¿Cómo puede ayudarte una “hoja de trucos de positividad” para enfrentar un examen/concierto/audición?

Es el día antes de una audición, y mientras te tomas unos minutos para revisar los pasajes más difíciles, de repente tienes una punzada de ansiedad y empiezas a estresarte y a enloquecer por lo horrible que suena todo. Te sientes mal preparado. Y no paras de imaginar la cantidad de cosas terribles que pueden pasar. Es en esos momentos exactos cuando sabes que lo correcto es “pensar en positivo”. Pero estos también son los momentos en los que es más difícil atraer esos buenos pensamientos.

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La mayoría de nosotros tiene una tendencia natural a concentrarse en los pensamientos negativos. Por ejemplo, preocuparse por el futuro, lamentar las decisiones pasadas, y centrarse en lo que nos está molestando en el presente. Desde una perspectiva de supervivencia, probablemente tenga sentido. Pero desde la perspectiva del rendimiento, este sesgo de negatividad puede hacer que sea difícil mantenerse en un buen estado de ánimo antes de las audiciones, o ante cualquier adversidad. Entonces, ¿cómo podemos mejorar al “pensar en positivo”, al menos temporalmente, cuando más lo necesitamos?

El desafío de los 6 minutos de pensamiento positivo

Un equipo de investigadores reclutó a 142 estudiantes de pregrado y les dijo que pasarían un tiempo “entreteniéndose con sus pensamientos”. Entonces, para preparar el experimento, se les pidió que escribieran 8 temas en los que les gustaría pensar. Los temas que los participantes generaron iban desde “el día de mi boda”, “mi familia” o “el próximo verano” hasta escenarios más específicos, como “divertirme el día de San Valentín con mi novio y recibir regalos y abrazos de él” o “cómo sería mi vida si estuviera viviendo en Azeroth (World of Warcraft) “.

Luego se pidió a todos los participantes que pasasen 6 minutos en un “período de reflexión” y se les ordenó “dedicar el tiempo entreteniéndose con sus pensamientos lo mejor que pudieran”. Su objetivo debería ser “tener una experiencia placentera, en lugar de perder el tiempo centrados en actividades cotidianas o cosas negativas”.

Dos grupos

Para facilitar este desafío, a un grupo se le dieron recordatorios de los temas que habían enumerado con anterioridad. Sentados frente a la pantalla de una computadora, se les mostró cada uno de sus 8 temas, uno cada vez. Ellos mismos podían hacer clic en el siguiente cuando hubieran terminado de pensar en el que se visualizaba en la pantalla.

El otro grupo (que en este tipo de experimentos se denomina el grupo de control) no recibió ninguna ayuda de memoria. Solo las instrucciones “no tienen que pensar solamente en los 8 temas que escribieron, pero pueden ser un punto de partida útil”. Y aunque también se sentaron frente a la pantalla de una computadora, en ella simplemente se podía leer el mensaje “por favor, piensa en los temas que mencionaste antes”.

No es que las tareas de los grupos fueran tan diferentes. Simplemente, uno de ellos tenían delante una “hoja de referencia” de los temas elegidos. ¿Este cambio aparentemente trivial provocó alguna diferencia?

Cuatro diferencias

Después de completar el desafío de 6 minutos, se pidió a los participantes que calificaran su experiencia en diferentes áreas, tales como:

  1. Cuánto habían disfrutado del ejercicio de 6 minutos
  2. Cuánto les había costado concentrarse
  3. Cuántas veces se habían “dispersado” (pensado en otra cosa que no fueran los temas)
  4. En qué medida pensaron en los 8 temas que identificaron como opuestos a otros pensamientos no relacionados.

Disfrute: Al final, los participantes que recibieron recordatorios calificaron su “período de pensamiento” como más agradable (5,90 vs. 5,22; donde 1 = nada agradable, 9 = muy agradable).

Dificultad para concentrarse: El grupo que tuvo el recordatorio también encontró que era más fácil concentrarse (3.58 vs. 5.18; donde 1 = nada difícil de concentrar, 9 = extremadamente difícil de concentrar).

Mente errante: El grupo con el recordatorio también fue menos propenso a la distracción mental (4.51 frente a 5.93; donde 1 = nada, 9 = mucho).

Pensamiento focalizado en los temas: El grupo con recordatorios se centró mucho más en los 8 temas que escribieron (7.01 contra 5.95; donde 1 = solo sobre otros temas, 9 = solo sobre los 8 temas).

En definitiva, los datos sugieren que tener recordatorios hace que sea más fácil y divertido pensar en temas agradables.

¿Por qué?

Otras investigaciones previas sobre el pensamiento positivo indican que guiar deliberadamente los pensamientos hacia pensamientos agradables requiere esfuerzo. Y como todos somos perezosos, generalmente es más fácil simplemente dejar que nuestros pensamientos vaguen hacia lo que sea que surja en nuestra cabeza en ese momento. Es como mirar la TV mientras corres en la cinta del gimnasio, porque es demasiado complicado buscar el mando a distancia y encontrar algo que realmente quieras ver.

Desafortunadamente, cuando estás bajo presión, ¿dónde tiende tu mente a ir por defecto?
Sí … usualmente al lugar malo. El peor de los casos. Fallos pasados… Prácticamente todo lo que nos hace sentir más asustados y menos seguros.

Ponte en acción

Por tanto, si bien puede parecer un poco tonto crear tal cosa, intenta escribir una “hoja de trucos de positivismo”, enumerando una variedad de temas que serían útiles y que te permitirán reflexionar, por ejemplo, la noche antes de una gran audición. O cuando estás calentando antes de una actuación de gran importancia.

Tal vez solo te haga falta una libretita de 3 × 5 (pulgadas, ¡no pies!). O tal vez incluso mejor, una lista en Evernote en tu móvil. (Para que puedas convertir cada elemento de la hoja de trucos en una nota separada y hojearlos más fácilmente).

La idea es que tu pobre cerebro ya tiene mucho en mente el día de una audición o actuación. ¿Por qué hacer que funcione aún más de lo que debería? En lugar de gastar un esfuerzo extra para llevar tu mente hacia el pensamiento positivo, usa tu hoja de trucos para ayudar a desencadenar recuerdos de la última vez que tuviste un gran resultado. Los comentarios de apoyo o elogios que has recibido de los profesores o colegas en cuyas opiniones confías y respetas. O incluso post-audición, planea pasar el rato con amigos. 

Traducido de la publicación Bullet Proof Musician

Enlace al original: https://bulletproofmusician.com/difficulty-staying-optimistic-before-a-big-audition-try-using-a-positivity-cheat-sheet/

Autor: Noa Kageyama

Título original: Difficulty Staying Optimistic Before a Big Audition? Try Using a “Positivity Cheat Sheet”

 

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Cómo enfrentar las decepciones profesionales

En un mundo tan competitivo como el de la música clásica, todos tenemos una carrera repleta de momentos buenos y momentos no tan buenos. Hay situaciones en las que podemos sentir que hemos fallado, que no hemos logrado nuestros objetivos o que estamos estancados. Todas estos factores pueden provocarnos sentimientos equivocados que nos llevan a cuestionarnos nuestra calidad profesional.

Es muy común en los músicos buscar la aprobación de su entorno o del público. Una profesión como esta no tiene sentido si no hay nadie al otro lado, escuchando y disfrutando de lo que hacemos. Sin embargo, es fácil caer en ese círculo en el que necesitamos tener éxito musical para sentirnos buenos músicos. Por ejemplo, tras una audición frustrada o un concierto que no ha ido demasiado bien, el músico suele sentirse abatido y se lleva al terreno personal una situación puntual que no tiene por qué definirlo. Este tipo de pensamiento es dañino, ya que sin darnos cuenta estamos depositando en otras personas algo muy valioso: nuestra autoestima. 

Frente a las decepciones profesionales hay una serie de patrones que se dan en las personas que se lo llevan al terreno personal y dañan de esta manera su autoestima:

  • Sobregeneralizar: Se trata de convertir un acontecimiento puntual en algo generalizado. Por ejemplo, no conseguir una plaza en “x” orquesta y pensar que no vales como músico.
  • Designación global: En lugar de describir el error o errores que cometemos, personalizamos estos errores en nosotros mismos. Por ejemplo, he desafinado en un momento puntual y pienso, “qué mal toco”.
  • Pensamiento polarizado: Muy propio de los músicos. Se trata de ver las cosas color blanco o negro, o toco bien o toco mal, o el concierto me salió bien, o me salió fatal.
  • Personalización: Tendemos a pensar que todo tiene que ver con nosotros y nos comparamos siempre de forma negativa con el resto. “Este toca mejor que yo” en lugar de “Que bien toca”.
  • Lectura de pensamiento: Presupones la opinión de los demás sobre ti, y la presupones negativa. Por ejemplo, tocar en un concierto y suponer que los demás piensen que lo has hecho mal sin que nadie te haya dado muestras de ello.

Lo que sucede cuando no nos enfrentamos de manera correcta a las decepciones es que entramos en una espiral de pensamiento negativo que nos crea una imagen distorsionada de nosotros mismos como profesionales de la música. ¿La solución? No hay atajos ni trucos, la solución está en uno mismo, en saberse valorar y relativizar las situaciones buenas y malas que se nos presenten.

  • Mantente positivo, siempre centrándote en lo que puedes aprender de cada buena y mala experiencia.
  • Deja el runrun de lado.  A veces tendemos a darle vueltas a pensamientos negativos que no nos ayuda en nada. Pensar en las decepciones no te hará mejor músico.
  • Olvídate de los demás, de su opinión, y de sus éxitos o fracasos.
  • Confía en ti. Puedes tener momentos malos, pero también buenos. Has trabajado y sigues trabajando duro, así que no te dejes vencer nunca por las situaciones o por las palabras de otros.

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