Happy birthday, Nigel Kennedy

Hoy es el cumpleaños de Nigel Kennedy, uno de mis (muchos) violinistas favoritos. Obviamente me gusta sobre todo por como toca, pero también me gusta su personaje, que, al contrario de lo normal hoy en día, no está construido por las discográficas, sino que es un sincero reflejo de su personalidad. No tengo el placer ni el honor de conocerlo personalmente (ya quisiera yo), pero estoy convencido de lo que acabo de afirmar: su cercanía al público y el calor humano que desprende cuando sube al escenario, tan diferente a la frialdad de muchos conciertos “clásicos”, son palpables. E indudable es también su respeto e interés por todo tipo de música, lo que ha provocado su acercamiento a géneros tan diferentes como el jazz, el rock y el folclore de otros países y culturas, por ejemplo el klezmer en el álbum East Meets East, que grabó en 2003 con el grupo polaco Kroke.

No obstante ese interés por otros géneros, en la mayor parte de su actividad concertística y de su discografía ofrece un repertorío “clásico” que contiene los más importantes conciertos para violín y  orquesta, desde Vivaldi o Bach, hasta Sibelius o Bartok, pasando por Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Chaikovsky, Brahms, etc. Y siempre con orquestas de primer orden, como la Filarmónica de Berlín o la de Londres.

A veces interpreta de manera algo heterodoxa, lo que puede provocar el rechazo de algunos puristas. A mi me gustan mucho las interpretaciones historicistas, no lo puedo negar, así como me encanta la sonoridad de los instrumentos de la época para reproducir la música antigua. Pero también me gustan las ejecuciones con carácter, que buscan entre las notas de la partitura para encontrar algo que refuerce las probables intenciones del compositor. En el vídeo siguiente, con el último de los conciertos de Las cuatro estaciones de Vivaldi, el Invierno (muy apropiado por la estación recién empezada), tenemos varios ejemplos: el empleo del efecto sul ponticello, acercando el arco al puente, donde la cuerda ofrece mayor resistencia, para producir un sonido frío y casi escalofriante; el uso del golpe de arco spiccato, que todavía no había sido inventado en los tiempos de Vivaldi debido a las limitaciones de los arcos de la época, que permite producir notas muy picadas y rapidísimas; o las acentuaciones exageradas (pero ¿estamos seguros de que eso no se hacía también cuando vivía Vivaldi? Al fin y al cabo el barroco es el período histórico-artístico de la exageración).

También es muy curiosa la introducción al segundo movimiento, que parece improvisada sobre el aria escrita en partitura, casi una cadenza ante litteram, precediendo, en vez de seguir, al movimiento al que se refiere.

Resumiendo, Kennedy nos ofrece una interpretación estudiada hasta el más mínimo detalle, sin por eso renunciar a la fascinación de la improvisación.

En fin, vayan para Nigel Kennedy mis mejores deseos de un feliz cumpleaños con mucha alegría y mucha música, y para los lectores de educacionmusical.es la posibilidad de escucharle en los próximos días en el reproductor de Grooveshark de la columna de la derecha.

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Berlin International Music Festival

BerlinViajar a Berlín  a comienzo del mes de agosto tiene varias ventajas: poca gente, poco tráfico, un clima estupendo, en fin, una ciudad muy vivible y acogedora. Pero también tiene un inconveniente: la actividad musical, muy intensa y de altísimo nivel durante el resto del año, sufre un brusco parón. Todas las orquestas de la capital alemana paran su actividad por el descanso veraniego de sus componentes, empezando por la prestigiosísima Berliner Philharmoniker, una de las más famosas del mundo, tanto que no necesita presentaciones, la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín, especializada en música del siglo XX, la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín, que nació en 1946 como orquesta sinfónica del sector americano de la ciudad ocupada, y la Konzerthausorchester Berlin, hasta hace pocos años Orquesta Sinfónica de Berlín, que con el cambio de denominación queda definitivamente vinculada a la homónima sala de conciertos situada en la celebre plaza Gendarmenmarkt.

Tampoco hubo suerte con la ópera: de vacaciones también los tres principales teatros y compañías berlineses: la Staatsoper, la Deutsche Oper y la Komische Oper.

Afortunadamente tuve la posibilidad de asistir a dos conciertos que formaban parte del programa del Berlin International Music Festival, que tuvieron lugar en dos de las más emblemáticas iglesias de Berlín: la Catedral de Berlín y la Iglesia Memorial del emperador Guillermo. En esta última actuaron la violinista Natasha Korsakova y el pianista Simone Soldati, que ofrecieron un programa algo sencillo, sobre todo desde el punto de vista violinístico:  parte de este programa era para piano solo (dos intermezzi de Brahms) y además el plato fuerte, la segunda sonata de Prokofiev,  fue sustituido en el último momento por una sonata de Boccherini. No obstante, el concierto resultó muy agradable, por la elegancia de la interpretación de estos dos excelentes músicos.

El otro concierto fue realmente impresionante: la orquesta que actuaba, la Deutsche Streicherphilharmonie, estaba compuesta enteramente por jóvenes que aparentaban tener entre los 13 y los 20 años aproximadamente. Sin mirarles no era posible distinguirles de una orquesta de músicos adultos. Su afinación era impecable y su sonido fascinante; con la sonrisa en los labios, los jóvenes músicos seguían con extrema precisión el gesto del director, Michael Sanderling, consiguiendo en todo momento una gran expresividad.

También hubo un cambio de última hora en el programa de este concierto, aunque en esta ocasión no afectó a la obra estrella: el Concierto para violín en mi menor de Mendelssohn interpretado magistralmente por Remus Azoitei, quien hizo muestra de una fabulosa facilidad técnica y de una intensa expresividad. El currículum de este violinista rumano es realmente impresionante, tanto por sus estudios (Juillard School, con Itzhak Perlman, entre otros) como por sus colaboraciones, entre las que destaca el doble concierto de Bach interpretado junto con Nigel Kennedy:

Y a continuación tenemos otra actuación muy interesante de este excelente violinista, el primer Concierto de Dmitri Schostakovich, con el cual aprovecho para recordar a este compositor, fallecido hace exactamente 34 años.

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Obras didácticas para violín III

Tercera entrega de las obras didácticas que he sacado del cajón después de tantos años. Esta vez se trata de un Scherzo para 3 violines que escribí inspirándome en el estilo de Brahms.

Como ya ocurría con el Vals, la parte del tercer violín se puede tocar con la viola en primera posición.

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