Qué lejos queda ya el 1 de enero, ¿verdad?
Ese día tan mágico en el que piensas todo lo que harás este nuevo año. En el que harás todo lo que llevas años retrasando por causas perfectamente justificadas.
Además de cumplir tus sueños, serás una persona mejor, caerás mejor a la gente y harás el bien.
¿Qué tiene de mágico ese día en el que todo es alegría, esperanza y prosperidad?
El alcohol y a veces otras sustancias son grandes disparadores de estos sentimientos (me han dicho).
Pero curiosamente, los que no consumen este tipo de cosas también sienten esa sensación de “todo es posible” en ese día tan especial.
Yo mismo tengo mi propia lista (he tachado lo que no he conseguido hacer):
- Hacer cómo mínimo una rutina de ejercicios de guitarra cada día
- Dejar de comer hasta que sienta que no puedo comer más
- Dedicarle un mínimo de 5 minutos al día al videojuego que estoy desarrollando como hobby
Ser una persona mejor, caer mejor a la gente y hacer el bien
No es una lista larga, pero es así a propósito. Las listas largas nunca se acaban cumpliendo.
Creo que lo de los propósitos de Año Nuevo lo hago desde pequeño, pero recuerdo muy vivamente la primera vez que le dediqué un esfuerzo mental a pensar lo que quería de verdad.
Fue el año 2004, 2 meses después de recibir mi primera clase de canto. Pensé: este año deseo cantar mejor.
Fíjate que dije “deseo”. Menudo error de novato.
El primer consejo (no solicitado) que te doy es que NUNCA pidas deseos.
Los deseos son para los vagos y los débiles.
Un deseo implica que otro va a hacer el trabajo por ti, y eso no pasa. Ojalá pasase, pero no pasa.
Tú no vas a la panadería y deseas una barra de pan. Vas a la panadería y pagas la barra de pan con dinero, dinero que habrás ganado de una u otra forma (si lo has ganado ilegalmente, cuéntamelo por privado).
El segundo consejo (no solicitado) que te doy es que ensalces la concreción.
De nada sirve ponerte el propósito de ser una persona mejor, caer mejor a la gente y hacer el bien. Eso sólo lo hacen los que en realidad no quieren eso. En absoluto. De hecho, seguramente quieran lo contrario.
¿Qué quieres hacer para ser mejor persona? ¿Qué hace una buena persona? ¿Por qué caes mal a la gente y cómo podrías cambiarlo? ¿Hacer el bien?
No puedes tomar acción con descripciones vagas, porque no sabrás por dónde empezar.
¿Quieres hacer más ejercicio este año? Fija una frecuencia mínima (X días a la semana) y un tiempo mínimo (X minutos) y respétalo, llueve o truene, te toque la lotería o pierdas al strip póker.
El tercer y último consejo (no solicitado) que tengo para ti es una regla: haz algo cada día.
Hay un efecto maravilloso que tenemos las personas que hace de contrapunto a la vagancia: la inercia.
¿Has llegado a casa después de 10 horas de trabajo, es de noche y sólo quieres irte a dormir o a ver Netflix? Evita la tentación, sobreponte y haz aunque sean 5 minutos de uno de tus propósitos.
Haz 5 minutos de sentadillas, de canto, de escritura, de dibujo, … da igual lo que sea.
Si después de los 5 minutos lo dejas para irte a dormir, habrás avanzado 5 minutos.
Pero lo que suele pasar es que esos 5 minutos se acaban convirtiendo en 20 o 60, y te acabas demostrando que puedes con tu cansancio. ESTO es luchar es por lo que quieres.
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Este artículo ¿Ya has fracasado y sólo estamos en febrero? pertenece a VoKalo.