Clarinetistas cuentacuentos en ¡Música, maestro!

Los Clarinetistas cuentacuentos en
"Por cuatro esquinitas de nada"
 de Jérôme Luillier.
Si tienes peques en casa, si eres profe, si conservas, o quieres recuperar, tu niño o niña interior esta entrada te interesa. Tendrás la oportunidad de disfrutar de música para peques tocada y escenificada por peques en la actuación de los Clarinetistas cuentacuentos.

Todo ello en el Teatro Jovellanos, el Domingo 15 de enero de 2017, a las 12:00 para público familiar y el Lunes, 16, a las 10:30 para escolares en el ciclo ¡Música, Maestro!, incluido en los Programas Educativos de la Fundación de Cultura Municipal de Gijón. Información detallada sobre el espectáculo e inscripciones en la Guía de Programas Educativos de Gijón, en dos formatos:

- En PDF, en las páginas 88 y 89 del documento, o en la 45 del formato digital.

- En Flash, en las mismas páginas.

Los Clarinetistas cuentacuentos llevan muchos años haciendo difusión amena de la música, la lectura y hábitos saludables. La cosa ya empezó allá por el curso 2004-2005 en el Conservatorio de Sama de Langreo. Cuando me trasladé al Conservatorio de Gijón me faltó tiempo para hacer la propuesta de formar esta agrupación con alumnado del centro y desde entonces ha sido mucho el alumnado y el público que ha disfrutado de nuestras actuaciones.

En esta ocasión no estarán solos. Otras agrupaciones del conservatorio se sumarán a esta puesta en escena en la que habrá mucha música, danza y narraciones de cuentos. ¿Te lo vas a perder?


Clarinetistas cuentacuentos en ¡Música, maestro!

Los Clarinetistas cuentacuentos en
"Por cuatro esquinitas de nada"
 de Jérôme Luillier.
Si tienes peques en casa, si eres profe, si conservas, o quieres recuperar, tu niño o niña interior esta entrada te interesa. Tendrás la oportunidad de disfrutar de música para peques tocada y escenificada por peques en la actuación de los Clarinetistas cuentacuentos.

Todo ello en el Teatro Jovellanos, el Domingo 15 de enero de 2017, a las 12:00 para público familiar y el Lunes, 16, a las 10:30 para escolares en el ciclo ¡Música, Maestro!, incluido en los Programas Educativos de la Fundación de Cultura Municipal de Gijón. Información detallada sobre el espectáculo e inscripciones en la Guía de Programas Educativos de Gijón, en dos formatos:

- En PDF, en las páginas 88 y 89 del documento, o en la 45 del formato digital.

- En Flash, en las mismas páginas.

Los Clarinetistas cuentacuentos llevan muchos años haciendo difusión amena de la música, la lectura y hábitos saludables. La cosa ya empezó allá por el curso 2004-2005 en el Conservatorio de Sama de Langreo. Cuando me trasladé al Conservatorio de Gijón me faltó tiempo para hacer la propuesta de formar esta agrupación con alumnado del centro y desde entonces ha sido mucho el alumnado y el público que ha disfrutado de nuestras actuaciones.

En esta ocasión no estarán solos. Otras agrupaciones del conservatorio se sumarán a esta puesta en escena en la que habrá mucha música, danza y narraciones de cuentos. ¿Te lo vas a perder?


Sara Curruchich, la voz indígena de Guatemala, dará su primer concierto en Madrid.


Concierto de Sara Curruchich. Miércoles 28 de septiembre. 21:00hs
La cantante kakchiquel guatemalteca Sara Curruchich dará un concierto acompañada de guitarra, piano y armónica en el que recorrerá un interesante y profundo repertorio de canciones en las que vibra el espíritu indígena de Guatemala.


Sara es la primera voz indígena de la región en escribir y cantar en su idioma materno, el kakchiquel y en español. Trás el gran éxito de su primera canción, Niña, y ser ganadora del premio artista nacional 2015 en Guatemala, está trabajando para grabar su primer disco en Berlin con los músicos de la orquesta de Dresde.

Miércoles 28 de septiembre. 21:00 hs

En Función Lenguaje (c/ Doctor Fourquet, 18 –Lavapiés-)
Entrada libre con aportación voluntaria

Lo que el miedo puede hacerte…

La palabra miedo puede englobar muchas cosas: angustia, presión, vértigo, inseguridad, nervios… Cuando hablamos de miedo escénico, el término se me queda corto. No son iguales las sensaciones que se tienen ante un público que ante un tribunal, o en un evento relevante en nuestra carrera. Tocar delante de otros no siempre es el problema, a veces el centro de todas esas sensaciones que se apoderan de nosotros, ese miedo, viene ligado a la presión que nos ponemos o que otros nos ponen.

Ese miedo que conlleva tantas sensaciones psíquicas y físicas distintas puede condicionarnos hasta límites que ni siquiera sospechamos. Ahora que estamos en plenas olimpiadas, no hay mejor ejemplo que el de la exitosa nadadora húngara Hosszú. Esta deportista que ya ha ganado dos oros en Brasil tiene una historia detrás que encaja con el tema que tratamos hoy.

Cuando Hosszú llegó a las Olimpiadas de Londres en 2012 lo hizo como la favorita. Campeona del mundo en 200 y 400 metros, fue a su cita olímpica con todas las cartas a su favor. Sin embargo, según sus propias palabras “sentí la presión y estaba súper nerviosa antes de la final. Sólo quería que se acabara.” Falló en su prueba estrella. Según cuenta, los músculos se le agarrotaron, no pudo concentrarse y sólo pensaba en que todo acabara de una vez. Terminó cuarta en aquella carrera. Tras la mala experiencia en Londres, llegó incluso a plantearse dejar la natación. 

Seguro que más de un músico se ha sentido identificado con las sensaciones que cuenta la nadadora húngara: agarrotamiento de los músculos, nervios, presión, desconcentración y ganas de escapar. 

Afortunadamente para el deporte y para ella misma, Hosszú no abandonó. Entrenó incansablemente tras los Juegos de 2012 durante cuatro años. Los resultados han sido claros: no sólo se ha llevado el oro, sino que ha batido un récord mundial. “Estaba un poco preocupada antes de venir a Río por si me venían las mismas sensaciones que en Londres. Pero no fue así. Los últimos cuatro años me estuve preparando para competir, entrené prácticamente durante los cuatro años. No me tomé más de un día libre. Fueron cuatro años duros, pero siento que mejoré mucho gracias a esas temporadas.”

Se trataba de la misma persona, la misma que estuvo en el borde de la piscina en Londres, paralizada, pudo sacar todo su potencial en Rio, con resultados más que positivos. Esto es lo que el miedo puede hacerte, ponerte al borde de abandonar y machacar tu potencial. La peor consecuencia de ese vértigo ante las competiciones (audiciones, exámenes…todo vale) es que te hace dudar de ti mismo, de tus capacidades. Y con esa inseguridad se crea un muro entre tú y tu objetivo.

La presión ante momentos decisivos puede provocar un miedo distinto del miedo escénico, provocado sólo por el temor de presentarse ante un público. Si a este temor le sumamos la presión y preocupación por alcanzar un objetivo, obtenemos una serie de sensaciones muy peligrosas para nosotros mismos y para nuestra carrera.

El camino que tomó esta nadadora fue el del trabajo duro, un entrenamiento riguroso que le ha dado la seguridad que necesitaba. Sin embargo, este trabajo no basta si no va unido a un trabajo más profundo, centrado en nuestro interior: nuestras inseguridades, pensamientos negativos, dudas…

Lo importante es saber que, como hizo esta deportista, el miedo puede superarse, y tras él nos esperan nuestras metas.

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COMPETIR SIN COMPETIR O NO COMPETIR COMPITIENDO (¿PARA MÚSICOS?)

Yo no soy competitiva. Creo. Nunca ha nacido en mi el deseo de ser mejor que otro. Y eso me ha hecho sentir presión en momentos de la vida, cuando se me requería (o yo así lo percibía) ser mejor que otros. 

Entonces yo era estudiante, joven, no sabía distinguir si eso que me movía era un deseo interno o el deseo de complacer expectativas de otros (padres, profesores…), es decir, “lo que se esperaba de mi” o, siendo un poco retorcida, “lo que yo creía que se esperaba de mi”.

Como se puede suponer, nunca me han gustado los concursos, pero aún así me he presentado a unos cuantos, para “aprender”. También me he presentado a pruebas de acceso para estudiar en diferentes centros, asistir a algún “elitista” curso de verano… También he competido para recibir becas. Y para tocar en orquesta… Y para trabajar como profesora… 

Beca Ibercaja

Tuvieron que pasar varios años hasta que pude darme cuenta de cuáles eran mis propios deseos.

Bueno: a lo que voy. 

La lectura del libro “Todo se puede entrenar” de Toni Nadal, entrenador desde la infancia del tenista Rafa Nadal, me ha empujado a reflexionar en profundidad sobre el hecho de competir, y por primera vez en la vida me he “reconciliado” con este concepto tan apartado, en principio, de mi naturaleza.

Dedicarse profesionalmente a un deporte implica estar compitiendo de manera explícita continuamente. Dedicarse profesionalmente a la música pasa por la competición, pero una vez llegada la profesionalización, me pregunto: ¿se sigue compititiendo?

Tanto en el deporte como en la música se expone el trabajo “en directo”, sin maquillajes, sin retoques, sin segundas oportunidades. Por ello es tan importante el trabajo de preparación, el entrenamiento y el estudio.

En este trabajo previo, según Toni Nadal, es tan o más importante entrenar la actividad en sí como “entrenar” o formar el carácter.

Formar el carácter para saber afrontar tanto los éxitos como las derrotas. Y a esto los músicos no estamos acostumbrados. Cuando sale algo mal, o no al nivel que esperábamos, solemos decaer por la falta de esta formación del carácter: levantarse, reflexionar, sacar conclusiones y seguir trabajando en lo que concierne a nuestra responsabilidad. No se puede cambiar un jurado de un concurso o una oposición, pero se puede mejorar en eso que no salió tan bien.

Superarse no tiene porqué significar luchar o competir para ser mejor que otro. Superarse puede ser la actitud que uno tome ante la vida y ante su profesión para crecer de manera consciente, con voluntad de aprender, con humildad, aceptando tanto los aciertos como los errores como pasos ineludibles de un camino que vamos construyendo nosotros mismos con nuestros pensamientos, decisiones y acciones; no poner el éxito y la fama en el punto de mira sino la calidad del trabajo, el esfuerzo personal, el crecimiento y el gusto por lo que hacemos, y por el goce  que ofrecemos a los que disfrutan de nuestra labor.

En este sentido sí he sido competitiva. He competido sin competir. No he competido compitiendo.

Ensayo de la ópera “Der gestiefelte Kater” de Perikles Liakakis en Viena

¡Gracias por leer!

Cecilia


Archivado en: clarinete, Conciertos, Educación, Personal, Reflexiones Tagged: clarinete, pedagogía