuestra propia agrupación en papel o cartulina con la ayuda del fantabuloso descargable de la Orquesta Sinfónica de St. Louis que podéis descargar haciendo clic aquí o aquí. La idea es crear una base para cada sección con cartulinas de diferentes colores e ir pegando los músicos donde correspondan.
Imagen de la web "Color in my piano"
4. Audición: Cuadros de una exposición.
Tenía que aparecer esta suite sí o sí, ¿no? Y vamos a proponer varias actividades alrededor de ella.
- El ballet de los polluelos: hace un tiempo encontré por casualidad un recurso que me encanta y he utilizado repetidas veces en muchos cursos de primaria. Se trata de un videomusicograma para acompañar la pieza con percusión corporal creado y compartido por el profe Enrique Cerezo del blog Musygaunas(¡gracias!). El vídeo ya se explica por sí solo, únicamente puntualizar que podemos regular la velocidad para practicar o para utilizarlo con alumnado menos experimentado.
Como extra de la actividad, podemos proponer otra sección de la obra y que el alumnado de cursos superiores elabore un acompañamiento con percusión corporal, lo más sencillo en este caso sería dividir la pieza en partes (A, B, C…) y que compongan por equipos, juntando así toda la obra. - Promenade: sin duda una de las partes clave de la suite. En este caso la utilizo para trabajar el pulso y diferenciar los timbres de las familias instrumentales. Entrego a cada alumno una tarjeta con un instrumento, o bien de cuerda, o bien de viento (madera y metal). Cuando suenen instrumentos de metal, los alumnos/as que tengan las tarjetas correspondientes comenzarán a caminar al pulso, y lo mismo sucederá con los de cuerda y los de viento madera. Cuando suenen al unísono, todos/as caminarán a pulso, y cuando no esté sonando un instrumento de nuestra familia, nos paramos. No suelo apoyarme en recursos visuales para esta actividad, pero de todos modos aquí comparto un musicograma de la pieza (desconozco su autoría) por si resulta de utidad:
- La cabaña sobre patas de gallina: esta parte es sencillamente fantástica para utilizar como inspiración a la hora de hacer una historia ilustrada inspirada en la obra, creando tanto el texto como las imágenes.
Y hasta aquí las primeras propuestas para “La música y… las artes plásticas”, próximamente iré incluyendo algunas más para esta y otras disciplinas. Espero que tengáis un fantástico inicio de curso y, como siempre, ¡que la música os acompañe!
Damos la bienvenida al nuevo curso con una entrevista, siguiendo con las “Conversaciones con…”.
En este mes de septiembre tengo el placer de presentaros a Josep Sancho, clarinetista también de la provincia de Tarragona con una dilatada carrera como clarinetista y profesor, y cuya principal virtud, sirviéndome de sus palabras, es la versatilidad.
Conocí a Josep en algunos los primeros cursos de perfeccionamiento que a los que asistí: Vicente Peñarrocha, José V. Herrera… Fue uno de los referentes más próximos que tuve durante mis estudios, ya que por aquellos tiempos no había muchos alumnos de clarinete en Tarragona.
La forma de tocar de Josep transmite facilidad y seguridad. A lo largo de la entrevista he añadido algunos enlaces a su canal de Youtube para que podáis conocerlo mejor. Os gustará por su calidad y originalidad.
¡Vamos allá!
Nombre completo: Josep Sancho Sancho
Lugar de nacimiento: Les Cases d’Alcanar (Tarragona)
Fecha de nacimiento: 10-10-1971
¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?
Como muchos otros empecé en la Banda. A los 9 años un grupo que niños del pueblo nos apuntamos a un nuevo proyecto de formación musical que había surgido pocos años antes: La Agrupació Musical Canareva de Alcanar. Tres hermanos: el mayor, trompeta, el mediano, saxo y yo, el pequeño, el clarinete (por tamaños). Nada de pruebas de aptitud ni de qué te gusta más…. Esto no estaba al uso entonces.
Visto con la perspectiva del tiempo todas las personas que se han cruzado en mi camino han sido importantes. Cuando terminas la carrera tiendes a citar a aquellos profesores más famosos con los que dices que has estudiado, aunque sólo hayas hecho una clase de oyente. Pero la persona que inició el proyecto donde yo empecé, aunque fuera un músico completamente amateur, seguramente ha sido tan importante como el que más. A Juanjo Vilarroya una especial mención. Por él me hice músico profesional. Era el maestro de la banda y contagiaba algo especial que pocos profes transmiten. Pero insisto, no quisiera dejarme a nadie porque de todos he bebido y al final todos me han influenciado de un modo u otro.
¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?
Yo tendría unos 12 o 13 años. No sé porqué. El clarinete se me daba bien y tenía facilidad y memoria musical. Siempre he sido un poco soñador y supongo que canalicé (aunque sin ser consciente de ello) mis inquietudes artísticas a través de la música. La verdad es que a los 14 años estaba bastante “enganchado” a la música hasta el punto de que prefería estar tocando que salir con los amigos. Fue a esta edad cuando ya tenía claro que la música sería mi profesión.
¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?
He tenido muchos profesores de los que he aprendido mucho (no necesariamente clarinetistas). Mi profesor principal, de quien más he absorbido, ha sido Joan Enric Lluna. Gran músico, artista y pedagogo. Participé de los primeros años de la Escola de Música de Barcelona y allí nos juntamos una generación de clarinetistas de toda España. Hacíamos encuentros cada mes y se creó un ambiente muy bonito de aprendizaje, de humildad y de amistades que todavía hoy perduran muy vivamente. Fueron unos años muy bonitos y espontáneamente hicimos un grupo alrededor del maestro Lluna que fue muy fructífero.
¿Has estudiado fuera de España? ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?
Yo estudié en la Royal Academy of Music en Londres. Después de estudiar en Barcelona necesitaba salir. Buenos profesores hay en todos los sitios y actualmente creo que un estudiante ya no necesita salir de España si lo que anda buscando es un buen profesor. Pero vivir en una ciudad como Londres marca muy profundamente. Aprendes cultura y vives la magnífica diversidad del mundo. Quizás no mejores tu técnica más de lo que lo harías aquí, pero sin duda amplías conocimientos y sensibilidad artística. Por no decir que cada semana pasan los grandes por los muchos auditorios de la ciudad. Allí conocí a Michael Collins, Anthony Pay, Andrew Marriner, Karl Leister… También trabajé una temporada en la sala de conciertos Wigmore Hall. Quizás fue mi mejor escuela al poder escuchar tantos conciertos memorables…
¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?
De joven tu ilusión siempre es ser músico activo. O haciendo recitales, o con cámara o formar parte de una gran orquesta y, claro, poder tocar conciertos de solista. Al final he tenido la gran suerte de poder hacer un poco de todo y cumplir gran parte de mis sueños. Cuando gané el 2º premio en el concurso de JJMM de España se me abrió una puerta muy importante y pude realizar muchos conciertos que me dieron posibilidad de ejercer de músico… Después vinieron las clases y el conservatorio.
En cuanto a la enseñanza, ¿qué papel juega en tu día a día como músico?
Para mi es muy importante, ya que soy profesor de conservatorio. También soy padre de dos hijos músicos con los que he aprendido mucha pedagogía. Enseñar es muy bonito y a la vez mucho más duro de lo que se cree normalmente. Nadie nos enseña a enseñar. Lo he hecho todo a través de prueba-error. Con los años estoy aprendiendo a combinar la disciplina (¡qué mal entendida está esta palabra!) con el placer. Un buen profesor es importantísimo para un buen resultado. Es un oficio muy difícil y cada vez me gusta más hacerlo, ya que a mis 45 años empiezo a comprender cómo funciona el aprendizaje.
Háblanos de tus proyectos musicales. ¿Tienes oportunidades de mostrar tu trabajo aquí?
La verdad es que tengo muchos proyectos musicales y muy diversos. Muchos de ellos están en el mundo del teatro: escolares, familiares (La vuelta al mundo), comedia (Contrapuntum). También estoy inmerso por circunstancias personales en la música moderna (Feslloch), conciertos pedagógicos para todos los públicos con el trio de corni di bassetto (Mozart&Co), música contemporánea y acciones musicales con la artista Maria Elena Roqué, y muchas más cosas como cursos y conferencias. También hago conciertos de cámara, pero esta última faceta cuesta más por muchos motivos.
La verdad es que sí puedo mostrar mi trabajo aquí, porque creo que he sabido adaptarme a mi realidad y a la de mi entorno.
¿Cómo se ve España musicalmente desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?
No lo sé. Mi sensación es que no está nada fácil. Cuando los chavales me dicen que quieren dedicarse al clarinete profesionalmente me cuesta explicarles qué significa. Sólo los muy apasionados pueden dedicarse a ello porque es muy complejo y sólo con la pasión y la obstinación se pueden vencer ciertos obstáculos. Lo que tengo claro es que los tiempos son muy cambiantes y sólo los que tengan capacidad de adaptación tendrán más posibilidades de poder vivir de la música en general… Los tiempos de Romero y Klosé sin más terminaron hace tiempo. La creatividad y el saber leer los nuevos tiempos es el futuro. Mucha gente toca el clarinete maravillosamente. Hay que marcar alguna diferencia. Para mi la versatilidad es el requisito más importante para cualquier músico de cara al futuro.
Muchísimas gracias, Josep, por tu tiempo.
¡Muchas gracias a los lectores por seguir leyendo!
Bienvenidos a la primera de las “Conversaciones con…” del verano.
Estoy muy contenta de poderos presentar a Jaume Sanchis. Desde mi perspectiva, uno de los clarinetistas de mi generación más interesantes y, por desgracia, poco conocido en España. Tenaz, trabajador y honesto, actualmente ocupa la plaza de clarinete solista de la Orquesta del NCPA (National Center of the Performing Arts) de Pekín.
Conozco a Jaume desde mis estudios en Valencia con José Vicente Herrera, cuando de vez en cuando iba a tocar con la Banda que este último dirigía. Luego coincidimos seguramente en algún curso de clarinete, tanto en Valencia como en la Sommerakademie del Mozarteum en Salzburg (Austria) y, pasados algunos años, nos reencontramos en Viena, donde él finalizaba su estancia y yo la iniciaba, relevándolo tanto en el apartamento que él había ocupado, como en la clase de Horst Hajek en la por aquel entonces Hochschule für Musik (ahora Universität). Más tarde, tuvimos algún encuentro en Barcelona y desde entonces no habíamos estado en contacto.
Me alegro mucho de que esté aquí en mi blog.
Nombre completo: Jaume Sanchis Carretero
Lugar de nacimiento: El Puig (Valencia)
Fecha de nacimiento: 08 Septiembre 1973
¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?
Mis inicios en la música, al igual que la mayoría de músicos de viento procedentes de Valencia, estuvieron estrechamente ligados al mundo de las bandas de música de instrumentos de viento, las cuales tienen una fuerte presencia en cada localidad de la región. Hace ya muchos años que se dio para mí aquel momento tan emocionante de la elección de instrumento y que aún recuerdo de manera muy vívida. Supongo que decidirme por el clarinete de una forma tan visceral se debió a su versatilidad, su riqueza tímbrica o la elegancia de su diseño, y aunque en aquel momento de mi niñez no era plenamente consciente de ello sí he podido posteriormente darme a mí mismo una explicación de lo que motivó mi elección.
Hacer música con más gente y amigos a una edad temprana y tener la referencia de algunos compañeros más avanzados fue muy estimulante y supuso a la vez tanto una fuente de aprendizaje como un acicate para practicar más e intentar llegar al nivel que ellos tenían.
En un principio no era especialmente aplicado. Contaré una anécdota. Recuerdo una ocasión en la que me dio por sacar el clarinete del estuche para practicar pero me extrañó no encontrar el instrumento por ningún lado. Pregunté a mi madre contrariado, que me respondió que, como no practicaba, lo había devuelto a la banda para que alguien que lo aprovechara mejor lo utilizara (las bandas suelen tener instrumentos disponibles que dejan prestado a los músicos en las primeras etapas). ¡¡¡No me lo podía creer!!! ¡Fue tal el susto que prometí y di palabra de estudiar y practicar a diario para que me devolvieran mi precioso clarinete! Y así fue que a partir de ese día mi práctica diaria se convirtió en una realidad, digamos que más consistente… A todo esto mi clarinete nunca había salido de casa, pero este engaño benévolo fue un recurso que funcionó muy bien conmigo.
¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?
Inicialmente no tenía una idea clara de a qué quería dedicarme en la vida, ni una vocación especial por la música. Ésta vino con la agradable sensación que causa sentirse identificado con algo en lo que se alcanza cierto dominio; esos pequeños logros que año tras año te van motivando y fue durante mi temprana adolescencia cuando la idea de dedicarme plenamente a la música fue afianzándose de forma definitiva. De hecho, en aquellos tiempos de inicio, mi única referencia musical era el entorno de la banda; los pasodobles, la música de zarzuela, alguna que otra transcripción de música sinfónica para banda, los pasacalles, los festivales y concursos provinciales de la Federación Valenciana de bandas de música. El acercamiento a la música sinfónica vino más tarde de la mano de José Vicente Herrera, quien siendo clarinete solista de la Orquesta de Valencia, dedicándose él mismo paralelamente a la dirección de bandas, fue director de la banda de mi localidad durante unos 10 años que fueron muy significativos.
¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?
Las dos personas que mencionaría en primer lugar y que han estado omnipresentes durante toda mi trayectoria son mis queridos padres, que con su esfuerzo y dedicación, ánimos en los momentos de flaqueza y disfrutando con orgullo de padres en los momentos de logro, de manera incondicional me han apoyado durante toda mi vida.
En cuanto a la mera cuestión musical sí ha habido muchas personas que han supuesto una influencia favorable en mi carrera, pero para no extenderme demasiado, por orden cronológico nombraré a los más significativos.
Jesús Martí Correa me animó muchísimo con sus consejos, tanto clarinetísticos como para la vida, y aunque la relación profesor alumno se dio de manera extraoficial, de su mano terminé los estudios en el conservatorio.
José Vicente Herrera, a quien he mencionado anteriormente, llegó en un momento crucial durante mi adolescencia en el ámbito de la banda como director; donde cada ensayo era para mí como una clase. Terminados los estudios en el conservatorio él fue para mí la inspiración y referencia que me llevó a continuar en la Universidad de Viena, donde Horst Hajek (Solista de la Orquesta Filarmónica de Viena) me guió en la línea de lo que José Vicente Herrera ya me había transmitido hasta que volví a España para trabajar.
Una vez de vuelta tuve el privilegio de conocer a Josep Fuster, clarinetista de la OBC y profesor de la ESMUC de Barcelona, cuya ayuda fue inestimable a la hora de preparar audiciones y concursos, y a quien además considero un gran amigo.
Has estudiado fuera de España: ¿qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?
Al margen de que hay músicos excelentes que sólo han estudiado en España, ir al extranjero es una experiencia que, si se toman las decisiones correctas, aconsejo encarecidamente. Para mí supuso no sólo un aprendizaje musical, por darse durante la juventud; cuando las sensaciones parecen más intensas, fue toda una experiencia de vida. Vivir con otras costumbres, aprender y desenvolverse en un nuevo idioma, conocer a gente de otras partes del mundo… me proporcionó una apertura de miras y una riqueza para mí inestimable. Y por supuesto vivir en Viena me dio acceso todas la semanas a escuchar a las grandes figuras del panorama internacional tanto en la Ópera Estatal como en el Musikverein o el Konzerthaus, entre otras salas, lo que me permitió aprender de primera mano, por mimetismo, tanto si cabe como en el contexto de las clases.
Horst Hajek me transmitió la importancia que tiene la disciplina en la práctica de la técnica, a la vez que, con su estilo elegante, una concepción de lo que es correcto y coherente musicalmente sin imposiciones ni extravagancias, dejando de manera muy sabia el espacio necesario para que cada alumno desarrollara su propia personalidad y desplegara su intuición a partir de esas premisas.
En las salas de concierto viendo a los grandes de la música me impregné de lo que es la gran música y cómo debe sonar y sentirse; cómo fluctúa la energía; la maestría con la que los grandes artistas manipulan las sensaciones de la audiencia.
¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?
Desde que entré en contacto con la música sinfónica para orquesta, bien por medio de la audición en un principio de aquellas grabaciones en cassette y más tarde en CD, bien asistiendo a conciertos en directo o viéndolos por televisión, mi ilusión fue poder tocar yo mismo aquellas grandes obras sinfónicas dentro de la orquesta.
La etapa en la orquesta del conservatorio con sus giras internacionales y por España fue muy reveladora para mi vocación profesional como clarinetista de orquesta.
Dar conciertos es una alternativa atractiva pero a pesar de haberlo intentado por medio de competiciones internacionales donde en algunas de ellas fui galardonado, no es fácil conseguir hacer una carrera de concertista. En su lugar sí he mantenido cierta actividad haciendo música de cámara y recitales y, a pesar de que la crisis económica que sufre España desde hace ya bastante tiempo ha influido negativamente en la producción artística en general, siempre hay posibilidades de llevar a cabo algún proyecto; aunque no es tan fácil como lo fue durante la pasada década, que se caracterizó por una extraordinaria bonanza económica.
En España he trabajado en varias orquestas como miembro integrante como lo fui de la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares en Mallorca y la Orquesta del Gran Teatro del Liceo de Barcelona; la primera de carácter sinfónico, aunque también cubría unas pocas producciones de la temporada lírica de Palma de Mallorca y Mahón en Menorca, y la segunda de marcado carácter operístico, así como invitado en otras tantas.
Más tarde y por casualidades de la vida, tras prepararme de nuevo durante un tiempo para posibles audiciones, se dio la oportunidad en China. Lo gracioso del caso es que yo había ido de vacaciones para visitar el país y tuve que hacer la audición con unos clarinetes prestados y sin partituras. Menos mal que llevaba conmigo mi boquilla y cañas. Esto fue para la orquesta de la Ópera Nacional. Un año más tarde pasé a formar parte de la orquesta en la que trabajo actualmente. Esta vez sí que hice la audición con mis propios instrumentos. Moraleja: llévate boquilla y cañas hasta para ir de acampada, ¡¡¡nunca sabe uno en qué se tiene que ver!!!
Vives y trabajas fuera de España, aunque también trabajaste aquí. ¿Cómo es tu trabajo? ¿En qué se parece y en qué se diferencia de tu experiencia en España?
China es en estos momentos un país con una economía boyante donde la apuesta por la música clásica es patente y aunque originalmente ésta no formaba parte de su cultura, sí es cierto que han producido algunas figuras de fama internacional. Por todo el país se llevan a cabo proyectos faraónicos y como no puede ser de otra manera en el terreno del arte; al menos en el contexto más institucionalizado, las producciones en muchos casos emulan a los portentos de ingeniería, arquitectura e infraestructuras.
El público chino aún se deja llevar en cierto modo por el sentimiento megalómano que desprenden las grandes figuras que desfilan ahora tan a menudo por las grandes capitales de China y aunque se nota poco a poco un mayor interés por las manifestaciones musicales de menor rango como la música de cámara o producciones alternativas producidas en salas de menor aforo fuera del marco institucional, aún queda un largo trecho para llegar a tener la repercusión que este tipo de eventos tiene en países de occidente.
Trabajar en el Centro Nacional de Artes Escénicas de China supone para mí formar parte del equipo artístico más importante de este país y poder desarrollar mi actividad en una ciudad cosmopolita como Pekín, en uno de los complejos a nivel arquitectónico más impresionantes del mundo. Mi trabajo en la orquesta en este momento es muy dinámico comparado con la actividad profesional que desarrollé en España. Las producciones se suceden de forma vertiginosa. Ópera, sinfónico, música de cámara. El hecho de que la ópera se produce con un límite de 5 y en algún caso especial 6 representaciones por producción hace que quede mucho más espacio para la programación de repertorio sinfónico, con lo que la actividad en la orquesta no llega a alcanzar ese carácter prosaico que se da en orquestas donde la repetición hace que se caiga con frecuencia en la monotonía. Directores y artistas de primer nivel internacional son invitados asiduamente para trabajar con nosotros. Es muy enriquecedor en este aspecto. Por otra parte y paradójicamente por tratarse China de un país de ideología política popular, las condiciones laborales de los músicos no están tan consolidadas como en España, donde existen convenios, asociaciones, sindicatos, etc, que si bien no siempre suponen una protección real para los trabajadores, sí dan la ilusión de cierta autonomía.
Otra de las diferencias remarcables es la forma de planificar. En España normalmente se dan agendas laborales anuales bastante cerradas y con pocas posibilidades de cambios. En China tienen un plan de temporada a largo plazo pero dejan muchos aspectos (plan de ensayo, programas, eventos especiales, etc.) para la planificación a corto plazo. Aunque desde nuestra mentalidad occidental la manera china de organizarse y gestionar el trabajo pueda parecernos abandonada a la improvisación, en realidad responde a unos principios que son profundamente coherentes con su idiosincrasia.
En mi opinión la concepción que se tiene en esencia del trabajo; aunque no siempre en la práctica, diferencia a China de otros países por su antigua filosofía del Confucianismo que remarca el enaltecimiento del espíritu por medio del trabajo. En occidente se trabaja por una recompensa material o para merecer un descanso; normalmente el fin de semana y las vacaciones, fenómeno que en China se da recientemente por compatibilidad con el resto del mundo a cuenta de la globalización. En China se tiene una vida para trabajar, mientras en occidente se tiene un trabajo para tener una vida. En este sentido el chino medio pasa muchas horas de su tiempo en el trabajo y puede que éste haya sido en parte el secreto del éxito económico del país. Digo en parte porque pasar mucho tiempo en el lugar de trabajo no necesariamente implica el aprovechamiento del tiempo empleado. En China, un sistema fuertemente burocratizado en lo que a las instituciones respecta, en ocasiones puede entorpecer el resultado y por el contrario en otros ámbitos los chinos pueden llegar a ser muy pragmáticos. No dudan en aprovechar el talento cuando está a disposición, lo que se traduce en más dinamismo en los puestos de trabajo, lo cual es impensable en España, donde en ese aspecto el sistema ofrece una mayor seguridad laboral pero también por su agarrotamiento una mayor permisividad con la obsolescencia.
¿Tienes oportunidades de mostrar tu trabajo aquí? ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?
Actualmente las posibilidades de mostrar mi trabajo en España se limitan a las plataformas de vídeo de internet dado que cada vez estoy más enfocado en mi trabajo aquí. Se pueden ver vídeos en mi canal de YouTube “Jaume Sanchis“. Próximamente lo actualizaré con vídeos más recientes.
La visión de España por parte de los chinos en general se limita por desgracia a la Liga de Fútbol, el Flamenco y parte de nuestra gastronomía. La música clásica española no está ciertamente valorada en China, donde cuenta más la tradición de las potencias centroeuropeas e Italia. Sí se tiene en gran consideración a unas pocas figuras como Plácido Domingo o José Carreras por la repercusión que han tenido especialmente en el repertorio lírico italiano y su enorme trascendencia mediática.
Curiosamente, aunque España no deja de ser parte de Europa con nuestra idiosincrasia propia del viejo continente, es en muchos aspectos similar al temperamento chino. El carácter más abierto y espontáneo de los españoles y los países latinos en general comparado con el de los ciudadanos de centroeuropa o los países nórdicos, el talento innato, un sentido más marcadamente individualista en contraposición a la educación estructural y corporativa de aquéllos, la riqueza gastronómica y otros factores hacen que, como sociedad, nos podamos sentir bastante identificados con China. Hay muchos músicos chinos trabajando en China que se han formado íntegramente en su país, pero, aún con honrosas excepciones, la mayoría de los que ocupan las posiciones de mayor relevancia en el panorama nacional se trata de músicos formados también en el extranjero. Un fenómeno similar al que ocurre ahora en España.
También clarinetísticamente sucede algo parecido en cuanto al hecho de no tener una escuela propia; y aunque el nivel clarinetístico de España es muy superior al de China, al igual que ellos, en España, lejos de potenciar una escuela de clarinete propiamente española, que más bien sí pudimos tener en la primera mitad del siglo XX, actualmente se ha producido una coexistencia de diferentes escuelas foráneas dada la diáspora de estudiantes desde los años 80.
Y hablando de diáspora, en lo que sí hay una marcada diferencia es en la capacidad de China en estos momentos de ofrecer trabajo a gente cualificada. Es penoso ver a tanta gente con enorme valía y talento que en lo mejor de su potencial tienen que hacer las maletas y marcharse a otros países en busca de salidas laborales por la negligencia e incompetencia en la gestión a tantos niveles, especialmente político y económico, que se ha dado en España.
Para finalizar y para dar un toque de optimismo, personalmente espero que la situación mejore y si bien mucha de la gente que ya se ha montado la vida en el extranjero no volverá, al menos que las próximas generaciones lo tengan más fácil en su propio país.
¿Algún proyecto que quieras compartir aquí?
En Noviembre estaré de gira con la orquesta por algunas ciudades de la zona este de los Estados Unidos; Chicago, Filadelfia, Nueva York y San Francisco en la costa oeste. Si coincidimos será un placer veros por allí.
Gracias por pensar en mí para una entrevista para tu blog y felicidades por el magnífico trabajo de difusión del clarinete que estás realizando tanto en internet como con tus cursos y conciertos.
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