Tocar un instrumento musical implica muchas horas de movimientos específicos y de posturas que no usamos habitualmente. Si estás leyendo esto es que también has sufrido alguna vez las consecuencias físicas que esto acarrea: Tendinitis, dolores de epalda, contracturas, sobrecargas…
La mejor forma de combatir estas lesiones del aparato locomotor es la prevención. Y para prevenir, debemos saber qué estamos haciendo mal.
Tensiones innecesarias
Ya sea por una situación concreta o porque hemos aprendido a tocar así, muchos músicos nos ponemos tensos cuando estudiamos o actuamos. Al ponernos tensos, estamos contrayendo de manera casi inconsciente algunos grupos de músculos. Imagina a un violinista pasando el arco. Tiene que mover su antebrazo y brazo de manera coordinada, flexionando y estirando. Si tensa algún grupo de músculos del brazo, está provocando que este grupo de músculos oponga resistencia e impida el movimiento natural, necesario para tocar. El resultado es: un mayor esfuerzo muscular para obtener un movimiento correcto, además de dolores en los músculos tensionados.
Aprende a relajarte con estos post.
Mala postura
La mala postura es una de las causas más probables de una lesión. No importa qué instrumento toquemos o si lo hacemos de pie o sentados. La espalda siempre debe estar recta y los hombros relajados. La nuca, los hombros y las caderas deben formar una línea recta. Si tenemos una mala postura mientras tocamos, estamos forzando nuestra musculatura durante todas esas horas, con los consecuentes dolores. Lee más sobre ello aquí.
Falta de descanso
A menudo hacemos el bruto y tocamos demasiadas horas seguidas sin descansar. Ya hablamos en otro post de la necesidad del descanso, no sólo para el cuerpo, sino también para la mente. Tocar es un ejercicio físico de precisión, para el que utilizamos músculos pequeños. La mayoría de nuestra musculatura (piernas, torso…) se está encargando de mantener nuestra postura mientras ensayamos. Esos músculos necesitan moverse cada hora, relajarse, dejar que la sangre circule. Estar estáticos provoca una mala circulación sanguínea, que a su vez causa contracturas y otras lesiones.
Calentamiento
A estas alturas del post, es posible que te estés preguntando: Si yo no cometo ninguno de los tres errores anteriores, ¿por qué a veces tengo dolores y problemas? Probablemente sea porque no calientas antes de tocar. Los músculos y los tendones sin calentar tienen una elasticidad reducida y una circulación sanguínea limitada. Si te pones a tocar sin realizar ningún calentamiento previo, estarás forzando unos movimientos para los que tu cuerpo no estaba avisado. Un mal movimiento y te fastidias un tendón o te da un tirón en el músculo.
Estiramientos
Si es importante calentar antes de tocar, también lo es estirar cuando acabamos. Estirando ayudamos a mejorar la circulación en la zona, y de esta manera nos llegan a los músculos los minerales que estos necesitan después del ejercicio físico. Si estos minerales no llegan, seremos más propensos a sufrir calambres y agarrotamientos después.
Mala calidad de vida
Por último, pero no menos importante, también la calidad de vida influye. Beber agua, llevar una buena alimentación, respetar unos horarios de sueño y de comidas, alejarnos del estrés o practicar deporte son algunas de las cosas que podemos hacer para evitar lesiones. Hablamos de todo ello en este post.
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