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@ Isabel Villagar, Profesora de Canto Online
Todos los músicos, clásicos o no, solemos actuar y trabajar de formas muy distintas. Una de ellas son los típicos bolos o conciertos que nos salen ya sea para una sala, un local, un hotel, un ayuntamiento, una boda…etc. El problema de este tipo de trabajos es que el que contrata no siempre nos da de alta como trabajadores, dejando en nuestras manos las responsabilidades con seguridad social y hacienda. No todos los músicos tienen la posibilidad de hacerse autónomos, ya que el trabajo que sacan de estos bolos no es suficiente para mantenerse. Sin embargo, hay otras opciones.
En Gran Pausa no somos expertos en el tema. El objetivo de este post es simplemente dar algunas nociones para todos esos músicos a los que les preocupa este asunto. Para ello nos hemos estado documentando y os resumimos aquí algunas informaciones de utilidad.
Para una información más ampliada, recomendamos leer este post, del que hemos extraído gran parte de nuestros datos.
Antes de explicar las distintas opciones, tienes que entender cómo funciona a grandes rasgos el sistema laboral a la hora de pagar impuestos y demás.
Cuando una persona trabaja, en este caso actuando, está realizando dos tipos de actividades, por un lado laboral y por otro económica, ya que percibe dinero por ello. En el ámbito de lo laboral, debemos rendir cuentas ante la Tesorería de la Seguridad Social. En el ámbito económico, a Hacienda. Dependiendo de la forma en que trabajemos, si por cuenta ajena, como autónomos, como sociedad…etc tendremos unas obligaciones distintas con cada entidad.
Los músicos pueden darse de alta en este régimen. Una vez hecho, la Tesorería de la Seguridad Social nos dará un Talonario de Justificantes de Actuaciones. Con este talonario, rellenaríamos un justificante por cada actuación, una copia se la queda el que contrata y otra, nosotros.
Al final de año, cotizaremos en la seguridad social según lo que hayamos trabajado, al igual que cualquier otro trabajador que paga lo que responde a la seguridad social a través de su nómina. No tenemos que pagar IVA, de eso debe encargarse el que contrata. Sí que tendríamos que pagar IRPF, y hacer la declaración de renta si estamos obligados a ello, repetimos, como cualquier trabajador normal. Lo ideal con respecto al IRPF es que os lo retenga la empresa en el mismo pago. El tanto por ciento que se suele pagar es del 15%.
Una Sociedad Civil, es la unión de al menos dos socios con la intención de realizar una actividad que puede ser o no económica. Para establecerla se firma un contrato privado. También debemos registrarnos en Hacienda. Tras los trámites se obtiene el NIF provisional con el que ya se puede abrir una cuenta corriente a nombre de la sociedad, facturar a través de ella o recibir facturas
Con respecto a la Seguridad Social, es recomendable de nuevo darse de alta en el Régimen Especial de Artistas. No es necesario darse de alta en el RETA (Autónomos). Según leemos en Absolutorio: “[…] Las normas del RETA establecen que “se entenderá como trabajador autónomo aquél que realiza de forma habitual, personal y directa una actividad económica a título lucrativo”. […] En numerosas sentencias, especialmente traer a colación la Sentencia del Tribunal Supremo de 29 de octubre de 1997, que viene a igualar el requisito de la habitualidad al percibo de cantidades equivalentes superiores al salario mínimo interprofesional y mencionar la recogida en se fija que los ingresos (la contraprestación) deben ser inferiores al Salario Mínimo Interprofesional.”
Según leemos en el blog Absolutorio:
Las cooperativas de facturación se han convertido en un parche para solucionar la precariedad laboral de los músicos que viven de bolos. Se trata de una organización que se constituye como cooperativa para tener beneficios fiscales y a través de la cual los músicos facturan. Ellas se encargan de cotizar a la Seguridad Social, hacer la retención de IRPF y pagar a los músicos. Funcionan como un a especie de intermediario. Para conocer más, lee este post.
El tema de las asociaciones es bastante complejo. Muchos músicos se han establecido en este tipo de agrupaciones para poder trabajar. Sin embargo, hay que señalar que las asociaciones sin ánimo de lucro se caracterizan precisamente porque deben constituirse sin ánimo de lucro. Entre los requisitos, encontramos por ejemplo que no pueden repartirse beneficios entre sus socios. Para más información, leer este post.
Aunque el marco legal no sea muy flexible ni adaptativo con nuestra situación como artistas, siempre debemos atenernos a él. Lee esta noticia sobre una inspección de trabajo que te ayudará a comprender la situación.
Cualquier músico sabe que tocar escalas es muy importante. Desde que empezamos a trabajar en la música, nuestros profesores se empeñan en hacernos tocar escalas, escalas y escalas. Desde luego, es un trabajo que puede resultar bastante aburrido para la mayoría, sobre todo frente a la tentadora opción de dejar de lado las escalas y trabajar obras increíbles. Incluso es común que algunos músicos olviden pertinentemente estudiar sus escalas cuando ya no están sometidos al control semanal de su maestro. Así lo confiesa el Dr. Noa Kageyama en su artículo sobre la importancia de las escalas: “Como cualquier estudiante, yo practicaba obedientemente (aunque a regaña dientes) todas mis escalas desde muy temprana edad. Por supuesto, una vez tuve la edad para practicar sin supervisión, con agrado evité tocar escalas tanto como pude. Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí pero no sabía exactamente por qué.”
Como tomar vitaminas, sabía que tocar escalas era bueno para mí pero no sabía exactamente por qué.
Cuando aún estaba estudiando en grado medio, odiaba tocar escalas. Pero no me quedaba más remedio, porque mi profesor me las controlaba en todas las clases que teníamos. No le importaba que no hubiese estudiado el concierto o la sonata de turno, pero ay de mí como no hubiese preparado al menos una escala. Cuando le decía que tocar escalas me parecía aburrido, él siempre me contestaba igual: Toda la música está formada por escalas y arpegios, si dominas eso, podrás tocar cualquier cosa. Todavía era pequeña, pero más tarde entendí que esa era la clave de la importancia de trabajar las escalas a diario: las escalas son los fundamentos de la música. Es lo más básico que un músico puede tocar. Y dominar la base es determinante en cualquier disciplina.
El Dr. Noa Kageyama ilustra bien esa percepción de dominio de los fundamentos: “La chelista Natalia Gutman […] dió una clase maestra para los chelistas y llegó un momento en el que todos los que estábamos ahí sonreímos y asentimos con la cabeza con admiración. ¿Qué fue lo que hizo? Tocó una escala. […] Cualquiera puede tocar una escala. Pero tocarla con la comodidad y la facilidad que ella demostró, con tal precisión, distribución, control, uniformidad, suavidad del arco y tan orgánicamente, sin mencionar el sonido destellante y puro, los cambios de arco limpios y la afinación…suspiro… Nos dejó sin palabras. Puede que las escalas sean la secuencia más básica que toca un músico, pero observar el dominio de los fundamentos de un gran artista fue algo realmente digno de contemplar. Me di cuenta de que sí; puede que sea capaz de tocar un buen Capricho de Paganini , pero no podría ni siquiera acercarme a esa clase de ejecución en una escala.”
Sólo una palabra: experimenta. El Dr. Noa Kageyama compara las escalas con un laboratorio de pruebas, y para mí no puede estar más acertado. Tocando escalas puedes explorar todos los tipos de sonido que se te ocurran para después aplicarlos a las obras que trabajas.
Haz la escala nota por nota, liga de dos en dos, de tres en tres, de doce en doce… Practica las articulaciones cortas y largas, con distintas formas de ejecución, con distintos ritmos… Combina ligaduras, acentos, matices… todo lo que se te ocurre tiene cabida en el laboratorio de escalas.
¡Ya no tienes excusas para no practicarlas! Domina la base para poder dominar todo lo demás.