Esa cosa tan nuestra de pensar, ¡no tengo talento!

Los músicos tenemos ciertas características que nos hacen únicos, y no todas son buenas. Somos individualistas y competitivos, críticos y autocríticos. Tendemos a compararnos entre nosotros y a pensar que nuestras cualidades no son tan buenas como las del al lado. Que si… “he sacado menos nota que fulanito, porque claro, él hace mucha música, tiene ese gancho, y yo estudio más que él, pero soy más soso en el escenario…” O… “jolin, es que menganito estudia tanto que tiene una técnica casi perfecta, yo no soy capaz de echar más de dos o tres horas al día… así no voy a llegar tan lejos como él…” En fin, esas tonterías que nos decimos y repetimos, que no nos sirven para nada.  (Super recomendable sobre estos temas leer Como ser feliz si eres musico o tienes uno cerca de Dalia, Guillermo)

Pensando sobre esto, se nos ha ocurrido -aunque suene a frikada- usar el hexágono de habilidades que se ve en algunos videojuegos (enganchados al PES sabéis de lo que hablo) con las habilidades de un buen músico. El hexágono de habilidades, para los que no perdéis tiempo con los videojuegos -¡bien hecho!- funciona de la siguiente manera:

completo

Las habilidades con las que cuenta el músico se colocan como se ve en la imagen, repartidas equitativamente en un círculo. Si os fijáis bien, la posición de las mismas no es casualidad, ya que la disciplina lleva a la técnica, que lleva a la experiencia; el oído está relacionada con el ritmo, ya que son capacidades que podrían englobarse dentro de las innatas -aunque se puedan desarrollar-… ect. El gráfico que veis arriba sería el hexágono de habilidades de un músico completo: trabajador, puntual, constante, con una técnica bien desarrollada, con experiencia y conocimientos adquiridos con el tiempo, buenas capacidades rítmicas, buen oído, creatividad e intuición musical.

Sin embargo, la vida es muy injusta, y la gran mayoría de los músicos no somos así. Ponemos otros ejemplos, para que vosotros mismos veáis lo bien que este hexágono representa las habilidades (musicales y de cualquier tipo) de manera clara y sencilla.

musicalidad y oido

Este hexágono de habilidades que veis arriba sería el de un músico “talentoso”, como se suele decir, pero un poco vaguete y con poca experiencia.

disciplinado

Este otro hexágono nos mostraría a un músico muy trabajador, que ha conseguido formarse una buena técnica, aunque le falta adquirir experiencia y sus capacidades musicales de oído y rítmicas no son sobresalientes.

Cada músico tiene su propio hexágono. El problema es que nos pensamos que es invariable. Las seis habilidades que el hexágono refleja (que engloban muchas otras) son todas trabajables. Un buen músico sería por tanto aquel que sepa ver sus carencias y tenga el coraje de trabajar para mejorarlas. Muchas veces oigo a colegas decir cosas como… “A mí es que el ritmo se me da fatal, es que no sé medir bien…” ¡Oh Dios mio! ¿Qué vas a hacer? ¡Nunca vas a llegar a nada en la vida! (sacarsmo)… A veces entramos en la espiral del no puedo, nos ponemos el muro (o nos lo ponen), y de ahí no salimos. Todo en la música acaba en una sola palabra TRABAJO. Así que, ya sabéis, ¡menos quejarse y más trabajar para conseguir vuestro hexágono perfecto!


Audiciones Orquesta Filarmónica METRO, México para cuerda, flauta, oboe, clarinete, fagot, trompeta, corno, trombón, tuba y pecusión

Fecha límite de inscripciones 16 de febrero

Fecha de audiciones 20 de febrero

Más info aquí


Yoga para músicos, posturas fáciles para iniciarse

Como ya indicábamos en otro post, el Yoga es una de los mejores deportes que un músico puede practicar. Obliga a tener conciencia del cuerpo junto con la mente, relaja y fortalece nuestra musculatura, nos ayuda a controlar la respiración, libera tensiones, es difícil lesionarse practicándolo…

Sin embargo, el yoga más que un deporte es una disciplina física y mental que no debemos tomarnos a la ligera. Este post es sólo para que os entre el gusanillo, pues recomendamos que si realmente estáis interesados en practicarlo de manera asidua, acudáis a algún gimnasio con profesionales que lo impartan. El Yoga tiene beneficios de todo tipo, así que os animamos a probar.

Lo primero, unas pautas para realizar cualquier asana o postura:

  • Respira de manera conjunta con los movimientos que haces. No contengas la respiración en ningún momento.
  • Realiza los movimientos de manera fluida y lenta, para evitar que te dé algún tirón. Imagina que se trata de hacer un bonito ballet
  • Mantén los hombros y el cuello relajados, concéntrate en ello mientras realizas las posturas
  • ¡Aprieta el culo! aunque te suene a tontuna, es importante que las piernas y en especial los glúteos se mantengan firmes
  • Intenta realizar los ejercicios frente a un espejo, igual que cuando tocas el instrumento
  • Chequea tu cuerpo y observa si los músculos que no están trabajando durante la asana están tensos
  • Al final cada sesión de yoga, túmbate boca arriba, cierra los ojos y relájate
  • Realiza las asanas con ropa cómoda que permita el movimiento y descalzo
  • Utiliza una Esterilla, una alfombra o cualquier otra superficie blanda pero firme para estar más cómodo
  • Puedes aumentar el tiempo que mantienes la postura conforme se te vaya dando mejor.

Y ahora, 6 asanas facilitas, que te explicaremos paso a paso (pincha en la imágenes para verlas más grandes)

1

 

Sentado como observas en la primera figura (postura sentada básica), siéntate sobre tus talones y estira tus brazos al frente. Siente cómo se estira tu espalda. Mantén la postura (tercera figura) durante 40 segundos. Incorpórate lentamente vértebra a vértebra hasta que estés de nuevo sentado sobre tus talones. Vuelve a la postura básica sentada.

2

Desde la postura sentada básica, colócate sobre tus manos y rodillas. Las manos a la altura de los hombros y las rodillas a la de las caderas. Estira el brazo derecho desde el hombro. Estira el brazo y pásalo por debajo de tu cuerpo, apoyándo el hombro derecho en el suelo y cargando el peso de tu cuerpo sobre él. Estira el brazo izquierdo hacia delante a la vez que giras la cabeza hacia la izquierda (deberías quedar como se ve en la cuarta figura). Aguanta la postura durante 30 segundos. Vuelve a colocarte sobre tus manos y rodillas y realiza el mismo proceso pero esta vez con el brazo izquierdo. Vuelve a colocarte sobre tus manos y rodillas. Siéntate en la postura básica.

3

 

Colócate en la postura de pie básica, con los pies juntos, la espalda recta, hombros y cuello relajados y mirada al frente. Levanta lateralmente ambos brazos hasta que queden por encima de la cabeza. Bájalos y flexiona el tronco al máximo, llevando la cabeza a las rodillas. Manteniendo las manos en el suelo (si no eres suficientemente elástico, puede flexionar un poco las rodillas), levanta la cabeza y mira hacia delante. Mueve la pierna derecha hacia atrás y colócala en el suelo detrás de ti. Expande el tórax y extiende ambos brazos hacia delante por encima de la cabeza. Baja los brazos y apoya las palmas en el suelo, delante de ti. Con los brazos estirados, mueve la pierna derecha hacia atrás y mantén brazos y piernas rectos, eleve y baja el cóxis. Flexiona los brazos y estíralos, arqueando la espalda. Eleva el coxis y mantén la postura 30 segundos. Siente cómo se estiran espalda y hombros. Acerca la pierna derecha a las manos y apoya la rodilla izquierda en el suelo. Expande el tórax y extiende los brazos por encima de tu cabeza. Apoya las palmas en el suelo y alinea la pierna izquierda con la derecha, eleva y baja el cóxis. Flexiona los brazos y estíralos, arqueando la espalda. Flexiona los brazos y acerca tus piernas a tus manos, incorporándote lentamente. Con la cabeza entre las rodillas, mira hacia delante, alza los brazos a ambos lados mientras te incorporas. Levanta el torso, eleva los brazos sobre tu cabeza, bájalos y vuelve a tu postura básica.

4

 

Desde la postura básica de pie, abre las piernas lo máximo que puedas. Coloca las manos en las caderas. Rota los pies hacia tu derecha y coloca los brazos en cruz, con los hombros relajados. Expande el tórax y flexiona tu rodilla derecha. Dirige tu mirada a tu mano derecha. Mantén esta postura 30 segundos. Estira la pierna derecha y pon los pies de nuevo mirando al frente. Coloca tus manos en las caderas y repite la misma operación pero hacia la izquierda, mantén 30 segundos. Vuelve a la postura básica.

5

 

Desde la posición sentada básica, colócate boca abajo. Apoya los antebrazos en el suelo. Eleva el tronco manteniendo el cuello recto y los hombros relajados. Mantén la postura 20 segundos. Siéntate sobre tus talones y eleva tu tronco vértebra a vértebra. Siéntate en la posición básica.

7

 

Desde la posición sentada básica, dobla tus rodillas. Eleva los pies hasta que tus piernas estén en paralelo al suelo. Extiende los brazos delante de ti. Mantén la postura durante 20 segundos, concéntrate en el abdomen, mantén la espalda recta y los hombros relajados. Lleva los pies al suelo, baja los brazos y vuelve a la postura básica.

6

 

Desde la postura sentada básica, colócate sobre tus manos y rodillas. Las manos a la altura de los hombros y las rodillas a la de las caderas. Lleva las piernas atrás y mantén brazos y piernas estirados. Estira el brazo derecho hacia arriba, girando el cuerpo y depositando tu peso sobre la mano izquierda. Mira hacia arriba. Forma una línea recta desde la coronilla hasta los pies y desde ambos brazos hasta la punta de los pies. Mantén la postura 20 segundos. Baja el brazo derecho lentamente y haz el mismo proceso con el brazo izquierdo, sosteniéndote en la mano derecha. Colócate sobre tus manos y rodillas y regresa a la postura básica.

Esperamos que os haya servido para iniciaros y que os animéis a practicar esta magnífica y ancestral disciplina.

Para los que tenéis Wii o Nintendo Ds, hay unos juegos que os ayudarán con la práctica del yoga.

 

 


La espalda, la más sufridora.

Los músicos, acostumbrados a invertir muchas horas en el estudio y el trabajo con el instrumento, estamos también acostumbrados (por desgracia) a sufrir diversos dolores y lesiones.

CÓMO VIVIR SIN DOLOR SI ERES MÚSICO: Técnicas y ejercicios para alcanzar una mejor calidad musical evitando dolores y lesiones

La espalda es la zona del cuerpo que más sufre. El dolor de espalda refleja nuestras tensiones, estrés, cansancio físico, malas posturas y falta de forma física. Normalmente, cuando nos duele la espalda el origen está en una contractura (recomendamos que, si notas cualquier tipo de problema, consultes con el médico). Las contracturas son contracciones exageradas de los músculos. Se notan porque son zonas ligeramente abultadas y endurecidas.

Las zonas que se suelen ver más afectadas son estas:

espalda dolor

 

Causas de las contracturas en la espalda

Las causas pueden ser muy diversas

  • Sobreesfuerzo: La espalda está continuamente trabajando, en mayor o menor medida. Un sobreesfuerzo, ya sea puntual o algo mantenido en el tiempo, nos provocará agarrotamiento.
  • Musculatura débil: Si no mantenemos en forma la espalda, nos cansaremos con más frecuencia y se nos formarán contracturas.
  • Baja forma o sedentarismo: A menudo la espalda sufre la debilidad muscular de otras zonas del cuerpo, como la zona abdominal. Cuando estas zonas no están suficientemente ejercitadas, los músculos de la espalda compensarán esta baja forma realizando un sobreesfuerzo.
  • Mantener una postura por mucho tiempo: Esto nos provoca agarrotamiento.
  • Estrés: Los nervios, la ansiedad, las preocupaciones…todo ello se refleja en una contracción involuntaria de los músculos de la espalda.
  • Mala postura: Mantener los hombros subidos de manera inconsciente, arquear la espalda cuando estamos sentados, no apoyar bien los pies en el suelo, cruzar las piernas, apoyarnos más sobre una cadera que sobre la otra…

Soluciones

Estiramientos y ejercicios que recomendamos

cuello

lumbar