Marin Marais y la viola da gamba

Marin MaraisA más de uno se le puede hacer la boca agua sólo con oír el nombre de un instrumento que en la actualidad se utiliza casi exclusivamente para ejecutar música antigua: la viola da gamba. Aún imaginando la decepción que sufrirán los gourmets al descubrir que no hablaremos de crustáceos, es conveniente aclarar que la palabra gamba en italiano quiere decir pierna.

De hecho, el nombre completo de este tipo de viola viene de la necesidad de distinguir este instrumento, que el ejecutante sujeta entre sus rodillas, de la viola da braccio, que, de manera similar al violín y la viola moderna, se toca apoyándola en el hombro. Como curiosidad, añado que justamente de la palabra braccio (pronunciado bracho), viene el nombre alemán de la viola moderna: Bratsche (pron. brache).

Pero volvamos a la viola da gamba, que es lo que nos interesa hoy, por ser el aniversario de Marin Marais, uno de los más importantes intérpretes y compositores de ese instrumento, que nació en París el 31 de mayo de 1656. Aunque se suele comparar con el violonchelo, debido a que tanto su tamaño como la postura que asume el ejecutante son similares, el violonchelo no proviene de la familia de las violas, sino directamente de la del violín. El único instrumento de la orquesta moderna que procede de las violas es el contrabajo, descendiente del violone, tal como demuestra su forma, sobre todo sus hombros caídos.

Marais, músico destacado de la corte de Luis XIV, le Roi Soleil, es el protagonista de una novela de Pasqual Quignard publicada en 1987 con el título Todas las mañanas del mundo. Cuatro años más tarde, la historia llegó a la gran pantalla bajo la dirección de Alain Corneau, con un excelente reparto de actores, entre los que destaca Gérard Depardieu, en el rol del mismo Marais, y con una banda sonora de auténtico lujo, interpretada por un músico realmente excepcional: Jordi Savall. La viola del artista catalán da voz a las imagenes que se suceden en la pantalla, un flashback en el que Marais recuerda los momentos más importantes de su vida.

Entre los numerosos César que consiguió el filme, además del imprescindible premio a la mejor música para Savall, también está el premio al mejor actor revelación, que recayó en Guillaume Depardieu, el desafortunado hijo de Gérard, tristemente desaparecido hace un año y medio, que interpretaba Marais de joven.

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Canciones y Contrastes del Rey del Swing

Podemos hacernos una idea del valor de ser considerado el Rey del Swing simplemente con leer el primer párrafo de la definición de swing recogida actualmente en la Wikipedia:

La palabra Swing hace referencia tanto a un estilo musical dentro de la evolución del jazz, como a una cualidad musical inefable (en un sentido similar al de la palabra duende aplicada al flamenco, la palabra flow aplicada al Hip Hop, la palabra tumbao aplicada a la salsa, o la palabra riddim aplicada al reggae). Se dice de una interpretación (normalmente, vinculada al jazz) que tiene swing cuando se quiere resaltar que el intérprete ha logrado conferirle una cualidad rítmica especial en algún sentido.

Y podemos hacernos una idea de las razones por las que este título recae en Benny Goodman simplemente con escucharle interpretar una de sus obras más conocida, cuyo título está tan lleno de entusiasmo y vitalidad como su música: Sing, sing, sing (with a swing).

Mientras su increible talento como músico de jazz es muy conocido, no lo es tanto otra faceta de su prodigiosa musicalidad: la de clarinetista “clásico”. Varios compositores compusieron pensando en Goodman y le dedicaron alguna obra: en el caso de Aaron Copland, Paul Hindemith y Malcom Arnold esa obra fueron sendos conciertos para clarinete y orquesta. Sin embargo, Béla Bartók le dedicó su única obra de cámara con un instrumento de viento: Contrastes, para violín, clarinete y piano (1938).

El encargo llegó al compositor húngaro por medio de su paisano el violinista Joseph Szigeti, quien le pidió una obra breve en dos movimientos para poder grabarla con Goodman en un disco de 78 revoluciones, en aquel tiempo todavía muy limitados en cuanto a duración. Sin embargo, la obra fue evolucionando en la mente de Bartók hasta llegar a tener tres movimientos, basados sobre ritmos populares húngaros y rumanos (tanto Bartók como Szigeti nacieron en Transilvania, entonces pertenecientes al Imperio austrohúngaro y actualmente dentro de las fronteras rumanas).

En el tercer movimiento, Bartok utiliza un recurso muy poco usado en el violín: la scordatura. Con este término italiano se define el cambio de la normal afinación de las cuerdas (desde el grave hacia el agudo: sol, re, la y mi). En este caso, Bartók sube un semitono la cuarta cuerda y baja la primera el mismo intervalo, quedándose la afinación de la siguiente manera: sol#, re, la y mib. Podemos observar que dos de las quintas que se forman entre cada par de cuerdas no son justas, sino disminuidas (enarmónicamente son trítonos, esto es, diabulus in musica).  El movimiento arranca con las cuerdas al aire, provocando un efecto siniestro (parecido al de la entrada del violín en la Danza Macabra de Saint-Saëns) que, al igual que pasa en ésta, se diluye rápidamente en el ritmo de baile.

Tenemos la suerte de poder escuchar esta obra interpretada por los tres músicos citados: el mismo compositor, el violinista que se la encargó y el Rey del Swing, del que  hoy celebramos los 101 años del nacimiento.

La versión es completa, pero dividida en tres vídeos: al finalizar el primer movimiento se cargará automáticamente el segundo; lo mismo ocurrirá después con el tercero y último.

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Pizzicato y mecanografía

PizzicatoLos instrumentos de cuerda frotada suelen tocarse con el arco, un artilugio formado por una vara de madera en la cual está tensado un manojo de crines de cola de caballo que, previamente embadurnadas de resina para aumentar su fricción con las cuerdas, provocan la vibración de éstas. Sin embargo a veces el compositor inserta algunas notas que tienen que ejecutarse sin el arco, esto es, pulsando las cuerdas como si se tratara de una guitarra o un arpa.

Para definir esa manera de producir el sonido se utiliza la palabra italiana pizzicato, que literalmente quiere decir pellizcado. El compositor advierte al intérprete de que hay que ejecutar ciertas notas de esa manera escribiendo en la partitura: pizz antes de la primera nota pizzicata y con l’arco cuando hay que volver a frotar las cuerdas.

El único instrumento de cuerda frotada que hace un uso bastante frecuente del pizzicato es el contrabajo en la música jazz. Sin embargo, en el violín y los demás instrumentos de su  familia (viola y violonchelo) el pizzicato no se emplea muy a menudo, ya que su sonoridad seca y de muy breve duración no permite la misma expresividad del arco, quedándose relegado a momentos puntuales en los que se usa como efecto.

Hay estupendas excepciones de obras que utilizan el pizzicato desde el comienzo hasta el final, como es el caso de la Pizzicato Polka de los hermanos Joseph y Johann Strauss o de esta otra pieza, interpretada por Paganinus, una orquesta infantil portuguesa, cuyo título es Plink, plank, plunk!

El autor de esta obra tan divertida es Leroy Anderson, un compositor estadounidense que recordamos hoy por ser el 35º aniversario de su muerte.

Su catálogo está compuesto principalmente por piezas breves y ligeras, de fácil escucha y generalmente cargadas de cierto humor, como es el caso de su obra más famosa: La máquina de escribir, interpretada por el percusionista Martin Breinschmid acompañado por la Strauss Festival Orchestra de Viena.

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Gabriel Fauré y la sordina del violín

SordinasLa sordina es un artilugio que permite no sólo disminuir el volumen sonoro producido por un instrumento, sino también (y  éso es lo más importante) modificar su timbre para conseguir determinadas atmósferas.

Las sordinas más conocidas tal vez sean las de la trompeta, pues además de transformar totalmente el timbre del instrumento, se colocan en la parte más visible desde el punto de vista del público, es decir en el pabellón.

Menos conocidas son las sordinas de los instrumentos de cuerda frotada, principalmente por dos razones: la primera es que hay pocas obras en las que se utilicen en un instrumento solista, empleándose con más frecuencia en las partes de la orquesta, en las que la modificación tímbrica es menos evidente; la otra razón es que, debido a su menor tamaño y a su forma más discreta, suelen pasar desapercibidas  a simple vista.

Las sordinas de los cuatro instrumentos de cuerda frotada de la orquesta moderna, el violín, la viola, el violonchelo y el contrabajo, son parecidas en cuanto a forma, aunque obviamente su tamaño es proporcional al tamaño del instrumento mismo. Todas ellas se colocan en el puente, que es la pieza de madera en la cual se apoyan las cuerdas en el extremo opuesto al mango del instrumento. El puente, además de sostener las cuerdas, transmite la vibración de éstas a la caja de resonancia. La sordina, al obstaculizar la oscilación del puente, reduce la vibración de la madera de la caja de resonancia misma y del aire contenido en ésta.

Existen distintos tipos de sordinas que se diferencian sobre todo por su forma y, lo más importante, por su peso. Para tocar como solista generalmente se utiliza una sordina de peso intermedio, hecha en madera dura (ébano, boj o similar) o en metal, que proporcionan un timbre intimista sin reducir tanto el volumen sonoro como para dificultar la audición de la parte principal. Las hay también tan pesadas que casi impiden la vibración del puente: éstas no se usan en público sino que sólo se utilizan para estudiar en horas y lugares inadecuados (p.e. hoteles durante las giras de conciertos). Finalmente las hay también más ligeras, de goma o plástico, que, renunciando a una mínima parte de calidad tímbrica, proporcionan la comodidad de quedar enganchadas a las cuerdas sin molestar su vibración cuando no las necesitemos y de poderse colocar en el puente con extrema rapidez cuando haga falta. Este tercer tipo se usa sobre todo en orquesta.

Gabriel FauréEntre las poco numerosas obras para violín con sordina he elegido la Berceuse op.16 de Gabriel Fauré. Su título se puede traducir al español como canción de cuna o nana.

La elección de esta pieza se debe a dos razones. La primera es que hoy es el aniversario de este compositor y pedagogo francés, maestro, entre otros, de Maurice Ravel y Nadia Boulanger: Fauré nació hace exactamente 165 años. La segunda razón es que ésta es la primera obra que toqué en público, hace ya alrededor de tres décadas, por lo que la recuerdo con especial cariño.

En el siguiente vídeo, además de poder ver el empleo de una sordina en un violín y  escuchar  su efecto, podemos disfrutar de la estupenda interpretación del violinista Daniel Zisman y de la pianista Christina Bauer.

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350º aniversario de Alessandro Scarlatti

Alessandro ScarlattiAlessandro Scarlatti es uno de los músicos que para ser identificados necesitan del nombre, además del apellido, para que no les confundamos con su hijo, como es el caso de Leopold Mozart, o de su  padre, como les ocurre a Carl Philipp Emanuel, Johann Christian o cualquier otro de los numerosos hijos de Johann Sebastian  Bach.

En efecto, Domenico es mucho más famoso que él, y aquí en España aún más, tanto por haber vivido aquí gran parte de su vida, hasta el final, por haber conocido, valorizado y empleado el folclore musical español en su música y por haber sido maestro de la reina Bárbara de Braganza y de Antonio Soler, quien continuó su brillante estilo clavecinístico.

Por otro lado, de Alessandro, del que hoy se cumplen los 350 años del nacimiento, se conoce sólo una mínima parte de su obra, a pesar de ser ésta impresionante, tanto por cantidad como por calidad: más de un centenar de óperas (algunas de las cuales se perdieron), decenas de oratorios y varios centenares de cantatas que han sido fundamentales en el desarrollo de la escuela napolitana y de dos formas musicales, la sinfonía u obertura italiana, precursora de la sinfonía clásica, y el aria col da capo.

Esta última tiene una estructura tripartita (ABA’): la parte central contrasta armónicamente con la primera sección, que a su vez vuelve, variada con adornos, para cerrar la pieza.

Un ejemplo bastante conocido de aria col da capo de Alessandro Scarlatti es O cessate de piagarmi, de la ópera Pompeo. La fama de esta aria se debe, más que a las muy raras representaciones o grabaciones de la ópera a la que pertenece, a estar incluida, junto con otras obras de la escuela napolitana, en una colección didáctica muy empleada en las clases de canto de todo el mundo, recopilada por Alessandro Parisotti y publicada por Ricordi en 1890 bajo el título de Arie antiche.

El texto, de Nicola Minato, es el lamento de un amante no correspondido (la traducción sólo quiere comunicar el significado del texto y no pretende transmitir su sentido poético):

O cessate di piagarmi,
o lasciatemi morir!
Luci ingrate,
dispietate,
Più del gelo e più de’ marmi
fredde e sorde a’ miei martir.
Più d’un angue, più d’un aspe
crudi e sordi a’ miei sospir,
occhi alteri,
ciechi e fieri,
voi potete risanarmi,
e godete al mio languir

¡Oh parad de herirme,
oh dejadme morir!
Ojos desagradecidos,
despiadados
Más que el hielo y más que los mármoles
fríos y sordos a mis martirios.
Más que una serpiente, más que un áspid
crudos y sordos a mis suspiros,
ojos altivos,
ciegos y fieros,
vos que podéis sanarme,
y gozad de mi languidecer.

La siguiente interpretación es del contratenor Douglas Dodson.

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