flowkey: avanzando hacia el futuro de la enseñanza musical

Hace unos días que he sido invitado por el equipo de flowkey a probar su app de aprendizaje del piano. La he estado probando en diferentes entornos: primero yo mismo para hacerme con la aplicación, luego con alumnos y con amigos (totalmente ajenos al piano, para ver cómo se desenvolvían con ella), y finalmente aprovechando mis clases de Introducción a la Pedagogía Musical, monté un pequeño focus group alrededor de la misma para que debatiéramos sobre sus posibilidades.

En esta entrada voy a hablar primero de la aplicación en general para que la podáis conocer aquellos que aun no la conozcan, y luego de las impresiones de mis conejillos de indias y mías sobre la misma. ¡Allá vamos!

flowkey – aprende a tocar el piano con tus canciones favoritas

flowkey - learn piano with the songs you loveflowkey, es una aplicación para entorno iOS (funciona tanto en iPhone como en iPad) y android, cuyo target específico son aquellas personas que quieran aprender a tocar el piano, tanto niños como adultos, sin importar sus preferencias musicales.

Antes de entrar en detalles, conviene señalar que un fabricante de pianos tan respetado como Yamaha es uno de los patrocinadores de la app, lo cuál ya demuestra que no nos encontramos ante una aplicación más. De hecho si compramos un teclado o un piano digital de esta marca podemos obtener una suscripción premium a flowkey.

Pero ¿necesitamos un teclado específico para poder usar la app? No. Funciona con cualquier teclado o piano acústico que suene. De hecho incluso he hecho la prueba extrema de usar la app en el iPhone y mientras tocar en el teclado de Garage Band en el iPad e igualmente funciona. flowkey te pedirá acceso a tu micrófono para poder escuchar lo que suena. También existe la posibilidad de conectar un teclado externo por bluetooth si se prefiere.

Pero no solo Yamaha está detrás de flowkey, ha sido una sorpresa encontrar a otros profesionales de la música que ayudan a asesorar y crear contenido para la aplicación. Podemos encontrarnos a Andrew Furmanczyk (con uno de los canales de YouTube sobre aprendizaje del piano más famosos de la red), a la pianista Michèle Gurdal (con varios discos sobre Chopin, Schumann y Scriabin) o a Vika Yermolyeva cuyo cover pianístico de Master of Puppets es muy digno de ver:

Este equipo interdisciplinar se muestra en el amplio y variado catálogo con el que cuenta la aplicación. En la siguientes imágenes tienes algunas muestras del catálogo de piezas y de cómo se organizan (por dificultad en cuatro niveles, o por estilos):

Pero, ¿cómo funciona flowkey? En el siguiente video hay un tutorial de la propia empresa que explica las posibilidades de estudio mediante la aplicación. Podemos ver en él que se puede estudiar a manos separadas, por fragmentos, a velocidades más lentas o cualquier combinación de todas. Técnicas todas pertenecientes al núcleo más elemental del aprendizaje del piano.

Todos sabemos, que solo tocando canciones o piezas una detrás de otra no siempre se aprende de la mejor manera, hay que saber técnica, teoría musical, etc… Y esto es algo que flowkey también hace muy bien:
Puedes elegir a tu gusto tocar piezas o realizar de forma alternada los cursos que te llevan desde una lectura básica de notas hasta algunos conceptos de técnica bastante avanzados como rotaciones de muñeca. Los vídeos se combinan con ejercicios para practicar e interiorizar esos conceptos.

Como se puede ver en las capturas la aplicación aun no está totalmente en castellano, pero me informan sus creadores que actualmente están trabajando en la traducción de todo el contenido.

 

 

Descarga la app

Disponible en Google Play

Mis impresiones sobre flowkey

flowkey no es la única aplicación del mercado que hace uso de esta tecnología de escucha, pero sí que lo hace de una forma que me ha gustado bastante. Otras aplicaciones caen en una excesiva gamificación de los resultados y se enfocan en conseguir puntos y pasar niveles, sin quizá llegar a fomentar una actitud pausada, tan necesaria para el aprendizaje. Es evidente que el feedback es importante para el aprendizaje de un instrumento, pero en lugar de numeritos, porcentajes o estrellitas, flowkey te lo da de otras formas mucho más útiles:

  • Un modelo audiovisual que siempre se puede ver
  • el modo “flow”, en el que no se avanza mientras no hagas la nota correcta,
  • poder ver y oir la pieza a velocidades más lentas (y tu mismo tocar al mismo tiempo y comparar resultados)
  • e incluso parar o ir fotograma a fotograma libremente por el video para imitar cada uno a su ritmo, y
  • por último, indicando (con diferentes colores si son negras o blancas) qué notas hay que tocar y como se llaman.

A continuación dejo dos pequeñas capturas de pantalla de dos obras de nivel más avanzado paradas en algunos momentos concretos:

Como he comentado, flowkey es una aplicación que fomenta la paciencia y estudiar bien. No solo tienes las opciones de tocar lento, a manos separadas y por fragmentos; sino que de vez en cuando la aplicación te recuerda la importancia de estudiar de estas formas:

Otros de los elementos reseñables de flowkey es la calidad de los videos de explicación en los cursos. Hay explicaciones muy sencillas de entender de conceptos importantes de la técnica, que van más allá de simplemente saber leer las notas. Encontramos vídeos sobre la posición de la mano a la hora de tocar o de cómo realizar correctamente algunos movimientos.

Una mirada hacia el futuro

A pesar de todas las ventajas de flowkey (con su interactividad) frente a una partitura convencional (en la que no suena, ni tienes siempre a la vista un modelo visible y audible), todavía sería muy aventurado profetizar el fin de los profesores de instrumento. Este tipo de tecnología no llega para sustituir a los profesores, sino para ofrecer una herramienta de aprendizaje más. Si bien, la progresión musical del catálogo va desde simples ejercicios hasta el Liebstraum 3 de Liszt, los cursos-tutoriales no llegan hasta esa dificultad. Aunque el equipo de flowkey me informa que entre sus planes además de la actualización constante de repertorio también está la de tutoriales.

Es famosa la cita de Couperin en su Arte de tocar el Clavecín:

Yo, en las primeras lecciones que doy a los niños, me llevo por precaución la llave del instrumento con el que les enseño, a fin de que en mi ausencia no puedan desordenar en un instante lo que tan cuidadosamente les he transmitido en tres cuartos de hora.

Pues bien, este tipo de tecnología ayuda a que en ausencia de “personal cualificado” el alumno tenga una guía sobre lo que está haciendo. Imaginemos cómo sería el aprendizaje de nuestros alumnos (especialmente los pequeños) si en todo momento sus partituras, sonasen, les recordaran tocar a manos separadas, lentamente, por fragmentos; o con un detector de notas falsas.

No me es dificil imaginar cómo mejoraría esta tecnología de escucha en años venideros, escuchando no solo las notas sino también las duraciones, matices, articulaciones, pedal, fraseo… Y con los avances en Inteligencia Artificial, que el software pudiera ser más personalizado en recomendaciones de técnica y forma de presentar las explicaciones.

Y unos cuantos años más adelante (y esta ha sido una de las idea que han surgido de los alumnos de Introducción a la Pedagogía Musical), que se proyectara un holograma con la forma de las manos sobre el instrumento para poder copiar mejor los movimientos. Aunque, bueno, técnicas de control del movimiento y tono musical ya poco a poco van apareciendo…

 




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