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Esta frase se dice demasiado a menudo en los tribunales de pruebas de acceso a Enseñanzas Profesionales de Música y sinceramente, no me parece nada adecuada...
Ahora explicaré por qué.
En el sistema educativo musical español los niños empiezan a estudiar música de manera oficial entre los 7 y 8 años. A los 11 ó 12 años, después de cursar Enseñanzas Elementales de Música (en las que de manera obligatoria tienen: instrumento, coro, lenguaje musical y conjunto), deben pasar una prueba de acceso para poder continuar con sus estudios de música oficiales.
Esta prueba tiene dos partes:
- Una prueba de lenguaje musical: con un dictado, una lectura a vista cantada y una parte teórica.
- Una prueba de instrumento: con una lectura a vista con el instrumento y la interpretación de varias obras.
La idea en sí de valorar las competencias del alumno es buena; personalmente, no entiendo por qué ha de hacerlo un tribunal en lugar de los profesores en una sesión de evaluación. Desde mi punto de vista una "oposición" a los 11-12 años para poder seguir estudiando música es algo duro de asumir para un niño.
Puesto que esto es lo que manda la ley voy a centrarme en la cuestión:
Hay que distinguir cuatro casos:
1) una incapacidad genética para entonar (un 2% de la población aproximadamente),
2) un problema físico (malformación congénita de alguna de las partes del sistema fonador) que requiera una adaptación curricular,
3) las limitaciones vocales que pueden aparecer en el caso de que el niño/a esté comenzando el proceso de la muda vocal,
4) una falta de formación de los niños en las clases de lenguaje musical y coro en cuanto al manejo de su voz cantada.
El primer caso: es muy raro, puesto que se trata de una enfermedad neuronal (amusia) que impide a la persona reproducir una melodía.
El segundo caso: es muy posible que se haya detectado en las enseñanzas elementales y se haya realizado durante los cursos precedentes la correspondiente adaptación curricular. Son los casos en los que se desarrolla la musicalidad a través del instrumento pero no de la voz.
El tercer caso: es una circustancia fruto del desarrollo físico y muscular propio de la pubertad. La muda de la voz debe ser entendida por los docentes y por los estudiantes. Se ha de explicar lo que sucede (las teorías científicas sobre el tema lo explican) y se debe aprender a trabajar con los recursos vocales que tiene el alumno en esa fase de desarrollo.
Si se ha adquirido un buen esquema corporal vocal en los años previos (postura, respiracion, emisión, resonancia y dicción) el alumno se podrá adaptar a los cambios que implicarán una variación de las tesituras fundamentalmente y no a la capacidad de entonar, por lo que en la prueba de acceso deberían permitir transportar la lectura al tono que les sea más cómodo.
El cuarto caso: es el que, en mi opinión, nos debe conducir a la reflexión pedagógica. Hay casos de alumnos que teniendo la capacidad de entonar, no estudian lo suficente y por lo tanto no la desarrollan.
También puede darse el caso de que la educación vocal en la clase de coro y/o lenguaje musical no sea suficiente y ello no debería ser justificable.
Como profesionales no se debería admitir la afirmación de "al menos mide"... Es muy importante en la formación musical del músico tener la capacidad de entonar aquello que escucha interiormente y salvo los casos anteriormente citados todos los niños deberían desarrollar esa competencia durante sus estudios musicales.
Además, durante todos los estudios musicales tendrá que hacerlo en otras asignaturas tanto en las enseñanzas profesionales, como en las superiores, así como en el el desarrollo de su vida profesional. No me quiero imaginar un futuro maestro de música, o los futuros profesores de los conservatorios que no sean capaces de entonar una melodía.
Revisemos las creencias que tenemos sobre la voz y su fundamento y seamos rigurosos a la hora de valorar cada caso.
Esta frase se dice demasiado a menudo en los tribunales de pruebas de acceso a Enseñanzas Profesionales de Música y sinceramente, no me parece nada adecuada...
Ahora explicaré por qué.
En el sistema educativo musical español los niños empiezan a estudiar música de manera oficial entre los 7 y 8 años. A los 11 ó 12 años, después de cursar Enseñanzas Elementales de Música (en las que de manera obligatoria tienen: instrumento, coro, lenguaje musical y conjunto), deben pasar una prueba de acceso para poder continuar con sus estudios de música oficiales.
Esta prueba tiene dos partes:
- Una prueba de lenguaje musical: con un dictado, una lectura a vista cantada y una parte teórica.
- Una prueba de instrumento: con una lectura a vista con el instrumento y la interpretación de varias obras.
La idea en sí de valorar las competencias del alumno es buena; personalmente, no entiendo por qué ha de hacerlo un tribunal en lugar de los profesores en una sesión de evaluación. Desde mi punto de vista una "oposición" a los 11-12 años para poder seguir estudiando música es algo duro de asumir para un niño.
Puesto que esto es lo que manda la ley voy a centrarme en la cuestión:
Hay que distinguir cuatro casos:
1) una incapacidad genética para entonar (un 2% de la población aproximadamente),
2) un problema físico (malformación congénita de alguna de las partes del sistema fonador) que requiera una adaptación curricular,
3) las limitaciones vocales que pueden aparecer en el caso de que el niño/a esté comenzando el proceso de la muda vocal,
4) una falta de formación de los niños en las clases de lenguaje musical y coro en cuanto al manejo de su voz cantada.
El primer caso: es muy raro, puesto que se trata de una enfermedad neuronal (amusia) que impide a la persona reproducir una melodía.
El segundo caso: es muy posible que se haya detectado en las enseñanzas elementales y se haya realizado durante los cursos precedentes la correspondiente adaptación curricular. Son los casos en los que se desarrolla la musicalidad a través del instrumento pero no de la voz.
El tercer caso: es una circustancia fruto del desarrollo físico y muscular propio de la pubertad. La muda de la voz debe ser entendida por los docentes y por los estudiantes. Se ha de explicar lo que sucede (las teorías científicas sobre el tema lo explican) y se debe aprender a trabajar con los recursos vocales que tiene el alumno en esa fase de desarrollo.
Si se ha adquirido un buen esquema corporal vocal en los años previos (postura, respiracion, emisión, resonancia y dicción) el alumno se podrá adaptar a los cambios que implicarán una variación de las tesituras fundamentalmente y no a la capacidad de entonar, por lo que en la prueba de acceso deberían permitir transportar la lectura al tono que les sea más cómodo.
El cuarto caso: es el que, en mi opinión, nos debe conducir a la reflexión pedagógica. Hay casos de alumnos que teniendo la capacidad de entonar, no estudian lo suficente y por lo tanto no la desarrollan.
También puede darse el caso de que la educación vocal en la clase de coro y/o lenguaje musical no sea suficiente y ello no debería ser justificable.
Como profesionales no se debería admitir la afirmación de "al menos mide"... Es muy importante en la formación musical del músico tener la capacidad de entonar aquello que escucha interiormente y salvo los casos anteriormente citados todos los niños deberían desarrollar esa competencia durante sus estudios musicales.
Además, durante todos los estudios musicales tendrá que hacerlo en otras asignaturas tanto en las enseñanzas profesionales, como en las superiores, así como en el el desarrollo de su vida profesional. No me quiero imaginar un futuro maestro de música, o los futuros profesores de los conservatorios que no sean capaces de entonar una melodía.
Revisemos las creencias que tenemos sobre la voz y su fundamento y seamos rigurosos a la hora de valorar cada caso.