Largo, como todos… pero si es junto al fuego, mejor: el Invierno de Vivaldi

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Partitura interactiva en www.flautatituras.wix.com/inviernodevivaldi Fotografía de Roman Boed
Confieso que, aun conociendo el famoso soneto, convencido estuve durante años de que tan hermoso pizzicato simbolizaba copitos de nieve cayendo... pues no. La idea es en verdad muchísimo más sugerente: hablamos de gotas de agua, pausadas pero constantes, que solo suenan en el techo o en la ventana imaginarios, es decir, que funcionan antes como presencia que como dibujo. De ahí que no haya escogido ninguna foto de lluvia sobre Venecia, que bien hermosas que había; ni siquiera ninguna de esas de raindrops sobre cristales, que tentada mi vena hipster estaba.

Me quedo mejor con la obra maestra de Roman Boed, pues mientras tanto, en primer plano, la apacible melodía del violín solista recoge esa atmósfera de calma hogareña al calor de una hoguera. De alguna manera, el prete rosso logró captar esa sensación que tenemos cuando llegan las bajas temperaturas y la humedad acecha: vale, salir a la calle es un fastidio para los frioleros y para aquellos que como yo siempre olvidan el paraguas... mas cuán placentero resulta rescatar edredones, o que tu gata ingrata vuelva a querer subirse a ti; o cuánto debe de ser que, por ventura, hasta cuentes con una buena chimenea, de esas que te quedas absorto mirándolas, activando cierto remanente de nuestra conciencia más ancestral (y qué envidia más insana me viene de pronto, por cierto).

Perfectamente sincronizado con estas fechas —ironía—, os propongo una versión para flauta dulce y acompañamiento, dedicada, por cierto, a quienes de momento solo pueden comprarse la leña. Como suele ocurrir, pues ha habido que transportar un pelín, octavar para arriba o para abajo (véanse las cabezas pequeñas) e incluso cambiar tres veces una misma nota, sí, cual hereje en riesgo de ser anatemizado (véanse cabezas en forma de rombo).

Espero que sea de vuestro agrado.



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