Ayer fue el día de la Mujer Trabajadora, y en Gran Pausa no queríamos dejar pasar la oportunidad de hablar de la Mujer Músico, que también es trabajadora, y además, una figura muy reciente.
En el ámbito laboral en general, la mujer ha tardado en asumir un papel activo; poder trabajar, cobrar y ser considerada igual que el hombre. Todavía hoy en día se sigue luchando por igualar las condiciones de hombres y mujeres. El mundo laboral ha sido territorio de hombres hasta hace relativamente poco. Esto se ha visto acentuado en el mundo de la música clásica. El funcionamiento de las orquestas y la tradición que envuelve a esta profesión han dificultado enormemente la presencia de mujeres músicos.
Ser músico profesional era cosa de hombres. Las orquestas estaban formadas por hombres, dirigidas por hombres, y los grandes solistas eran hombres. De hecho, las orquestas más prestigiosas del mundo han tardado en aceptar la presencia de mujeres entre sus atriles.
En la Filarmónica de Viena no se permitió la entrada de mujeres como miembros de la orquesta hasta el año 1997. Aunque hasta entonces había algunas mujeres que tocaban en la orquesta, no gozaban de los derechos laborales que le corresponden a un miembro de pleno derecho. Muchos músicos de la orquesta e incluso directores se han mostrado públicamente en contra de la presencia de mujeres en la Filarmónica.
En una entrevista realizada en Febrero de 2003, Peter Schmidl, Gerente de Negocios de la Filarmónica de Viena, reconoció que una tercera parte de la orquesta todavía se oponía a la admisión de las mujeres. En este mismo mes, un miembro de la orquesta declaró en una entrevista con la revista austriaca Profil: “Tres mujeres que ya son demasiadas. En el momento en que tengamos un veinte por ciento, se estropeará la orquesta. Hemos cometido un gran error, y nos arrepentiremos amargamente “.
Otra de las grandes orquestas que dio el siglo XX, la Filarmónica de Berlín, protagonizó un fuerte escándalo relacionado con la admisión de una mujer en sus filas. Aunque en 1982 la orquesta ya había aceptado a una mujer como miembro -Madeleine Carruzzo, violinista- la polémica sobrevino por el empeño de Karajan en admitir a una joven clarinetista de 23 años, Sabine Meyer. Aún con los músicos en contra, Karajan impuso la contratación de la clarinetista. Meyer aguantó en plantilla un año, hasta que se vio obligada a abandonar la orquesta por el acoso laboral que sufría por parte de sus compañeros. Sin embargo, ha demostrado su talento como solista de renombre.
Otro caso, quizás menos conocido, fue el de la trombonista Abbie Conant, que se presentó a unas audiciones para primer trombón en la Filarmónica de Munich. Estas audiciones se desarrollaron tras una cortina, por lo que el tribunal no pudo saber hasta el final que la aspirante elegida era una mujer. Tras mucho debatir, le asignaron el puesto de segundo trombón, no de principal. Conant denunció el casó ante los tribunales y ganó, por lo que obtuvo el puesto que le correspondía.
Las audiciones con cortina/pantalla: Para evitar decisiones polémicas, muchas orquestas optaron por usar este método para elegir candidatos. La cortina evita problemas de racismo, machismo y cualquier otro prejuicio que pueda afectar en su decisión. Muchas de las principales orquestas han rehusado durante años su uso.
Mujer y directora
Gracias a la lucha de muchas mujeres, la situación ha mejorado notablemente y las mujeres tienen acceso a los puestos de orquesta con tanta facilidad como los hombres. Sin embargo, si hay un ámbito que la mujer músico aún debe conquistar es la dirección de orquesta. Como ocurre en otras profesiones, es más difícil ver a mujeres que a hombres en puestos de responsabilidad. De ello habla Pablo L. Rodríguez en El País. Este autor señala el papel tan importante que están teniendo las mujeres de esta generación, allanando el camino para que la mujer por fin tome las riendas de una orquesta y tenga un puesto decisivo como músico.
Las orquestas han sido territorio de hombres, por lo que la dirección ha sido un puesto también reservado para ellos. Lo cierto es que, si contabilizamos la cantidad de hombres y mujeres que son directores de orquesta, nos quedamos con una desproporción todavía demasiado alta. Como afirma Lara Riesta en ABC, “entre los diez directores más célebres del mundo no hay ninguna mujer”.
Aún queda mucho camino por andar, algunas mujeres se muestran más positivas y otras menos. Shari Mason, concertino en dos de las orquestas más relevantes de México, dice “Sí, a veces hay más retos para la mujer que para el hombre. Sin embargo, en el arte nada es cuestión de género”. Por su parte, Speranza Scappucci opina “Si un director sabe lo que quiere y tiene una visión clara, la orquesta lo sigue, no importa que sea hombre o mujer”.
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