Desde el momento de la idea inicial hasta la puesta en escena con el público, ¿cuál es tu proceso creativo y cuánto te cuesta crear un monólogo?
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Cualquier músico sabe que tocar escalas es muy importante. Desde que empezamos a trabajar en la música, nuestros profesores se empeñan en hacernos tocar escalas, escalas y escalas. Desde luego, es un trabajo que puede resultar bastante aburrido para la mayoría, sobre todo frente a la tentadora opción de dejar de lado las escalas y trabajar obras increíbles. Incluso es común que algunos músicos olviden pertinentemente estudiar sus escalas cuando ya no están sometidos al control semanal de su maestro. Así lo confiesa el Dr. Noa Kageyama en su artículo sobre la importancia de las escalas: “Como cualquier estudiante, yo practicaba obedientemente (aunque a regaña dientes) todas mis escalas desde muy temprana edad. Por supuesto, una vez tuve la edad para practicar sin supervisión, con agrado evité tocar escalas tanto como pude. Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí pero no sabía exactamente por qué.”
Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí pero no sabía exactamente por qué.
Cuando aún estaba estudiando en grado medio, odiaba tocar escalas. Pero no me quedaba más remedio, porque mi profesor me las controlaba en todas las clases que teníamos. No le importaba que no hubiese estudiado el concierto o la sonata de turno, pero ay de mí como no hubiese preparado al menos una escala. Cuando le decía que tocar escalas me parecía aburrido, él siempre me contestaba igual: Toda la música está formada por escalas y arpegios, si dominas eso, podrás tocar cualquier cosa. Todavía era pequeña, pero más tarde entendí que esa era la clave de la importancia de trabajar las escalas a diario: las escalas son los fundamentos de la música. Es lo más básico que un músico puede tocar. Y dominar la base es determinante en cualquier disciplina.
El Dr. Noa Kageyama ilustra bien esa percepción de dominio de los fundamentos: “La chelista Natalia Gutman […] dió una clase maestra para los chelistas y llegó un momento en el que todos los que estábamos ahí sonreímos y asentimos con la cabeza con admiración. ¿Qué fue lo que hizo? Tocó una escala. […] Cualquiera puede tocar una escala. Pero tocarla con la comodidad y la facilidad que ella demostró, con tal precisión, distribución, control, uniformidad, suavidad del arco y tan orgánicamente, sin mencionar el sonido destellante y puro, los cambios de arco limpios y la afinación…suspiro… Nos dejó sin palabras. Puede que las escalas sean la secuencia más básica que toca un músico, pero observar el dominio de los fundamentos de un gran artista fue algo realmente digno de contemplar. Me di cuenta de que sí; puede que sea capaz de tocar un buen Capricho de Paganini , pero no podría ni siquiera acercarme a esa clase de ejecución en una escala.”
Sólo una palabra: experimenta. El Dr. Noa Kageyama compara las escalas con un laboratorio de pruebas, y para mí no puede estar más acertado. Tocando escalas puedes explorar todos los tipos de sonido que se te ocurran para después aplicarlos a las obras que trabajas.
Haz la escala nota por nota, liga de dos en dos, de tres en tres, de doce en doce… Practica las articulaciones cortas y largas, con distintas formas de ejecución, con distintos ritmos… Combina ligaduras, acentos, matices… todo lo que se te ocurre tiene cabida en el laboratorio de escalas.
¡Ya no tienes excusas para no practicarlas! Domina la base para poder dominar todo lo demás.