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Cecilia Serra
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Hablar de la respiración en la clase de instrumento puede ser una tarea muy fácil… o muy difícil… ¿De qué depende?
En mi experiencia, he tenido alumnos para los cuales el tema de la respiración ha sido algo espontáneo y natural, mientras que para otros, por distintos motivos, ha sido un tema en el que hemos tenido que trabajar profundamente.
En términos generales creo que el trabajo respiratorio varía enormemente dependiendo del momento de los estudios en los que se encuentra el alumno. La importancia es la misma, la manera de profundizar es otra.
En los alumnos principiantes trabajo la respiración sobre todo fuera del instrumento mediante juegos, ejercicios y actividades de carácter totalmente lúdico, que relaciono con términos que se trabajarán más adelante. Este trabajo es muy útil de cara al profesor, ya que es una herramienta extraordinaria de observación del alumno para una posterior orientación y evaluación de su desarrollo.
Con el instrumento, con los principiantes hablo de la respiración con un vocabulario muy básico y “poco técnico”: “sopla más, sopla menos, sopla más rápido, más lento, imagina que…”, introduciendo el vocabulario más específico de la respiración poco a poco para centrarnos en este estadio en el manejo elemental del clarinete.
Los “problemas” con la respiración empiezan por lo general algo más tarde, sobre todo si van acompañados de desmotivación y poca dedicación. Aun así hay que decir que también se encuentran con problemas de respiración alumnos excelentes, siendo su dificultad fruto un exceso de responsabilidad y una mala gestión del estrés por los resultados deseados.
Las dificultados con la respiración siempre van ligados a otros problemas: embocadura, articulación, sujeción del instrumento, postura, tensiones en cuello, hombros, brazos y manos, exceso o falta de tono en la musculatura respiratoria, etc. Y todos estos problemas pueden tener una base simplemente física o también psicológica.
Muchas veces es bien difícil saber dónde empieza y dónde termina una dificultad derivada de la respiración, ya que el problema es de coordinación de dos o más elementos y nunca de uno solo.
Poco a poco, a medida que el alumno avanza, trato de relacionar la respiración con acciones comunes. Continúo con un vocabulario no técnico, siendo el punto de interés el resultado sonoro y el darse cuenta de reacciones y sensaciones del propio cuerpo y su influencia en la sonoridad del clarinete.
De este modo sigo realmente la evolución individual de cada alumno, llegando al vocabulario básico referente al aparato respiratorio, la musculatura y su localización a partir de su propia experiencia.
El nivel va subiendo y necesito encarar el trabajo respiratorio desde dos extremos: la introspección y la acción.
La introspección trata de observar la propia respiración, aceptarla y dejarla fluir libremente. El objetivo de este autoconocimiento es tener una base fiable a la que acudir ante cualquier duda. A esta auto-observación le añado el descubrimiento de las zonas elásticas del cuerpo implicadas en la respiración natural mediante estiramientos, posturas concretas y otros ejercicios. “Reconocerse” en la propia respiración ayuda a la parte psicológica del aprendizaje instrumental.
La acción trata de conseguir efectos concretos mediante ejercicios de soplo. El objetivo es entrenar la musculatura respiratoria (inspiratoria y espiratoria) de una manera “deportiva”, atendiendo a la parte más física del trabajo instrumental.
Si queréis saber más sobre mi trabajo específico sobre la respiración, podéis echar un vistazo a http://ceciliarespira.wordpress.com
¡Gracias por leer!
Cecilia
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OS dejo aqui el último post del blog de mi hermana, http://isabelserrabargallo.wordpress.com
Desde aquí mi agradecimiento a “Todo Flauta” (revista oficial de la Asociación de Flautistas de España, AFE), y en especial a José Ramón Rico, su director, por la última publicación de mi artículo “La flauta como metáfora en el Tao”, en la revista núm. 12 de octubre de 2015. El artículo se encuentra en las páginas 48 a 50, y ha sido un placer para mí comprobar cuán impecable ha sido su transcripción y presentación.
Este trabajo forma parte de la colección de escritos que realicé en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona durante mis años de licenciatura en Historia del Arte, más concretamente en el contexto de la asignatura “Arte y culturas orientales” bajo la supervisión de la Dra. Maria Ángeles Caamaño, de la que guardo un maravilloso recuerdo.
Si no podeis acceder a la revista, aquí podeis leer el artículo en catalán (lengua en la que fue…
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La adquisición de una buena embocadura no es cuestión de una corrección puntual, sino de un trabajo que tiene que ser mantenido en el tiempo, revisado y cuestionado. Es un entrenamiento constante, que requiere atención sostenida y que desarrolla la propiocepción.
La forma de trabajo no es la misma para un principiante, que justo está conociendo por vez primera muchas y variadas sensaciones, que para alguien que ya ha fijado la embocadura y necesita mejoras, correcciones o adaptaciones.
Hablaba en el anterior post sobre la ayuda que nos da la emulación de la embocadura de viento-metal. Nos da una buena sensación para posicionar la barbilla (plana, estirada, larga) de manera que se activa el resto de la musculatura implicada en la formación de la embocadura:
Otra manera de encontrar sensaciones para una buena embocadura para el clarinete es usar una pajita de refresco (a ser posible gruesa) e imaginarnos que estamos apurando el final de una bebida:
Se trata de mantener la posición de la barbilla, cambiando la dirección del soplo. De esta manera integramos al trabajo de la embocadura un ejercicio de estimulación de la respiración.
En ocasiones, sobre todo cuando el alumno es pequeño, encuentra demasiada diferencia entre la pajita y la boquilla del clarinete (siente la boquilla mucho más grande que la pajita). Lo que me ha funcionado es hacer el mismo ejercicio con dos pajitas al mismo tiempo:
Estas son sólo dos ideas de cómo trabajar bien la embocadura desde el principio. Las ventajas que representan para mi son: dan buenas sensaciones que pueden aplicarse al clarinete, trabajan la propiocepción, permiten al principiante “descansar” del peso del instrumento y, sobre todo, dan buenos resultados.
¡Gracias por leer!
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