Está sobradamente estudiado que los bebés empiezan a percibir sonidos a partir del tercer mes de su concepción, ya dentro del vientre.
Los padres pueden establecer, ya desde este momento, un vínculo afectivo con su hijo hablándole y, sobre todo, cantándole.
Está demostrado que los niños reaccionan en el vientre a los diferentes estímulos musicales. Cuando son nuevos, de una manera más intensa y conforme se van acostumbrando a los mismos, de una manera más suave, e incluso mostrando diferentes reacciones (agitándose, calmándose) ante diferentes tipos de estímulos sonoros y/o musicales.
El trabajo que haga la madre de cantarle, de inventar pequeñas melodías, de recitarle, y de hablarle al bebé en el vientre facilitará la comunicación una vez el niño nazca. Si la madre le canta al niño/a desde el momento del nacimiento estará ayudándole a adaptarse al mundo y a sentirse más seguro/a.
Por otro lado, el bebé tendrá una mayor capacidad de imitar o reproducir los contornos melódicos en un futuro.
Actualmente existen diferentes propuestas para madres y padres para que se trabaje su creatividad y su vocalidad en pro de una mayor afectivo de y con sus hijos.