La vergüenza nacional. La educación artística “distrae”.

Se están recordando de nuevo las declaraciones que nuestro brillante ministro de educación, cultura y deporte hizo en 2013. La educación artística “distrae”. Esta declaraciones, junto con la decisión de transformar las asignaturas artísticas en optativas con la última ley educativa han levantado ampollas. Y no es para menos.

Desde que España se inició en la democracia hemos pasado ya por siete leyes escolares. Las enseñanzas artísticas han sido ninguneadas y relegadas a un segundo plano de manera progresiva con cada nueva ley, especialmente en los últimos años. Música y Plástica se retiraron como obligatorias del último curso de la ESO y se legisla para que ocurra esto mismo tanto en toda la ESO como en la Educación Primaria.

Son decisiones que no se entienden desde ningún punto de vista. Las artes, como se ha demostrado incluso de manera científica, aportan infinidad de aspectos a la educación de los niños: aumenta su capacidad de expresarse, memoria, desarrollo cognitivo, concentración, responsabilidad, creatividad… Todos los que nos dedicamos a la música sabemos la cantidad de buenas cosas que la música nos da. Los antiguos griegos lo sabían, la música era parte esencial de su educación. Hoy en día, también lo saben otros muchos países con mejores resultados escolares que España; como Finlandia, Dinamarca, uiza, Alemania, EEUU…

Pero esta equivocadísima decisión no sólo afectará a la educación de los niños españoles, cada vez más precaria y llena de carencias. También afectará a una industria que ya está de capa caída, la industria cultural. Porque el hecho de que la música y otras artes se enseñen en los colegios de manera seria y comprometida conduciría a la creación de un público en potencia. Lo que la cultura española necesita es a ese público inexistente, que no falta porque no guste de ella, sino porque la desconoce. ¿Quién va a ir a los museos, a los conciertos, al cine? ¿Será, como nuestros políticos dicen, culpa de la “calidad”? Tampoco creo que ayude el 21% de IVA

La cultura se crea desde la base. Lo que no podemos esperar es que la gente quiera venir a ver un concierto cuando ni siquiera saben diferenciar un trombón de un clarinete. Porque nadie les enseña, ni les va a enseñar. Lo que sí les dicen es que estas cosas les “distraen” de lo importante.

Ministerio de Guarderías, Toros y Fútbol

José Ignacio WertObviamente no es el nombre oficial, pero podría serlo si no fuera necesario mantener las apariencias. Hablo del ministerio que actualmente ocupa José Ignacio Wert, ayer mismo galardonado con un importante reconocimiento que otorga la revista El Jueves.

Siguiendo en la línea de su predecesora en la cartera de Cultura, la también cultísima Ángeles González-Sinde, quien instituyó el Premio Nacional de Tauromaquia, Wert, al mismo tiempo en que recorta de manera brutal el presupuesto para Educación, se propone incrementar los fondos destinados a la promoción de ese espectáculo lamentable y antieducativo, basado en el maltrato, el sufrimiento y la muerte.

No es casual que sea esta la “cultura” que quieran fomentar desde el Gobierno, pues está claro que quieren distraer al pueblo del durísimo ataque a los derechos sociales y constitucionales, aplicando una receta de casi 2.000 años de antigüedad que por lo visto aún sigue dando buenos resultados: panem et circenses, “una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas. (Wikipedia, a día de la fecha)”, ya españolizada como pan y toros a finales del siglo XVIII por León de Arroyal y puesta en música por Francisco Asenjo Barbieri, autor de la zarzuela así titulada.

Por eso, para tener una visión global y conseguir una mejor coordinación de esa labor a fin de que no falte ese entretenimiento de baja calidad, el ministerio de Wert asume también el deporte, palabra que para las masas es sinónimo de fútbol.

Entretenimiento de baja calidad, cuánta verdad en tan pocas palabras: ya se ve claramente que eso también está afectando a la primera competencia de este recién nacido ministerio, la educación, pues cuando su calidad baja, ésta se transforma en entretenimiento, en guardería.

No malinterpretéis esta palabra, de ninguna manera me refiero a la guardería infantil y menos aún a la Educación Infantil, posiblemente la más innovadora de las etapas educativas. Me refiero a que hay una clara voluntad de retroceso en educación por parte del poder económico (que hoy en día es el que controla al poder político), con la intención de recuperar los orígenes de la escuela pública: la necesidad de proporcionar un lugar en el que los hijos de los obreros estuvieran atendidos durante la jornada laboral de sus progenitores.

En la sociedad rural la escuela no era tan interesante para los poderosos, pues el puesto del trabajo de los campesinos coincidía con su domicilio. Con la industrialización y la migración urbana, fue necesaria una institución que se ocupara de niños y niñas. Y ya que estaban, que aprendieran lo que les iba a servir para integrarse eficazmente en la cadena productiva, pero no mucho más, ya que si llegaban a ser conscientes de que tenían derechos, podían llegar también a exigir que se les respetasen.

Hay conquistas como el derecho a la sanidad y a la educación, la libertad de expresión y de manifestación, el derecho de huelga, etc., cuya consecución ha necesitado mucho tiempo y, sobre todo, la lucha, a veces sangrienta, de varias generaciones. Ahora estos logros se están tambaleando. ¿Vamos a aceptarlo en silencio?

La entrada Ministerio de Guarderías, Toros y Fútbol ha sido publicada primero en educacionmusical.es.