Técnicas para estudiar y memorizar canciones

Por: Redacción


Para un cantante siempre es bueno conocer y dominar técnicas que le ayuden a memorizar letras de canciones para así concentrarse más en la ejecución vocal.



Como cantantes, a veces nos vemos enfrentados a memorizar la letra de muchas canciones, para interpretarlas con fluidez en grabaciones en estudio o presentaciones en público. Sin embargo, no todos tienen la misma capacidad de memorizar, así que esto puede concluir en un proceso complicado, sobre todo cuando la canción no es de autoría del intérprete.


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✔️Las claves del trac o miedo escénico, por Francisco Martínez, Psicólogo BCN

Por: Francisco Martínez, Psicólogo BCN


Se estima que el 75% de las personas han sufrido miedo escénico. 

El trac o pánico al escenario tiene solución

Para entender el miedo escénico me parece oportuno recordar el mito de Medusa. En la mitología griega la “Medusa” que significa “Guardiana”, se dedicaba a transformar en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos. 

Creo que esta simple historia ejemplifica aquello que vive una persona que sufre miedo escénico. La mirada del público petrifica al que habla. Sería como medusas que están atendiendo a aquello que dice o hace la persona en escena. 
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Cantar sin miedo escénico

Joaquín Sabina, Pastora Soler, Alejandro Sanz, Antonio Orozco... en nuestro país, o Axel Rose, de Guns n'Roses, Adele, Katy Perry, Sia, Robbie Williams, Lana del Rey, Marc Anthony, Harry Styles, de One Direction... allende nuestras fronteras, han pasado por alguno o varios episodios del, ahora puesto en el candelero, llamado "miedo escénico" o "trac", y también ansiedad y pánico escénicos, en alguna de sus manifestaciones o grados.
En palabras del psicólogo especializado en músicos Guillermo Dalia, "padecer miedo escénico no debe impedir el desarrollo profesional del músico". En el mundo de la música hay una opinión generalizada de que para dar el cien por cien hay que estar al ciento cincuenta por cien.

Yo misma pensaba que esto era cierto. Sin embargo, no hay más que ver cómo los deportistas olímpicos baten sus marcas personales en las olimpiadas, una situación de mucha presión. 
Lo que nos diferencia a los músicos de los deportistas es que estos últimos han sabido desarrollar estrategias físicas y mentales que les permiten superarse.

Es posible superar el miedo escénico y tener una vida musical plena. Un cantante se tiene que subir al escenario para disfrutar, compartir y ser feliz, si no, esta profesión no tendría sentido.

El miedo escénico

¿Qué es el miedo escénico?

-Según Remy Yagosesky,

“…podemos entender el miedo escénico como “La respuesta psicofísica del organismo, generalmente intensa, que surge como consecuencia de pensamientos anticipatorios catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar en público. No obstante esta definición es incompleta, pues el miedo escénico es habitual entre individuos que tienen que actuar ante una audiencia aunque no pronuncien una palabra, músicos, bailarines, deportistas, etc. Esta respuesta incluye manifestaciones de estrés, timidez y ansiedad, como preocupación, tensión corporal, inhibición, ineficacia funcional y otras formas de alteración de la normalidad en lo fisiológico, lo cognitivo y lo conductual”.

Las causas del miedo provienen de diversos factores, además de una posible fobia social.

  • Valoración no realista de lo que se espera de uno.
  • Sobreestimación de la opinión de los demás.
  • Subestimación de las propias capacidades.
  • Sobreestimación de la idea de rechazo.
  • Expectativas no realistas en cuanto a las respuesta de otros ante nuestra ansiedad.

Hay músicos que sufren sabiendo que hay una sola persona escuchándolos, mientras que otros se crecen cuanto mayor es su auditorio.

Recuerdo mi primera actuación. Era simplemente la primera actuación de fin de curso a la que acudía, en la Academia donde estudiaba. Un escenario que me parecía grande como un estadio, unos espectadores benévolos, una tarima, luces, un pianista y una pieza que tenía que tocar que había repetido hasta ya no saber ni lo que hacía al tocarla.

La noche anterior dormí fatal. Estaba obsesionado con cometer un error garrafal que me avergonzaría de tal manera que quedaría traumatizado de por vida y no podría volver a tocar. Mi pánico era tal que sentía que no podría ni mover el brazo, así que mucho menos afinar las notas.

La tensión iba subiendo proporcionalmente al paso del tiempo. Conforme se iba acercando el momento la angustia crecía. Llegó a ser un sufrimiento tal que una parte de mí estaba deseando que ocurriera algo para que el concierto no se celebrase. Todo lo veía negativo, me decía a mí mismo: “qué hago yo aquí, un tío mayor haciendo el ridículo delante de tanta gente, voy a fallar estrepitosamente…” otra decía: “llegó el momento, antes o después tenía que pasar, para estos momentos estudio violín, para que alguien me escuche, que escuchen lo que pasa dentro de mí, sea bueno o malo… actuar me dará carácter, al final saldrá bien, en realidad toco bien, lo apreciarán…

Es mi turno.

No sé exactamente qué sentía mientras estaba allí. Mi brazo derecho era de madera y a duras penas hacía su trabajo. Mis dedos de la mano izquierda se quedaban a menudo encogidos, sin llegar de forma certera a la nota. Iba acelerado, pero no estaba preparado para tocar tan deprisa. Sentí que me equivocaba a cada rato, pero tenía que seguir, como alguien que sube el Himalaya y sabe que no hay opción de retroceder, tiene que llegar al campo base. Pero, sorprendentemente hubo un momento en que toqué unas frases con precisión y sensibilidad. A ello me aferré para llegar hasta el final. Conseguí convencerme de que podía hacerlo.

Aplausos. He terminado. No se han dado cuenta, gritos, sonrisa de mi profesor que asiente satisfecho ¿de verdad les ha parecido bien? Salgo. Me palmean la espalda. Euforia. Ahora me siento libre. Ahora quiero volver a salir a la tarima a tocar. Ahora sé que estaría relajado y motivado.

Pero ahora ya no puedo, veo a los siguientes, que salen al escenario y parecen tan asustados como yo lo estaba antes.

Desde entonces he tenido bastantes actuaciones más y, aunque los nervios siempre están ahí, son cada vez menos negativos, y poco a poco voy madurando psicológicamente y aprendiendo a controlar la ansiedad.

pánico escénico

Pero, ¿hay alguna forma de superar el miedo incapacitante sin tener que pasar una y otra vez por tanta angustia?

Lo primero: estar nervioso antes de actuar es normal, incluso necesario, saludable. Hace que todos tus sentidos estén alerta, la sangre bombeando a toda velocidad y nuestra sensibilidad a flor de piel. Sin embargo, frecuentemente perjudican la interpretación en vez de ayudar. Os dejo algunos consejos que he recopilado por ahí y que, según mi experiencia pueden ayudar.

 

10 Consejos sencillos para superar el miedo y la ansiedad.

El mejor consejo, pero que no siempre se puede cumplir: estudia, trabaja y lleva preparado tus obras como si las hubieras escrito tú mismo. No hay nada más intranquilizador que tener dudas de si lo vas a saber o no. Puedes tocar mejor o peor, pero debes saber exactamente lo que tienes que tocar y cómo.

Antes de salir:

  1. Si puedes, realiza unos pocos estiramientos suaves y relajados. Eso si no te has puesto un traje, claro.
  2. Bebe un poco de agua.
  3. Antes de salir, respira lenta y profundamente, desde el abdomen. Inspira, contén 9 segundos la respiración y después expira.
  4. Procura relajar los músculos del esfínter (con perdón).
  5. Piensa que nadie te está examinando, el auditorio sólo quiere escuchar música (vale, si estabas leyendo esto para una audición esta no te vale). Piensa positivamente, si tú estás con sensaciones positivas, aunque tengas nervios (eso es inevitable), lo transmitirás al auditorio.

Cuando estés tocando:

  1. Sé consciente de que los fallos que cometas no lo son tanto para los espectadores, dales una importancia limitada, concéntrate en la música e intenta disfrutar de ella.
  2. No intentéis interponer barreras frente al público y tampoco evites mirarlo.
  3. Un truco que usan algunos ponentes es imaginar que el público está desnudo. Eso te hará sonreír, y sonreír siempre es bueno al actuar.
  4. Si al tocar te equivocas, no te detengas, continúa intentando retomar la pieza. El público le dará la importancia que le des tú. Si lo haces así, posiblemente ni se den cuenta.
  5. Toca hasta el final sin que parezca que estás deseando acabar. A menudo la última nota se deja ahí medio sin hacer y es un error. Se ha terminado cuando has completado la última nota en su totalidad la respiración posterior.

Para terminar, os recomiendo esta amena charla de Elsa Punset en el programa El Hormiguero, porque pocas veces podremos aprender de forma tan amena sobre el miedo escénico.

Y esta es una presentación que también me ha parecido interesante:

Otras fuentes:

Proyecto miedo escénico

Guitarra Online

Blog Joelodigo

Wikipedia