Entre las obras de Antonio Vivaldi hay una cuyo título es Il cimento dell’armonia e dell’inventione, una colección de doce conciertos para violín y bajo continuo. Los primeros cuatro de esos conciertos son tan famosos que tanto las partituras como las grabaciones son casi siempre publicadas separadamente bajo el título de Las cuatro estaciones.
Esta “colección en la colección” no es arbitraria, pues esos primeros cuatro conciertos tienen en común una característica muy interesante: el músico veneciano los compuso basándose en otros tantos sonetos que él mismo escribió, intentando recrear con música las imágenes evocadas por el texto. Así, por ejemplo, el poema que dio lugar al tercer concierto, dedicado a la estación que hoy tiene comienzo en el hemisferio norte, nos presenta imágenes otoñales de la campiña, empezando con las fiestas y los bailes por la buena vendimia, siguiendo con los resbalones y el sueño de los que se han excedido con el vino y terminando con escenas de cacería, en las que aparecen armonías típicas de los cornos y disparos de escopetas.
La interpretación que he elegido es la de un violinista que está entre mis preferidos, un jovencísimo Nigel Kennedy, que ya hemos tenido ocasión de escuchar en este blog, tocando el concierto de otra estación, El invierno, y el doble concierto de Bach.
El estribillo del primer movimiento de este concierto lo he arreglado para flauta dulce de manera que mis alumnos y alumnas de primero de ESO puedan ensayar el si bemol de manera entretenida y agradable.
La entrada Otoño ha sido publicada primero en educacionmusical.es.
Vuelve la primavera, estación celebrada por muchos músicos: en este blog ya hemos hablado de cómo la veían 
A veces interpreta de manera algo heterodoxa, lo que puede provocar el rechazo de algunos puristas. A mi me gustan mucho las interpretaciones historicistas, no lo puedo negar, así como me encanta la sonoridad de los instrumentos de la época para reproducir la música antigua. Pero también me gustan las ejecuciones con carácter, que buscan entre las notas de la partitura para encontrar algo que refuerce las probables intenciones del compositor. En el vídeo siguiente, con el último de los conciertos de Las cuatro estaciones de Vivaldi, el Invierno (muy apropiado por la estación recién empezada), tenemos varios ejemplos: el empleo del efecto sul ponticello, acercando el arco al puente, donde la cuerda ofrece mayor resistencia, para producir un sonido frío y casi escalofriante; el uso del golpe de arco spiccato, que todavía no había sido inventado en los tiempos de Vivaldi debido a las limitaciones de los arcos de la época, que permite producir notas muy picadas y rapidísimas; o las acentuaciones exageradas (pero ¿estamos seguros de que eso no se hacía también cuando vivía Vivaldi? Al fin y al cabo el barroco es el período histórico-artístico de la exageración).
