El sonido se puede clasificar únicamente en base a los cuatro parámetros siguientes: la altura (agudo o grave), la intensidad (fuerte o débil), la duración (largo o corto) y el timbre (qué o quién emite el sonido).
No hay más parámetros que analizar que estos cuatro: en esto coincidimos tanto los músicos como los físicos. En lo que nos diferenciamos es en la manera de analizarlos, que es bastante distintas dependiendo de si quien realiza la medición son los instrumentos del físico o los oídos del músico.
De hecho, mientras en el campo de la acústica, la rama de la física que estudia el sonido, se utilizan valores numéricos que cuantifican ciertas características de las ondas sonoras, como por ejemplo su amplitud o longitud, en música utilizamos sistemas cualitativos, algunos de los cuales son totalmente subjetivos: así, por ejemplo, los hercios se convierten en notas, escalas e intervalos, los decibelios en una serie palabras italianas, como forte, piano o crescendo, y los segundos en blancas, negras o corcheas.
El pasado otoño asistí al curso del ITE Flash para la enseñanza, cuyos materiales pueden descargarse libremente para su empleo autoformativo; como tarea final realicé la siguiente sencilla aplicación, cuya finalidad es representar gráfica y acústicamente esos cuatro parámetros para facilitar su comprensión al alumnado.
Al escuchar a la Orquesta Joven de Andalucía tocando el Mambo de West Side Story de Leonard Bernstein, la mente se me ha ido en seguida a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la punta de ese espectacular iceberg de educación musical que es el Sistema venezolano, cuya interpretación de esta obra es la más cargada de energía y fervor que haya nunca escuchado. La siguiente grabación es de baja calidad técnica, además de incompleta; aún así quiero ponerla aquí para que veáis, escuchéis y sintáis la pasión y el entusiasmo que ponen estos chicos y chicas andaluces en hacer música.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero ésta seguramente no lo será para ninguno de los músicos implicados, ni para los jóvenes andaluces, que seguramente estarán orgullosos de conseguir evocar la imagen de esa gran orquesta, ni para los experimentados venezolanos, quienes no pueden haber olvidado su particularmente duro aprendizaje.
Sin embargo, tal vez sea cierto que algunos encontrarán odiosa esta comparación (o por lo menos deberían): los responsable de los cada vez mayores recortes presupuestarios que están llevando a la OJA cerca del riesgo de desaparecer. Mientras Venezuela potencia la educación musical para hacer frente a la situación de pobreza y de riesgo de exclusión social, aquí, con la excusa de la crisis, se abandona a si mismo un proyecto, el Programa andaluz para jóvenes instrumentistas, que desde hace 16 años ha llevado y sigue llevando a cabo una función fundamental en la formación de miles de músicos de nuestra región.
Entiendo cada vez menos a los políticos: en los momentos de crisis, para salir de ella cuanto antes, es justamente cuando más hay que invertir en educación y cultura. Lamentablemente, aquí en España los gobernantes hablan de cultura sobre todo para apoyar ciertos subproductos de la industria audiovisual con privilegios trasnochados y subvenciones millonarias que sólo favorecen a los que las reciben. Esta mentalidad, sustentada por fuertes intereses económicos, no sólo hace que la idea de una red de orquestas juveniles parecida al sistema venezolano, que sí favorecería a toda la sociedad, se quede en un sueño difícil de realizar, sino que está asfixiando a algunas de las iniciativas que ya están en marcha.
En el caso de la OJA, la voz de alarma la están dando los mismos chicos y chicas que componen actualmente la orquesta, que han recurrido a las redes sociales para buscar el apoyo de la opinión pública.
Este apoyo se puede concretar en firmar una petición, que en muy pocos días ya ha sido suscrita por más de 1.800 personas. Es un escrito muy breve pero contundente, con el que puedes mostrar tu rechazo a los recortes y pedirle a la Junta de Andalucía que dé el apoyo merecido a esta formación musical y al Joven Coro de Andalucía, que pasa por una situación similar. Puedes firmarlo haciendo clic aquí.
Por si todavía estás dudándolo, te dejo otro vídeo casero en el que puedes escuchar a ambas formaciones, la OJA y el JCO en el espectacular comienzo de Carmina Burana de Carl Orff.
Actualización: Juro que cuando escribí esta entrada todavía no había leído esta noticia.
Cada tres meses, en cada cambio de estación, me viene a la memoria Antonio Vivaldi, un músico que fue capaz de describir esas cuatro temporadas del año utilizando solamente instrumentos de cuerda y una estructura formal tan rígida como el concierto barroco, con un resultado asombrosamente acertado a pesar de la muy poca variedad tímbrica, rítmica y armónica de los recursos de los que disponía.
Para eso se inspiró en otros tantos sonetos, de los que tal vez fuera él mismo el autor, que narran algunos momentos de la vida cotidiana de la sociedad rural de comienzos del siglo XVIII, seguramente bastante más sensible al cambio de las estaciones y los fenómenos de la naturaleza que nuestra sociedad urbana del siglo XXI.
El ingenio de Vivaldi le permitió trasladar al sonido de los instrumentos el poder evocador de los versos de los poemas que, como podemos ver a continuación, es bastante grande (la traducción no respeta la métrica de la poesía, siendo su único propósito facilitar la comprensión del texto a los que no conozcan el italiano).
Allegro non molto Agghiacciato tremar tra nevi algenti
Al Severo Spirar d’ orrido Vento,
Correr battendo i piedi ogni momento;
E pel Soverchio gel batter i denti;
Allegro non molto
Temblar aterido entre las nieves heladas
al severo soplar de hórrido viento,
correr golpeando los pies todo el rato;
y por tan grande frío entrechocar los dientes.
Largo Passar al foco i dì quieti e contenti
Mentre la pioggia fuor bagna ben cento
Largo
Pasar junto al fuego los días tranquilos y contentos
mientras la lluvia fuera cae a cántaros;
Allegro Caminar Sopra il ghiaccio, e a passo lento
Per timor di cader girsene intenti;
Gir forte Sdruzziolar, cader a terra
Di nuovo ir Sopra ‘l giaccio e correr forte
Sin ch’ il giaccio si rompe, e si disserra;
Sentir uscir dalle ferrate porte
Scirocco, Borea, e tutti i Venti in guerra
Quest’ é ‘l verno, ma tal, che gioia apporte.
Allegro
caminar sobre el hielo, y a paso lento
por temor a tropezar ir con cuidado;
Andar rápido, resbalar, caer al suelo,
de nuevo andar sobre el hielo y correr rápido
hasta que el hielo se rompe, y se agrieta.
Sentir escapar de las puertas bien cerradas
Siroco, Bóreas, y todos los vientos en guerra.
Este es el invierno, y esta la alegría que nos trae.
Podemos escuchar el concierto entero en una entrada del año pasado, que contiene una ejecución del Invierno por Nigel Kennedy, una interpretación que exalta la expresividad de la música con varios tipos de efectos violinísticos descritos brevemente en el texto de la misma entrada.
Sin embargo, hoy nos centraremos en el segundo movimiento, un largo con el cual Vivaldi nos describe la apacible sensación de quedarse tranquilos en casa mientras fuera llueve a mares. El pizzicato de los violines de la orquesta imita las gotas de la lluvia mientras el violín solista toca una de las melodías más cantabile del barroco veneciano. En el vídeo siguiente, el violinista Itzhak Perlman está acompañado por la Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta.
Cuando volvamos de vacaciones posiblemente habremos experimentado más de un día esa sensación que intentaremos recrear interpretando el tema de este movimiento, que he arreglado para flauta dulce. Me he tomado la licencia de suprimir una nota grave para evitar utilizar notas demasiado agudas o tonalidades demasiado complicadas para el instrumento preferido por mis alumnos y alumnas.
El Boletín Oficial del Estado acaba de publicar una Resolución que ya conocía desde hace un par de semanas, aunque esperaba este momento antes de anunciarlo: educacionmusical.es ha recibido uno de los dos primeros Premios a Materiales Educativos del Instituto de Tecnologías Educativas (ITE) del Ministerio de Educación, en la modalidad A tipo II (blogs educativos).
El otro primer premio ha sido para Lourdes Barroso, del IES Laguna de Joatzel, autora del blog Play FOL, a la que todavía no tengo el placer de conocer personalmente pero sí profesionalmente: es para mi un gran honor ver mi blog y mi nombre junto al suyo.
Aunque esté un poco borrosa, en esta foto se nota la alegría con la que hace unos días festejábamos la noticia. Junto con nosotros cuatro está también Pepa, no sólo porque es mi pareja, sino porque gracias a ella, que siempre lee las entradas de esta bitácora antes de su publicación, educacionmusical.es está libre de italianismos indeseados.
Completan la lista de los premiados en nuestra categoría Vamos a publicidad, de Marta Moro, quien obtuvo el otro segundo premio, y los dos terceros premios Blog de español, de Juan José Sotelo, y Blog de aula – 4º de ESO – Porzuna, de Eva María Perdiguero.
Además de felicitar a los premiados en esta y todas las demás categorías, quiero agradecer muy sinceramente al jurado el aprecio que me ha demostrado otorgándome el premio y a todos vosotros, lectores y lectoras de este blog, porque sois los que, junto con mi alumnado, me motiváis a seguir dedicando buena parte de mi tiempo libre a escribir sobre música y educación.
Entre las obras de Antonio Vivaldi hay una cuyo título es Il cimento dell’armonia e dell’inventione, una colección de doce conciertos para violín y bajo continuo. Los primeros cuatro de esos conciertos son tan famosos que tanto las partituras como las grabaciones son casi siempre publicadas separadamente bajo el título de Las cuatro estaciones.
Esta “colección en la colección” no es arbitraria, pues esos primeros cuatro conciertos tienen en común una característica muy interesante: el músico veneciano los compuso basándose en otros tantos sonetos que él mismo escribió, intentando recrear con música las imágenes evocadas por el texto. Así, por ejemplo, el poema que dio lugar al tercer concierto, dedicado a la estación que hoy tiene comienzo en el hemisferio norte, nos presenta imágenes otoñales de la campiña, empezando con las fiestas y los bailes por la buena vendimia, siguiendo con los resbalones y el sueño de los que se han excedido con el vino y terminando con escenas de cacería, en las que aparecen armonías típicas de los cornos y disparos de escopetas.
La interpretación que he elegido es la de un violinista que está entre mis preferidos, un jovencísimo Nigel Kennedy, que ya hemos tenido ocasión de escuchar en este blog, tocando el concierto de otra estación, El invierno, y el doble concierto de Bach.
El estribillo del primer movimiento de este concierto lo he arreglado para flauta dulce de manera que mis alumnos y alumnas de primero de ESO puedan ensayar el si bemol de manera entretenida y agradable.
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