Método de estudio para músicos

Tanto los profesionales como los que aún se están formando, tendemos a cometer muchos errores a la hora de estudiar. Como profesores, tenemos que inculcar un buen método de estudio a nuestros alumnos, y como profesionales debemos aplicarlo.

Si “estudias bien” y consigues que tus alumnos estudien bien

  • Previenes errores que luego costará mucho más trabajo corregir
  • Acortas las horas de estudio que necesitas
  • Consigues resultados mucho más inmediatos
  • Te vuelves más capacitado e independiente para detectar y corregir tus propios errores

A raíz de algunos comentarios que dejaban profesores en la web pidiendo consejos, me dí cuenta de que el problema de muchos alumnos (y también profesionales) es que nadie les ha enseñado a “estudiar bien.” Personalmente, esto también fue un problema para mí durante muchos años. Gracias a buenos profesores y a mi interés personal por mejorar técnica y musicalmente, he aprendido a ser metódica en mi estudio.

El método de estudio paso a paso

1. Observar, analizar y escuchar

Para afrontar desde cero cada pieza y estudio, lo primero que tenemos que tener claro es el concepto de esa pieza. Esta fase del estudio se puede adaptar a cada nivel. Vamos a ver de qué manera:

Primeros años

En el caso de niños que estén empezando a aprender música, de poco nos va a servir que le expliquemos a qué época pertenece la obra o la analicemos en profundidad. Sin embargo, sí podemos hacer lo siguiente:

  • Tocar la pieza para ellos, para que sepan cómo suena.
  • Si no son muy pequeños, incluso podemos dividirla en frases usando conceptos que ellos entiendan.
  • Usar palabras y frases cuya entonación y forma coincidan con la pieza.
Edades intermedias

Cuando tenemos alumnos algo más avanzados, sí podemos meternos más en el análisis de la pieza.

  • Podemos escuchar grabaciones
  • Tocar la pieza para ellos
  • Enseñarles a reconocer tonalidad y compás
  • Hacer una análisis formal sencillo, señalando frases, cadencias… etc.
Músicos avanzados

Desde alumnos avanzados hasta alumnos que estudien el Superior o incluso músicos ya formados, estas pautas nunca deben faltar:

  • Escuchar grabaciones
  • Análisis formal/estético
  • Análisis armónico
  • Situar la pieza en su contexto histórico

2. Cantar

Una situación que se da de manera muy frecuente en músicos de todas las edades son los errores rítmicos. ¿La causa? Muchos se saltan este importante paso de cantar, o al menos medir la pieza que van a tocar antes de estudiarla. Desde muy pequeños debemos acostumbrarnos, y como profesores insistir mucho en este tema. Al tocar, no podemos llevar el compás con la mano y además estamos pendientes de asuntos técnicos. Esto provoca que cometamos errores de medida sin darnos cuenta.

Pero cantar antes de estudiar no sólo nos ayudará a prevenir estos fallos rítmicos. También es bueno para comprender el sentido musical de la pieza y hacernos una idea preliminar de cómo queremos interpretarla.

3. Primera lectura

Una vez nos hayamos situado en la pieza, debemos leerla una vez muy lentamente y de arriba a abajo. Este será el momento de:

  • Identificar posibles dificultades técnicas
  • Identificar pasajes complejos
  • Hacernos una primera idea de la dificultad general de la pieza, para saber cuánto tiempo nos puede llevar trabajarla.
  • Pensar de forma preliminar en digitaciones o posiciones que podemos utilizar

4. Organizar la partitura

Gracias a la primera lectura, tendremos unas nociones para empezar a trabajar.

  • Dividimos la obra en fragmentos de estudio.
  • Digitamos
  • Establecemos las articulaciones
  • Establecemos en general todos los aspectos técnicos.
  • Señalamos de forma especial los pasajes que van a requerir mayor trabajo técnico.

5. Comenzamos a trabajar

Con las bases estéticas, formales, técnicas, con la idea de qué queremos conseguir y qué interpretación queremos darle, ya podemos empezar a trabajar. La mayoría de los músicos empiezan su trabajo en este punto, con lo que el estudio es desordenado  y con malos resultados.

En esta fase comenzaremos a trabajar la obra por tramos, lentamente y subiendo la velocidad poco a poco. Le daremos mayor peso a los fragmentos más complejos y poco a poco iremos montando la obra.

Si hemos realizado bien los pasos anteriores, comprobaremos que el trabajo de la pieza o estudio es mucho más fácil y da unos resultados mejores.

Te recomiendo leer estos otros post:

 
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Te gusta la música clásica, pero no lo sabes

Ver lo que se suele llamar música clásica en directo es una experiencia sencillamente impresionante. Una orquesta sinfónica es imponente desde todos los puntos de vista: música sin aderezos, sin amplificación, sin efectos añadidos… Sonido 100% real, instrumentos musicales que son auténticas obras de artesanía y un grupo de músicos enorme totalmente compenetrado, ejecutando de forma virtuosa obras de arte atemporales. Entonces, ¿cómo es que a la gente le parece que la música clásica es “aburrida“?

La primera pregunta que yo les haría es, ¿alguna vez has ido a un concierto de música clásica en directo? La mayoría de los que piensan que no les gusta la música clásica no ha ido nunca. Pero los prejuicios hacia la música clásica van más allá…

Conceptos equivocados, prejuicios injustificados

¿A qué llamamos hoy en día música clásica? Es un concepto erróneo, que sin duda hace mucho daño a este sector. Porque englobamos distintos estilos y épocas en un concepto nada atractivo, el “clásico” (léase rancio, aburrido, lineal, lo contrario de moderno, joven, pasional…etc.).

Cuando alguien oye hablar de música clásica, imagina automáticamente algo así:

¿Pero sabías que cuando vas a un concierto sinfónico puedes escuchar cosas como esta?

Y esto es sólo un ejemplo. La cantidad de estilos y músicas diferentes que puedes disfrutar en un concierto casi no tienen límite. Y pueden parecerse tanto unos a los otros como el blanco y el negro.

Muchas personas dicen “Voy a ponerme música clásica para relajarme”. Es bastante cómico, porque incluso la mayoría de las piezas puramente clásicas cuentan con momentos nada relajantes. Hay un concepto general de música desapasionada, distante, tranquila, repetitiva… Un concepto muy generalizado, y por desgracia, muy alejado de la realidad.

El curioso fenómeno de las bandas sonoras

Existe un gran público al que le apasionan las bandas sonoras. Las orquestas que se dedican a ello recaudan bastante y reúnen a un público muy distinto al de los conciertos clásicos. ¿Pero es tan distinta la música de cine de la que puedes escuchar en un concierto sinfónico?

Sin menospreciar el trabajo de los compositores de cine, lo que oyes en las bandas sonoras, ¡ya estaba más que inventado!. La mayoría de las bandas sonoras utilizan estilos y recursos que ya usaron grandes compositores del XIX y del XX, con menos “éxito en taquilla” que esas grandes bandas sonoras que tanto público atraen. Podríamos establecer unos cuantos parecidos razonables entre bandas sonoras y eso que la mayoría llamaría “música clásica”. A modo de ejemplo, ¿te recuerda a algo esta pieza?

Después de oír esto, ¿aún no te has convencido de que en realidad te gusta la “música clásica”?

Músicos, asumamos parte de la culpa

Cuando la música se acerca a la gente, la gente responde

Como músico, tengo la oportunidad de tocar para públicos muy distintos y en entornos muy diferentes. A veces he tocado en la calle, sólo por diversión, muchas veces he amenizado eventos sociales (como bodas)… un poco de todo.

La tónica general en este tipo de entornos es que la gente literalmente alucina viéndonos tocar. Desde el hecho de ver instrumentos hechos a mano tan de cerca, hasta lo distinto que se puede apreciar el sonido cuando lo oyes en directo; todo es nuevo y llamativo.

Es curioso, cuando se rompe esa barrera entre el público y los músicos, la gente que nos oye se siente cómoda. Se acercan, escuchan, disfrutan y preguntan sobre nuestra música y nuestro mundo. Esas personas que se paran a escuchar atónitas probablemente no hubieran pisado un concierto “clásico” en su vida. Pero ahí se quedan, ignorando los canapés del cóctel y la fiesta sólo para escuchar; o dejando los recados de esa mañana para quedarse de pie en plena calle, disfrutando. Les gusta, pero no lo sabían.

Los formatos actuales intimidan al público

Reconozcámoslo. Ir a un concierto “clásico” no se vende como la actividad más apetecible del mundo. La etiqueta, el silencio de ultratumba, los protocolos… Todo ello contribuye a crear un ambiente que más que invitar a quedarse, invita a huir sin mirar atrás. Incluso muchos músicos reconocen que les cuesta quedarse a escuchar un concierto entero.

¿Cómo un joven de 20 años va a querer quedarse dos horas a escuchar inmóvil y respetuoso una serie de obras que ni comprende ni conoce?

Los conciertos necesitan de más didáctica, mayor contacto con el público. Y lo más importante, liberar el protocolo que intimida a tantos. Con todo ello solo creamos un entorno hostil para la mayoría, en la que muchos sectores de público potencial sienten que no encajan.

 

 
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¿Por qué es Santa Cecilia la patrona de los músicos?

Hoy 22 de Noviembre conmemoramos el día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Es un día de celebración para todos los que nos dedicamos a la música. Se suelen programar conciertos especiales e incluso se suspenden las clases en las Escuelas y Conservatorios. Pero, ¿conocemos su historia?

¿Quién era Santa Cecilia?

Brevemente, sabemos que “Cecilia de Roma” existió en el siglo IV. Provenía de una familia de la aristocracia romana, y se convirtió al catolicismo. Siendo joven, sus padres la casaron con otro aristócrata, al que ella consiguió también convertir.

La historia de su martirio poco tiene que ver con la música. En aquellos tiempos, los cristianos eran perseguidos y condenados a muerte por el Imperio Romano. Este fue el caso de Cecilia y su esposo. Los romanos que la condenaron, intentaron primero asfixiarla con los vapores de las termas de su propia casa. Al ver que ella sobrevivía, intentaron decapitarla dándole hasta tres hachazos en el cuello, sin conseguirlo.

Tras ver que Cecilia no moría ni con el vapor ni decapitada, los verdugos huyeron. Finalmente, la joven murió desangrada al tiempo.

Entonces, ¿qué tiene que ver Santa Cecilia con la música?

En 1594 el Papa la nombró Patrona de los Músicos alegando que: “Había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”.

El director de orquesta y profesor de historia de la música Jesús Ignacio Pérez-Perazzo señala dos posibles argumentos para ello:

  • Cecilia procedía de una familia aristocrática y es muy probable, como solían hacer las jóvenes de entones, que tocase algún instrumento musical.
  • También señala una mala traducción como la culpable de esta relación de la santa con la música: la palabra “órganis” se tradujo como “órgano” (instrumento musical), cuando realmente debía leerse “fuelle”.

La confusión que la hizo “patrona de los músicos”

Como hemos dicho, en algún momento el traductor interpretó las “Actas del martirio” que contaban la muerte de Santa Cecilia de forma equivocada.

En el fragmento que narra el momento en que los romanos intentan asfixiarla en las termas de su casa, se lee la frase: “Candéntibus órganis Cæcilia Dómino decantábat dicens…“, en la que se refieren a algún objeto tipo fuelle con el que avivaba el horno para provocar el vapor asfixiante.  La palabra “órganis” se tradujo de forma equivocada como “órgano”, y es por eso que a Santa Cecilia se la suele representar tocando este instrumento.

 

 
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Ara Malikian en concierto y qué debemos aprender de él

Hace unos días que por fin pude ver en directo a Ara Malikian. Por mala suerte o por despiste, no había podido verlo hasta ahora. Cada vez que había tenido la oportunidad porque actuaba en mi ciudad, se agotaban las entradas en seguida, o yo me enteraba tarde. Pero esta vez sí, por fin pude verlo y juzgar por mí misma ese estilo tan peculiar de concierto. – Que tantos detractores tiene en el mundo clásico -.

Gran audiencia

Primer detalle: auditorio lleno hasta arriba. Y con un precio para las entradas bastante lejano al que se suele ver aquí, en mi ciudad. ¿Será que el precio no es el problema de que la audiencia de la música clásica baje? Está claro que la gente acude al auditorio en masa cuando el contenido les llama la atención. De acuerdo, muchos dirán que no podemos llamar al espectáculo de Malikian “concierto clásico”. Es cierto. Sin embargo, ver a gente de todas las edades alucinar con músicos de formación y trayectoria clásica, con instrumentos clásicos y tocando piezas clásicas (aunque “tuneadas”, como diría él), es todo un logro sobre el escenario. Algo no muy común hoy en día, cuando vas a conciertos sinfónicos o de cámara.

Valores

El espectáculo fue una maravilla. Para los que no hayan tenido la oportunidad de verlo, Malikian ha preparado un concierto en base a sus experiencias como músico. Pasando por sus distintas facetas y también por lugares en los que ha vivido, nos cuenta la historia de su vida a través de la música. Tanto los músicos que lo acompañaban como Ara Malikian se entregaban en cada pieza, y eso se reflejaba en el público. La gente realmente disfrutaba de la música, fuera cual fuese el estilo.

Lo más importante del espectáculo, lo que más destacó, es la cantidad de valores que transmitieron gracias a la música. Para eso estamos aquí, y para eso nos subimos a un escenario. Ese es el poder que la música tiene: universal, unitaria, humana, emocional… El primer elemento: aglutinar música de distintos lugares en un mismo programa. Muchas de las piezas que tocaron estaban influidas por distintos folclores. El segundo elemento: mezclar épocas y estilos que nos transmiten esa idea: no hay clásico, rock o sefardí: sólo música. 

Epecialmente emotivo fue el momento dedicado a los refugiados. Después de haber escuchado música de todo tipo, lugar y época, Ara Malikian y sus músicos dedicaron una pieza a los refugiados. Fue el lazo que envolvió el paquete, con ello se dejaba claro el mensaje de paz, igualdad y humanidad que continuamente se transmitía en el concierto y que es el sentido de la misma música.

¿Qué podemos aprender de Ara Malikian?

No estoy diciendo que los músicos “clásicos” tengan que saltar por el escenario o tocar rock para hacer que venga más público a los teatros. (Aunque en el fondo pienso, ¿qué hay de malo?). Sin embargo, sí que hay algunos detalles que se pueden incorporar a un formato de conciertos que pertenece no ya al siglo pasado, ¡sino al anterior!

  • Narración: En el espectáculo de Ara Malikian, él hace las funciones de narrador. No hay programa de mano, él cuenta la historia de cada pieza (con bastante éxito, por cierto). Es una buena forma de mantenerse en contacto con el público, y de hacer los conciertos algo más didácticos. No todo el público conoce los detalles de las piezas, la época. A través de una buena narración, podemos captar la atención de la audiencia, que se metan en la música como lo estamos nosotros, y que su experiencia sea más completa.
  • Factor sorpresa: Sería interesante que no todo lo que se toque estuviera especificado en el cartel. Seguro que para muchos sería estimulante ir a un concierto sin saber del todo qué van a escuchar. Más allá de los bises, podemos programar de forma más dinámica.
  • Añadir más elementos: No hacen falta luces de colores para dar más vida a un concierto. Pero sí que se pueden utilizar distintos elementos para crear nuevos formatos de concierto. Unir una proyección a la música interpretada, por ejemplo. (Os dejo el enlace a la noticia reciente de un concierto de la OEX que apostaba por este formato.)
  • Cambiar la vestimenta: El frac debería ser cosa del pasado. Una vestimenta uniformada, pero alejada de la imagen de etiqueta y élite beneficiaría mucho a la música clásica y a cómo se percibe este “mundillo”.

Todos estos elementos no hacen otra cosa que acortar la barrera entre el público y los músicos. De ninguna forma le quitamos seriedad o con ello “se pierde el respeto” a la música que se interpreta. Se trata de tender la mano a una audiencia que nos abandona.

 
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¿Aprobar las oposiciones y “guardar el instrumento”?

Muchos músicos se preparan durante años para aprobar una oposición y ganarse una plaza como profesores. Y entre nosotros existe ese tópico “aprobó las oposiciones y guardó el violín”. ¿Es cierto este tópico? ¿Convertirse en profesor implica abandonar el trabajo personal con el instrumento?

El problema de la incompatibilidad

Una gran traba para que muchos profesores mantengan su actividad fuera de las aulas es el tema de la incompatibilidad de contratos. Dependiendo de la región y de la normativa, los profesores no tienen permitido firmar otro contrato fuera del que tengan con el Conservatorio. En cuestiones legales, este blog se explica muy bien.

Este tema está más que hablado. Es muy importante que un profesor mantenga una actividad concertista más allá de lo anecdótico. Está claro que esto dará prestigio al docente y al centro, y proporcionará mayor riqueza en el aprendizaje de sus alumnos. Un profesor que ha perdido por completo el contacto con los escenarios, con lo que es formar parte de un coro/orquesta, ponerse delante de un público o de un tribunal; poco podrá enseñar sobre ello a su alumnado.

Por otra parte, también tenemos que comprender que esta ley de incompatibilidades nace de un principio fundamental: El de la dedicación del personal al servicio de las Administraciones Públicas a un solo puesto de trabajo. De esta forma se da la oportunidad de acceder a esos otros puestos de trabajo a otros profesionales del sector. En definitiva, es una ley cuya intención es:

  • Procurar que los puestos públicos sean distribuidos equitativamente
  • Que las personas que obtengan un puesto público no superen ciertos topes de ingresos (lo cual se consideraría injusto).

Sin embargo, en el caso de los músicos, debería acotarse y matizarse más esta ley. Ya que realmente el profesor no va a dedicarse a dos actividades simultáneamente, sino que busca participar de forma puntual en conciertos. El fin que busca un profesor al tocar es seguir formándose, mantenerse en activo y transmitir así más conocimientos a sus alumnos.

El acomodamiento

Es cierto que algunos profesores pueden tender a acomodarse. Es comprensible, después de años de preparación, algunos pueden necesitar un tiempo “de descanso”. ¡Los músicos también tienen familia y hobbies a los que quieren dedicarse!

Una vez que uno gana su plaza, y tiene su horario fijo, es fácil acomodarse. Y es duro tomar horas de tu tiempo libre tras las duras jornadas de clase para seguir estudiando. Sin embargo, un leve esfuerzo (un par de horas diarias serían más que suficientes) puede significar mucho para nuestros alumnos. Si no mantenemos nuestro nivel musical, perdemos valor como profesores, y los alumnos lo notan.

Tan importante es mantenerse activo en los escenarios como en la sala de estudio. Ya sea dedicando tiempo a nuestro propio repertorio, a nuestras escalas y ejercicios técnicos. Un profesor completo es aquel que puede dar soluciones a sus alumnos porque él ha pasado y pasa por los mismos problemas técnicos y estéticos.

En constante formación

Un profesor también puede seguir aprendiendo, y de hecho, debe. No sólo debemos seguir formándonos como instrumentistas, sino también como pedagogos. Y el hecho de formarse no tiene porqué implicar caros cursos con grandes profesionales. También está en nuestra mano la auto-formación.

Debemos ser curiosos, buscar nuevas metodologías, idear novedades para nuestros alumnos. La pedagogía cambia, los estilos interpretativos cambian, y debemos ser capaces de adaptarnos. Por ello, está entre las tareas de un buen profesor investigar y mantenerse informado.

En los profesores de hoy está puesto el relevo generacional en la enseñanza musical. Podemos empezar a formarnos más allá de lo estipulado y dar a los alumnos infinitas posibilidades.

Un buen profesor se caracteriza por ser buen músico, buen pedagogo, investigador, innovador y constante en su trabajo con el alumno. ¡No te abandones!

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