A lo largo de mi trayectoria como cantante y como profesora de canto he reflexionado mucho a cerca de la relación que se establece entre alumno y profesor.
Es una relación en la que es esencial que exista una confianza, respeto y apertura por ambas partes para que el proceso de enseñanza aprendizaje sea verdaderamente provechoso y productivo.
¿De qué manera se establece la confianza?
El alumno, cuando acude a un profesor debe o puede:
1. Sentir la tranquilidad de que está en buenas manos y que el profesor sabe lo que se hace y que confía en sus posibilidades.
2. Ser capaz de sentir que cada vez aprende más, es más autónomo y es capaz de cantar más bonito y más fácil.
3. Ser paciente a cerca de la consecución de los resultados ya que a cantar no se aprende en dos o tres clases, es necesario un trabajo supervisado y minucioso durante un tiempo que variará según las circunstancias del alumno.
4. Pedir referencias del profesor, comprobar si está avalado por alguna asociación de profesores de canto.
5. Establecer un primer contacto y hacer algunas clases para ver si se adecua a sus necesidades o asistir a una masterclass para conocer su línea de trabajo.
El profesor, cuando llega un alumno nuevo debe:
1. Ser muy cuidadoso con lo que hace, muy meticuloso y consciente de que la confianza depositada en él es como un hilo de oro que hay que mimar y cuidar.
2. Ser flexible, saber escuchar a sus alumnos y saber cómo motivar y alentarles a mejorar y para ello debe ser capaz de generar un ambiente abierto y de confianza en sus clases en el que ambos sientan la confianza de expresarse y de poder dialogar de manera sosegada y calmada. El alumno debe poder expresar sus dudas, sus preocupaciones, etc y el docente debe poder hablar con franqueza y honestidad al alumno.
3. Ser paciente y creer en el alumno, en sus cualidades y capacidades, y abrirse a explicar de muchas maneras aquello que quiere transmitir.
4. Dedicar un tiempo a hacer una evaluación inicial del alumno, sus circunstancias, sus condiciones, para poder establecer una línea de trabajo coherente y ajustada a la realidad. Generalmente esto llevará posiblemente entre dos y tres clases.
5. Una vez hecha esta evaluación, el profesor debe explicar claramente cuales son los objetivos a corto, medio y largo plazo, qué es lo que se va a trabajar de manera prioritaria y de qué manera se debe hacer y orientar al alumno sobre cuanto tiempo va a llevar aproximadamente ese trabajo para que el alumno sea consciente de que los resultados no vendrán de manera inmediata. El objetivo de cantar bien es muy amplio y es tarea del docente acotarlo y segmentarlo para que ambas partes puedan abordarlo con alegría e ilusión.
¿Qué sucede si el alumno no cree en la línea de trabajo que se establece?
El proceso de aprender a cantar no siempre es un camino de rosas y en muchas ocasiones el alumno tendrá dudas sobre si está haciendo lo adecuado, si está avanzando suficientemente, etc. Estas crisis suelen despejarse normalmente dando un poco de tiempo y siguiendo trabajando.
Pero si el alumno deja de creer en el plan de trabajo es momento de que se pregunte con honestidad qué es lo que falla (falta de comprensión, de compromiso, de estudio, de diálogo, de buen clima, etc), se lo plantee a su profesor e incluso, si esos condicionantes dependen del profesor y éste no esta abierto a cambiar, cambie de profesor.
Si el docente ha establecido un buen clima, lo más probable es que estas crisis de confianza se detecten y se dialoguen e incluso sea el propio docente, llegado el momento, el que aconseje al alumno buscar otras opiniones.
El profesor debe ser consciente de que estas situaciones se darán en su ejercicio profesional y no debe sentirse invalidado, es más, debería facilitar el ejercicio de la libertad del alumno y respetar sus decisiones aunque en ocasiones sepa que tan solo hacía falta un poco de paciencia.