La vida de un músico con un instrumento monódico como el violín es solitaria. En las largas y austeras horas de práctica con el príncipe de los instrumentos tenemos una sensación de vacío, una carencia de apoyo que intentamos paliar de muchas maneras. Tocar dobles cuerdas es un esfuerzo loable pero limitado; a menudo nos consolamos con acompañamientos pregrabados que no saben seguir nuestro maravilloso ritmo interior, nuestros bonitos rubatos y sentidos rallentando…
Total, que al final no nos queda más remedio que juntarnos con otros músicos como pianistas, guitarristas, otros instrumentistas de cuerda ¡incluso violas! ¡pero estos seres inferiores jamás estarán a nuestro nivel!
Quizás podríamos buscar otros violinistas, ellos saben lo que necesitamos para brillar, y sin embargo… ¿quién querría ser el subordinado de otro igual que él?
Así que la técnica de la que voy a hablar aquí nos viene como anillo al dedo: nosotros mismos nos vamos a multiplicar acompañándonos a nuestro gusto, mediante el violín o con cualquier otro sistema generador de sonido que se nos ocurra.
El Live Looping o “loopeo” (en español podríamos traducirlo como “pergeñando bucles”) es una técnica que se está haciendo poco a poco muy popular entre músicos autosuficientes, que pueden afrontar y desarrollar en solitario y en vivo actuaciones, composiciones o improvisaciones valiéndose sólo de sus propios medios. Es por tanto muy útil para todo tipo de músicos pero especialmente enriquecedor para instrumentistas monódicos, músicos electrónicos o cantantes.
El uso de esta técnica por artistas mainstream como Ed Sheeran ha dado a conocer el Live Looping a públicos masivos:
El live looping (creación de bucles al vuelo) es la grabación y reproducción de muestras de audio en tiempo real, usando tanto hardware (cintas o hardware dedicado) o software. Este es un proceso con numerosas posibilidades sonoras, abierto a texturas instrumentales, improvisaciones y técnicas compositivas“
Hace poco tuve la suerte de asistir a un taller sobre esta técnica impartido por Simón García, y os voy a contar un poco mis sensaciones allí.
¿Qué elementos hacen falta para hacer Live Looping?
- Esta es una web para violinistas así que obviaremos que ya disponemos de un violín (o viola), ya sea eléctrico o acústico.
- El violín eléctrico tiene la ventaja de que se puede enchufar directamente a cualquier sitio, pero también la desventaja de que no podemos producir sonido más que haciendo vibrar las cuerdas. Si tenemos un violín acústico con un micrófono se nos abren más posibilidades para lanzar más sonidos. Es mejor usar micrófono que pastilla, para poder producir sonidos con la boca (beatbox), percutiendo, etc. Sobre cómo amplificar un violín ya escribimos un par de artículos (1 y 2) pero en el taller me descubrieron un nuevo micro baratísimo que se puede codear con los más caros habitualmente usados por los profesionales:
- Este micro lo podéis comprar en la web de Thomann por 49€ en ESTE ENLACE. También necesitaréis una sujeción para anclarlo al violín, como ESTA, por unos 20€.
- Un pedal Loop Station, como el RC-30. Este es en esencia la herramienta con la que vamos a crear, almacenar y lanzar nuestros loops. Es probablemente el mas usado por su versatilidad y precio.
- Si el precio os parece excesivo podéis optar por una versión “mini”, algo más limitada e incómoda al tener un solo pedal, pero igual de funcional, por unos 180€
- Y por supuesto amplificación; aquí todo depende del lugar en el que vayáis a realizar el live looping. De momento vamos a suponer que nos conformamos con hacer pruebas en nuestra habitación. Podría ser suficiente este pequeño que tengo yo, el Line6 Spider, por apenas 100€
Una vez tenemos todos los bártulos conectados podemos empezar a jugar.
¿Cómo funciona la pedalera Loop Station?
Este artículo sólo es una breve introducción para que os hagáis una idea de lo que se puede hacer, pero es curioso la cantidad de opciones que hay con solo dos pedales. Tenéis que tener en cuenta que podemos ir grabando una pista sobre otra hasta que nos cansemos, con la limitación de que deben tener la misma duración.:
- Un click en el pedal izquierdo empieza a grabar.
- Un segundo click en el pedal izquierdo para la grabación y comienza a reproducir lo que hemos grabado.
- Un tercer click comenzaría a grabar un nuevo bucle.
- Un click en el pedal derecho pausa la pista grabada.
- Doble click en el pedal derecho para todas las pistas.
- Dejar pulsado el pedal izquierdo deshace el último bucle grabado.
- Dejar pulsado el pedal derecho cambia de pista.
- etc.
Además, dispone de diversos ritmos pregrabados y efectos de sonido.
Las posibilidades son infinitas. Hay una tendencia a comenzar creando bucles rítmicos, ya sea haciendo beatbox con la boca sobre el micrófono (sobre esto también recibimos unas estupendas explicaciones de Simón), percutiendo en diversas partes del violín con los dedos, con golpes de arco como chops o golpes detachés, martelés, etc. Pero también se pueden crear pistas de sonidos no rítmicos, con toda clase de ruidos (ruido blanco, chirridos, etc.). Fue muy sugerente una demostración en la que Simón creó pistas de sonido relacionadas con el mar: olas, gaviotas, viento, que superpuestas crearon un fondo ambiental perfecto para la melodía de Titanic que dibujó después.
Probando el sistema.
En el taller tuve la suerte (suerte para mí, mala suerte para los que tuvieron que escucharlo) de probar personalmente los pedales bajo la paciente dirección de Simón, que atendía con resignación a mis caóticos pisotones a la pedalera.
Perpetré unos ritmos de supuesto rock aporreando un pobre arco de fibra de carbono contra el mástil, y una vez creado el bucle traté de improvisar encima algún chirrido distorsionado que sonara metalero, aunque creo que el único efecto que produje fue el de preocupación en Simón.
La verdad es que tocar el violín es algo que ya de por sí exige de un buen porcentaje de neuronas trabajando a destajo. Como violinista estamos habituados a olvidarnos de los pies, así que, cuando te ves tocando y teniendo que pulsar pedales con precisión, de repente uno debe desdoblarse en en múltiples tareas con diferentes partes del cuerpo y se produce una especie de colapso de información en la que los miembros acaban desorientados. Al poco rato yo ya no sabía a qué pedal tenía que darle, qué quería hacer, así que para disimular pisaba al tuntún, con el consiguiente caos.
Desafortunadamente el tiempo pasa volando en estos cursos, y cuando nos quisimos dar cuenta ya no se podía seguir loopeando. Es una verdadera lástima, pero enfín, salí de allí con unas cuantas ideas y deberes para realizar, a saber:
- Debo practicar Beatboxing (ritmos con la boca).
- Debo practicar los chops y otros golpes de arco rítmicos.
- Debo estudiar ritmos como el tumbao, las bulerías, el reggae, etc.
- Debo ahorrar para comprarme una Loop Station.
- Debo encontrar más tiempo (¿quitando horas de sueño? ¿no comiendo? ¿abandonar toda vida social?…)
Conclusión
La técnica del Live Looping es una herramienta increíble para quienes buscan dos cosas: la actuación en vivo en solitario y/o la composición. Es muy difícil para un violinista componer si no domina otros instrumentos en los que se puedan desarrollar acordes, ritmos, etc; ahora sin embargo podemos multiplicarnos en tiempo real para desarrollar profundidad armónica y rítmica con la que definir nuestros temas. Requiere entrenamiento, trabajo y esfuerzo mental, pero, sobre todo si te interesa el mundo de la composición, esta es una opción que te abrirá a un mundo de posibilidades.
Y además esto es un camino que puede enriquecerse y complicarse muchísimo, y si no lo creéis mirad la instalación de aparatos que se ha montado Casey Driesen: