Ya nos había deleitado antes con Cerebro y música, una pareja saludable. En esta nueva obra, una maravillosa recopilación de todas las investigaciones científicas relacionadas con la música vista desde el llamado "órgano Rey". explicadas divulgativamente, de la manera más sencilla posible, muy inteligible.
Es un libro imprescindible, en mi opinión, para todos aquellos educadores musicales que quieran ampliar la base científica del ejercicio de su docencia o entender qué procesos benefician el aprendizaje musical.
Es un libro imprescindible, en mi opinión, para todos aquellos educadores musicales que quieran ampliar la base científica del ejercicio de su docencia o entender qué procesos benefician el aprendizaje musical.
El libro está estructurado en seis capítulos en los que expone, por un lado, qué entendemos como música, cómo afecta la música al cerebro, cuáles son los mecanismos de neuroplasticidad y la estimulación musical, cómo influye la música antes de nacer, qué importancia tiene la música en la educación y otras investigaciones relacionadas.
La publicación tiene un gran valor por ser un tema de plena actualidad y porque todos aquellos que atacan de alguna manera a la educación musical, sea por activa o por pasiva (ignorándola), deberían reflexionar sobre la sociedad que se desea y pensar que una buena educación musical hará ciudadanos más sensibles, inteligentes y capaces.
Realmente la música tiene una influencia y procura unos beneficios tanto en el desarrollo afectivo, motor, cognitivo, etc... tan grandes que no es comparable con cualquier otra actividad. Parafraseando sus palabras, un cerebro musical es similar a un castillo de fuegos artificiales (cuando se estudia el cerebro de una persona tocando un instrumento, se visualiza una "explosión", una gran estimulación de áreas del mismo de manera simultánea), efecto único de la música.
Uno elige qué tipo de mente quiere para sí y para sus hijos, si rica o pobre, si estimulada o no, si con muchas conexiones o con pocas... Aducir que la música es mera distracción (no niego que puede procurarnos muy buenos momentos además) es desviar torticeramente la cuestión. No existen materias de primera y de segunda en los colegios. De hecho, eliminar la música de las escuelas es tan grave como eliminar la educación física o las matemáticas.
La música no es necesaria solamente porque coadyuve a otras materias. Tiene beneficios en sí misma, per se. De hecho aquellas personas que han estudiado un instrumento musical o el canto (que lo es) en la infancia, desarrollan una mayor plasticidad neuronal y mayores conexiones entre las diferentes partes del cerebro que perduran toda la vida. Sólo por el hecho de adquirir una rica configuración cerebral todos los niños deberían estudiar algún instrumento o cantar durante el tiempo necesario.
Realmente si no está presente en el currículum la música se priva a las próximas generaciones de avances cognitivos, de creatividad, de inteligencia en suma... Esto pondrá en inferioridad de condiciones a los niños del país que prescinda de la música en la escuela, frente a otros (¡como Suiza, que la incorporó a su constitución!) que sí la integran en su sistema.
Dedica un epígrafe, el 5.3, a la voz y el canto así como en el capítulo 6 a las relaciones entre la música y el lenguaje. Habla de los múltiples beneficios del canto, una actividad innata del ser humano. Detalla: mejora la concentración y la memoria, influye en el estado anímico, así como ayuda a controlar la ansiedad y aumentar la motivación. También disminuye los niveles de cortisol, la hormona del stress y, al mismo tiempo, aumenta los niveles de las llamadas "hormonas de la felicidad", oxitocina y melatonina. Mejora las enfermedades pulmonares, incrementa la cohesión social, etc, etc...
¡Una obra necesaria para educadores musicales y todos aquellos que trabajan con la música y/o la voz!